viernes, 16 de marzo de 2012

En su Cama Cap: 3

Nick.
Con una mano en el bolsillo del pantalón, la estudiada indolencia… una imagen que ella sabía que era engañosa ya que ocultaba a un depredador esperando la oportunidad para atacar.


Por un momento, Miley consideró la posibilidad de darse la vuelta, pero decidió no darle esa satisfacción. Además, tenía que recoger a Destiny.


¿Quería una confrontación? ¡Pues no pensaba dársela!
Alzó la barbilla y lo miró de modo decidido… lo que presumiblemente tuvo poco o ningún efecto, ya que no cambió de postura mientras ella se acercaba.


Miley cuadró los hombros, enderezó la espalda y lo miró a los ojos sin temor. De acuerdo, empezaría a comportarse de un modo civilizado.
—Nick.
—Miley.


El timbre de su voz con un ligero acento se aferró a sus terminaciones nerviosas… para su consternación. No quería sentirse afectada por él, no quería que le recordara nada de lo que habían compartido.


Lo que era una farsa, dado que la existencia de Nicki era una prueba viviente.
—Este es un aparcamiento privado.
—Lo siguiente —dijo alzando una ceja con un gesto de burla— será preguntarme cómo he entrado.
—No tengo tiempo para conversaciones improductivas —apuntó mirando el reloj.
—Entonces vayamos derechos al grano.


Su respuesta le dolió, pero Miley decidió ignorar el gélido escalofrío que le recorrió la espalda.
—,Y eso es? —como si no lo supiera.
—Mi hija —dijo con una mirada implacable.
Miley tuvo que hacer un gran esfuerzo para mantener la entereza.
—El padre no aparece en su partida de nacimiento.
Una buena elección en aquel momento y, tenía que admitirlo, un acto de desafío.
—He accedido a los informes del hospital —le explicó Nick con una suavidad mortal—. Destiny nació a término, lo que sitúa el momento de su concepción unas seis semanas antes de que abandonaras Madrid.


Sabía lo que iba a continuación, así que cerró los ojos como si así pudiera evitar las terribles palabras que irían a continuación.
—He pedido una prueba de ADN a un laboratorio privado —esperó un instante—. Tienen mi muestra y les hace falta una de Destiny, preferiblemente en menos de veinticuatro horas —apretó la mandíbula—. Tengo los papeles necesarios para que los firmes.


Deseaba golpearlo… con fuerza, especialmente donde más le doliera.
—No —dijo con voz tensa y mirada dura.
—¿Rechazas autorizar la prueba?
—Sí, ¡maldita sea!
—Entonces presentaré una demanda por la custodia y será desagradable.


Podía contratar a los mejores abogados del país para que llevaran su caso. Eso no le sorprendería. Era típico de él asegurarse de tenerlo todo previsto antes de dar el primer golpe.
—Hijo de…
—Omite los adjetivos, Miley—dijo alzando una ceja con gesto cínico—. Llámame. Tienes veinticuatro horas para comunicarme una decisión.
—Vete al infierno, Nick —dijo echando fuego por los ojos.
—Mi número de móvil —dijo tendiéndole una tarjeta—. Llámame.
—No en este siglo.


El aire entre ellos empezaba a estar tan cargado que amenazaba con incendiarse. Nick alzó una ceja en un claro gesto de burla.
—Quizá quieras reconsiderarlo, dado que sé dónde vives, la dirección de la escuela de Destiny, el parque al que soléis ir —su expresión no cambió—. ¿Sigo?


Sintió pánico al pensar que pudiera presentarse sin avisar en cualquiera de esos lugares… el efecto que eso tendría sin una explicación previa.
—¿Qué vas a hacer? —exigió Miley—. ¿Amenazarla? ¿Secuestrarla?
—******* —dijo en español con un gesto de rabia—. ¿Qué clase de hombre te crees que soy?


Miley pensó que una vez había sabido la respuesta a esa pregunta. En ese momento, ni siquiera se arriesgaba a aventurar una.
—Pretendo conocerla, pasar algo de tiempo con ella —su mirada la atrapó—. Acéptalo, va a suceder, Miley —hizo una pausa casi imperceptible—. De un modo u otro.


Le estaba dando a elegir, eso era evidente: el camino fácil o el campo minado que suponía la vía legal.
Cerró los ojos un momento incómoda por la situación en que la estaba poniendo. Estuvo a punto de mandarlo al infierno y que ocurriera lo que ocurriera.


