lunes, 9 de junio de 2014

Tù eres mi Amor - Cap. 26



Al dia siguiente a la once en punto de la mañana, dos elegantes cabriolés franquearon las rejas de Claymore House. El primero estaba ocupado por la duquesa viuda de Claymore y su hijo Stephen y el segundo por los criados. Los dos llevaban las maletas que la duquesa creia necesarias para cualquier viaje, especialmente cuando se trataba de conocer a su futura nuera.

-Esta casa es siempre muy agradable-dijo con un suspiro mientras dejaba que su mirada vagara sobre el césped y los magníficos jardines.

Dirigió su atención a su hijo.

-¿Estas seguro de que tu hermano me va a presentar a su prometida esta noche?

-Eso es lo que me ha escrito-respondió Stephen con una sonrisa-Añade que Vanesa y el pasaron una noche más de lo previsto en casa de los padres de ella pero que nos reuniríamos aquí esta tarde hacia la cuatro y media.

-Solo menciona a Vanesa-dijo lady Westmorwland-¿Estas seguro de que se trata e Vanesa Stanfield?

-Si hacemos caso de los rumores, ahora se llama Vanesa Westmoreland.

-La conoci hace mucho tiempo, era una niña encantadora.

-Ahora es una magnifica joven-dijo Stephen con una sonrisa traviesa-Rubia, ojos azules, todo lo que se puede desear.

-Mejor, asi tendré hermosos nietos-declaró la duquesa cuya principal preocupación era esa. Vió que su hijo fruncia el ceño-¿Hay algo de ella que no te gusta?

-Nada aparte de que no tiene los ojos verdes y que no se llama Miley-respondió Stephen alzando los hombros.

-¿Cómo? No seas ridículo ¿En que estas pensando? Esa joven ha hecho muy desgraciado a tu hermano. Evidentemente la ha olvidado y me alegro.

-Ella no es facil de olvidar.

-¿Qué quieres decir?-preguntó la duquesa con sospecha- Stephen ¿la has conocido?

-La vi en el baile de los Kingsley hace algunas semanas. Estaba rodeada por los mejores partidos de Londres aparte de Nicholas por supuesto. Al saber que se llamaba 
Miley y al ver sus ojos verdes, supe enseguida quien era.

La duquesa estuvo a punto de preguntar mas sobre esa joven que atormentaba tanto a su hijo mayor, pero se encogió de hombros.

-Ahora eso ya terminó. Nicholas va a presentarnos a su mujer.

-No acabo de creer que haya podido olvidar tan fácilmente a alguien que era tan importante para el. Y tampoco puedo creer que nos traiga a su legitima esposa. Como mucho estan prometidos.

-Espero que tengas razón. Los rumores correran como la polvora si se ha casado con la señorita Stanfield en secreto.

-A Nicholas le traen sin cuidado los rumores y lo sabes-dijo Stephen mirando a su madre de reojo.



-Es hora de levantarse-anunció alegremente Emily abriendo las cortinas-Son mas de las doce y Su Gracia no ha enviado ningún mensaje pidiéndote que no vayas.

-Me dormi al amanecer-gruño 
Miley.

Después, al darse cuenta de la situación se levantó de un salto.

-No lo conseguiré nunca-gritó.

-Por supuesto que si.
Miley apartó las sábanas y salió de la cama preocupada por su encuentro con Nicholas.

-¿Por qué no pasamos el dia de tiendas? Después podriamos ir al teatro-sugirió desesperada.

-¿Por qué no esperar a mañana? Asi podriamos preparar tu ajuar.

-Estamos completamente locas-dijo 
Miley-De hecho toda esta historia es demencial. No me va a escuchar. E incluso si lo hace, eso no cambiara nada. He visto su mirada, me desprecia.

Emily la empujó hacia el baño.

-Eso esta bien-dijo-Al menos no le eres indiferente.

Cuando volvió, 
Miley estaba acabando de vestirse.

