viernes, 22 de marzo de 2013

Destiny - Cap: 6


-¡No quiero que me toques! ¡No quiero! –Le gritó al incorporarse-. ¡No vuelvas a tocarme! –Comenzó a halarse el cabello-. ¡No quiero! ¡No quiero!

Nick se levantó de la cama. Estaba confundido. –Dios mio…

-¡No quiero! –Destiny seguía llorando, con los ojos apretados-. ¡No quiero!

En medio de su sorpresa escuchó el timbre y caminó a pasos rápidos a abrir la puerta. Una desaliñada Miley apareció frente a él. Traía el pelo castaño empapado sobre los hombros, al igual que su ropa. Jamás llovía en Los Angeles.

-¿Qué es lo que está pasando? ¡Me dejaste en ascuas, Nick!

Nick la tomó por los hombros con delicadeza. –Nuestra hija no está bien.

Miley comenzó a caminar hacia la habitación de su hija. -¿Cómo llegó aquí? ¡No entiendo! ¿Qué pasó?
-¡No me lo explico! ¡No quiere hablarme!

Miley abrió la puerta para encontrarse a Destiny sollozante sobre la almohada. –Nena, ¿qué tienes? –Hizo ademanes de aproximarse, pero la reacción de Destiny se lo impidió.

-No me toques… -Murmuró, su mirada fija en sus manos temblorosas.

-Destiny…

Los tres se quedaron en silencio por interminables segundos.

-Quiero estar sola… -Dijo casi en un susurro-. Por favor…

Miley asintió, salió de la habitación seguida por Nick.


-Llámale a Daniel. –Ella le ordenó mientras recorrían el pasillo.

Él la  miró. -¿A Daniel? ¿Tú crees?

-Nick, mi hija no está bien. Y no voy a quedarme de brazos cruzados hasta que a ella le de la gana de decirnos que pasa. Si no podemos hacer nada, estoy más que segura que el médico de la familia puede. Así que hazme el favor y llámalo antes de que yo sufra un ataque de nervios.

Alrededor de media hora después el timbre volvió a  sonar, Miley prácticamente se abalanzó sobre la puerta.

-¡Daniel! –Soltó junto con un poco de desesperación-. ¡Al fin llegas! ¡Pasa!

-¿Qué está pasando?

Daniel tenía treinta y tantos años, pelo rojizo y el color azul de su camisa reflejado en sus ojos.

-No sabemos que hacer con Destiny. –Nick le explicó-. Está actuando muy extraño, no quiere que la toquemos siquiera.

-Voy a pasar a verla. –Les dedicó  una sonrisa tranquilizante-. Con permiso.

Los minutos parecen horas. Miley no puede despegar su vista del pasillo, esperando ver a Daniel salir y decirles que todo está bien, que es solo una fase adolescente. Nick no puede dejar de mirarla a ella, quiere abrazarla, protegerla, o tal vez protegerse a si mismo.

-No puede esperar un segundo más. –Dice Miley al fin.

-Tranquila. –Nick se sienta junto a ella en el sofá-. Todo va a estar bien. Tal vez estamos exagerando.

-¿Exagerando? –Lo miró con lágrimas en los ojos-. Tú la viste, Nick. Si es cierto que Dest ha sido siempre obstinada… cruel, si lo prefieres. Pero, nunca ha actuado de esa manera.

-Miley, me parece que deberías quedarte esta noche. –Miró su reloj-. Ya es tarde, y está lloviendo. No creo que debas irte sin necesidad.

-¿Cancelaste el pedido de la cena?

Él asintió.

-Lo siento, Nick. Pensé que esta sería una noche tranquila…

-¿De qué te disculpas? –Le acarició el labio inferior con su pulgar-. Nadie es culpable de esto. Nuestra hija está mal, y… Yo dejaría todo por ella. Sé que tú harías lo mismo.

-Nick… Bésame. –Le rogó casi en un susurró.
Él se acercó y la besó lentamente, con delicadeza, acariciándole la cara como si estuviera hecha de algún material muy frágil.


