Se le ocurrían bastantes más adjetivos… ninguno de ellos remotamente parecido a «amable», dado que él parecía tener sus propios planes.
—María colocará todo —dijo Nick, señalando las maletas al pie de la cama—. Refrescaos un poco y después bajad al piso de abajo —dedicó una cálida sonrisa a Destiny que después hizo extensiva a Miley y se marchó.
—María colocará todo —dijo Nick, señalando las maletas al pie de la cama—. Refrescaos un poco y después bajad al piso de abajo —dedicó una cálida sonrisa a Destiny que después hizo extensiva a Miley y se marchó.
Deshacer el equipaje sería cosa de unos minutos, así que Miley se ocupó de sus cosas y después llevó las de Destiny a la habitación contigua. Después bajaron las dos al comedor, donde María había preparado un té, unos sándwiches y una ensaladera de fruta fresca cortada.
La cena se serviría tarde, pasada la hora de que Miley se fuera a la cama, así que Miley decidió que unos sándwiches y un vaso de leche serían cena suficiente para la niña.
No esperaba la presencia de Nick. Por alguna razón, se habría imaginado que habría desaparecido en su despacho y permanecería allí hasta la hora de cenar. Un momento que pretendía evitar con la excusa de que tenía que bañar y acostar a Destiny.
El vuelo había sido largo, su compañía una constante y necesitaba desesperadamente descansar de él.
No esperaba la presencia de Nick. Por alguna razón, se habría imaginado que habría desaparecido en su despacho y permanecería allí hasta la hora de cenar. Un momento que pretendía evitar con la excusa de que tenía que bañar y acostar a Destiny.
El vuelo había sido largo, su compañía una constante y necesitaba desesperadamente descansar de él.
Destiny comió poco, se tomó la leche y empezó a quedarse visiblemente dormida.
—Si nos perdonas —dijo Miley tomando la mano de su hija—. Da las buenas noches, cariño.
Destiny hizo lo que le decían y Nick sorprendió a las dos al tomar en brazos a la niña.
—Puedo llevarla yo —dijo Miley tendiendo los brazos con la esperanza de que la niña se fuera con ella, pero su hija no lo hizo.
Se dijo que daba igual, que no le importaba. Pero sí importaba.
—Si nos perdonas —dijo Miley tomando la mano de su hija—. Da las buenas noches, cariño.
Destiny hizo lo que le decían y Nick sorprendió a las dos al tomar en brazos a la niña.
—Puedo llevarla yo —dijo Miley tendiendo los brazos con la esperanza de que la niña se fuera con ella, pero su hija no lo hizo.
Se dijo que daba igual, que no le importaba. Pero sí importaba.
Destiny apoyó la cabeza en el hombro de Nick mientras subían a la habitación y después él la dejó en la cama con suavidad.
—Gracias —dijo la madre en un gesto forzado que él no se creyó.
—Te veré en la cena.
—Preferiría quedarme con Destiny por si se despierta.
—Hay un emisor en su cuarto y un receptor en cada habitación de la casa —la miró fijamente—. La cena se servirá en dos horas. Tiempo suficiente para bañarla y acostarla antes de reunirte conmigo.
—Gracias —dijo la madre en un gesto forzado que él no se creyó.
—Te veré en la cena.
—Preferiría quedarme con Destiny por si se despierta.
—Hay un emisor en su cuarto y un receptor en cada habitación de la casa —la miró fijamente—. La cena se servirá en dos horas. Tiempo suficiente para bañarla y acostarla antes de reunirte conmigo.
Miley deseaba decirle que se marchara. Estaba al límite, enfadada y bajo los efectos del cambio de hora. Cenar con él no le apetecía en absoluto, aunque así tendría la oportunidad de desahogarse y necesitaba tanto desahogarse…
Nick se agachó y le dio un beso en la frente a Destiny.
—Que duermas bien, pequeña —se enderezó, dedicó una penetrante mirada a Miley y se marchó.
Dos horas y cinco minutos después bajó las escaleras y se dirigió al comedor. Cinco minutos de retraso era aceptable y, además, deliberado, una forma de no obedecer los dictados de Nick.
Había elegido una camiseta negra, sobre la que se había puesto una blusa del mismo color atada a la cintura, una falda recta negra, tacones negros, el pelo recogido en un moño sujeto por un pasador, una fina pulsera de oro, un ligero maquillaje y un poco de brillo de labios.
