miércoles, 19 de marzo de 2014

Tù eres mi Amor - Cap: 15



Miley abrió lentamente los ojos. Un sol de mediodía inundaba la habitación, tenía un ligero dolor de cabeza y estaba sumida en una extraña melancolía. Su mente poco despejada, se negó a funcionar por unos momentos, después revivió la escena de la víspera en el despacho de su padre. Cerró los ojos horrorizada y luego se dijo que debía poner punto final a ese asunto.

-¡Es increíble!-murmuró

Su odioso vecino no era otro que el famoso duque de Claymore y la había comprado a su padre. Por más absurdo que pudiera parecer estaba prometida al duque, ese notorio libertino. ¿Cómo podía su padre haber hecho algo así?

Empezó a buscar fórmulas para desesperar al duque, si era lo suficientemente hábil puede que el comprendiera que ella no era la esposa ideal.

Llamaron a la puerta, y lady Anne apareció con una sonrisa en los labios. ¿De que lado estaba ella?

-¿Cuándo te enteraste de todo esto?-preguntó 
Miley.

-El dia que me viste enviando cartas a tu tío a cuatro países diferentes y anular mi viaje a Londres-respondió Anne sentándose en la cama .

-¡Ah!-murmuró 
Miley aliviada.

Su tía había llamado a Edward para que viniera en su ayuda, por lo tanto no la había traicionado. Al verla sacudida por los sollozos, Anne la cogió en sus brazos.

Todo se arreglará, ya lo verás-le dijo con voz suave acariciándole el pelo.

Después 
Miley se sintió mucho mejor, Anne fue a buscar una toalla húmeda y le limpió las lágrimas.

-Me voy a casar con Paul, es una decisión que tomé cuando era una niña, pero aunque no fuera así jamás me casaría con ese ser inmundo-
Miley se quitó la toalla de los ojos a tiempo de ver a su tía frunciendo el ceño-¿Tu estas de parte de Paul verdad?

-Yo estoy de tu parte, eres la única que cuenta, solo deseo lo mejor para ti-respondió dirigiéndose a la puerta-Te voy a mandar a Clarissa, pronto será mediodía y Su Gracia va a venir a buscarte a la una.

-¡Su Gracia!-repitió 
Miley furiosa al oir a su tía recordarle el rango del duque.

¿Era así como debía dirigirse a el?

-¿Quieres que te planchen el nuevo vestido?
Miley miró por la ventana, no quería aparecer atractiva delante del duque, quería llevar algo feo, y sobre todo un vestido que el no hubiera pagado.

-No-contestó-llevaré otro.

Cuando llegó la doncella, 
Miley ya había hecho su elección y mostraba una sonrisa perversa.

-Clarissa, ¿Dónde está ese viejo vestido negro que llevaba la criada para limpiar las escaleras?

-Lady Gilbert me ha dicho lo que le paso ayer por la tarde-respondió Clarissa llena de compasión-Si quiere luchar contra el, cometerá un grave error.

-Por favor no me lleves la contraria-dijo 
Miley al borde de las lágrimas-Necesito tu ayuda. Si soy lo suficientemente fea, quizá renuncie a casarse conmigo.

-Siempre la he respaldado y mis canas son testigo de ello, no la abandonaré esta vez.

-Gracias. Ahora sé que tengo al menos dos aliados. Tres si contamos a Paul.

Un poco más tarde, 
Miley miró con aprobación su aspecto mientras Clarissa le ataba el pelo en la nuca con una cinta negra. Este estricto peinado realzaba sus inmensos ojos verdes, su palidez y su belleza frágil, ella sin embargo se encontraba de todas formas horrible.

-Es perfecto Clarissa, y es necesario que te apresures, Su Gracia puede esperar todavía algunos minutos, eso forma parte de mi plan. Quiero demostrarle que no me impresiona en absoluto a pesar de su título.

Bajó al salón con una media hora de retraso. Al llegar delante de la puerta, enderezó los hombros y entró sin hacer ruido.

Nicholas casi le daba la espalda mientras se daba golpecitos con los guantes en los muslos, emanaba de el una autoridad natural que rompió la seguridad de 
Miley  ¿Cómo pudo creer que podía hacerle cambiar de idea? Solo le quedaba aguantarle hasta la vuelta de Paul.

-¿Me ha llamado?-pregunto con tono indiferente mientras cerraba la puerta.

El estaba decidido a mantener la calma en cualquier circunstancia pero al verla, no pudo dominar su cólera. Se había vestido como una criada, con un delantal anudado en la cintura y con una cofia en el pelo.

