miércoles, 31 de agosto de 2011

The έναν εξαπατώντας σύζυγο: Final

La compra de Harvey's?.
Miley siempre había pensado que había sido Liam el que proponía comprar aquella empresa, y no al revés.

Liam asintió, sin saber que Miley estaba asombrada con la nueva visión de los hechos.
-Fue amarga y muy dura -dijo- Y tuve que asumir riesgos que me hacer temblar cuando pienso en ellos, ahora que terminó todo hace tiempo. 



En otros periodos difíciles, siempre te tuve a ti para encontrar alivio, pero estabas ocupada con William y con el sarampión de los mellizos. Sé que suena muy egoísta, pero los envidiaba porque ellos obtenían tus cuidados y yo no. 


¡Te necesitaba, Miley, pero no podías ayudarme! Y, que Dios me perdone, Selena sí podía -dijo y suspiró con angustia- Con la brillante ayuda de Selena, gané la batalla de Harvey's. Pero sabe Dios por qué razón, me sentí tan aliviado que perdí el control y caí en sus brazos.
-¿Cuánto tiempo?
Liam la miró con asombro. -¿Cuánto tiempo qué?
-¿Cuánto tiempo fuisteis amantes?
Liam sacudió la cabeza con una extraña expresión. -Nunca lo fue, al menos, no en el sentido en que tú lo dices. He intentado decírtelo alguna vez, pero te negabas a escucharme ... Dios sabe que no te culpo. Al fin y al cabo, te he sido infiel en todo menos en hacer el amor. Salía con Selena en lugar de volver a casa. La invitaba a cenar, a bailar...
-Tay me dijo que te había visto saliendo de su apartamento -dijo Miley con voz grave.
Liam asintió.

-Después de la batalla con Harvey's me volví un poco loco -dijo sin poder ocultar cierto desprecio por sí mismo--. 


-Me quedé sentado aquí bebiendo hasta que no pude volver a casa conduciendo. Selena me recogió y me llevó a su apartamento hasta que estuve sobrio. Oh! -añadió con una sonrisa cínica-, no me entiendas mal. Ella sabía lo que estaba haciendo y yo sabía lo que se proponía, pero ... no pude. No eras tú y, borracho o no, la idea de acariciarla me ponía enfermo. Debió darse cuenta, porque salió de la habitación. Yo me quedé dormido y no me desperté hasta la mañana siguiente. No tengo ni idea de dónde durmió ella aquella noche, pero entró en la habitación mientras yo trataba de recordar lo que había ocurrido, horrorizado por mi comportamiento incluso antes de que me dijera que no me había portado mal para haber bebido tanto.

Se detuvo para tragar saliva y Miley se puso muy pálida.
-Dejó que me atormentara durante meses antes de decirme la verdad. Fue su forma de vengarse de mí por quitarle la representación de mi empresa y dársela a uno de sus socios. La noche que habló contigo no fue más que un intento de vengarse de mí. Cuando la llamé, le dije que iba a retirar mis negocios de su esfera. Estoy hablando de mucho dinero, Miley, de una cuenta muy lucrativa. Que la firma perdiera la representación de mis negocios completamente no iba a sentar muy bien a sus socios, que la temen, sobre todo, porque se puede ir de la lengua. Los insultos que cruzamos son tan viles que no quiero repetirlos, pero me dijo que no la había tocado nunca, lo que me hizo sentirme mucho mejor. 



Me dijo las peores cosas que se le pueden decir a un hombre, pero a mí me sonaron a música celestial, porque me di cuenta de que estaba diciendo la verdad cuando decía que no la había tocado.
-y esa es la verdad desnuda ... -dijo mirando a Miley a los ojos- Espero que la creas, pero no te culparé si no quieres hacerlo.

Miley agachó la cabeza, mirándose las manos que tenia apoyadas sobre el regazo. Quería creerlo, necesitaba creerlo, pero ...
-Puedes quedarte con todo mi dinero y todo mi poder -dijo Liam con voz grave-, a cambio de tu perdón.
-Ya tienes mi perdón -le dijo Miley con irritación, pero las dudas no la abandonaban.



