Tù eres mi Amor - Cap: 28

Al dia siguiente por la mañana llegó lady Anne Gilbert para ayudar en los preparatitu de la boda y enseguida hizo amistad con la duquesa. Miley pasó los cuatro dias siguientes en una nube. Como Nicholas habia previsto, todos los comerciantes aceptaron respetar el tiempo de ocho semanas encantados de estar implicados en el matrimonio de la futura duquesa de Claymore.

De toda formas, el quinto dia, un lacayo anunció a Miley que Su Gracia queria verla en su despacho de inmediato. Miley fue enseguida con un nudo de aprension en la garganta.

-¿Vuestra Gracia me ha llamado?-dijo ella con una reverencia teatral dirigiéndole una sonrisa luminosa.

De pie detrás de su escritorio, Nicholas la miro con aspecto sombrio.

-¿Algo va mal?-preguntó ella para romper el silencio.

-No-respondió el con voz suave pero llena de gravedad-Acercate por favor.

-¿Nicholas que pasa? Que...

El la cogio y la apretó contra el.

-No pasa nada. Solo te echaba de menos.

Conservando un brazo alrededor de su cintura cogió un pequeño estuche.

-Habia pensado en una esmeralda, pero le habria faltado brillo al lado de tus ojos, entonces me decidi por esto.

Abrió el joyero y ante los ojos de Miley apareció un magnífico diamante que brillaba intensamente.

-Nunca habia visto nada tan...

Nicholas le cogió la mano y deslizó el anillo en su dedo. Ella bajó los ojos hacia esa prueba de amor. Ella era suya y el mundo entero lo sabria ahora. En un momento ella se habia convertido en otra mujer.

-Te amo-consiguió articular, cuando lo que ella hubiera querido decir era que el anillo era magnífico y que le gustaba mucho.

Antes de dejar caer sus lágrimas, escondió la cara en el pecho del duque.

-No estoy triste-explicó sintiéndose sujeta por unos fuertes brazos-Al contrario.

-Lo se querida-murmuró el comprendiendo esa emoción que el mismo habia sentido al escoger la joya.
Miley acabó por soltarse y admiró el regalo.

-Nunca habia visto nada tan bello-declaró-Aparte de ti.

Nicholas inclinó la cabeza para besarla pero lo pensó mejor. Su cuerpo no podria tolerar una tentación tan grande.

-Espero que tomaras la costumbre de llorar cada vez que de regale una joya-dijo-Sino vas a provocar un diluvio al ver las que seran tuyas por derecho de parte de mis abuelas.

-¿Esta no era una de ellas?

-No. En la familia Westmoreland no se regala a la novia un anillo que haya pertenecido a otra mujer. Es la tradición.

-¿Hay muchas otras tradiciones en la familia Westmoreland-preguntó ella con una sonrisa.

Nicholas la cogió en sus brazos y su boca se apoderó de la de ella.

-Podriamos inventar una-dijo el-Dime que me deseas.

-Te amo-respondió ella.

Nicholas noto que su cuerpo se pegaba al suyo.

-Sé que me amas-dijo echándose atrás-¿Pero me deseas tambien?
Miley recordó de pronto que su tia la esperaba acompañada por las costureras.

-¿Eso es todo Vuestra Gracia?-preguntó ella haciendo una reverencia.

-Eso es todo gracias-respondió el con un tono impersonal.

Pero en cuanto ella le dio la espalda el le dio una palmada en las nalgas.

-No olvides lo que pasó en el baile de los Rutherford.

-¿En casa de los Archibald cuando te llevé a su casa?

-Exactamente-dijo ella ahogando una carcajada.

-¿Debo entender que me estas amenazando con descolgar todos estos cuadros?-dijo Nicholas intentando permanecer serio.

Desconcertada Miley observó los retratos de la familia colgados en la galeria y después la expresión divertida de Nicholas.

-Creia que te habia pegado.

-Fallaste.

-¿De verdad?

-Eso me temo-dijo el gravemente.

-¡Que vergüenza!-dijo ella riendo.

-Estoy de acuerdo.
Miley se volvió de nuevo y recibió otra palmada un poco mas fuerte esta vez.

Por la noche, después de la cena, toda la familia se instaló en el salón. La duquesa hablaba con lady Anne mientras Stephen le relataba a Miley anécdotas sobre la infancia de Nicholas.

-Ha llegado lord Edward Gilbert-anunció repentinamente el mayordomo.

Edward entró con una sonrisa en los labios.

-¡Cielos!-gritó Anne levantándose de un salto.

Desesperada solo de pensar que su marido pudiera haber recibido al fin sus cartas y que hubiera venido para salvar a su sobrina de un matrimonio no deseado con el duque, buscó rápidamente una explicación que darle.

-¡Tio Edward!-dijo Miley asaltada por las mismas dudas.

-Me siento feliz al ver que todo el mundo me reconoce-dijo el mirando a las dos mujeres.

Habia esperado un recibimiento mas caluroso. Nicholas se levantó discretamente y llegó hasta la chimenea desde observó divertido la escena. Edward esperaba que alguien le presentara a la duquesa y a Stephen. Se reunió con el duque.