¡Lista para la batalla!
Nick se agachó y le dio un beso en la frente a Destiny.
—Que duermas bien, pequeña —se enderezó, dedicó una penetrante mirada a Miley y se marchó.
Dos horas y cinco minutos después bajó las escaleras y se dirigió al comedor. Cinco minutos de retraso era aceptable y, además, deliberado, una forma de no obedecer los dictados de Nick.
Había elegido una camiseta negra, sobre la que se había puesto una blusa del mismo color atada a la cintura, una falda recta negra, tacones negros, el pelo recogido en un moño sujeto por un pasador, una fina pulsera de oro, un ligero maquillaje y un poco de brillo de labios.
¡Lista para la batalla!
Nick la estaba esperando cuando entró en el comedor y una sola mirada suya fue bastante para que se le acelerara el pulso.
Ataviado con unos pantalones sastre negros, una camisa blanca, su aspecto informal ocultaba su casi bárbara belleza. Fuerza y poder, falta de piedad, una peligrosa mezcla que hacía que fuera mejor mirarlo con precaución.
Pero había tanto resentimiento acumulado y rabia, que resultaba difícil controlarse y no lanzarse al ataque.
Ataviado con unos pantalones sastre negros, una camisa blanca, su aspecto informal ocultaba su casi bárbara belleza. Fuerza y poder, falta de piedad, una peligrosa mezcla que hacía que fuera mejor mirarlo con precaución.
Pero había tanto resentimiento acumulado y rabia, que resultaba difícil controlarse y no lanzarse al ataque.
«Sé agradable… por ahora», se dijo a sí misma en silencio.
Aparentar que disfrutaba del excelente vino, ser amable al principio, mantenerse neutra hasta el segundo plato, después iniciar la discusión verbal en el café. Ese era el plan.
—Miley —su voz era suave y perezosa y ella inconscientemente alzó la barbilla.
—Nick.
—¿Quieres algo de beber?
Civilizada. Podía hacerlo.
—Un blanco ligero, por favor.
Nick se acercó a una vitrina, sacó la botella adecuada, la abrió, sirvió un poco en una copa y se la tendió a ella.
—¿Destiny está bien?
—Sí —tuvo mucho cuidado de no rozarle los dedos mientras tomaba la copa—. Gracias.
—¿Y esa amabilidad, Miley?
—Pensaba que íbamos a simular la paz y dejar la guerra para después de la cena —alzó la barbilla ligeramente.
Aparentar que disfrutaba del excelente vino, ser amable al principio, mantenerse neutra hasta el segundo plato, después iniciar la discusión verbal en el café. Ese era el plan.
—Miley —su voz era suave y perezosa y ella inconscientemente alzó la barbilla.
—Nick.
—¿Quieres algo de beber?
Civilizada. Podía hacerlo.
—Un blanco ligero, por favor.
Nick se acercó a una vitrina, sacó la botella adecuada, la abrió, sirvió un poco en una copa y se la tendió a ella.
—¿Destiny está bien?
—Sí —tuvo mucho cuidado de no rozarle los dedos mientras tomaba la copa—. Gracias.
—¿Y esa amabilidad, Miley?
—Pensaba que íbamos a simular la paz y dejar la guerra para después de la cena —alzó la barbilla ligeramente.
Con una ligera carcajada, Nick hizo un gesto en dirección a la mesa en la que ya estaban puestos los platos de porcelana y no menos de tres copas de cristal.
—Comamos entonces.
María se había superado a sí misma con unos delicados entrantes seguidos de una humeante paella de marisco.
—Ramón está ansioso por conocer a Destiny —informó Nick mientras tocaba con el borde de la copa la de ella en un silencioso brindis—. ¿Qué te parece mañana?
—¿No podríamos retrasarlo un día? —replicó Miley—. Destiny ha tenido demasiadas cosas que procesar en la última semana, después un largo vuelo… —hizo un gesto con la mano señalando la sala—. Todo esto.
—Lo arreglaré.
Estaba sucediendo: el control de Nick se incrementaba en la misma medida que el de ella se reducía.
—Comamos entonces.
María se había superado a sí misma con unos delicados entrantes seguidos de una humeante paella de marisco.
