jueves, 22 de marzo de 2012

En su Cama Cap: 4


La imagen de Nick había poseído el subconsciente de Miley y  llenado sus sueños de pesadillas, así que se despertó, a causa del insistente sonido del despertador, como si no hubiera dormido nada.
Nada bueno.

Tenía un trabajo de responsabilidad, trabajaba por las noches, y en ese momento lo único que deseaba era hundir la cabeza en la almohada, sacar otra hora de sueño y no tener que enfrentarse a un día lleno de problemas.

Imposible.
—¿Estás despierta, mamá?
Unos ojos brillantes, el pelo revuelto, una sonrisa amplia… la luz de su vida.
Miley abrazó a su hija y le dio un beso en la frente.
—Buenos días, corazón.
—Hoy vamos a ir a comer al parque.
—Ajá —hizo cosquillas a su hija y provocó una oleada de risas—. Hora de levantarse, lavarse, vestirse, desayunar y…
—Salir a las nueve —completó Destiny el conocido mantra mientras salía de la cama.

La comida, los patos, Nick.
No necesariamente en ese orden, aunque sí una combinación de los tres temas fue el asunto de conversación de la niña durante toda la mañana.


Miley conducía con los dientes apretados mientras volvía a casa tras dejar a su hija en la escuela.
Si volvía a oír el nombre de Nick otra vez… diría algo que lamentaría.

Una hora en compañía de él y Destiny estaría subyugada por Nick. No era justo.
Cambió el semáforo y detuvo el coche.

Se encontraba entre la espada y la pared. Firmar la autorización para la prueba de ADN era algo de segundo orden en comparación con lo demás.


Los demonios de la noche reaparecieron multiplicados por diez y el estridente sonido del claxon de un coche la hizo volver bruscamente a la realidad.
El zumbido insistente del móvil a los pocos minutos de salir del cruce la obligó a hacer una serie de complicadas maniobras para cambiarse de carril, apartarse a un lado y atender la llamada.
—Miley.
La familiar voz masculina hizo que se disparara su tensión y le supuso un gran esfuerzo dar una respuesta fría.
—¿Qué quieres?
—Tenemos que hablar. Hay una cafetería no muy lejos de tu apartamento. Reúnete allí conmigo en diez minutos.
—Tengo cosas que hacer, Nick.
—Esta mañana —dijo Nick—, en presencia de Destiny, o por la noche en tu trabajo, hablaremos.
—No puedes… —dijo para detenerse a media frase.
No tenía escrúpulos a la hora de alcanzar sus objetivos.
—Elige.
Sintió como la rabia inundaba su cuerpo y en ese momento sintió auténtico odio hacia él.
—No tengo elección.
—Te pediré uno con leche.

Que se fuera al infierno. Estuvo a punto de decirle lo que podía hacer con el café con leche, pero en algunos momentos el silencio era algo valioso, así que sencillamente colgó.
Miley llegó a su bloque de apartamentos y metió el coche en el aparcamiento subterráneo, lo cerró, tomó el ascensor para subir al bajo y salió a la soleada mañana.

La cafetería estaba cerca y tenía una terraza con sombrillas. Un lugar donde los amigos quedaban para tomar cafés selectos y platos exquisitos, hablar de negocios, charlar y ver pasar el mundo. Allí estaba, sentado en la terraza, Nick.
En lugar de su habitual traje formal, llevaba unos chinos negros y una camisa blanca abierta en el cuello.

Aquello le daba una imagen de relajación… algo que ella sabía que era engañoso. A pesar de las apariencias, Nick raramente bajaba la guardia. Así era como había llegado a ser quien era.
Nick la miró mientras se acercaba y ella notó el impacto de esos oscuros ojos que abrasaban los suyos y eran testigo por un instante de una vulnerabilidad que rápidamente consiguió ocultar.