Vámonos a casa. A la nueva. Le dejaremos los niños al ama de llaves e inauguraremos una de las habitaciones, así podré enseñarte la más valiosa de mis propiedades.
-Parece interesante -musitó Miley.
-Será algo más que eso.
-Estoy en una condición muy delicada, ya lo sabes.
-Lo que no ha supuesto ningún problema hasta ahora. De hecho, te recuerdo que sueles ser más sensible cuando estás así.
En aquel momento, se abrió la puerta del despacho y los niños entraron corriendo.
Liam agarró a William, que estaba muerto de sueño.

El niño apoyó la cabeza en el hombro de su padre, y Miley no pudo evitar una sonrisa al ver la escena.
Bajaron en ascensor y se dirigieron al aparcamiento.

Liam llevaba a William en un brazo y con el otro rodeaba los hombros de Miley. Lucas se había convertido en un piloto de caza que amenazaba con atacarlos según avanzaban y Marie iba agarrada con fuerza de la mano de su madre.
-Nunca volveré a hacerlo, mamá -le había dicho hacía unos instantes. Y Miley sabía que cumpliría su promesa.

Era un día soleado y la mitad de los empleados de Hemsworth Holdings estaban asomados a las ventanas para ver a la familia del dueño de la empresa.
-No puedo creerlo -dijo un hombre- Sabía que estaba casado, ¡pero cuatro hijos!
-Llevo años trabajando para él -puntualizó otro- Y no sabía que estaba casado. Siempre ha sido demasiado duro, no sé cómo una criatura como ésa puede haberse casado con un hombre así.
-Ahora no parece tan duro -señaló el primero-.
Al revés, tiene un aspecto muy amable. Puede que en su casa sea diferente.
- puede que ella no sea tan dulce como parece -dijo el segundo-. Después de todo, si tienen cuatro hijos, significa que ...
-¿Y mi coche? -preguntó Miley.
-Haré que lo lleven esta tarde.
-No mientras tenga las llaves aquí mismo -dijo
Miley con un aplomo muy femenino.

Liam murmuró algo entre dientes, cambió al pequeño William por las llaves del coche de Miley, y después de abrir el coche les dijo a los mellizos que se metieran en el asiento de atrás. Abrió la puerta del acompañante y ayudó a Miley a entrar.
Los empleados que miraban desde las ventanas, lo vieron volver al edificio y aparecer al cabo de unos segundos con Archer, del departamento de ventas, el joven que había acompañado a Miley hasta su despacho.

Liam le dio las llaves y señaló el coche blanco.
Liam montó en el BMW y, un momento después, salió para abrir la puerta de atrás. Los niños salieron a toda velocidad y él fue a abrir la puerta del acompañante. Recogió a William y todos juntos se dirigieron hacia el Escort. Liam cruzó unas palabras con Archer y se intercambiaron las llaves. La razón del cambio de coche quedó clara cuando sentaron a William en su sillita. Archer se dirigía al BMW cuando Marie lo detuvo. La niña miró a su padre, que a su vez miró a Archer, quien se encogió de hombros, sonrió y la agarró de la mano. Los dos se dirigieron al BMW y los demás al Escort.

-Santo Dios -dijo alguien- ¡Lo tienen en el bote! Me pregunto cómo lo hacen. Saberlo puede valer una fortuna.
-Ojos azules, pelo rubio y un cuerpo delicioso, aunque esté embarazada, ésa es la fórmula.
-Yo creía que tenía una aventura con Selena Gomez
-murmuró otro.
-¡Selena Gomez!
-Perdón. Es verdad, es una idea muy estúpida.
-Qué niños tan guapos -dijo alguien.
-Qué mujer tan guapa -dijo otro.
-Qué coche tan bonito -dijo riendo el siguiente.
-¿Su casa es bonita?
-Su negocio es bonito -dijo algún bromista.
-Bonito panorama. Venga, todos a trabajar -gritó un jefe.
-Recuérdame que compre una sillita para mi coche -dijo Liam.
-¿Qué? ¿Y echar a perder tu imagen de despiadado hombre de negocios?
-¿Qué imagen de despiadado hombre de negocios? ¿Te has molestado en mirar a las ventanas del edificio? -No, ¿por qué? -dijo Miley, volviéndose a mirar en aquellos instantes y observando a los curiosos- ¿Te van a gastar bromas sobre nosotros?
-En mi cara, no, si tienen un mínimo instinto de supervivencia. Aunque sabe Dios lo que dirán a mis espaldas.
-No importa -dijo Miley, apoyando una mano sobre la pierna de Liam-. Despiadado o no, todos te queremos.
-Deja la mano donde está y dirán que soy un maníaco sexual.
-¿Qué es un maníaco sexual? -preguntó Lucas. 