-¿Qué tal estoy?-preguntó preocupada, dando una vuelta sobre si misma delante de su amiga.

Llevaba un vestido de terciopelo de color verde-azulado con manga larga y escote cuadrado. Su pelo caoba, brillaba como la seda y estaba adornado con una diadema de aguamarinas y diamantes, algunos mechones estaban sueltos y caian libremente sobre su nuca. Su aspecto era a la vez provocativo y conservador. El tono rosado de su piel realzaba el verde de sus ojos rodeados de largas pestañas y sus finos rasgos conferían una cierta vulnerabilidad a su expresión.

-Pareces una victima justo antes del sacrificio a unos dioses sanguinarios-dijo Emily.

-¿Quieres decir que parezco asustada?

-Al borde del pánico-respondió cogiendole las manos-Nunca has estado mas hermosa, pero eso no va a ser suficiente. Conozco al hombre al que te vas a enfrentar, no es de los que se dejan enternecer por una joven temblorosa con la que tiene asuntos pendientes. Te amaba por tu voluntad y tu valor, si te presentas ante el con aspecto timorato, ya no seras la misma que conoció y fracasaras. Dejara que te expliques y luego te dira hasta luego y gracias. Haz lo que sea, grita, enfurécele si es necesario. Sé la mujer que el amaba. Sonrie, flirtea con el, peleate con el. Pero hagas lo que hagas no te muestres debil ni suplicante.

-Ahora entiendo lo que sentia Courtney cuando la obligué a provocar a Peter-dijo 
Miley con un suspiro.

Se enderezó y volvió a poner su expresión orgullosa, Emily la acompañó hasta el coche de Michael.

-Sea lo que sea lo que pase, habras estado magnifica-dijo dándole un beso.

El coche se alejó dejando a Emily terriblemente nerviosa.

Después de una hora de camino, la relativa serenidad de 
Miley empezó a flaquear. Se esforzaba en adivinar lo que iba a pasar, si Nicholas abriría el mismo la puerta o dejaria que el mayordomo la llevara hasta el, si la haria esperar, si la dejaria hablar antes de echarla. Esperaba que no se encolerizara. Esperaba que no la recibiera con una fria cortesía, lo cual querria decir que ya no la amaba.

Tuvo un terrible presentimiento. Si realmente la amaba no hubiera esperado a que ella fuera a su casa hoy, le habria mandado en mensaje diciendo que la esperaba a las cinco. El vehículo llegó a la verja de Claymore House que estaba cerrada. Un portero vestido con librea fue a hablar con el cochero de los Archibald, y 
Miley suspiro aliviada al ver que tenian permiso para entrar, se internaron en el paseo bordeado de arboles sin hojas, el jardín se extendia hasta perderse de vista.

Atravesaron un puente y pronto apareció una magnifica mansión con unas majestuosas columnas, la parte central tenia dos alas que formaban un semicirculo alrededor de un patio tan grande como un parque de Londres.

La última vez que ella habia estado aquí, estaba tan afectada que no habia reparado en lo majestuosa que era. Cerró los ojos desanimada, en ese momento tenia la impresión de estar visitando a un desconocido. Este no podia ser el dominio del hombre despreocupado que le habia enseñado a jugar a las cartas.

Estaba oscureciendo ya, en esa tarde de noviembre, las ventanas del castillo estaban iluminadas. El cochero bajó y el estribo para que ella bajara.



Confortablemente instalado en el salón blanco y oro situado en la parte delantera de la casa, Stephen apartó los ojos del rostro ansioso de su madre. Contempló distraídamente los magnificos muebles y los frescos del techo. Detuvo su mirada en el reloj y luego se levantó para pasear impaciente. Al pasar por la ventana, vió el carruaje y dirigiendo una sonrisa a su madre, salió del salón.

