miércoles, 11 de junio de 2014
Tù eres mi Amor - Cap: 31
El se quedó un rato con los puños apretados, intentando rehacerse, después se pasó la noche bebiendo, buscando un modo de vengarse. Iba a tomar una amante y se dejaria ver con ella, nadie le reprocharia nada en la alta sociedad ya que era muy común tener una. Y Miley no podria salir sola.
Pero esto no era suficiente. Iba a nacer un niño y el deberia darle su nombre. No lo miraria siquiera y le mandaria lejos de Claymore, pero no de inmediato.
Miley intentó poner en orden sus ideas. Nicholas la rechazaba porque ella llevaba en su seno al fruto de su amor pero ¿por qué la hacia responsable del embarazo? Empezó a enfadarse.
-Plancha mi vestido de seda azul-le ordenó a Clarissa-Y haz que me traigan el coche después de la cena. Voy a salir.
Cuatro horas después, Miley entró en el comedor, su peinado estaba sujeto con una diadema de zafiros y esmeraldas y algunos mechones de pelo le caian en la nuca. Si tenian que vivir como dos extraños mejor que fuera amistosamente. Pero si Nicholas se creia que podria volver a la cama de su esposa después del nacimiento del niño, la conocia muy poco.
Sin embargo, cuando el se levantó al verla entrar, a Miley se le hizo un nudo en la garganta. El era tan seductor...Si al menos hubiera sonreído, ella se hubiera arrojado a sus pies y le habria suplicado. ¿Pero suplicado que? ¿Qué la perdonara por amarle? ¿O por llevar a su hijo?
En el transcurso de la cena, notó varias veces su mirada gris posada en su escote. Parecia cada vez mas enfadado, se preguntó si estaria celoso. Después de todo era la primera vez que salian el uno sin el otro.
-¿Te gusta mi nuevo vestido?-preguntó ella cuando el la miró de nuevo.
-Es perfecto si tu intención es enseñar tus encantos a todo el mundo-dijo el con cinismo.
-¿Estas cómodo en tus nuevas habitaciones?
Nicholas apartó el plato como si la conversación le quitara el apetito y luego se levantó.
-Estoy mucho mejor que antes-dijo.
Sin decir nada más salió del comedor. Unos minutos después Miley oyó que su carruaje se iba. Ella se sentia enferma de tristeza pero de todos modos fue a la fiesta de los Wilson donde se quedó hasta medianoche esperando que eso incitaria a Nicholas a acompañarla la próxima vez.
Se quedó dormida en el coche al volver a casa y se despertó sobresaltada cuando se detuvo delante de Claymore House. Nicholas acababa de llegar y subieron las escaleras juntos, Miley se percató de que el tenia las mandibulas apretadas.
-Si sigues llegando tan tarde todo Londres va a empezar a murmurar.-dijo el con voz tensa.
-No podre salir cuando se empiece a notar el embarazo-dijo ella aparentando despreocupación-De todas formas me he divertido muchísimo y no me he dado cuenta de que pasaba el tiempo.
A ella le pareció oir un juramento.
A la mañana siguiente, Miley fue a los establos y se negaron a darle un caballo. El mozo de cuadras le dijo que eran ordenes del duque. A pesar de su enfado se dio la vuelta sin decir nada y se dirigió hacia la casa con paso decidido. Entro en el despacho de su marido sin llamar. Estaba reunido con un grupo de hombres que enseguida se levantaron, Nicholas lo hizo con desgana.
-Les pido que me perdonen señores-dijo con una sonrisa angelical-No sabia que mi marido tenia visita-Se dirigió hacia el duque-Acaba de haber un malentendido en los establos, nadie parece comprender que Khan es mi caballo ¿Tengo que recordárselo yo o prefieres hacerlo tu?
-No puedes montar ese caballo-respondió Nicholas con voz amenazadora.
-Siento haber interrumpido la reunión-dijo Miley roja de vergüenza por haber sido humillada de ese modo por su marido delante de extraños.