Miley profirió una risita y apartó la mano. Liam miró al cielo y suspiro.
-Cuando seas mayor, hijo -dijo- Te lo explicaré cuando seas mayor.
-¿Me lo vas a explicar a mi también cuando sea mayor? -dijo Miley.
Liam le dirigió una ardiente mirada.
-Haré algo mejor que eso. Te haré una demostración en cuanto estemos a solas.
-Con la luz encendida, para que pueda ...
-¡Miley! -exclamó Liam, cerrando los ojos- No sabes cuánto deseo hacerlo.
-Sí que lo sé -le dijo Miley, y su mirada le dijo por qué.
La mirada de Liam se ensombreció.
-Sigue pensando lo que estás pensando -dijo, y aceleró.



Fin
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Y termino aaaa espero que les aya gustado, y pronto comenzare un nueva novela Miam
gracias por sus comentarios y su apoyo las quiero 

martes, 30 de agosto de 2011

Recuerdos: cap 23


Escrito Por: Rosser



Selena se levantó de la cama. Desnuda, se volvió a vestir. Echó una mirada a Nick, semi dormido. Y desnudo, también desnudo.  Era hermoso. Pero su papel terminaba aquí, debía apartar la vista de él, seguir adelante, volver a Rusia, con la gente que le pertenecía. Pero antes… confirmarle a Donovan que Miley estaba muerta.

-          Y todo por rechazarlo… - negó con la cabeza – ese hombre está fatal. – sonrió y se terminó de colocar el ceñido jersey negro. Los leggins negros. Las botas negras.
La chaqueta negra. Más vale que hoy pase desapercibida.

Terminó de cerrar la maleta. Nick se levantó.

-          ¿Dónde vas?

-          A hacer unos cuantos recados antes de irme.

Nick bufó.

-          Que he hecho, dios mío… - se cogió del pelo. Recordando las palabras de
Miley. Confío en ti. Confío en ti, confío en ti, confío en ti…

-          Has hecho lo que deseabas. – Selena le guiñó un ojo.

-          Pero no lo que sentía. Y yo estoy enamorado de Miley.

-          Oh, me parece maravilloso, machote. Pero le acabas de poner unos cuernos…
- hizo una señal. – así de grandes. – se encendió un cigarro. – ahora si me permites…

Cogió el móvil que había colocado encima de uno de los muebles. Y se dirigió a la salida.

-          Esto queda entre tú y yo, Nicholas. Te quierooo… - dijo riéndose, y salió de esa casa.

-          Hija de puta… - masculló Nick, se levantó de mala gana vistiéndose.

Y con la peor sensación que se podía sentir en el cuerpo.

*****


Miley terminaba de recoger unos papeles del escritorio.

-          Bueno… - dijo mirando el reloj. – aun tendré tiempo de cenar con Nick. – sonrió, viendo que habían pasado tres horas y eran las nueve menos cuarto de la noche.

Mónica se asomó por su despacho.

-          Miley...

-          ¿Si?

-          Hay una chica… Melani, creo, quiere verte.

-          Ah… - Miley quedó pensativa. Selena. – dile que puede pasar… - sonrió. -
¿Le habrá pasado algo a Nick? – dijo preocupada.

Selena apareció en su despacho.

-          Hola, vida. – la saludó ella.

-          Buenas noches. – sonrió Miley. – Dime… ¿ha pasado algo con Nick?

-          Oh, sí, eso quería contarte… - se sacó el móvil… - es… una pequeña cosa que quería mostrarte…

El volumen al doce, al tope. Le dio al play. Y le enseñó el video a Miley. Ella quedó extrañada al principio. Las piernas le empezaron a temblar. Selena no dejó de formar una sonrisa en su cara. Mientras veía la expresión de Miley. Viendo a Nick. Viendola a ella misma. Y gemidos, y jadeos, y deseos entre ellos dos.
Los ojos de Miley empezaron a humedecerse.