El mayordomo acababa de abrir la puerta de entrada cuando el llegó al vestíbulo esperando recibir a su hermano y a Vanesa Stanfield. Se detuvo al descubrir la figura ligeramente familiar de una joven con una capa de terciopelo azul-verdoso bordeada de armiño blanco.

-Soy la señorita Stone-dijo ella con voz suave al mayordomo-Creo que Su Gracia me está esperando.

Por un momento Stephen se preguntó si debió inmiscuirse en los asuntos personales de su hermano y tomo una decisión. Se adelantó al mayordomo cuando este estaba a punto de responder que el duque no estaba en la casa.

-Mi hermano llegara en cualquier momento-dijo con una atractiva sonrisa-Entre por favor, vamos a esperarle.

La expresión de ella reflejó decepción y alivio al mismo tiempo.

-No gracias-dijo sacudiendo la cabeza-Le envié un mensaje ayer para pedirle que me concediera unos minutos, le pedi que me hiciera saber si le venia bien. Si no está aquí prefiero irme.

Stephen la cogió rapidamente por el brazo, lo que le valió una mirada sorprendida por parte de ella. La llevó suavemente pero con firmeza hacia el salón.

-Nicholas se ha retrasado. No vino ayer como estaba previsto-explicó son una sonrisa que la desarmó-Por lo tanto no esta al corriente de su visita.

Antes de que ella pudiera protestar, le quitó educadamente la capa y se la entregó a un lacayo.

La mirada de 
Miley se detuvo en la majestuosa escalera de mármol que desembocaba en un enorme descansillo. Se acordó de que Nicholas la habia llevado hasta arriba, lo cual le recordó lo violenta que podia llegar a ser su ira.

-Gracias por su hospitalidad, lord Westmoreland-dijo.

-Stephen-corrigió el.

-Gracias Stephen. Pero prefiero no quedarme. ¿Puede devolverme mi capa por favor?

Ella miraba al lacayo quien miró a Stephen. Este le hizo un gesto negativo y el criado cruzó los brazos como si no la hubiera oido.

-Me gustaria que se quedar-insistió Stephen con un tono cordial pero firme.

-No creo haberme sentido nunca tan bienvenida-dijo ella sonriendo.

-Los Westmoreland son famosos por su hospitalidad-mintió Stephen con una traviesa sonrisa mientras la llevaba al salón donde se encontraba su madre.

Al ver a la duquesa, 
Miley se echó hacia atrás.

-Mi madre y yo nos sentiríamos muy felices de que esperara a Nicholas con nosotros-dijo Stephen amablemente-Sé que estará encantado de verla señorita Stone y que no me perdonaria jamas si la dejara irse antes de que el llegara.

-Lord Westmoreland-dijo ella mirándole directamente a los ojos.

-Stephen.

-Stephen. Creo que debe saber que hay muchas posibilidades de que su hermano este lejos de sentirse encantado con mi presencia.

-Correré el riesgo.

Subyugada por la belleza del salon blanco y oro, 
Miley se contuvo para no demostrar su admiración mientras Stephen la llevaba hasta su madre.

-Madre, te presento a la señorita Stone-dijo-Ya que Nicholas no volvió ayer no sabe nada de la visita de 
Miley pero yo la he convencido para que se quedara a esperarle.
Miley hizo una reverencia sin dejar de notar en el énfasis con el cual el habia pronunciado su nombre, ya que además ella no se lo habia dicho.

-¿Es usted amiga de mi hijo señorita Stone?-preguntó la duquesa indicándole que se sentara enfrente de ella.

-Lo fuimos Su Gracia.

La duquesa pareció sorprendida por esa respuesta tan superficial. Estudió la mirada verde jade, hizo intención de levantarse, luego lo pensó mejor haciendole una seña imperceptible a Stephen.

Las dos mujeres empezaron a conversar de varias cosa, desde la moda parisina hasta el clima de Londres.