—Ramón está ansioso por conocer a Destiny —informó Nick mientras tocaba con el borde de la copa la de ella en un silencioso brindis—. ¿Qué te parece mañana?
—¿No podríamos retrasarlo un día? —replicó Miley—. Destiny ha tenido demasiadas cosas que procesar en la última semana, después un largo vuelo… —hizo un gesto con la mano señalando la sala—. Todo esto.
—Lo arreglaré.
Estaba sucediendo: el control de Nick se incrementaba en la misma medida que el de ella se reducía.
Podría soportar a Ramón… incluso podía disfrutar de volver a ver al generoso anciano. La hija de Ramón, Penélope, sin embargo, era un asunto diferente.
El hijo de Ramón, padre de Nick y Joe, había muerto en un accidente de tráfico cuando Nick tenía diez años. Destiny era un premio… la estrella más brillante en el firmamento de los Jonas. Nadie, ni siquiera Penélope podría decir una sola palabra fuera de lugar delante de la niña.
El hijo de Ramón, padre de Nick y Joe, había muerto en un accidente de tráfico cuando Nick tenía diez años. Destiny era un premio… la estrella más brillante en el firmamento de los Jonas. Nadie, ni siquiera Penélope podría decir una sola palabra fuera de lugar delante de la niña.
Miley probó los entrantes y después se dedicó a la paella. No estaba acostumbrada a comer nada tan tarde, así que apenas probó el vino, prefirió agua fría y no tomó ni postre ni café.
—Termínate el vino.
—Prefiero tener la cabeza despejada —dijo mirándolo a los ojos sombríos.
—¿Para lanzarte a una guerra verbal? —se recostó en el respaldo y la miró con interés.
—¿Lo dudas? —no disimuló la amargura en su voz—. Especifiqué cómo quería que fuera nuestro alojamiento.
—Os he proporcionado alojamiento ¿no? —dijo en tono razonable.
—Ese es el problema.
—¿Qué problema?
—Deberías haberme pedido aprobación.
—¿Y cuál habría sido tu respuesta? —alzó una ceja en un gesto burlón.
—No. ¡Jamás!
—Pues precisamente por eso —hizo un gesto con las manos abiertas.
Deseó tirarle cualquier cosa. Algo que le hiciera perder su aire de tranquilidad.
—¿No tiene importancia que no quiera estar aquí?
—¿En Madrid? ¿En esta casa? ¿O conmigo?
—Todo eso… ¡y más! —dijo airada.
—Cariño —dijo en español haciendo que el corazón de Miley se estremeciera ligeramente—. Quizá deberías haberme informado de la existencia de Destiny desde el principio en lugar de pensar que la distancia me mantendría en la ignorancia.
—No… no me llames así.
—¿Cariño? ¿Amante? —esbozó una leve sonrisa—. Pero si eres las dos cosas, ¿no?
—Ya no. Y nunca lo volveré a ser —añadió con acritud intentando apagar las imágenes demasiado vívidas que acudían a su cabeza.
—Termínate el vino.
—Prefiero tener la cabeza despejada —dijo mirándolo a los ojos sombríos.
—¿Para lanzarte a una guerra verbal? —se recostó en el respaldo y la miró con interés.
—¿Lo dudas? —no disimuló la amargura en su voz—. Especifiqué cómo quería que fuera nuestro alojamiento.
—Os he proporcionado alojamiento ¿no? —dijo en tono razonable.
—Ese es el problema.
—¿Qué problema?
—Deberías haberme pedido aprobación.
—¿Y cuál habría sido tu respuesta? —alzó una ceja en un gesto burlón.
—No. ¡Jamás!
—Pues precisamente por eso —hizo un gesto con las manos abiertas.
Deseó tirarle cualquier cosa. Algo que le hiciera perder su aire de tranquilidad.
—¿No tiene importancia que no quiera estar aquí?
—¿En Madrid? ¿En esta casa? ¿O conmigo?
—Todo eso… ¡y más! —dijo airada.
—Cariño —dijo en español haciendo que el corazón de Miley se estremeciera ligeramente—. Quizá deberías haberme informado de la existencia de Destiny desde el principio en lugar de pensar que la distancia me mantendría en la ignorancia.
—No… no me llames así.
—¿Cariño? ¿Amante? —esbozó una leve sonrisa—. Pero si eres las dos cosas, ¿no?