Nicholas evidentemente queria privarla de todos los placeres de su vida, se fue de nuevo hacia los establos y lanzó al mozo una mirada cargada de tanto desprecio que el se apartó para dejarla pasar mientras ella se dirigia a la cuadra de Khan. Ella misma ensilló al caballo, sintiéndose cada vez mas segura, sabiendo que nadie se atreveria a impedirle el paso.
Se paseó durante tres horas con Khan. Al cabo de una hora ya estaba cansada pero no se atrevió a volver. Nicholas se iba a poner furioso cuando supiera que habia desobedecido sus ordenes, sabia que su proximo encuentro iba a ser terrible pero no esperaba encontrarle en los establos, hablando con despreocupación con el mozo y apoyado en la barrera. Interiormente debia estar hirviendo de ira.
Cuando ella pasó a su lado, el estiró una mano y cogió las riendas de Khan.
-Baja-le ordenó con un tono que no admitia réplica.
Miley penso por un momento en darse la vuelta y salir galopando pero el se adelantó.
-Te lo advierto, no intentes escapar.
Miley notó que le ardian las mejillas y sus manos empezaron a temblar. Tragó con esfuerzo y extendió los brazos.
-¿Puedes ayudarme a bajar?
-¿Cómo te has atrevido a desobedecerme?-le preguntó el llevándola lejos de los criados.
En cuanto estuvieron lo bastante lejos como para que no les oyeran, ella se liberó.
-¿Desobedecerte?-dijo ella con rabia-¿Me estas recordando el juramento de la boda? Entonces dejame que yo te recuerde los tuyos.
-Es la última vez que te aviso. Digamos que es un consejo.
-Si tuviera necesidad de consejos, eres la última persona a la que se lo pediria-contestó ella con los ojos brillantes de cólera.
-Desafiame una vez mas y hago que te encierren en tu habitación hasta el parto.
-Estoy segura que solo esperas una excusa para hacerlo dijo Miley-Eres el hombre mas malvado, mas cruel...y un mentiros además. Me dijiste que me amabas y mira como me tratas. Y dejame que te diga algo: Los niños se hacen haciendo el amor.
Nicholas se sintió tan extrañado que no vió venir la bofetada. Instintivamente ella retrocedió como si fuera una diosa enfurecida.
-¡Vamos, devuélveme la bofetada! Quieres hacerme daño ¿Qué pasa ya no quieres torturarme? Entonces lo haré de nuevo.
Nicholas le retorcio el brazo detrás de la espalda y la atrajo hacia el.
-Solo eres una intrigante, hermosa y malvada-dijo-Por una vez en tu vida dime la verdad, te prometo que la respuesta no me afectara tanto si contestas “no lo se” como si dices “si”, me dará lo mismo.
-¿Lo prometes? ¿Igual que has prometido tantas cosas antes? ¿Cómo tu promesa de no hacerme sufrir por ejemplo? Tu palabra no vale...
-¿Este niño es mio?-cortó el duque apretando más fuerte.
Los ojos de Miley se entrecerraron, se quedó boquiabierta frete a una pregunta como esa y sus ojos se llenaron de lagrimas de furia.
-¿Tuyo?-repitió ella.
De pronto se dejó caer contra el sacudida por los sollozos. Nicholas le soltó la muñeca intentando apartarla. Pero tenia todavía mas ganas de consolarla, de aliviar el dolor de su corazón. Ella le cogia de las solapas con la cara contra su pecho mientras repetia:
-¿Tuyo?
Nicholas le puso las manos en los brazos y la apartó, sin ternura pero sin brutalidad. Entonces ella levantó la cabeza y el vió que ella ya no lloraba, al contrario, se estaba riendo. Seguia riendo cuando le dio una nueva bofeteda antes de huir corriendo hacia la casa.
Nicholas la siguió con la vista y luego fue a encerrarse en su despacho. Se sirvió algo de beber, ahora ya tenia dos cosas claras: Miley tenia una buena derecha y el niño era suyo.
Incluso si ella le habia mentido en las razones para casarse con el, su mirada no podia mentir. El niño era realmente de el, ella no habia visto a su amante cuando iba a Londres.