Al cabo de una hora, la puerta de entrada se abrió y resonaron voces en el vestíbulo. Las palabras no se entendían pero se podia reconocer claramente la risa de una mujer respondiendo a Nicholas. Stephen vió que 
Miley se tensaba al darse cuenta de que el duque estaba acompañado por una mujer. Lanzándole una mirada de ánimo se puso delante de ella para darle tiempo a recomponerse.

-Siento llegar tarde, nos entretuvimos-dijo Nicholas inclinándose para besar a su madre-Estoy seguro de que no os sentisteis abandonados. Madre, me gustaria presentarte a Vanesa...

Stephen dio un suspiro de alivio cuando oyó a su hermano decir “Stanfield”.

Vanesa hizo una reverencia, cuando las dos mujeres terminaros de intercambiar saludos, Nicholas señaló a su hermano.

-Ya conoces a Stephen.

Miró a su madre y le dijo algo en voz baja.

-Estoy encantado de volver a verla señorita Stanfield-dijo Stephen con una mirada divertida.

-Por amor de Dios Stephen-dijo Vanesa-Hace mucho tiempo que no llamamos por el nombre.

Stephen estiró el brazo hacia atrás tocando el brazo de 
Miley quien se levantó a desgana.

-Señorita Stanfield-dijo Stephen levantando la voz-Le presento a la señorita 
Miley Stone.

Nicholas se dio la vuelta de un salto.

-Y este hombre con la mirada tan dura es mi hermano-continuó Stephen dirigiéndose a 
Miley-como ya debe saber.

-¿Cómo esta su tia?-preguntó friamente el duque, golpeándola con su mirada de acero.

-Esta muy bien gracias-consiguió articular ella con una voz apenas audible-¿Y usted?

-Como puede ver, sobrevivi a nuestro último encuentro sin demasiada dificultad.

Vanesa acababa de recordar a su rival en el baile de los Rutherford.

-Le presentaron a Easterbrook en casa de lord y lady Rutherford-dijo con una sonrisa crispada-Si, me acuerdo que el hablo mucho sobre usted después.

-Fue muy amable por su parte-dijo 
Miley al ver que la otra esperaba una respuesta.

-Si no recuerdo mal, el no pensó en absoluto que usted fuera amable señorita Stanfield.
Miley se tensó ante este ataque y Stephen se interpuso entre las dos.

-Podremos hablar de nuestros conocidos comunes en el transcurso de la cena-anunció alegremente-Si consigo convencer a mi deliciosa invitada de que se una a nosotros.

-No-dijo 
Miley sacudiendo desesperadamente la cabeza-Lo...lo siento mucho.

-Insisto. Insistimos los dos ¿verdad Nicholas?-dijo solicitando con la mirada el apoyo de su hermano.

El duque ni siquiera se dignó en renovar la invitación, se limitó a hacer un gesto de asentimiento al lacayo indicándole que habria un invitado más. Sin decir una palabra mas, giró los talones y fue a servirse un vaso de whisky. Stephen se puso cerca de 
Miley y luego miró la alta figura de su hermano que le daba la espalda.

-Me tomaria un vaso yo también-dijo alegremente.

Nicholas le dirigió una mirada furiosa.

-Supongo-dijo con tono helado-que entre tus incontables talentos posees el de servirte tu mismo.

-En efecto-dijo Stephen con serenidad mientras se levantaba-¿Señoras quieren un vaso de vino?

Vanesa y 
Miley aceptaron asi como la duquesa. Stephen les sirvió sin hacer caso de la ira de Nicholas.

-¿Hay alguna posibilidad de que ignores lo que ella significa para mi?-susurró Nicholas.

-Ni la mas minima-respondió Stephen imperturbable cogiendo tres vasos-¿Puedes llevar el vaso de 
Miley por favor? No puedo coger los cuatro.

Nicholas le dio a 
Miley su vaso inclinándose hacia ella, la joven se echó hacia atrás buscando desesperadamente una señal que demostrara que todavía la amaba. Pero no la encontró.