-Se ha expresado usted con claridad 
Miley -dijo el secamente-Ahora me toca a mi. No quiero que se vista nunca más de este modo.

-Todos en esta casa somos criados-respondió ella-Y yo soy la más humilde de todos ya que usted me compró en el monte de piedad.

-Le prohíbo que me hable así-amenazó Nicholas-Yo no soy su padre.

-No, usted es mi propietario.



El se plantó delante de ella con un salto y la cogió por los antebrazos, ella notó su cuerpo tenso por la ira. Levantó los ojos y la furia de Nicholas se disolvió en un instante. Sus ojos verdes le miraban desafiantes, pero también vio en ellos el brillo de las lágrimas, por culpa de el, ella tenia ojeras y la piel pálida.

-¿Tan desgraciada te hace sentir el solo hecho de pensar en convertirte en mi esposa querida pequeña?-Preguntó suavemente.

Sorprendida por el súbito cambio, 
Miley no supo como responder. Una carcajada resonó en el vestíbulo, seguida de un ruido de pasos; alguno invitados iban al comedor.

-Salgamos de aquí-dijo Nicholas.

Se dirigieron a través del césped hasta el estanque, Nicholas se detuvo bajo un olmo centenario.

-Aquí al menos estaremos tranquilos-dijo.
Miley tuvo ganas de contestarle que esa era la última cosa que ella deseaba, pero se calló, demasiado conmocionada para hablar.

-Estaríamos más cómodos para hablar si nos sentáramos-propuso Nicholas extendiendo su chaqueta sobre la hierba.

-Prefiero seguir de pie-replicó 
Miley con desdén.

-¡Siéntese!

Impresionada, ella obedeció pero se sentó en la hierba.

-Tiene razón-dijo Nicholas-es mejor ensuciar ese vestido que mi chaqueta favorita.

Recogió la prenda y se la puso sobre los hombros a ella, sentándose a continuación a su lado.

-No tengo frío-dijo la joven intentando soltarse.

-Muy bien, entonces puede quitarse esa ridícula cofia.

Uniendo el gesto a la palabra, le quitó la prenda lo la hizo enrojecer de cólera.

-Es usted un...

Se calló al ver en sus ojos grises un brillo de diversión.

-Continúe por favor.

Ella hubiera querido pegarle.

-Me gustaría encontrar las palabras para expresar el odio que siento por usted y todo lo que representa.

-Estoy seguro de que las encontrará.

-¿Sabe? Le detesto desde el día que nos encontramos en el baile de máscaras.

-Me entristece saberlo-dijo el después de mirarla un momento-Yo en cambio pensé que era usted la persona mas encantadora que Dios ha creado.
Miley se sintió tan asombrada por su voz acariciadora, que giró rápidamente la cara y estudió su expresión esperando encontrar una mirada sarcástica. El acarició con suavidad su mejilla y su barbilla.

-Varia veces, cuando estuvo en mis brazos, me pareció que no me detestaba, de hecho parecía apreciar...

-¡Nunca he apreciado sus atenciones! Siempre las encontré... -
Miley buscó desesperadamente la palabra adecuada sabiendo que el duque no se dejaría engañar.-Siempre las encontré muy turbadoras.

El continuó acariciándola, llegando hasta el lóbulo de la oreja. Un escalofrío recorrió a 
Miley.

-Yo también estaba turbado querida pequeña.

-Y usted continuó mientras yo le pedía que se detuviera, en este momento siento que está esperando la oportunidad para saltarme encima.

-Es cierto-confesó el con voz ronca-Me atrae usted como un imán. Y es recíproco.

-¡Es usted odioso!

El puso un dedo sobre los labios de la joven y le sonrió. 
Miley se levantó rápidamente.

-Estoy cansada, voy a entrar, no puedo soportar todo esto.

Con un salto, el la cogió por los brazos y la obligó a mirarle.

-Déjeme enumerarle todos los horrores que la he hecho soportar. Soy un ser sin corazón que ha salvado a su padre de ir a prisión pagando sus deudas. Soy tan egoísta que la he visto coquetear sin avergonzarse con Sevarin en el picnic mientras todavía sentía el sabor de sus besos en mis labios. Y todo esto ¿por qué? Porque soy lo bastante cruel para querer darle mi nombre, mi rango y mi lujosa vida. ¿realmete me merezco su hostilidad?
Miley tragó saliva y volvió la cabeza, ya no sabía que pensar.

-Ignoro lo que usted merece-dijo.

-Entonces yo se lo diré-respondió Nicholas levantándole la barbilla-Merezco que deje de odiarme y que no me haga responsable de la conducta de borracho de ayer de su padre.