Miley por su parte, se decia que su marido habia perdido la razón, y que ella tambien se volveria loca si se quedaba con el. Sin embargo se habia sentido feliz al estar en sus brazos a pesar del dolor que el le habia provocado al retorcerle el brazo.
Sabia que tenia que abandonarle pero ¿dónde podia ir? Sus tios la ayudarian sin duda, ella se iria con ellos a Francia pero solo les daria explicaciones cuando llegara. Se sentó delante de su secreter, abrió el cajón y vió una bolita de papel. Al mirarla detenidamente, reconoció su letra y la alisó.
Descubrió entonces que era la carta que nunca le habia llegado a enviar a Nicholas. Alguien debia haberla leido, pero no sabia quien. Solo Mary y Clarissa entraban en su habitación, pero ellas nunca se habrian atrevido a revolver en su escritorio.
Se sintió molesta ante la idea de que alguien hubiera leido la carta, cuando dos dias antes ella habia dejado con mucho cariño sobre ese mueble el pequeño trajecito bordado. Nadie aparte de Nicholas habia...¡Dios mio!
Era ella quien habia enviado a Nicholas a buscar la carta de su tia, y el habia encontrado esta. Se imaginó su reacción, debia haber creido que ella se queria casar con el porque estaba embarazada. Debia creer que la carta estaba dirigida a otro hombre. Estaba herido y celoso.
-¡Que tonto!-exclamó Miley en voz alta.
Tenia ganas de bailar de alegria, Nicholas no rechazaba a su hijo. Sin embargo ella tenia ganas de matar a su marido. Una vez mas el no habia confiado en ella y se vengaba sin dejarla explicarse. Esa iba a ser la última vez que iba a actuar asi. ¿Quién se creia que era? El tenia que dar explicaciones y para eso ella tenia que empujarle hasta el limite.
Sonrió, tenia que actuar con habilidad, los Cliffton daban una fiesta, no sabia si Nicholas tenia intenciones de ir, en cuanto a ella la decisión ya estaba tomada.
Se vistió con un magnifico vestido de tafetán esmeralda que habia comprado en Paris durante el viaje de novios, era el vestido mas atrevido que habia llevado en su vida, sonriendo, escogió las joyas que se pondría.
-¿Qué tal estoy?-le preguntó a Clarissa.
-Tan desnuda como el dia que nació-decretó Clarissa con reprobación.
-Admito que es un poco escotado-confesó Miley guiñando un ojo-No creo que mi marido quiera que vaya a una fiesta sin el con este aspecto.
Miley hizo su entrada en el salón con un ruido de seda, Nicholas se estaba sirviendo una copa, magnífico con su tarje azul oscuro que realzaba sus anchos hombros. Al descubrir el vestido de su mujer, le lanzó una mirada llena de ira, que se detuvo en la blanca piel de su escote.
-¿Dónde vas a ir?-preguntó en voz baja.
-¿Cómo?-respondió su mujer-Prometimos ir a casa de los Cliffton esta noche. Me gustaria tomar un poco de vino por favor-añadió con una sonrisa lánguida.
-Es una pena-dijo el cogiendo una botella de vino-ya que no vamos a casa de los Cliffton.
-¿De verdad?-dijo Miley acercándose a el para coger su vaso-Es una pena, siempre he pensado que las fiestas en casa de los Cliffton eran la mas...
-Yo no voy a casa de los Cliffton-la cortó Nicholas sentándose en el borde de su escritorio-Y tu no vas a ninguna parte. ¿Esta claro?
-Tus palabras estan muy claras.
Miley se dirigió al comedor abatida. La cena se desarrolló en silencio opresivo. Miley miraba furtivamente a su marido, sus ojos se posaron en la mano de el y se dio cuenta de que ya no llevaba el anillo que simbolizaba su unión. Levantó los ojos y vió que el sonreia al leer la decepción en su rostro. Furiosa, decidió que iria a la fiesta con su permiso o sin el.
-Me voy a mi habitación-anunció antes del postre.