Desalentada, bebió su vino mientras observaba disimuladamente al duque que estaba sentado enfrente de ella al lado de Vanesa. Parecia sentirse muy a gusto en ese impresionante salon, y a ella nunca le habia parecido mas seductor y al mismo tiempo mas inaccesible. Para colmo, Vanesa estaba todavía mas hermosa que en el baile de los Rotherford.

En el transcurso de la hora que precedio a la cena, fue Stephen quien llevó el peso de la conversación. Vanesa envió algunos dardos a 
Miley y Nicholas no solo se expresaba por monosílabos y eso solo cuando no podia evitarlo. Miley apenas contestaba, la duquesa bebió varios vasos de vino y no dirigió una palabra a nadie.

Hundida en la angustia, 
Miley solo deseaba que llegara el final de la cena para poder desaparecer. Ahora ya sabía que nunca tendría que haber venido pero era demasiado tarde. Para alivio suyo enseguida anunciaron la cena, Nicholas se levantó y sin dirigirle una mirada ofreció un brazo a su madre y el otro a Vanesa.
Miley cogió el brazo de Stephen con los ojos desesperadamente fijos en la espalda de Nicholas. Iba a seguirles cuando Stephen la detuvo.

-¡Al diablo con Vanesa!-le dijo el en voz baja-Podria estrangularle. Tenemos que cambiar de estrategia, pero de momento todo va bien.

-¿Una estrategia? ¿Realmente cree que todo va bien?

-Perfectamente. Es usted hermosa y vulnerable y Nicholas no puede evitar mirarla cuando cree que usted no le ve. Ha llegado el momento de hacer lo que sea para que se encuentren los dos a solas.

-¿Me mira?-preguntó 
Miley con el corazón lleno de esperanza-Stephen ¿esta seguro? Tengo la sensación de que ni siquiera nota mi presencia.

-Sabe muy bien que esta usted ahí, no se preocupe. Sin embargo creo que a el le gustaria que estuviera muy lejos. De hecho nunca le habia visto tan furioso. Ahora es usted la que tiene que llevarle hasta el limite.

-¿Pero porque?

Habian llegado al comedor pero Stephen se detuvo delante de un cuadro, daban la espalda a los demas comensales quienes ya se habian sentado. Stephen señaló el cuadro como si estuviera describiéndolo.

-Tiene que enfurecerle tanto que le haga dejar la mesa llevándola a usted con el-le dijo a 
Miley-De lo contrario, en cuanto termine la cena el encontrara una excusa para irse con mi madre y con Vanesa dejándonos solos.

Esta perspectiva lleno a la joven de miedo y de impaciencia a la vez. Se acordó de los consejos de Emily y se dijo que si Courtney habia conseguido encontrar valor, ella tambien podia hacerlo.

-¿Por qué esta haciendo usted esto?-preguntó

-No es el momento de explicárselo-respondió Stephen guiándola a la mesa-Pero no olvide en ningún momento que sea cual sea la intensidad de su cólera, mi hermano esta enamorado de usted. Si consigue hablar con el a solas podrá demostrárselo.

-¿Pero que pensara su madre si le provoco abiertamente.

-Pensará que es usted maravillosa, al igual que lo pienso yo. ¡Valor! Espero que se muestre tan animada como el otro dia en casa de los Kingsley.

Stephen la ayudó a sentarse en su silla.

-Es muy amable por su parte que se hayan dignado reunirse con nosotros por fin-hizo notar Nicholas sarcásticamente.



-Ha sido muy amable por su parte al haberme invitado Vuestra Gracia-contestó 
Miley.

Nicholas la ignoró e indicó a los lacayos que ya podian empezar a servir. El presidía la mesa con su madre a la derecha y Vanesa a la izquierda, 
Miley estaba al lado de la duquesa mientras que Stephen estaba frente a ella sentado al lado de Vanesa.