Nick hizo una señal al camarero mientras ella se sentaba.
Sin maquillaje, excepto un toque de brillo en los labios, el pelo recogido y vestida con unos vaqueros y una camiseta sencilla, parecía una adolescente.
Pero las apariencias podían engañar, pensó él, completamente consciente de la pasión que podía ocultarse bajo esa fría fachada. Recordaba demasiado bien la sensual delicia de su cuerpo, las caricias y su ansia por compartir… todo.

Una oleada de calor lo recorrió mientras notaba su espontánea respuesta, su necesidad de que se rindiera. Que fuese suya como ya había sido… y volvería a ser.
Ninguna otra mujer había estado tan cerca de él como ella y deseaba recuperar lo que había tenido una vez.
Peor, quería que ella pagara por haberle intentado ocultar la existencia de su hija y haberle impedido conocerla.
—Miley.
El camarero le puso su café con leche, ella tomó dos sobres de azúcar, los abrió y los yació en la taza. Tomó un sorbo, dejó la taza encima del plato y miró a Nick de un modo estudiado.
—Hagamos esto lo más rápido posible, ¿de acuerdo? —dijo ella con frialdad.
—Pongamos las cartas sobre la mesa —dijo Nick arrastrando las vocales.

Era un estratega soberbio que jugaba según sus propias reglas… y siempre aguardaba el momento de dar el golpe de gracia.

Había sido precisamente eso lo que la había mantenido despierta durante muchas noches y lo que había llenado sus sueños un largo tiempo.
—Sí —retrasar las cosas no solucionaría nada.
—El primer paso es establecer una evidencia legal de mi paternidad.
—Algo que no consentiré hasta que no conozca tus intenciones —su tono fue incluso amable—. A corto y largo plazo.
—Decida lo que decida será en beneficio de Destiny —aseguró con odiosa autosuficiencia.
—¿Cómo puede ser eso? —exigió Miley mirándolo—. Reclamar el derecho de custodia será una perturbación total de su vida. Su escolarización, amigos, familia. Alterará toda su estabilidad —notaba que se iba encendiendo—. Soy su madre, maldita sea…

La miró durante lo que pareció un siglo apreciando su ira contenida, la reprimida necesidad de enfrentarse con él.
—¿Destiny nunca ha mostrado curiosidad por la ausencia de un padre?

Miley ignoró la suavidad de su voz, la ira latente, pero contenida, y se enfrentó a la oscura inflexibilidad de sus ojos.
—Era inevitable. En cuanto empezó a ir a la escuela infantil —dijo ella.
—¿Y?
—Le conté la verdad de un modo muy básico —dijo ella sin aflojar la mirada.
—Acláramelo —alzó una ceja.
—Le dije que me había separado de su padre antes de que ella naciera —se pasó la mano por el pelo en un gesto inconsciente—. Hoy en día muchos niños tienen padres o madres solteros o separados.
—Pero tú sigues casada —se reclinó en el respaldo de la silla, Miley. Conmigo.
—No por mucho tiempo.
—¿Por qué, después de cuatro años, sólo has considerado solicitar el divorcio ahora?
—No soy parte de uno de tus negocios. Nick, así que deja de jugar al psicólogo conmigo —dijo con rabia y frustración—. Dime claramente lo que quieres.

Por un momento le pareció ver un atisbo de sombra en el fondo de sus ojos, pero rápidamente lo descartó.
—¿Respecto a Destiny?
—Por supuesto.
—Lo primero. Quiero regalarle a un anciano enfermo la oportunidad de conocer a su única bisnieta.

No era la respuesta que ella esperaba, ni tampoco la mezcla de emociones que le llenó el corazón.
—¿Ramón está enfermo? —la única persona de toda la familia que había intentado suavizar la oposición a la elección de esposa que había hecho Nick. Alguien que se había convertido en su aliado—. ¿Cómo de enfermo?
—Los médicos dicen que es cuestión de meses. Puede que menos.
Lo que eso implicaba se convirtió en una vívida realidad. 