Era mas de la una de la madrugada, pero la hora no era demasiado importante en el club de Nicholas. Estaba jugando distraido sin darse realmente cuenta de lo que pasaba alrededor de el.
A pesar del alcohol que habia bebido, no conseguia quitarse a Miley de la cabeza, esa bruja le habia encantado y le habia vuelto loco de deseo esta noche con su vestido esmeralda. ¿Cómo podia desafiarle asi y montar a Khan? El habia dado la orden varios dias antes para no poner en peligro a su hijo.
-Es un placer verle-dijo William Baskerville sentándose en la mesa del duque-De hecho estoy bastante sorprendido.
-¿Por qué?-preguntó Nicholas.
-Acabo de ver a su mujer en casa de los Cliffton, pensaba que estaria usted alli. Esta encantadora esta noche-el duque le lanzó tal mirada que Baskerville se vió obligado a rectificar-Ella esta siempre encantadora.
Nicholas palideció y Baskerville se preguntó en que podia el haberle molestado.
-Todo el mundo la encontró muy hermosa-añadió mirando a los otros jugadores-llevaba un vestido del mismo color que sus ojos, tuve que esperar mi turno para saludarla porque estaba rodeada de un montón de jóvenes y de viejos fósiles como yo.
Nicholas hizo una señal con la cabeza a sus compañeros de juego y dejó la sala sin decir una palabra. Los cuatro jugadores casados intercambiaron sonrisas de complicidad, Baskerville, el único soltero, parecia inquieto.
-Es increíble ¿han visto la mirada que me ha dirigido? ¿Creen ustedes que llevan suficiente tiempo casados para haber empezado a pelear?
-Bajo mi punto de vista-dijo Marcus Rutherford-asi es desde hace unos minutos.
Era casi de dia cuando Miley subió la escalera de mármol. Habia echado terriblemente de menos a Nicholas esa noche, necesitaba desesperadamente su mano alrededor de su cintura, su mirada acariciadora y la alegria de saberle cerca de ella. Estuvo tentada de llevarle la carta y explicárselo todo pero si lo hacia ¿qué pasaria la próxima vez? Esta noche ella le habia desobedecido esperando que eso provocara un enfrentamiento.
Al abrir la puerta de su habitación se sobresaltó, el la estaba esperando sentado en un sillón con los guantes encima del muslo. Instintivamente hizo ver que no se habia dado cuenta de su presencia y empezó a desabrocharse el vestido.
-Sigue vestida-ordenó el-hasta que me vaya.
Miley se dio la vuelta, asustada por la rudeza de su voz. El se levantó y fue hacia ella con la agilidad de un felino, ella estuvo a punto de retroceder pero se contuvo.
-¿Te acuerdas de lo que te prometi que haria si me desobedecias?-dijo el con tono helado.
-Si-dijo ella con voz temblorosa-Me acuerdo de muchas cosas, como de las palabras que murmurabas cuando estabas en lo mas hondo de mi y...
-Silencio, si no voy a...
-Recuerdo exactamente el contacto de tus manos en mi piel...
El la cogió por los hombros y la sacudió tan violentamente que su cabeza cayó hacia atrás.
-¡Por Dios te he dicho que te callaras!
-No puedo, y no puedo porque te amo. Amo tus ojos, amo tu sonrisa y...
Nicholas la atrajo brutalmente hacia el y la beso salvajemente como para castigarla. Le lastimaba los labios y la apretaba tan fuerte que ella apenas podia respirar, Pero a Miley le daba igual, ella sentia la intensidad de su deseo contra su vientre, le pasó los brazos alrededor del cuello y se apretó contra el.
Después Nicholas la apartó con violencia. La miraba, jadeando y con tanto dolor que ella estuvo a punto de ir a buscar la carta y explicárselo todo.
-Estoy de acuerdo en quedarme encerrada aquí tanto tiempo como quieras-dijo ella levantando la barbilla con orgullo-con la condición de que tu te quedes encerrado conmigo. De lo contrario nada ni nadie podrá obligarme a quedarme aquí. Quemaré la casa si es necesario.