-Deje la botella cerca de la señorita Stone-dijo Nicholas con un tono cortante al lacayo que servia a la joven-Le gusta de manera increíble el champán si la memoria no me falla.

El corazón de 
Miley dio un salto de alegria. ¡Ya no simulaba indiferencia! Debia amarla mucho para que la ira le empujara a decir cosas así.

-Eso es mucho decir-respondió dando un sorbo-Pero a veces da valor.

-¿De verdad? Lo ignoraba.

-Sin duda usted prefiere el whisky para eso-lanzó ella mientras se volvia a llevar la copa a los labios.

El frunció el ceño y 
Miley apartó la mirada. “Amame te lo ruego-imploraba en silencio-no me hagas pasar por esto para nada”

-¿Toca usted el piano 
Miley?-preguntó la duquesa para romper el pesado silencio.

-Solo cuando no me gusta alguien-respondió esta con una timida sonrisa.

-¿Entonces canta?-insistió la duquesa desesperada.

-Si pero muy mal me temo.

-Realmente señorita Stone-dijo Vanesa-es muy raro encontrar una inglesa con una buena educación que no sepa música ni canto. ¿Cuates son exactamente sus talentos?

-
Miley es excelente en el arte del coqueteo-intervino Nicholas-Habla varios idiomas y sin duda es capaz de jurar en cada uno de ellos. Juega bastante bien al ajedrez, mal al solitario y es una buena amazona si alguien le quita la fusta. Pretende saber usar el tirachinas pero yo no podria asegurarlo ya que tambien es una excelente actriz y eso si que puedo atestiguarlo. ¿La he descrito bien Miley?

-No del todo Vuestra Gracia-replicó ella sonriendo a pesar de los dardos que el acababa de lanzarle-Creo que juego muy bien al ajedrez. Si duda de mi habilidad con el tirachinas tendré un gran placer en hacerle una demostración con la condición de que acepte ser mi diana igual que yo acabo de ser la suya.

Stephen rompió a reir.

-¿Ha tenido usted una vida social muy agitada al volver de Francia?-preguntó la duquesa.

Ella notó la mirada ardiente de Nicholas posada en ella y no pudo seguir mirándole.

-Fui a muchos bailes pero ninguno de máscaras, sin embargo me gustan mucho. A Su Gracia también, creo...

-¿Le gustan las bodas?-preguntó Vanesa con tono meloso-Si le gustan sera un placer invitarle a la nuestra.

Se hizo el silencio, 
Miley se esforzó por comer pero el dolor le puso un nudo en la garganta. Miró con desesperación a Stephen quien alzó los hombros imperturbable. Ella sabia que el deseaba que continuara pero no podia hacerlo, todo estaba perdido. No podia quedarse en esa mesa por más tiempo, todo el mundo sabria que el anuncio del compromiso era lo que la habia impulsado a irse pero le daba igual.

Dejó la servilleta sobre la mesa, cerca de su plato. Mientras echaba despacio la silla hacia atrás, la mano de la duquesa se posó en la suya con un gesto de ánimo que queria decir “Quédese y termine lo que ha empezado”.
Miley sonrió y volvió a coger su servilleta, miró a Nicholas que miraba con atención su vaso de vino y después a Vanesa. No soportaba la idea de verle casado con esa belleza mientras ella le amaba tanto que habia llegado tan lejos solo para demostrárselo. Los celos estuvieron a punto de ahogarla cuando se imaginó a Vanesa en los brazos de Nicholas.

-Espero que no me odies por haber revelado nuestro secreto delante de una extraña-dijo Vanesa poniendo su mano en el brazo del duque.

-Estoy segura de que no se ha enfadado en absoluto-dijo 
Miley mirando a Nicholas-Todos hacemos tonterías cuando estamos enamorados ¿Verdad Vuestra Gracia?

-¿De verdad?-contestó este-No lo habia notado.

-Entonces su memoria o bien es muy mala o bien es muy selectiva. Puede ser que nunca se haya enamorado.