Lograr ese objetivo suponía llevar a Destiny a España. El dolor se incrementó en su interior hasta convertirse en un torbellino.
—No permitiré que la saques al extranjero —la racionalidad se la llevó el viento—. No tiene pasaporte. Demonios, ¡ni siquiera te conoce!
¿Qué pasaba si no volvía a llevarle a la niña? ¿Qué pasaba si Destiny se afligía, se asustaba?
—Naturalmente, tú podrías acompañarla.
¿Volver al lugar donde había pasado los peores veinte meses de su vida? ¿Relacionarse con una familia que había ocultado su desaprobación por la elección de Nick bajo un manto de amabilidad? ¿Volver a ver a una antigua amante que había resultado no ser tan antigua y que había disfrutado interponiéndose y provocando el caos?
—¡Tienes que estar de broma!
—Unas semanas —dijo Nick—. Eso es todo.
—No —dijo tras cerrar y abrir los ojos.
—Le he dado mi palabra a Ramón.
—¿Ramón sabe de la existencia de Destiny? —eso sólo empeoraba la situación.
—Mi abuelo fue… —hizo una pausa casi inapreciable— informado de la existencia de Destiny de un modo involuntario.

No era difícil imaginar cómo. Penélope, la tía viuda de Nick, era una mujer amargada que disfrutaba entrometiéndose en todo.

No tuvo ninguna dificultad en imaginarse a Frank informando de su encuentro de hacía una semana y el modo en que Penélope se habría enterado.
—¿Y? —entornó los ojos y alzó una ceja de modo inquisitivo.

Deliberadamente bebió un sorbo del café y después otro antes de volver a dejar la taza en su platito y mirarlo directamente a los ojos.
—No dudo de la legitimidad de tu petición, pero no trates de usarla como una cortina de humo —¿pensaba que era tonta?
—¿Por qué haría algo así?
Miley ya había colocado el clavo, sólo le quedaba darle con el martillo.
—Para ganarte mi simpatía, y dejar a un lado el asunto principal —endureció un poco la expresión—. ¿O es que eso no forma parte de esta conversación y ya has dado instrucciones a tu representante legal para que me informe de tus intenciones?

No tenía miedo cuando se trataba de proteger a su hija. El admiró su fuerza y su determinación… y ponderó si sería consciente de que aquello no tenía sentido con él.
—Dedicaré tiempo a que trabajemos sobre un acuerdo de custodia —ofreció Nick con indolencia—. Tenemos que ver qué nos conviene y, sobre todo, asegurarnos de que el acuerdo al que lleguemos sea lo mejor para Destiny. Su bienestar emocional es lo primero, ¿no?
—El bienestar emocional de mi hija está bien como está.
—Pero las circunstancias han cambiado —dijo con deliberada calma—. Destiny ahora tiene madre y padre. El sistema legal intenta ser justo. Si no somos capaces de llegar a un acuerdo amigable, un tribunal se hará cargo del caso y dictaminará —hizo una pausa y la miró fijamente—. Tal y como son los hechos, ¿tienes alguna duda de que un juez no me denegará un acceso razonable a mi hija?

No, estaba segura de que sería así, pero confiaba en que no autorizaría su salida de Australia.
—¿Por qué tengo la sensación de que hay una razón oculta detrás de todo esto? —preguntó con un creciente disgusto.
—Una que evidentemente tú no has considerado —lanzó Nick y luego enfatizó—: el derecho de Destiny a ser una heredera legítima de la familia Jonas.

Alzó la barbilla y sus ojos se volvieron oscuros y con destellos dorados como la obsidiana antes de decir:
—¿Por eso exiges una prueba de paternidad?
—Hay una fortuna en juego.
Suficiente para convertir a Destiny en una niña rica y malcriada.
—No.
—Tiene derecho como heredera.
—¿A no saber nunca si gusta por sí misma o por quien es o por lo que se puede sacar de ella? ¿A vivir en una jaula dorada para estar protegida? ¿A no poder disfrutar de una niñez normal?