-Tenemos que hablar. –Daniel les informó al sentarse frente a ellos.

Nick tenía a Miley rodeada con sus brazos, pero ella se incorporó tan pronto escuchó aquello. -¿Qué pasa? ¿Qué es lo que tiene mi hija?

Daniel suspiró. –Técnicamente no puedo decir nada si Destiny no me da permiso…

-Eres como de la familia, Daniel. Y no nos puedes ocultar nada. Somos sus padres…

-Estaba muy alterada cuando me vio entrar, no quería que me le acercara, pero… Le inyecté un calmante. Espero que no tengan problema con eso.

-Si le inyectaste un calmante, entonces… ¿No te dijo nada? –Nick le preguntó.

-No. Sobre le causa de su inquietud, no sé nada, pero…

-¿Pero?

-Se autolesiona. –Tragó saliva.

Miley apretó la mano de Nick casi automáticamente. -¿Cómo que se autolesiona?

-Ya sabes… Se hace daño deliberadamente.

Nick se puso de pies y se pasó la mano por el cabello. -¿Estás diciendo que mi hija se corta? –Los ojos café se le querían salir de su orbita.

Daniel asintió.

-Dios mio… -Miley se cubrió la boca con las manos, tratando de mitigar su llanto.

-¿Cómo sabes? –Nick volvió a interrogarlo.

-Revisé sus muñecas. Algunas  cicatrices están desapareciendo, pero están allí. Otras son muy recientes, bastante recientes si me preguntan.

-Por eso las mangas largas todo el tiempo… -Dijo Nick para si.

-¿Pero, por qué? -Miley preguntó-. ¡No entiendo! ¡Todo está bien!

-No, Miley. No está bien. –Daniel sacó una tarjeta de su bolsillo y se la extendió-. Es una psicóloga amiga mia. Cuando hablen con Destiny sobre eso, convénzanla de ir a verla. Es muy buena.

-¿Y qué hacemos mientras tanto? –Nick tenía el rostro rojo.

-Traten de averiguar qué pasó para que se pusiera así hoy… Pero no la aborden, háganle saber que van a estar dispuestos a escucharla cuando ella esté lista para decirles. –Se puso de pies.

Miley lo imitó. -¿Hasta cuando va a dormir?

-Hasta que ella lo desee. –Sacó un frasco de su maletín y se lo entregó a Miley-. Estos son calmantes, en caso de que los necesite. No más de uno al día, y asegúrense de que haya comido antes de ingerirlos.

-¿Cuánto te debo? –Nick le preguntó.

-Por favor, Nick. –Se fingió el ofendido-. No digas *****. –Besó a Miley en la mejilla-. Que todo esté bien.

-Gracias por todo.

-Hermano… -Le tendió la mano a Nick-. No dudes en llamarme si algo pasa.

-Gracias por venir. –Nick cerró la puerta cuando se hubo ido.

-Parece que vamos a tener una noche tranquila. –Besó a Miley en la frente.

Ella asintió. –Estoy muy preocupada.

-Vamos a la cama. –La tomó de la mano.

Ella se puso rígida al escuchar aquello. -¿Vamos a dormir juntos? Porque sé que no tienes cama en la otra habitación.  Puedo dormir  en el sofá.

-Nada de eso, Miley. No hay nada de malo en que compartamos cama.

-Nick…

-¿O si? –La miró expectante-. No voy a intentar nada. ¿Cuántas veces  hemos dormido juntos sin sexo de por medio?

Ella se cruzó de brazos. –Éramos esposos.

-Vamos, estoy cansado y quiero olvidar un poco todo lo que ha pasado hoy.
La habitación de Nick era bastante espaciosa. Al ver la cama matrimonial, Miley no pudo evitar pensar en aquella mujer que lo acompañaba por las noches. Debía mantener su dignidad.