-¿Qué quiere decir exactamente?-preguntó el dejando ruidosamente el vaso en la mesa.

-Nada-dijo ella intimidada por su mirada de acero.

Todos empezaron a comer de nuevo, 
Miley vió que la mano de Nicholas sujetaba con fuerza el vaso, ella sabía que el hubiera deseado que se tratara de su cuello.

-Digame querida-dijo la duquesa-¿Habian cambiado mucho las cosas cuando volvió a Inglaterra?
Miley estaba apunto de responder de manera muy impersonal cuando se dio cuenta de que la duquesa acababa de darle una oportunidad para actuar. Ya que Nicholas no la dejaba explicarse en privado, intentaria hacerlo en la mesa.

-¡Muchísimo!-dijo con pasión-Verá, poco después de mi regreso me enteré de que durante mi ausencia mi padre habia arreglado mi compromiso con un hombre al que yo apenas conocia y al cual ni siquiera reconocí cuando le vi.

-¡Que horror!-comentó la duquesa.

-En efecto, sobretodo sabiendo que yo tengo un carácter muy fuerte y que me rebelo en cuanto intentan imponerme algo. El hombre con el que debia casarme, aunque tuviera muchas cualidades, se mostraba muy autoritario en lo que concernia a nuestro compromiso. Se comportaba como si yo no tuviera elección.

-Estos matrimonios arreglados pueden ser difíciles al principio-admitió la duquesa-¿Qué hizo usted entonces?

-Ella se comprometió con otro hombre-cortó Nicholas-Que es un inútil disfrazado de idi/ota.

-Pero no un tirano-contestó 
Miley-Y además nunca estuve prometida a Paul.

-¡Dios mio!-dijo Stephen en medio del silencio que siguió-No nos haga esperar más. ¿Qué hizo usted después?

-Dado que solo habia un millar de buenos partidos en Londres-explicó Nicholas con tono helado-a la señorita Stone se le metió en la cabeza averiguar con cuantos de ellos podia comprometerse.
Miley no pudo soportar el tono de su voz. Se mordió los labios y sacudió la cabeza.

-No, solo he estado prometida a un hombre, pero esta tan furioso conmigo que ni siquiera me da la oportunidad de explicarme. Ya ha roto nuestro compromiso.

-¡Que monstruo!-dijo Stephen sirviéndose una porción de pato a la naranja-Debe estar loco, posiblemente estará usted mejor sin el.

-Yo... También tengo un carácter bastante difícil-admitió 
Miley.

-En ese caso el está mejor sin usted-cortó Nicholas dirigiendo una mirada amenazadora a su hermano Stephen-Encuentro esta conversación de muy mal gusto ¿me has entendido?

Stephen puso cara de extrañeza y bajó la cabeza sin atreverse a volver a sacar el tema. Todos se concentraron en sus platos pero solo Stephen parecia no haber perdido el apetito. 
Miley se dijo que iba a hacer un último intento para forzar a Nicholas a sacarla fuera.

-Stephen te ha hecho una pregunta Nicholas-dijo Vanesa.

-¿Cómo?

-Te he preguntado lo que habian hecho tus caballos en las últimas carreras.

-Corrieron bien-dijo el duque evasivamente.

-¿De verdad?-insistió su hermano. Y continuó con una sonrisa destinada a 
Miley-Apostamos a que sus caballos ganarian mas carreras que los mios. Gané yo asi es que me debe trescientas libras. El dinero le da igual pero detesta confesar que ha perdido. Nunca ha podido aceptar la derrota.

Nicholas dejó sus cubiertos preparado para corregir a su hermano.

-Es extraño que diga eso-intervino 
Miley dirigiéndose a Stephen-Yo sin embargo he notado que su hermano aceptaba la derrota sin hacer el menor esfuerzo por defenderse. A la primera contrariedad abandona y...

Nicholas dio un ****azo sobre la mesa y se levantó de un salto con los dientes apretados.