—Ya no. Y nunca lo volveré a ser —añadió con acritud intentando apagar las imágenes demasiado vívidas que acudían a su cabeza.
En la cama de él, de ambos, se corrigió. Desnuda, bajo él, los muslos rodeando su cintura, urgiéndolo, rogando, pidiendo la liberación que sólo él podía darle… el calor de la pasión. Amándolo con todo su corazón, su alma. Suya… sólo suya.
—Cuidado. Puedo interpretar eso como un desafío.
—Ni lo sueñes —dijo con fiereza harta de su indolencia y consciente de que estaba jugando con ella.
—Si hubiera sabido que estabas embarazada, habría salido en el primer vuelo a Perth y te habría arrastrado hasta aquí.
—Eso no habría cambiado mi decisión de pedir el divorcio.
—Pero no lo has hecho hasta hace muy poco —dijo tras una pausa deliberadamente significativa.
—Decidí evitar cualquier contacto contigo —dijo con frialdad—. Incluso por vía legal —esperó un instante y lanzó un dardo—. Algo recíproco, evidentemente.
—Pero las circunstancias han cambiado.
—¿Qué quieres decir? —las sospecha le nubló la vista.
—Que no habrá divorcio.
—¡Claro que lo habrá!
—¿Por qué perder el tiempo con legalismos? —se encogió de hombros.
—Puede que a ti te venga bien tener una esposa en otro país, pero a mí no me viene bien un marido.
—¿Ni siquiera el paciente John, que se mantiene en un segundo plano?
—Es mi jefe y un amigo. Nada más.
—¿No?
—Maldita sea, no.
—Casi cuatro años, Miley—entornó ligeramente los ojos—, ¿y no has metido a otro hombre en tu cama?
Volvió a desear arrojarle algo.
—No —advirtió Nick con suavidad—. Podría responder.
—¡Que te…!
—Una idea interesante —dijo en tono divertido… y algo más.
—¡Vete al infierno! —odiaba que se le notara la voz temblorosa.
Quería marcharse del comedor, de la casa… alejarse de él, pero no era una opción a considerar; además no daría esa satisfacción a Nick.
—No es un sitio muy cómodo.
Miley cerró los ojos y después los volvió a abrir y le dedicó una mirada hostil.
—Equilibremos la balanza —en su voz había una oscuridad que ni ella misma sabía que tenía—. ¿O es que la lista de las mujeres ansiosas por compartir tu cama es demasiado extensa como para recordarla?
—Tienes una imaginación muy vívida, mujercita mía.
—Con razón.
—Algo, si lo recuerdas —arrastró las palabras—, que ya refuté esa vez.
—Los hechos desmintieron las palabras.
—Hechos creados en la imaginación de una mujer perturbada —dijo con un gesto de disgusto.
—Ya hemos pasado por eso —dijo en tono incrédulo—. Agua pasada.
—Todo a la basura en vez de buscar una solución.
—No hay nada que resolver.
—¡Pero tuvo un efecto drástico sobre nuestras vidas y erosionó lo que habíamos compartido!
—Cuidado. Puedo interpretar eso como un desafío.
—Ni lo sueñes —dijo con fiereza harta de su indolencia y consciente de que estaba jugando con ella.
—Si hubiera sabido que estabas embarazada, habría salido en el primer vuelo a Perth y te habría arrastrado hasta aquí.
—Eso no habría cambiado mi decisión de pedir el divorcio.
—Pero no lo has hecho hasta hace muy poco —dijo tras una pausa deliberadamente significativa.
—Decidí evitar cualquier contacto contigo —dijo con frialdad—. Incluso por vía legal —esperó un instante y lanzó un dardo—. Algo recíproco, evidentemente.
—Pero las circunstancias han cambiado.
—¿Qué quieres decir? —las sospecha le nubló la vista.
—Que no habrá divorcio.
—¡Claro que lo habrá!
—¿Por qué perder el tiempo con legalismos? —se encogió de hombros.
—Puede que a ti te venga bien tener una esposa en otro país, pero a mí no me viene bien un marido.
—¿Ni siquiera el paciente John, que se mantiene en un segundo plano?
—Es mi jefe y un amigo. Nada más.
—¿No?
—Maldita sea, no.
—Casi cuatro años, Miley—entornó ligeramente los ojos—, ¿y no has metido a otro hombre en tu cama?