Nicholas tardó unos segundos en reaccionar. Ella era tan hermosa, tan joven y tan vulnerable, estuvo a punto de sonreir pero recordó que se enfrentaba con una intrigante.
-Si te atreves a dejar la propiedad sin mi permiso-dijo-recordarás con agrado la ternura que te demostré la primera vez que te traje aquí.
Ese beso brutal habia demostrado a Miley que el todavía la deseaba.
-Languidezco ya-dijo enrojeciendo-de todas formas te pedire permiso antes de dejar la propiedad.
-Miley oyó que se cerraba la puerta, este enfrentamiento la habia destrozado, sabia que estaba jugando con fuego, no podia correr el riesgo de que el la echara, tenia que quedarse cerca de el para atizar su deseo, quizá asi saldria de su silencio.
Nicholas no podia conciliar el sueño, habia comprendido que Miley solo habia querido reconquistarle para darle un nombre al niño que esperaba, la razón le decia que ya no podia haber anda entre Miley y el pero su cuerpo estaba atormentado por un deseo incontrolable. El alejamiento era una solución, pero en este caso se trataba tambien de su hijo y tenia que estar cerca por si habia complicaciones. Entonces decidió instalarse en su residencia de Londres donde podria satisfacer sus instintos. Era suficiente con que saliera con Miley unas semanas mas, después su embarazo la retendría en casa y el podria dejarse ve del brazo de quien quisiera. Los hombres de la alta sociedad se limitarían a reirse. Esta perspectiva le dio al duque un placer perverso.
A la mañana siguiente, Miley redactó con cuidado una nota para Nicholas en la cual le explicaba que los padres de lord Archibald celebraban su aniversario de boda y que ella le habia prometido a Emily que estaria en la fiesta. Añadió que le gustaria mucho que la acompañara. Le dio la nota a Clarissa y luego se paseó impaciente mientras esperaba la respuesta. Cuando llegó esta decia simplemente “Preguntale a mi ayuda de cámara si debo ponerme el smoking”. Ella estuvo a punto de gritar de alegria.
Esa noche se preparó con el mayor cuidado y eligió entre sus joyas un collar y unos pendientes que no habian pertenecido a la familia Westmoreland.
Nicholas esperaba en el salon blanco y dorado con un vaso de whisky en la mano, mirando distraídamente por la ventana. Miley hizo su aparición con un brillo malicioso en los ojos. No tenia ninguna intención de quitarse el chal que cubria prudentemente su pecho hasta que hubiera llegado a casa de los Archibald.
El trayecto se desarrolló en silencio, Miley imaginaba la reacción de su marido cuando descubriera el atrevido escote. Si no le gustaba el vestido esmeralda, desde luego que tampoco iba a apreciar este.
-Hacemos juego-hizo notar Miley cuando llegaban a su destino mientras Nicholas la ayudaba a bajar.
-¿Qué quieres decir?
-Nuestros trajes hacen juego-explicó ella inocentemente.
Con un gesto despreocupado, Miley se quitó el chal mientras entraban en la casa.
-No veo...-Nicholas se quedó inmóvil al ver la garganta desnuda de Miley-¿Intentas averiguar hasta donde puedes llegar con tu provocación?-preguntó apretando las mandibulas.
-No Vuestra Gracia-respondió ella consciente de las miradas interesadas de los demás invitados-¿Cómo podria provocarle mas de lo que ya he hecho dándole un hijo?
-Voy a darte un consejo-dijo con acidez-Esta noche mantente en tu lugar.
-Por supuesto-prometió Miley viendo que el no podia apartar los ojos de sus pechos hinchados bajo su ropa-Es lo que queria hacer pero no habia suficiente sitio para mis labores en mi bolso de mano.
Ella agitó un pequeño bolso adornado con perlas y gimió de dolor cuando la mano de Nicholas le apretó el brazo.
-Aprovecha bien esta noche dijo el-porque es la última a la que vas a asistir. Te quedaras en Claymore hasta el nacimiento del niño. En cuanto a mi, yo me instalaré en Londres.
Todo el optimismo de Miley desapareció, intentó soltar el brazo.