Nick se terminó su café e hizo una señal al camarero para que le llevara otro, indicando sólo uno cuando Miley le hizo un gesto de que ella no quería.
—La riqueza tiene riesgos. Los guardaespaldas son discretos. Es algo con lo que se aprende a vivir.

Miley recorrió el entorno con la mirada, después volvió a mirarlo a él.
—Ahora me dirás que los tuyos están sentados aquí al lado —dijo con deliberado cinismo y notó cómo torcía ligeramente la comisura de los labios.
—Tres mesas a tu derecha. Alto, pelo oscuro, moreno, vestido con unos vaqueros y un polo. Carlos también es mi asistente personal.

No había notado la presencia de nadie, ni sentido esa inexplicable punzada en la nuca… y, definitivamente, no había visto a nadie que pareciera sospechoso. Pero tampoco se había planteado la posibilidad. Estaba en Perth, Australia. Una mujer joven que vivía con su hija de un modo completamente normal.

Muy, muy lejos de Madrid y del estilo de vida de los Jonas, donde la protección de los miembros de la familia formaba parte de la existencia.

Era perfectamente consciente del velado escrutinio de Nick, observaba sus cambios de humor, los interpretaba cada vez más cerca de dar el golpe.
—Firma el formulario, Miley. Solicita el pasaporte para Destiny y recuerda que el viaje al extranjero podría ser inminente.

Un escalofrío le recorrió la espalda. Sin pasaporte, Destiny no podría salir de Australia. Una vez que tuviera pasaporte, su hija podría viajar… a cualquier sitio. Sin su madre.
La sola idea hizo que su tensión se disparara y con ella el temor a un secuestro por parte de Nick, si estaba decidido a llevar a la niña a Madrid con o sin la autorización de su madre.
Algo contra lo que lo lucharía por todos sus medios.
—¿O me llevarás a los tribunales?
—¿Por qué no ves la estancia en Madrid como una oportunidad de que Destiny se acostumbre a mi casa, a mi familia y a disfrutar de la ciudad con la seguridad de tu acompañamiento?
Sabía lo que iría a continuación y él no la decepcionó.
—Ramón conocerá a su bisnieta. ¿Es demasiado pedirte?
—¿Y cómo le explico esas vacaciones a Destiny? Es inteligente para su edad. Hace preguntas, espera respuestas.
—¿Por qué no irle contando poco a poco la verdad?
—¿Una sugerencia de un hombre que no tiene experiencia con niños? —preguntó con escepticismo.
—¿Es tan difícil aceptar que esa sugerencia pueda ser buena?
—Estoy dispuesta a escucharte —dijo con evidente tono de burla.
—Pero también tienes prejuicios.
—Bien fundados —dijo lanzando fuego por los ojos.
—Centrémonos en lo que no ocupa.
—¡Por supuesto!

Nick deseó cambiar aquel fuego en pasión, reducir la ira y hacerla gemir con sus caricias, su boca. Hacerla recorrer con él el sendero que llevaba al éxtasis que una vez habían disfrutado juntos. Y volverían a disfrutar. Pretendía que así fuera. Por el reto… y por la venganza.
—Deja que Destiny sepa que soy pariente de Ramón. Eso explicará por qué os acompaño a visitarlo a Madrid.
—¿Crees que Ramón aceptará algo así?
—Sé que sí.
—¿Y Penélope? —preguntó con una carcajada de cínico escepticismo.
—Penélope lo aceptará —afirmó Nick con fuerza.
—Claro, y los cerdos vuelan.
—Tu comparación es graciosa.
—Pero… adecuada.
—Pareces olvidar que yo controlo los fondos de los Jonas de los que Penélope recibe sustanciosas cantidades para mantener su estilo de vida.
Lo sabía. Y sabía que era lo bastante despiadado para obligar a su tía a aceptar bajo amenazas.
—Quizá se lo explicarás cuando pretendas que Nicki deba saber…
—¿Qué soy su padre? —interrumpió Nick—. En el momento adecuado.
Que seguramente no sería durante su estancia en Madrid. Parecía lógico pensar que Destiny y ella se quedarían en un hotel en Madrid y llamarían a diario a Ramón… cuya enfermedad no le permitiría visitas muy prolongadas.