-          No… - susurró. No sentía su cuerpo, pareció como si su alma hubiera volado
lejos y la hubiera abandonado. Una sensación de ira y de pura depresión la abrumaron. - ¡No! – masculló, aun sintiendo en su cabeza a Nick disfrutando de
Selena, haciéndoselo, mientras gemía su nombre.

Miley tiró el móvil contra la pared y se cubrió los ojos con las manos. Le ardían. De dolor, de pura ira, de todo en general.

-          Es de apenas hace una hora. – sonrió Selena. – espero que disfrutes de tu luna de miel. – se rió y se dirigió hacia la puerta. – Por el móvil, no te preocupes, ya me compraré otro… total, la tarjeta de memoria es la misma. Así lo tendré de recuerdo.

Miley se levantó. Las mejillas le ardían, las lagrimas caían por su cara. Le tiró un pote lleno de lápices y bolígrafos a Selena.

-          ¡Eres una pedazo de puta! ¡Sal! ¡Sal y no vuelvas! ¡Muérete! – le gritó.

Selena solo se divirtió más. Se volvió a acercar a ella. Con intención de vacilarla, quizás pegarla y todo si se le venía en cara.

-          ¿Qué dices? ¿Una puta? – sonrió. – Quizás, pero bien que he disfrutado de tu querido y ‘enamorado’ Nick. – fue a colocar una mano en el mentón de Miley.

-          Saca tus manos de mí. – dijo ella. Selena sintió como en su vientre, algo apretaba.

-          Oh, nunca pensé que la mosquita muerta de Miley Cyrus fuera a llevar un arma encima. Me sorprendes.

-          Quizás fuera la única idea buena que tuvo el capullo de Nick. Ahora vete si no quieres que te atraviese el cráneo con una bala, zorra. – Selena tardó en quitarle las manos de encima. -¡Que te vayas! – cargó el revólver y apretó más la boquilla de la pistola contra su abdomen. Selena al fin la dejó ir.

-          Que te vaya bien. – hizo una señal con el brazo y desapareció por la puerta.
Mientras que el mundo de Miley se derrumbaba en mil pedazos.


*****


Miley entró a casa.  Sin hacer ruido, cogió la maleta que horas antes había dejado. Sin coger nada más, allí llevaba un buen equipaje. La volvió a arrastrar hasta la salida. Deseó que Nick no estuviera, o que simplemente no se enterara de que estaba allí. Pero las luces se encendieron. Y él apareció por el corredor, en frente de ella.

-          Hola… - dijo él, esbozando una triste sonrisa.

Miley no sonrió. No. Nunca. Le dolió mirarlo y las imágenes pasaron otra vez por su cabeza, como una jodida diapositiva. Ella solo abrió la puerta de entrada y se dispuso a salir.

-          ¿Dónde vas? – Nick bajó el peldaño que había en la entrada, justo con una pequeña alfombrilla. Cogió a Miley. Por el brazo.

-          Ni te atrevas a tocarme. – masculló ella, girándose y mirándolo, de nuevo con los ojos en lágrimas. Entonces Nick supo que lo sabía. Él la soltó, a duras penas. Su mundo también cayó, imaginándose lo peor. La estaba perdiendo. – Después de lo que has hecho, ni te atrevas, Nick. – habló decidida, a pesar de que las lágrimas correteaban por sus mejillas, ardientes. Y Nick, aun así, la encontró adorable. Era la mujer más preciosa del mundo.

-          Miley... yo…

-          Tu, ¡nada! – gritó negando. – Tu eres un gran cabrón. No sabes lo que duele… no lo sabes…

-          Puedo explicarlo…

-          ¡No hay nada que explicar! – gimoteó, dejando que más lágrimas mojaran su cara. – el video lo dice todo.

-          ¿Qué video? – musitó Nick.

-          Selena los ha grabado.

-          Hija de puta…

-          Si, hija de puta, pero si no fuera por ella apuesto a que no me enteraría, al menos no por ti.

Nick intentó abrazarla.

-          No te acerques. Ni me hables, ni me sonrías. Ni me llames. Me voy. No me busques, olvídate de mí.

-          No puedes pedirme eso. – Los ojos de Nick se humedecieron, empezando a difuminar su vista, una fina capa de lágrimas también.

-          Habértelo pensado antes.