-Bien Claymore-dijo dándole la mano-Veo que el compromiso se ha desarrollado sin inconvenientes.

-¡Sin inconvenientes!-repitió lady Anne.

-Casi-dijo Nicholas sin hacer caso de las miradas estupefactas de los demás.

-Mejor. Tenia mis dudas-dijo lord Gilbert.

Nicholas le presentó a su familia.

-Anne-reprocho después Edward-me esperaba un recibimiento mejor, después de todos estos meses de separación.

-¡Idi/ota!-dijo ella.

-Eso no es mucho mejor que “cielos”.

-Estabas al corriente del compromiso desde el principio. He estado a punto de volverme loca, y tuotros dos estabais conspirando a mis espaldas-Ella miró a Nicholas-Creo que voy a matarle.

-¿Quieres tus sales querida?

-No. No quiero mis sales. Quiero una explicación.

-¿Qué explicación?

-¿Por qué no has contestado mis cartas? ¿Por qué no me dijiste que estabas al tanto del compromiso?

-Solo he recibido una carta-protesto lord Gilbert-En ella decias que Claymore vivia cerca de los Stone. No necesitabas mis conejos para hacer de acompañante de dos jóvenes que según la opinión de todo el mundo forman una hermosa pareja. Y solo me entere del compromiso al recibir la carta de Claymore hace un mes y medio.

-Estaban lejos de hacer una buena pareja-contestó Anne que no queria dejarse conmover.

-Por supuesto que si. ¿Quién prodria negarse a casarse con Nicholas?-de pronto su cara se iluminó-¿Pensabas en su reputación? ¿No sabes que los antiguos libertinos son los mejores maridos?

-Gracias lord Gilbert-dijo Claymore.

-Supe que estaban hechos el uno para el otro cuando les vi juntos en el baile de máscaras. Tuve la mosca detrás de la oreja cuando supe que los abogados de Claymore hacian preguntas sobre Miley. Cuando Martín hizo volver a su hija crei que era una pena, pero cuando recibi tu carta informándome de que Claymore habia elegido una casa cerca, mis temores desaparecieron.

-Pero no todo fue tan fácil como crees, al contrario-exclamó Anne- En cuanto ella le vió una vez que llegó a Inglaterra, Miley se empezo a pelear con el duque y...

-Bueno, entonces fue Miley la que creo los problemas-dijo Edward mirando a su sobrina-Necesita un marido con una fuerte personalidad, por eso creo que el duque es el hombre indicado.

-Gracias tío-dijo la joven.

-Tengo razón y lo sabes, en ese aspecto te pareces mucho a tu tia.

-Es muy amable por tu parte el señalarlo-dijo Anne picada.

Todos intercambiaron miradas de preocupación.

-Bien-le dijo Edward a la duquesa-Parece que he conseguido ofender a todo el mundo. Eso es el colmo para un diplomático.

-A mi no me ha ofendido usted-dijo la duquesa-Tengo debilidad por los libertinos, a fin de cuentas me casé con uno y crié a dos.

El anuncio en lo periodicos del matrimonio del duque de Claymore con la señorita Miley Stone fue como una bomba. Miley recibia cada dia en casa de los Archibald nuevas invitaciones, no tenia ya un solo minuto para ella misma. Para colmo, cuanto más se acercaba la noche de bodas, mas tensa se sentia.

Por la noche se quedaba despierta intentando convencerse de que si las demás mujeres conseguían soportar el acto sexual ella tambien lo lograria. Además el acto en si mismo y el dolor que le acompañaba eran breves, ella amaba a Nicholas y estaba dispuesta a sufrir para darle placer siempre que eso no sucediera muy a menudo. Sin embargo lo que le parecia insoportable era el no saber cuando volveria a pasar.

Se dijo con humor que los hombres preferian casarse con jovencitas vírgenes ya que si ellas supieran lo que les esperaba, las novias estarian menos radiantes. Pero a falta de una semana para la boda, su malestar aumento. Nicholas se mostraba cada vez mas atrevido lo que solo contribuia a aumentar su angustia.

Su vestido de novia de color marfil le recordaba al vestido que llevaba la noche de su violación. Sin embargo sabia que ese hombre tan dulce era incapaz de arrancarle la ropa, pero no estaria dispuesto a esperar mucho tiempo para obtener lo que deseaba.

A cuatro dias de la boda, le envió una nota a Nicholas pidiéndole que la disculpara ya que no queria ir a una fiesta en casa de los Rutherford. En su domicilio provisional de Londres, Nicholas frunció el ceño ante ese rechazo. Se dirigió de inmediato a la casa de los Archibald donde supo que estos se habian ido y no volverían en todo el dia pero que Miley estaba en el salón azul. Estaba escribiendo cartas de agradecimiento por los regalos que llegaban de todas partes.

-¿Algo va mal?-preguntó Nicholas cerrando la puerta tras el.

Luego la llevó cariñosa pero firmemente hasta el sofa.

-¿Tienes intenciones de ignorarme hasta el dia de la boda?