Por ella no le importaba, pero quería proteger a su hija y hubiera caminado sobre brasas antes de exponer a Destiny a cualquier cosa que pudiera hacerle daño o hacerle perder la confianza.
—Eres un despiadado ******* —dijo con amargura.
—¿Algo más?
—Destiny es mía. Yo decidí tenerla —sus ojos se llenaron de emoción—. Yo he sido quien la ha criado y dado amor.
—Me has negado a mí la posibilidad de hacer lo mismo —apretó la mandíbula.
—Tú te la negaste.
—Tú desapareciste.
—¿En vez de quedarme para discutir contigo? —hizo un gesto de incredulidad y siguió con voz ronca—. Por favor. Era como golpearse la cabeza contra una pared de ladrillos una y otra vez. Al final ganaron tu amante y tu familia.
—Eras mi esposa —entornó los ojos.


La palabra «eras» le hizo alzar desafiante la barbilla y lo miró a los ojos.
—Como si eso hubiera supuesto muchas diferencias.
—Te di mi palabra de serte fiel —recordó él al ver las emociones que se apreciaban en su gesto.


Miley no quería pensar en el día de su boda, ni en los días y semanas siguientes. Todo había parecido perfecto en ese momento. Hasta que la realidad se había impuesto, subrepticiamente al principio, y se había visto forzada a reconocer los manipuladores planes de calculada destrucción.
—Palabras vacías, Nick.
—Eso es agua pasada, ¿no? Ahora tenemos asuntos más urgentes que resolver.


Miley sintió que le dolía todo el cuerpo y su gesto se volvió tenso.
—¿Dónde prefieres que la conozca? —dijo él—. ¿En la escuela o en tu casa?
—En la escuela no —dijo para ganar tiempo a ver si se le ocurría otra cosa.


Tampoco en su apartamento. No podría soportar que él invadiera su espacio, donde ella tenía el control y tendría que sacrificarlo en presencia de Destiny… o arriesgarse a provocar una situación que alarmaría a su hija.


Una comida. Podría proponer salir a comer. Algo tranquilo y a lo que Destiny estaba acostumbrada, sería algo corto y agradable… cuanto más corto mejor.
Propuso un lugar y una hora.
—Mañana —añadió y vio cómo se torcía el gesto de Nick.
—Hoy.
—No —dijo ella con firmeza, tenía que controlar la situación.
—Hoy, Miley. A las doce y media —hizo una imperceptible pausa y añadió con una tranquilidad mortal—. Estate allí.


Hoy. Mañana. ¿Cuál era la diferencia? ¿Un día cambiaría algo?
Nick estaba allí. Y no tenía otro remedio que enfrentarse a la situación.
—Si… si —se agobió—. Si accedo, tendrá que haber algunas condiciones.
—¿Cómo cuáles? —dijo Nick contemplándola, notando la oscuridad de su mirada, las sombras que había debajo y la palidez de su rostro.


Parecía que había dormido tan mal como él y sintió una cierta satisfacción al constatarlo.
—En lo que respecta a Destiny, tú eres sólo… —dudó un momento consciente de que «amigo» no era la palabra que quería utilizar— alguien a quien conozco.


Nick sintió la necesidad de agarrarla, pero se contuvo.
—¿Y cuando la prueba de paternidad diga otra cosa?
El rostro de Miley palideció dramáticamente. No quería llegar a eso… al menos no hasta que no quedara otro remedio. Miró el reloj y sintió un nudo en el estómago por la preocupación.



—Tengo que irme, Nick —incluso aunque los semáforos estuvieran todos abiertos, iba a llegar tarde a recoger a Destiny.
Nick se enderezó y sacó un manojo de llaves.
—Te seguiré a una distancia discreta.
—¿Porque no confías en mí? —los ojos le ardían.
—Es un proceso más sencillo que consultar un mapa.


Sin decir nada más, Nick se acercó a un elegante sedán y se sentó tras el volante.


El sonido del motor del coche puso en marcha a Miley, lo imitó rápidamente y sacó el coche hasta el nivel de la calle.
«Maldición», pensó en silencio. ¿Quién se creía que era? Un hombre que dictaba sus propias normas y esperaba que los demás las cumplieran, se dijo severa.


Destiny estaba esperando con una cuidadora cuando llegó a la escuela. Se excusó, abrazó a la niña y después Destiny le hizo un resumen de lo que habían hecho esa mañana antes de dirigirse al coche de la mano de su madre.