Mortificada, 
Miley noto que las lágrimas le subían a los ojos, sacudió la cabeza para rechazar el pañuelo que le tendía Nicholas.

-Es el cansancio-explicó ella-No he dormido bien esta noche.

-Yo tampoco-dijo el acompañándola a la casa.

Por la puerta abierta se oía el murmullo de las risas y de las conversaciones.

-Daremos un paseo a caballo mañana por la mañana. Si queremos evitar las murmuraciones de los invitados es mejor que nos encontremos directamente en los establos a las diez.

Sola en su habitación, 
Miley se quitó el vestido, se sentía abatida, sin embargo debía aparecer por el salón. Se metió en la cama y cerró los ojos. Cuando despertó la luna llena iluminaba el cielo.



Nicholas bromeaba con Thomas apoyado en la barrera. 
Miley consiguió sonreir a este último pero su rostro se puso serio en cuanto miró al duque. Nicholas dio un suspiro resignado.

-Su caballo está preparado-dijo señalando a Khan con un movimiento de la cabeza.

Galoparon uno al lado del otro por el campo, poco a poco el aire fresco devolvía a 
Miley toda su energía. En el borde del bosque, allí donde la pradera descendía hacia el río, Nicholas bajó del caballo y después ayudó a Miley a bajar.

-El paseo le ha sentado bien-dijo al ver las mejillas enrojecidas de ella.

-Me siento mejor, en efecto-respondió ella intentando no poner mala cara-Adoro la equitación.

Y yo adoro mirarla-dijo el dirigiéndose al río-Es usted de lejos la mejor amazona que he visto nunca.

-Gracia-respondió 
Miley lanzando una inquieta mirada al sicomoro bajo cuyas ramas Nicholas la había besado.

El dejó la chaqueta en la hierba en el mismo sitio de su encuentro anterior.

-Prefiero quedarme de pie-dijo ella rápidamente

Retrocedió y se apoyó en el tronco de un árbol. Nicholas puso un pie sobre una roca y la miró sin decir nada. 
Miley empezó a sentirse incómoda.

-¿Por qué no montó este caballo en la carrera?-preguntó para romper el silencio-Es mucho más rápido.

-Vi que su semental se cansaba rápidamente-respondió el duque con una sonrisa divertida-Escogí ese porque tenía las mismas fuerzas que el suyo, así teníamos igualdad de oportunidades.

-Me hubiera gustado ganarle aunque hubiera montado usted una cabra-dijo ella riendo.

-Hace tres años que la conozco y me sigue divirtiendo de la misma manera.

-¿Tres años? ¿Cómo es eso posible?

-La primera vez que la vi estaba en una tienda con su tía. La vendedora intentaba que comprara un horrible sombrero cubierto de frutas diciendo que los hombres caerían a sus pies si lo llevaba.

-No me acuerdo-dijo 
Miley-¿Lo compré?

-No. Le replicó que si los hombres caían a sus pies sería solo para evitar que les picara el enjambre de abejas que se verían atraídas por tal cantidad de fruta.

-No me extraña-admitió 
Miley confundida por la ternura que notaba en la voz de Nicholas-¿Fue entonces cuando deseó conocerme mejor?

-Desde luego que no-respondió el-No me hubiera gustado enfrentarme al brillo de sus ojos verdes.

-¿Qué estaba haciendo usted en una tienda de modas?
Miley se arrepintió de inmediato.¿Qué podía estar haciendo sino esperar a una de sus amantes?

-Veo que se ha respondido usted a si misma.

Extrañamente, 
Miley se sintió fastidiada al saber que el había estado con otra mujer.

-¿Nos volvimos a encontrar? Quiero decir antes del baile de máscaras.

-La vi algunas veces, cuando paseaba por el parque y después un año más tarde en el baile de los Dupré. Había usted cambiado mucho.

-¿Estaba solo?-preguntó 
Miley mordiéndose inmediatamente los labios.

-No-confesó Nicholas-Pero usted tampoco. Estaba rodeada de una corte de suplicantes-sonrió al ver la expresión indignada de ella-No se enfade. Usted opinaba lo mismo que yo, la oí decir a un hombre que estaba extasiado con el perfume de sus guantes que si el olor del jabón le emocionaba tanto, o bien estaba loco o bien era muy sucio.

-Soy incapaz de tal descortesía-protestó 
Miley-Es imposible...

De pronto tuvo un recuerdo.

-¿Andaba de un modo extraño?

-Lo ignoro, yo estaba más interesado por su cara que por los pies de el-respondió el duque-¿Por qué?