-Lo siento mucho pero no puedo ir a la fiesta de los Rutherford-respondió ella con una sonrisa que le desarmó-Estoy muy ocupada. Te eché de menos ayer por la noche. ¿Te divertiste?

-Sin ti no-dijo el levantándole la barbilla para besarla-Demuestrame hasta que punto me echaste de menos.

Todas la preocupaciones de la joven se evaporaron de inmediato con ese beso ardiente. Mientras flotaba como en una nube, notó que el la tumbaba a su lado en el sofá pero eso no tenia ninguna importancia mientras el la besara con tanta pasión.

Se dejó llevar por un remolino de placer mientras el murmuraba en su oido palabras tiernas como “Me gustaria no dejar de besarte nunca”. El paseó su mano por el escote de ella y luego sus habiles dedos desabrocharon el vestido de lana verde. Antes de que la joven pudiera reaccionar, el le habia quitado el corpiño y se inclinaba hacia sus pechos desnudos que se le ofrecían.

-¡Los criados!-dijo ella.

-Me tienen miedo-dijo Nicholas-No entrarian ni siquiera aunque hubiera fuego.

Su lengua acarició un rosado pezón.

-No por favor-suplicó Miley debatiéndose.

Se sentó e intentó cubrirse el pecho con el corpiño. Nicholas extendió la mano hacia ella pero Miley saltó del sofá. El la miro asombrado, ella estaba sonrojada, hermosa y...aterrorizada.

-¿Miley?

Ella dio un salto y retrocedió, después se desplomo en un sillón frente al duque con aspecto triste. Quiso hablar pero no pudo decir nada y se paso una mano por la frente, al fin levantó los ojos hacia el y le dirigió una mirada suplicante.

-Quiero pedirte algo, un favor, pero me resulta muy incomodo hacerlo. Se refiere a nuestra...noche de bodas.

Nicholas se inclinó hacia ella con la mirada llena de inquietud.

-¿Qué quieres?

-¿Me prometes que no te enfadaras?

-Tienes mi palabra-aseguró el con calma.

-Bien, verás... Me gustaria estar impaciente por casarme pero me resulta imposible ya que no puedo dejar de pensar en lo que va a pasar, ya sabes, por la noche. Otras novias no saben lo que les espera pero yo si y...

Se calló completamente ruborizada.

-¿Qué esperas de mi?-repitió Nicholas aunque lo sabia perfectamente.

-Esperaba que aceptaras esperar un poco-respondió ella apenada-Es decir, que no me hagas eso en nuestra noche de bodas.

Ella apartó la mirada sabiendo que una esposa nunca exigiria algo asi a su marido y que los matrimonios se consumaban la misma noche de la boda.

-¿Estas segura de que eso es lo que quieres?

-Completamente-dijo ella bajando los ojos.

-¿Y si me niego?

-Entonces me someteré a ti..

-¿Te someteras?-dijo el duque exasperado.

No podia soportar que ella considerara eso como un castigo. Ella aceptaba sus caricias y sus besos con una pasión que igualaba la de el. ¿Qué se imaginaba entonces? ¿Qué el iba a comportarse como un animal salvaje?

-¿Te doy miedo querida?

-¡No!-dijo ella mirándole-No es eso. Se que no me vas a tratar como la otra vez. Solo me siento incómoda porque se lo que me vas a hacer. Y hay algo más, tenia que habertelo dicho hace semanas pero creo que padezco una especie de malformación. Verás, esa noche me hiciste mucho daño y no creo que las demás mujeres sufran tanto...

-¡Basta!-dijo Nicholas incapaz de escuchar por mas tiempo.

El comprendió que tenia que hacer que ella le perdonara.

-Te doy mi palabra de que esperaré-dijo-con dos condiciones. Para empezar, después de la noche de bodas seré yo quien elija el momento oportuno.

Ella asintió con la cabeza, con un aspecto de alivio tan grande que Nicholas sonrió.

-Segundo, quiero que en los próximos dias reflexiones bien en lo que te voy a decir. Lo que pasó entre nosotros aquella noche estaba provocado por la ira. No te estaba haciendo el amor, me estaba vengando.

Ella le escuchaba intentando comprender lo que le decia, pero el se daba cuenta de que para ella no habia diferencia entre una cosa y otra y que siempre seria igual de doloroso.

-Acercate-le dijo con voz suave-Lo entenderás mejor con una pequeña demostración.

El leyó la aprensión en su rostro pero ella le obedeció. Nicholas le levantó la barbilla y la beso profundamente con ternura. Ella tardó un poco más en responder pero cuando lo hizo fue con todo su amor.

-¿Te acuerdas de la primera vez que te besé en casa de lady Eubank?-preguntó el-Queria castigarte por haberme utilizado para poner celoso a Sevarin ¿Te acuerdas?

-Y te pegué-dijo ella.

-¿Todavía tienes ganas de pegarme? ¿Puedes comparar aquel beso con el que te acabo de dar?

-No.

-Entonces tambien puedes creerme cuando te digo que las cosas serán de otro modo cuando te lleve a mi cama.

-Gracias-dijo ella con una sonrisa.



No le creyó ni por un segundo pero estaba encantada por haber conseguido retrasar el momento.