Deliberadamente no miró la calle para comprobar si el coche de Nick estaba aparcado en las inmediaciones.
—Vamos a salir —dijo en tono ligero, dominando la espiral de tensión que sentía en el interior.
—¿Al parque? —preguntó la niña esperanzada—. ¿Podemos dar de comer a los patos?


Miley deseó, mientras metía a la niña en la sillita del coche, disfrutar de un placer tan sencillo como echar pan a los patos y comerse unos bocadillos en un parque con su hija. Se inclinó y le dio un beso en la nariz.
—Después de comer, cuando volvamos a casa —prometió, consciente de que no había mejor momento para decirle a quién iba a conocer y por qué.
—Ha venido un amigo de España y nos ha invitado a comer con él —le acarició el pelo y sonrió—. ¿No te parece divertido?


¡Oh, claro, y a un cerdito rosa le saldrán alas y volará! ¿Cómo iba decirle «este hombre es tu padre»?


El tráfico iba bien y tuvo que reprimir la tentación de volver a su apartamento. Sólo saber que Nick las seguiría y provocaría una situación mucho más complicada le hizo seguir el camino del restaurante.


Eligió un camino bastante enrevesado como un pequeño acto de desafío.
¿Lo habría notado él? Seguramente. Aunque no se le notó en el momento de las presentaciones, pensó ella con la boca seca viendo cómo se agachaba hasta ponerse a la altura de Destiny.


Miley se quedó de pie tensa y protectora… ansiosa hasta el punto de la paranoia por la reacción de su hija ante el hombre que constituía semejante amenaza.
¿Qué esperaba? Ella era intensamente consciente de la presencia de Nick, pero era la niña quien atraía toda su atención.


Sociable, educada y amigable, Destiny, saludó a Nick con los ojos abiertos de par en par y mucha solemnidad. Lo miró con la inocencia de los pocos años, juzgándolo hasta que el instinto acabó con la inicial desconfianza y una sonrisa llenó su boca.
—Hola, soy Destiny —extendió una manita de modo formal.
Nick la estrechó con mucho cuidado.


El corazón no se le derritió, el estómago en realidad no daba saltos… pero Miley se sentía como si así fuese: padre e hija.
Había una parte de ella que quería guardar ese momento en un lugar seguro… para Destiny, se dijo a sí misma en silencio.


El lugar demostró ser adecuado, la comida estaba bien presentada y era buena. No era, pensó Miley, a lo que estaba acostumbrado su ex marido, pero perfecto para una niña pequeña.


Era complicado fingir la risa y parecer tranquila y cómoda cuando en el interior deseaba cualquier cosa menos que Nick estuviera allí.


Le costó un gran esfuerzo mantener la apariencia de amistad y disimular el torbellino interior que sentía al ver cómo la compenetración surgía entre padre e hija.


¿Por qué no iba a estar Destiny encantada con un señor que su madre había presentado como un amigo? Había apelativos que ya llevaban en sí mismos la aprobación; además Nick tenía un encanto innato al que podía recurrir cuando quería.


Y quiso, con una facilidad que Miley, reacia, tuvo que admirar mientras lo odiaba en silencio por ganarse el inocente corazón de su hija.
—Vamos a parar a dar de comer a los patos de vuelta a casa —anunció Destiny mientras Nick se hacía cargo de la cuenta.
—Eso parece divertido —dijo Nick dulcemente y Destiny rió encantada.
—Puedes venir también, si quieres.
«Por favor, no», rogó Miley en silencio. Comer ya había sido bastante. Si tenía que pasar más tiempo en su compañía, sería demasiado.


Nick se metió la cartera en el bolsillo y dedicó su completa atención a la niña.
—Tengo otro compromiso esta tarde, pero me encantará verte dar de comer a los patos otro día.
—¿Mañana?
Nick miró de reojo a Miley.
—¿Está de acuerdo tu madre?
«¡Gracias por ponerme en una situación tan envidiable!», pensó. Un «no» sería mezquino y decepcionaría a su hija. Además no pensaba darle a Nick esa satisfacción.
Fingió un sonriente consentimiento.
—Mañana está bien —un corto paseo y después se llevaría a Destiny a casa.
—Quizá podríamos comer unos bocadillos en el parque.
—Me encanta comer en el parque —dijo Nicki con las manos juntas.