-Ahora lo recuerdo. Le mire alejarse y vi un hombre alto y moreno en la puerta, sonreía como si la escena le hubiera divertido mucho. ¿Era usted que me estaba espiando?

-Yo no la espiaba, estaba a punto de ayudar a ese pobre chico.

-No era un pobre chico, el día anterior había intentado besarme y me pareció que tenía las manos demasiado atrevidas.

-Es una pena que no recuerde usted su nombre-dijo Nicholas con un tono repentinamente ácido.
Miley se sintió feliz al ver que le había llegado el turno de estar celoso, quizá si le hacía creer que era un poco ligera de cascos, el cambiaría de idea en cuanto a su matrimonio.

-No es necesario que le diga que no fue el único caballero que intentó conseguir mis favores en Paris. Tenía muchos pretendientes, ni siquiera me acuerdo de sus nombres.

-Déjeme que le refresque la memoria-propuso el duque con calma.

Bajo la mirada desconfiada de ella, el enumeró todos los nombres de los jóvenes que habían pedido su mano.

-No mencionaré a de la Ville ya que sigue esperando que llegue el momento. Quizá deba añadir a Sevarin, no estuvo usted muy acertada en la elección de sus admiradores.

-Si se refiere a Alexander de la Ville, debe saber que pertenece a una familia francesa muy antigua.

-Estoy pensando en Sevarin y usted lo sabe. De todos los que he citado es de lejos el menos conveniente, y sin embargo es hacia quien usted se inclinaría. No 4está a la altura de su inteligencia ni de su espíritu, además no sabría hacer de usted una mujer.

-¿Qué quiere decir con eso?-preguntó 
Miley.

Los ojos de Nicholas se posaron en lugar donde la había golpeado con la fusta y consolado después en sus brazos.

-Lo sabe muy bien-respondió al verla enrojecer.

-¿Por qué no pidió mi mano en Francia?-preguntó ella para cambiar de conversación.

-¿Para que su tío me dijera que era usted demasiado joven o cualquier otra tontería por el estilo?

-El hecho es que usted me consideró indigna de serle presentada y...

-Fuimos presentados-cortó Nicholas-En casa de los Dupré. Usted no prestó atención a mi nombre y apenas me concedió una mirada antes de volverse a sus admiradores.

-¿Me propuso usted un baile?-preguntó ella alegrándose en su interior.

-No-respondió el secamente-Mi cuaderno de baile estaba lleno.

En otras circunstancias, 
Miley  se hubiera reído de esta broma, pero ahora eso le recordó que el duque también tenía mucho éxito.

-Me imagino que si los hombres tuvieran un cuaderno de baile el suyo, en efecto, estaría siempre lleno. ¿qué hace un hombre cuando quiere bailar con una mujer que no sea su amante?

-Eso no me ha dado demasiados problemas en el baile de máscaras de los Armand cuando baile con usted.

-¿Cómo puede usted ser tan grosero?

Los guantes de 
Miley  cayeron al suelo.

-¿Es usted quien ha preguntado no?-dijo el divertido.

-Usted quizá pueda reirse de su escandalosa conducta pero yo no. No deja de provocarme-se agachó para recoger los guantes-Solo Dios sabe lo que planea después.

Esas palabras hicieron que en los ojos grises del duque apareciera un destello de lujuria. 
Miley se dijo que ya era el momento de irse y se dirigió a su caballo pero Nicholas la retuvo cogiéndola por la muñeca y la atrajo hacia el.

-Con excepción del baile de máscaras de los Armand, siempre la traté como se merecía, y siempre será así, no tengo ninguna intención de dejar que me maneje, sino acabaría usted por tenerme tan poco respeto como a Sevarin si tiene la desgracia de casarse con el.
Miley sintió nauseas ante tanta presunción. Notó que el la abrazaba.

-¿Le da igual saber que no le amo?

-Usted no me ama, usted me detesta, me lo ha dicho cien veces, incluso en este mismo lugar, sin embargo, instantes después era una mujer apasionada entre mis brazos.

-¡Deje de recordarme lo que pasó aquí! Quiero olvidarlo.

El la atrajo hacia si y la miró con ternura.

-Querida pequeña, le daré todo lo que esté en mi poder, pero nunca la dejaré olvidar ese momento. Pídame cualquier otra cosa y la tendrá.

-¿Cualquier cosa?-repitió ella intentando soltarse-Muy bien. No quiero casarme con usted ¿Me librará de su acuerdo con mi padre?

-No.

No hay comentarios:

Publicar un comentario