Volvió a desear arrojarle algo.
—No —advirtió Nick con suavidad—. Podría responder.
—¡Que te…!
—Una idea interesante —dijo en tono divertido… y algo más.
—¡Vete al infierno! —odiaba que se le notara la voz temblorosa.
Quería marcharse del comedor, de la casa… alejarse de él, pero no era una opción a considerar; además no daría esa satisfacción a Nick.
—No es un sitio muy cómodo.
Miley cerró los ojos y después los volvió a abrir y le dedicó una mirada hostil.
—Equilibremos la balanza —en su voz había una oscuridad que ni ella misma sabía que tenía—. ¿O es que la lista de las mujeres ansiosas por compartir tu cama es demasiado extensa como para recordarla?
—Tienes una imaginación muy vívida, mujercita mía.
—Con razón.
—Algo, si lo recuerdas —arrastró las palabras—, que ya refuté esa vez.
—Los hechos desmintieron las palabras.
—Hechos creados en la imaginación de una mujer perturbada —dijo con un gesto de disgusto.
—Ya hemos pasado por eso —dijo en tono incrédulo—. Agua pasada.
—Todo a la basura en vez de buscar una solución.
—No hay nada que resolver.
—¡Pero tuvo un efecto drástico sobre nuestras vidas y erosionó lo que habíamos compartido!
Lo destruyó, deseó decirle… aunque sería mentira. La sensual atracción que experimentaba seguía ahí aún más fuerte. Podía sentirla muy dentro de ella.
¿Por qué? ¿Por qué en ese momento? La tensión, el estrés, el cambio de hora… Una combinación letal que la volvía vulnerable.
—Ya lo he superado —le supuso un tremendo esfuerzo decir esas palabras, pero lo consiguió.
Había tenido bastante y estaba a punto de perder los nervios. Con un cuidado movimiento, se puso en pie y le sostuvo la oscura mirada.
—Me voy a la cama.
Se dio la vuelta y cuando había dado unos pocos pasos oyó el sedoso timbre de su voz.
—Por cierto… no hemos terminado.
Sintió que el estómago le daba un vuelco por la velada amenaza y tuvo que hacer un gran esfuerzo para no tambalearse.
Un segundo después, llegó a la puerta y notó el tono con que le dijo:
—Que duermas bien.
¿Por qué? ¿Por qué en ese momento? La tensión, el estrés, el cambio de hora… Una combinación letal que la volvía vulnerable.
—Ya lo he superado —le supuso un tremendo esfuerzo decir esas palabras, pero lo consiguió.
Había tenido bastante y estaba a punto de perder los nervios. Con un cuidado movimiento, se puso en pie y le sostuvo la oscura mirada.
—Me voy a la cama.
Se dio la vuelta y cuando había dado unos pocos pasos oyó el sedoso timbre de su voz.
—Por cierto… no hemos terminado.
Sintió que el estómago le daba un vuelco por la velada amenaza y tuvo que hacer un gran esfuerzo para no tambalearse.
Un segundo después, llegó a la puerta y notó el tono con que le dijo:
—Que duermas bien.
Muy hermoso el capi me encanto jeny
ResponderEliminarme encantoooo !!!! no seas mala y sube ya el siguiente capi plisss bye besos <3
ResponderEliminargenial!!!!
ResponderEliminarte quedo muy bueno jenny me re encantoo seguilaa!!!plis!!!
siguela me encanta
ResponderEliminarOWWWW ME ENCANTO POR FAVOR SUBE PRONTO ME ENCANTA ETA NOVE!!!
ResponderEliminarSEGUILAAAAAAAAAAAAAA!!! ME ENCANTO EL CAPIIII!!!! PORFISSSS CUANDO PUEDAS SUBI EL PROXIMO CAP JEJE , BESOTESSS
ResponderEliminarhahhah me encanto Jenifer del Socorro si no subes.... hare algo, hahhaha siguela, stupid Nick ¬¬
ResponderEliminarHola me llamano, Carina y quiero decirte que soy critica de blogs y me gustaría meter a tu blog en esto de la critica, no se si tu quieras, te espero por mi blog al igual que tu respuesta :)
ResponderEliminarwowww genial capi jejeje =) sube pronto xfaaa =)
ResponderEliminarwow estuvo estupendo el cappiii---
ResponderEliminarsiguela porfa..