Si las miradas matasen, pensó Nick, él estaría muerto. Aunque tenía que reconocer que Miley disimulaba bien. Y sobre su hija, su propia hija sin lugar a dudas, tenía una gran opresión en el corazón por las ganas de abrazarla.


Había esperado sentir algún tipo de conexión, incluso afecto, pero ese potente vínculo lo había sorprendido completamente.
Nick imitó a Miley y se puso de pie. Sus ojos recorrieron sus desconfiadas facciones y después se detuvieron en unos brillantes e inocentes ojos marrones.
—Tenemos una cita.
—Una cita —repitió Destiny mientras agarraba a su madre de la mano inconsciente de la tensión que había entre los dos adultos.
«Muy bien», asumió Miley, «estás en minoría», pensó en silencio deseando gritar. No era jugar limpio por parte de 



Nick manipular a una niña, pero era despiadado en conseguir lo que quería… y quería a Destiny.


Salieron del restaurante al aparcamiento anexo.
—Gracias por la comida —dijo Miley en el tono más amable que pudo.


Notó el brillo que había en la mirada de él, pero lo ignoró.
Nick sacó un sobre de un bolsillo y se lo tendió.
—El formulario de la autorización. Fírmalo y devuélvemelo mañana.


La prueba de paternidad. Podría retrasarla, pero ¿cuánto tiempo? ¿Unos días… una semana?
Si se negaba y él se veía forzado a emprender la vía legal…
—No —advirtió Nick con calma.
¿Cómo era posible que una palabra tan corta tuviera tanto significado?


Consciente del interés de Destiny, Miley metió el sobre en el bolso, dibujó una sonrisa superficial y llevó a la niña al coche, al tanto de la presencia de él mientras acomodaba a su hija en la sillita.
—Hasta mañana —dijo Destiny sacudiendo la mano mientras Nick le abría la puerta del coche a su madre.


Nick le dedicó una cálida sonrisa a la niña.
Durante unos segundos interminables, Miley se sintió atrapada por el recuerdo de la química sexual (uuu sucia hahah) . Arrastrada por la sensualidad que corría por sus venas, espontánea, eléctrica… y definitivamente indeseada.


Había estado ahí, agazapada bajo la superficie desde el momento en que había oído su voz. Haber estado en su compañía sólo había empeorado las cosas.


Se había visto obligada a revivir evocaciones, recuerdos cautivadores por su intensidad.
Incluso en ese momento, su cuerpo parecía reconocerlo y le costaba contener el torrente de sensualidad que corría dentro de ella.


No quería recordar la pasión que los había consumido, la sensación de sus manos, su boca… cómo se sentía completamente perdida en él.
«Vete», le decía una voz interior. «Enciende el motor y vete. Ya». Consiguió sobreponerse a los recuerdos y se centró en la charla de Nicki sobre «el amigo de mamá» y la comida en el parque del día siguiente mientras se preparaba para irse a trabajar.
—Tengo muchas cosas que contarle a Liz. 



Miley se inclinó para dar un beso a su hija justo cuando sonó el timbre.
—Sé buena, ¿eh?
—Como siempre —respondió solemne la niña.
—Diablillo.
—Un diablillo bueno.
Miley la abrazó con fuerza y después le pasó la mano por los rizos.
—Muy muy buena —dijo y fue a abrir la puerta a Liz.



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bien espero les haya gustado y pues alguien pregunto si sabia de quien era no se de quien es la vercion original pero voy a buscar 

4 comentarios:

  1. aaaaaaaaaahhhhhhhhh
    ME ENCANTO LO EESTUVE ESPERANDO ACE UFZZZZ]
    YA ESTABA TRISTE Y MOLESTA POR TU NO SUBIAS NI UN CAP!:/
    PERO GRASIAS POR EL CAP.
    ESPERO K SUBAS MAS SEGIDO POR FAVOR!!
    GRACIAS TQ♥

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  2. AHHHHHHHHHHHHHHH!! PORFA SEGUILA!!! APENAS ESTA NOVE ESTA EN EL CAP 3 Y YA ME ESTA ENCANTANDO! JAJA BESOTESSS Y ESPERO EL SIGUIENTE CAPI :D

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  3. beehjokfmnfej maldito blog me odia no me aviso que habias subido capitulo, y tu tampoco me avisaste Jeny grrr, oj ya, me encanto hahaha me confundo es Destiny o Nikci

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  4. jajajaja me re encanto en serio..! siguela plisss esta super buena..!! =)))

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