-Entonces ahorrate la vergüenza de dejar la marca de tu desprecio en mi brazo-dijo ella.
El la soltó como si no hubiera sido consciente de que la estaba sujetando.
-El dolor al igual que el amor es una cosa que se comparte-dijo pasando delante del mayordomo.
Al entrar en el salón, Miley se dio cuenta de que algo no iba bien, todo el mundo parecia demasiado normal, como si la gente estuviera haciendo esfuerzos por parecerlo. Cruzó su mirada con lord Easterbrook pero evitó su compañía.
Emily le explicó la razón de esa extraño ambiente.
-Mi suegro es realmente raro a veces. No podia creer a mis oidos cuando mi habló de los esfuerzos que tuvo que hacer para que viniera para dar una alegria a mi madre.
-¿De quien estas hablando?-preguntó Miley presintiendo una catástrofe.
-De Marie St Allermain la cantante. Esta aquí. Mi suegro hizo de todo para que viniera a cantar esta noche. Tiene que cantar mañana por la noche y...
Miley no oyó lo demás, todo su cuerpo empezó a temblar al recordar a la antigua amante de Nicholas. Ella estaba alli y Nicholas acababa de anunciarle su intención de instalarse en Londres.
El gran salón estaba lleno de gente, con el rabillo del ojo vio a Nicholas mientras el pianista se sentaba y los músicos afinaban sus instrumentos. La tensión estaba en su punto más alto.
Nicholas se dirigió hacia su mujer, los invitados se apartaron para dejar a la pareja que se situaran en la primera fila. Miley conservó un brazo bajo el de su marido ya que se sentia morir.
-Marie St Allermain tiene una voz única-murmuró un anciano a Nicholas.
La joven notó que los músculos del duque se tensaban bajo sus dedos y que luego se relajaban, comprendió que el ignoraba la presencia de la cantante. Esta tan atractivo esta noche-se dijo con lagrimas en los ojos.
Marie St Allermain entro a su vez y se colocó con gracia al lado del piano. Miley no podia apartar su mirada de esta mujer dotada de un magnifico cuerpo. Cuando empezó a cantar, Miley tuvo la sensación de que el salón empezaba a girar a su alrededor. Marie tenia una voz sensual y envolvente.
Miley se sintió a la vez inútil, pueril y enferma, ahora sabia ya lo que significaba ser la amante de Nicholas, estaba a punto de desmayarse, después de todo Nicholas habia roto con esa mujer para cortejarla a ella, pero eso habia sido antes, ahora el la odiaba, y además su vientre pronto estaria abultado.
Hubiera querido morirse y no se dio cuenta de inmediato de que la amo de Nicholas acababa de posarse en la suya palida y helada y que ella apretaba sus dedos buscando consuelo. Entonces, enlazó los dedos con los de su marido. Al fin pudo respirar pero por poco tiempo. Mientras la cantante respondia a los aplausos con una inclinación de la cabeza, su mirada se cruzó con la de Nicholas y una chispa paso entre ellos. Miley creyó que se le saldria el corazón del pecho.
Poco después empezó el baile, Nicholas se quedo unos minutos a su lado sin hablarla ni mirarla, pero estaba ahí, y Miley se dijo que quizá eso fuera una señal de reconciliación. Luego el la llevó hacia la pista de baile.
-¿Dónde está tu anillo de boda?-preguntó con tono helado mientras bailaban un vals.
-¿De que anillo estas hablando?
-Lo sabes muy bien.
-Dado que era una prueba de amor y que ya no me amas, seria hipócrita si la llevara-dijo ella esperando que el lo negara.
-Haz lo que quieras-dijo el-como haces siempre.
Luego se quedaron uno al lado del otro esforzándose por tomar parte en las conversaciones. De repente el grupo se puso incómodo, Miley volvió la cabeza y vió a Marie St Allermain que se acercaba a ellos del brazo de lord Easterbrook.
-¡Claymore!-dijo este con una alegria forzada-Creo que no hace falta que les presente.