-          ¡Lo siento! – le pidió. - Miley, no me dejes, ¡joder! Eres mi puta vida… te amo…

-          ¡No! - Miley se cabreó. – No me digas eso, no es cierto. Duele pensar que me engañaste, que todos esos te amo, te quiero, todos esos momentos fueron una farsa.

-          No fueron ninguna farsa… mi vida… fueron ciertos… yo… he cometido un error… pero…

-          Un error imperdonable. – dijo Miley cruzándose de brazos. – No quiero oir más, no quiero verte más, me voy.

Se giró, pero Nick la cogió, abrazándola, contra su cuerpo.  Miley intentó
oponerse, forzando, pataleando, insultándolo. Con mala gana, no de broma. La broma se había acabado. Y dolía. Nick pensó que a pesar de todas las guerras y batallas en las que había estado, nada nunca le había dolido más. Miley se rindió, llorando en su pecho.

-          Te amo, mi niña… perdóname… - dijo abrazándola.

-          Déjame, Nick… - dijo cansada. Cansada de luchar con él. No podía, dolía demasiado. Un nudo la ahogaba, algo la quemaba por dentro. – No puedo más… - se mareaba, dios, no podía seguir con esto. – Suéltame… - le pidió. Nick no hizo caso. – Por favor…

Él abrió los brazos. Miley  resbaló por la puerta y se abrazó sola, escondiendo su cara. Empezó a llorar, fuerte, con… dolor. Nick pensó que moría. Que él moría. No podía, no quería verla así, pero era por su culpa. Todo era por su culpa.

-          Miley... – le frotó una pierna. Sus lagrimas también empezaron a rodar por los parpados. Pero no se avergonzó. – ¿No… podemos…?

-          No. – sollozó Miley. – No… arreglaré nada… contigo… - lo miró por encima del brazo. Tiró los mocos hacia arriba. Y cuando se vió en condiciones de volverse a levantar, lo hizo. Parecía un zombie, no sabía muy bien lo que hacía, se dejaba llevar por sus sentimientos. Y ni dios quiera saber cuáles son sus sentimientos en este momento. Entonces lo dijo. Lo que más podía llegar a dolerle a Nick. – Me das… asco. Te odio.

Agachó la mirada, y dejó caer el anillo de compromiso, al lado de Nick. Él abrió los ojos. Se giró, cogiendo de nuevo su maleta, y se fue, cerrando la puerta detrás de ella. Nick la dejó marchar. No había nada a hacer. La había perdido.
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jajaja soy mala 
tal vez suba el jueves jejeje espero que les guste ya casi termina siiiii
de verdad grasias por sus comentarios la amo jejeje esta semana no tengo clases y comentare en sus blogs pero no mañana por que no abra luz mañana : (
y Feliz Cumpleaños Pri

Recuerdos: cap 22


Selena se sentó en el sofá, justo al lado de Nick.

-          ¿Hoy llega Miley, no?

-          Si. – dijo seco, y cambió de canal, dando un trago a la cerveza.

-          Vi su anillo, ¿estáis prometidos? – dijo cruzando las piernas y abriendo la revista.

-          No te importa.

-          Si me importa, ella es mi amiga. – fulminó a Nick. – que tu sigas cabreado conmigo, no significa que no me pueda acercar a ella.

-          Es que no me gusta que estés con ella.

-          ¿Por qué?

-          Porque eres una puta. – dijo sin más.

-          ¿Perdona? Oh, gracias Nicholas. – lanzó la revista a la mesilla. – No empecemos con los insultos, saldrás perdiendo.

-          ¿Yo? Eso tu, mejor no empieces. – volvió a cambiar de canal y dejó también la cerveza encima de la mesa. – No sé qué tramas, y de veras, me da igual, siempre y cuando no esté relacionado con Miley.

Umh… siento decirte que si lo está, querido.

-          Te juro que si te pasas de la ralla con ella, te mato. – dijo mirándola mal.

-          Eres un jodido cínico.

-          Ambos lo somos. ¿No fuimos alistados para matar? Pues aquí estamos.

-          No sé que hace una chica como Miley con un capullo como tú.

-          Cuando salías conmigo no te quejabas tanto. Además, ¿A qué te refieres con ‘una chica como Miley?

-          Que ella es demasiado santa para ti.