-Nick… -Lo miró fijamente-. No creo que sea buena idea, digo… Tu novia…

-Te dije que ya no sé lo que pasa entre ella y yo, como tampoco sé lo que pasa entre nosotros. Lo único que quisiera ahora es olvidar todo, y dormir. –Se quitó la camiseta, tirándola al piso.

Miley tragó saliva. Ella también estaba cansada. –Está bien.

Se quitó los pantalones, quedando en sus entallados boxers negros. –Espero que no te importe. –Le dijo en forma de disculpa.

Ella negó con la cabeza. –Para nada.

-Aquí tienes. –Sacó una camiseta de uno de los cajones y se la dio-. No tengo nada más que…

-No te preocupes. –La tomó-. Con esto es suficiente.

Entró al baño y cerró la puerta tras sí. Odiaba el hecho de que mientras Destiny estaba pasando un mal rato, ella pensaba en lo malditamente sexy que se veía su ex marido. Se desvistió y se puso la camiseta de Nick, le quedaba a menos de la mitad de los muslos. Aspiró su olor, y se sintió segura.
Cuando volvió a salir, Nick no estaba en la habitación. Lo encontró en la habitación de Destiny, parado en la puerta, mirando a la cama.

-No va a despertar hasta mañana… -Murmuró, y lo abrazó por detrás. Descansando su mejilla en la espalda de Nick. Sintiendo con sus manos el bien formado abdomen  de él.

Nick suspiró. -¿Qué es lo que hicimos mal?

-Eres un padre excelente, Nick… -Le besó la espalda, y lo sintió tensarse-. Perdón…

-¿Por qué te disculpas? –Le preguntó en un susurro.

-Porque… No sé que estoy haciendo. –Lo soltó y volvió a la habitación principal. Nick la siguió.

-¿Cuando te diste cuenta que dejaste de amarme? –Le preguntó luego de cerrar la puerta de su cuarto.

Miley se sentó al borde de la cama. –No lo sé… No creo que… ¿Podemos hablar de eso en la mañana?

Nick asintió. –Tienes razón.

Ambos se fueron a la cama. Se acostaron dándose la espalda, podían  escuchar la lluvia. Ninguno había podido dormir, pero tampoco hablaban.  De repente se escucharon truenos y relámpagos, el corazón de Miley saltó como resorte, y  un chillido escapó de su garganta. Antes de darse cuenta, estaba amarrada a Nick.

-Tranquila… -El susurró contra el cabello de ella, abrazándola fuerte contra su pecho-. Tranquila.

-Me asusta mucho…

-Ya sé. –Le acarició la espalda-. Siempre te han aterrado mucho las tormentas.

Miley pudo sentir como sonreía. -¿Te da gracia? –Se incorporó, y pudo distinguir su rostro en la oscuridad.

Nick la imitó. –Algo.

Ella le acarició la mejilla con manos temblorosas, y luego los labios. –Nick…

-¿Si? –Le preguntó luego de besarle la punta de los dedos.

Ella no respondió, en cambio, se inclinó a besarlo. Fue un beso salvaje, lleno de deseo. Enredaron sus lenguas, se tocaron sin restricciones.

Nick la empujó delicadamente contra el colchón, acariciándole los muslos mientras la besaba.

-Nick, para… -Miley logró decir entre besos.

-No quiero. –Entró sus manos por debajo de la camiseta, acariciándole los pechos.

Al sentir su roce allí, Miley no fue capaz de articular palabra. Quería hacer el amor con Nick, lo deseaba desde hace mucho y no iba a detenerlo cuando estaba a punto de suceder.

Nick apretó los ojos al sentir las manos de Miley dentro de sus boxers. Sentía que su cuerpo ardía, no podía permitir que ella tomara el control, así que le apartó las manos, reteniéndolas a cada lado de su cuerpo. Le quitó la camiseta con delicadeza, aprovechando para acariciarla una vez más. -¿Recuerdas…Recuerdas la primera vez que hicimos el amor?


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