Todas las miradas se posaron en el duque, mientras el se daba la vuelta. Miley oia alrededor de ella los murmullos y las risas ahogadas. Todos parecian estar esperando el enfrentamiento entre las dos rivales. Solo Nicholas y Marie parecian divertirse con la situación.
Nicholas se llevó la mano de Marie a los labios con una sonrisa desenvuelta.
-Veo señora, que le basta con entrar en un lugar para tener a todos los hombres a sus pies.
-No todos-respondió ella con un brillo malicioso en los ojos-Dicho esto, Vuestra Gracia, me sentiria muy extrañada si os viera un dia en una situación tan ridícula.
Miley les odiaba a todos. De repente Easterbrook se dirigió a ella para presentarle a la amante de su marido. Fortalecida por la ira, ella sostuvo la mirada de Marie y con un perfecto francés le dijo: -Gracias por habernos deleitado con su maravillosa voz. Me ha gustado mucho escucharla.
-La mayor parte de los cumplidos que se hacen sobre la belleza de las mujeres son exagerados-respondió la cantante con una sonrisa- En lo que a usted concierne veo que no exageraban-dirigió una mirada provocativa a Nicholas antes de añadir-Y lo siento.
Con estas palabras, volvio a coger el brazo de Easrerbrook y se alejó. Miley sabia que a su marido le habia gustado su actitud, pero unos minutos después vió a Nicholas y a Marie ir a la terraza por puertas diferentes. A Miley no le extrañó demasiado, ya que habia sorprendido su mirada de connivencia.
Marie extendió sus manos hacia el duque bajo la luz de la luna.
-Estoy muy feliz de volverte a ver Nicholas. Easterbrook debe odiarte para haber provocado este encuentro.
-Es una basura-dijo el sonriendo.
Contempló su belleza y el brillo de sus ojos azules.
-Se diria que el matrimonio no te sienta bien.
Nicholas se tensó, sabia que si retomaba su relación con Marie, las murmuraciones llegarian hasta Miley quien sufriria terriblemente. Marie era una amante apasionada pero el duque todavía podia notar la mano helada de Miley en la suya mientras la otra cantaba. Debatiéndose entre las dos con su conciencia, decidió que era mejor buscar otra amante.
-El matrimonio tampoco le sienta bien a tu mujer-continuó Marie-Es muy hermosa pero tambien muy desgraciada.
-El matrimonio nos sienta bien a los dos-rectificó Nicholas-Estas equivocada.
-Si tu lo dices...
-Es la verdad-insistió el irritado ante la idea de que todo el mundo fuera testigo de sus desavenencias.
-En ese caso-dijo Marie, de la cual el duque siempre habia apreciado su perspicacia-es mejor que vuelvas al salón. Creo que Easterbrook esta intentando acercarnos de nuevo con la esperanza de consolar después a tu mujer-Vió que los hombros de Nicholas se tensaban y que sus ojos lanzaban rayos-Nunca te habia visto tan atractivo. Eres irresistible cuando estas enfadado...y celoso.
-Simplemente estoy enfadado-dijo Nicholas inclinándose ante su antigua amante.
Al volver al salón, buscó a Easterbrook con los ojos y después a Miley. Easterbrook estaba alli pero no su mujer. Se sintió aliviado al comprobar que nadie parecia haberse dado cuenta de su encuentro con Marie. Miley podria seguir mirándoles a todos con la cabeza alta.
Pero el mayordomo le anunció que la duquesa se habia ido. ¡Pequeña tonta! No podia volver al baile sin ella sin despertar la curiosidad de los demás. A el le daba igual pero seria Miley quien sufriria las consecuencias, sin duda por eso se habia ido y el e estaba obligado a quedar se ya que ella se habia llevado el carruaje.
Emily y Michael hicieron venir al suyo y sin hacer preguntas, aceptaron acompañar al duque hasta se residencia de Londres donde pasó una noche difícil. La imagen de Miley y de su atrevido escote no se le iba de la cabeza, ella habia intentado provocarle y el se habia pasado la noche viendo como los demas hombres la devoraban con los ojos.
Si ella no se hubiera comportado asi, el jamás se habria reunido con Marie en la terraza.
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