-          No.

-          Bien que lo sabes. Bien que sabes que un día u otro o tú te cansarás de ella, o ella de ti.

-          ¿Y eso quien lo dice? ¿Tu? Me rio. – dijo sacando una risa bien irónica.

-          Nick, ¿estáis enamorados? ¿O simplemente, es lo que tú crees?

-          Estamos enamorados. – se levantó. – Mira, estoy empezándome a hartar de ti y de tus estúpidos comentarios. – dijo entrecerrando los ojos.

-          Eso es porque te da joda que te diga la verdad. Tu y yo estábamos igual, y mira como hemos terminado.

-          ¿Eh? ¿Perdona? Lo mío contigo nunca fue como lo que estoy teniendo con Miley.

-          ¿A no? ¿Y que era? – dijo Selena, levantándose también.

-          Una mier.da. Eso es lo que era. – Nick la esculpió con la mirada.

Los ojos de Selena se aguaron. Lo esquivó y fue hacia al baño. Nick se dejó caer de nuevo en el sofá. Se había pasado. Quizás si había cambiado, quizás todo eso no lo decía con mala intención. Y él solo la había ofendido. Nunca antes había sentido remordimientos. Pero una vez más, deducía que era des de que había conocido a Miley.

Nick se levantó y fue hacia el baño.  

-          Selena… eh… yo… lo siento… - ella abrió la puerta. Se apoyó al marco, las lagrimas parecía que le fueran a salir de un momento a otro, de esos ojos verdísimos que, a pesar de todo, seguían siendo la debilidad de Nick… se encantaba mirándolos.

-          ¿A si? – dijo ella mordisqueándose su carnoso labio inferior.

-          Si… me pasé contigo…

-          ¿No me digas? – agachó la mirada – ya que lo que tuviste conmigo fue una verdadera mier.da, eso me hace sentir de puta madre ¿sabes?

-          Lo siento…  - se pasó la mano por el pelo, compadeciéndose de ella.

Selena terminó por esbozar una sonrisa. Nick le abrió los brazos, ella aceptó el abrazo gratamente. Lo estriñó fuerte. Nick sintió como sus cuerpos de juntaban. El de ella, delgada, pequeño. Pero al contrario que el de Miley, no la encontraba tan frágil.
Sintió como los pechos de Selena se clavaban como montes en su bajo torso. Empezó a reaccionar.

-          ¿Me sigues queriendo? – preguntó Selena, sin dejar de abrazarlo. Ni él a ella. -
¿Al menos como amigos?

-          Si. – dijo Nick, sonriendo. Se olvidó de todo, volviendo un poco al pasado. A ese pasado, junto a ella. - ¿Cómo no hacerlo? Lo nuestro fue bonito mientras duró. –  
Más bien dicho, hasta que te fuiste.

-          Me preguntó qué hubiera pasado… si no me hubierais dado por muerta…

-          Yo también. – Selena alzó la vista. Nick se encontró con esos ojos, que le pedían. ¿Qué le pedían?

-          Nick, yo… - sus ojos se volvieron a aguar de nuevo. El corazón de Nick se encogió. ¿Por qué?

La puerta se abrió en ese momento. Los dos se soltaron, Nick se asomó.

-          Mi vida… - sonrió y fue a darle la bienvenida a Miley. – mirate, estás ¿más morena?

-          Si, puede ser. – dijo sonriéndole. Y lo besó. – te he echado de menos mi niño… - dijo con una voz aguda, bajita. Selena se asomó por la puerta del baño. –
Hola Selena. – dijo sonriéndole, y fue a darle dos besos.

-          ¿Todo bien? – dijo ella.

-          Si, estupendo. Nueva York es bonito. Y grande. – dejó la maleta a un lado y se quitó el abrigo- ¿Y vosotros? ¿Algo nuevo?

Nick y Selena se miraron. Los dos negaron con la cabeza.

-          ¿Te has portado bien, Nick? – dijo frunciendo el ceño. Él asintió. – Confío en ti… - lo abrazó, pasando los brazos, rodeándole la espalda. Y volvió a besar su boca.

Selena fue hacia su cuarto.

-          ¿Desharás ahora la maleta? – murmuró Nick, acariciando su pelo. - ¡Ei! ¡Te has cortado el pelo!