Sería un buen momento para mostrar a Destiny algunos de los aspectos de la cultura de su padre, para viajar y pasarlo bien. Era tan fácil rendirse… Y casi lo hizo. Pero aún había algunas cosas que necesitaban aclaración.
—¿Cuál es el objetivo, Nick?
—¿Por qué crees que hay alguno?
—Tengo razones para desconfiar de tus intenciones.
—Siempre he sido sincero contigo.

Miley lo contempló en silencio apreciando su apariencia de latente poder y decidió apostar con sus propias cartas.
—Antes de que acceda a nada —dijo con tranquila determinación—, tendrás que firmar un documento notarial describiendo con detalle un programa de custodia para los próximos dos años, sujeto a mi aprobación y renovable a discreción mía.
—A lo mejor —dijo sin cambiar de expresión— podrías darme algunas orientaciones sobre el acuerdo que tú considerarías aceptable.
—Destiny puede pasar dos semanas contigo, dos veces al año —era una concesión tan pequeña que resultaba patética—, pero tú podrás venir a Perth a visitarla con la frecuencia que te permitan tus negocios.
—¿Esas son tus condiciones? —dijo con una suavidad casi mortal.
—Hay una cosa más. Billetes de vuelta a nombre de Destiny y mío y alojamiento para dos semanas.
—Tres.
—¿Perdón?
—Tres semanas. Los billetes son innecesarios. Viajaremos en mi avión privado.
Le costó reprimir una carcajada. ¿Cómo iba a desaprovechar una oportunidad de hablar de su avión?
—En ese caso, dos billetes de vuelta de Madrid a Perth.
—Fija una fecha y te aseguro que el avión estará a tu disposición.

Miley se puso de pie, sacó un billete para pagar su café con leche y lo metió debajo del platito de la taza.
Un gesto de independencia, se dijo mientras guardaba el monedero.
—Pondré por escrito todo lo que hemos hablado y te lo llevaré cuando nos veamos en el parque —dijo y echó un vistazo al reloj sorprendida por lo rápidamente que había pasado el tiempo.
Sin decir ni una palabra más, se dio la vuelta y volvió a su apartamento, consciente de una extraña sensación en la boca del estómago.

Había esperado que Nick discutiera las condiciones, incluso que las rechazara. ¿Por qué no lo había hecho? Porque había logrado su objetivo: su permiso para que Destiny conociera a Ramón Jonas, el patriarca de la dinastía. Aunque ella había puesto las condiciones.

Incluso más, había insistido en que un determinado número de esas condiciones se firmaran ante notario. Además, el pasaporte de Destiny permanecería en poder de ella durante todo el viaje, se aseguraría de ello.

Había considerado todas las contingencias, decidió con satisfacción mientras imprimía dos copias. Cerró el portátil y preparó una neverita con fruta y bebidas, recogió su bolso y bajó en ascensor al portal.

4 comentarios:

  1. hahhaha efgbhfjkdplmj maldito blog no me avisa cuando subes, algo debe de pasar ¬¬. grrr maldito Nick lo unicza que quiere es venganza o que?? en todas la novelas hace de estupida, bueno y es que lo es

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  2. Me Encanto..! siguelaaaaa esta super buena..! jajajaja =)

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  3. aaaaaaawwww POR FA SIGELA ME ENCANTA SIGELA
    UNA MARATON PORFIS ME ENCANTA ESTA NOVELA SI? JENY SUBE SUBE UNA MARATON TQ♥
    AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥AMO♥NILEY♥

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  4. PORFA!!!!SEGUILAAAAAA!!!! ME ENCANTO EL CAPI!!! PORFISSS SUBI LO MAS PRONTO QUE PUEDAS , SIIII??? JAJA , BESOTESS

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