Miley asintió.

-          Déjame ver… - Nick la hizo girar. – Sigue siendo mi estimada melena, pero me gusta este corte escalado. – le pasó la mano, cogiéndolo en una suave coleta y dejándolo ir a la vez. – y te lo has aclarado.

-          ¿Te gusta?

-          Estás preciosa. – dijo. Y la abrazó por detrás. – yo también te he echado mucho, mucho de menos. Mucho.

Miley  sonrió y ladeó la cabeza. Observando ya el anillo que yacía en su dedo anular, de la mano izquierda.

-          Te amo… - susurró ella. Y volvió a buscar su boca. – Y no, ahora no desharé la maleta… porque, tengo que ir a la clínica. Mónica tiene que darme unos informes.

-          ¿No te tomas un tiempo para relajarte?

-          Nick, no he ido a un rali de veinticinco quilómetros andando. He ido a hacer unas pruebas, se puede decir que no estoy tan cansada.

-          ¿Pero y el viaje y todo? Tómate una ducha, anda, deberás…

-          Cuando venga, solo estaré un par de horas en la clínica. – puso la mano en frente, como cortando el tema. Como diciendo ‘no hay nada más a hablar’.

-          No paras…

-          Me gusta mi faena, y soy aplicada, eso es todo.

-          Como te adoro… - dijo esbozando una sonrisa traviesa en su cara. – mi chica trabajadora… - la volvió a besar.

-          Me voy, si no Mónica me echará bronca… como siempre.

-          Eso si… la puntualidad no es lo tuyo.

-          ¿Alguna novedad? – sonrió y le guiñó el ojo. – Hasta luego.

Una vez se hubo ido Miley, Nick fue hacia la habitación de invitados.

-          ¿Qué te pasa?  - masculló a Nick – parece que te sienta mal que Miley haya vuelto.

-          No, me sienta mal que haya vuelto justo en el momento en que tu y yo… digamos que nos estábamos reconciliando.

-          ¿Y qué más da?

-          No lo sé. – dijo ella, dejando de quitar ropa del armario. – Quizás esté celosa.
Me conoces más que nadie.

Nick tuvo un breve dolor de cabeza. Era cierto.

-          ¿Qué haces? – dijo cambiando de tema.

-          ¿Te importa? – Selena alzó una ceja, abriendo una de las enormes maletas
que había traído al principio. – Me voy.

-          ¿Por qué?

-          Nick, mi sitio no es este. Me voy para Rusia de nuevo. Con Alexander.

-          ¡¿Con Alexander?!

-          Si. – Selena lo miró extrañada.

-          Pero si hace casi un año, lo maté…

Selena se echó a reír.

-          ¿Te paraste a pensar que quizás no fuera ese Alexander Donovan? Quizás es por eso que Snade te llamaba tanto. Quien sabe...

Nick bufó.

-          Da igual, si está en Rusia, ya no es de mi incumbencia.

Nunca se sabe, querido Nick… Él detuvo a Selena.

-          ¿Qué? – dijo ella, mirándolo.

-          No te vayas.

-          No estoy bien.

-          ¿Por qué? – dijo Nick. Esa mirada penetrante… esa mirada color chocolate que ella tantas veces había adorado. Y que tanto la excitaba.

-          Por que no. – sonrió, cínicamente - ¿Es que acaso me echabas de menos? – masculló, poniendo ahora ropa interior. Nick pasó la mirada rápidamente por la excitante lencería. No, no, no… deja de mirar eso.

-          Sabes la respuesta. ¿Para qué preguntas?

Selena se detuvo. Se lo quedó mirando y dejó caer la maleta al suelo, para acercarse más a él. Casi se podían mezclar los dulces alientos.

-          Porque quiero que salga de tu boca.

Selena se echó hacia adelante y besó la boca de Nick, adentrándose en su sabor, como en tiempos pasados, en unos antiguos recuerdos, ella misma había vivido. Gimieron.
Se separó un poco de él.

-          No sabes cuánto hecho de menos tus caricias… - murmuró cerca de la oreja de Nick. – no sabes… cuanto te necesito Nicholas.

Y empezó todo. Eligiendo la lujuria, dejando a un lado el corazón. Y las palabras de ella fueron el colmo. El colmo para que Nick perdiera sus propios estribos.