-Señorita Stone, tengo que decirle unas palabras. En privado.

Rodeó la mesa y cogió la silla de la joven.

-¡Levantese!-ordenó.

Al ver que ella no se movia, la cogió del brazo con violencia. La duquesa le dirigió una mirada de impotencia mientras Stephen levantaba su vaso en un brindis silencioso. Nicholas la saco sin miramientos fuera del comedor.

-Haga traer el carruaje de la señorita Stone hasta la puerta en tres minutos-ordeno a un lacayo.



Entraron en un pequeño y lujoso despacho con las paredes forradas de libros. Nicholas empujó a 
Miley hacia delante y se dirigió a la chimenea. Después se dio la vuelta y le dirigió una mirada llena de desprecio mientras intentaba contener su ira.

-Tienes exactamente dos minutos para explicarme la razon de esta visita tan inesperada como inoportuna-dijo con un tono cortante-Después te llevaré hasta tu coche y te disculparé con mi madre y mi hermano.
Miley tomó aire sabiendo que el no debia notar su miedo.

-¿La razón de mi visita? Pensaba que era evidente.

-No lo es.

-He venido para... para explicarte porque te dije eso en el banquete de boda. Verás, un poco antes, en la Iglesia, seguia creyendo que estábamos prometidos y...

-Ya no lo estamos-cortó Nicholas-Se terminó. Nunca hubiera debido empezar, era una idea insensata.
Miley, aterrada, se retorció las manos y sacudió la cabeza.

-No pudo empezar porque nunca dejaste que tuviéramos una oportunidad-dijo.

-Tus dos minutos casi se han terminado.

-Nicholas, te lo ruego, escuchame. Tu...Tu me dijiste un dia que querias que fuera por mi propia voluntad hacia ti y que no querias una esposa fria y distante.

-¿Y?

-Y ahora estoy de acuerdo-dijo con voz temblorosa.

Nicholas se tensó. Esas palabras acababan de atravesar la armadura de su ira. La miró unos minutos y luego se apoyó en la chimenea y cerró los ojos. 
Miley sabia que el estaba intentando resistirse y esperó paralizada de miedo. Al cabo de una eternidad el se enderezó, sus ojos miraron a los de ella y Miley sintió que su corazón dejaba de latir. ¡Habia ganado! Lo notaba en la expresión de su cara que se habia suavizado.

El miró primero la alfombra que les separaba y luego sus ojos se posaron en ella y dijo en voz baja:

-No tengo intenciones de facilitarte las cosas-dijo.
Miley sabia que queria que fuera ella quien diera el primer paso. El desvió la vista al verla acercarse, las rodillas de Miley fallaron y tuvo que detenerse para recobrarse. Cuando su pecho rozó la chaqueta gris de Nicholas, ella se detuvo y esperó con la cabeza agachada, pero los segundos pasaban y Nicholas no hacia el menor gesto hacia ella.

-Por favor-murmuró levantando los ojos hacia el-abrázame.

Nicholas dudó y luego la atrajo bruscamente hacia el, estrechándola contra su pecho mientras su boca hambrienta se apoderaba de la de ella. 
Miley le devolvió el beso con un gemido de felicidad. Le pasó los brazos alrededor del cuello y se apretó contra el notando sus poderosos músculos. El la abrazó con mas fuerza.

-Dios mio como te he echado de menos-dijo el con voz ronca contra sus labios antes de volver a besarla.

Los labios de 
Miley se abrieron para acogerle. Excitado, Nicholas la apretó más mientras le daba un apasionado beso. Estaba loco de felicidad por tenerla de nuevo en sus brazos, por acariciar sus redondos senos con sus manos. No podian continuar pero Nicholas temia deternerse por mio a verla desaparecer.

Al fin se separó de ella y tomó aliento manteniendo los brazos alrededor de su cintura y con la barbilla posada en el sedoso pelo de la joven. Ella no se movió como si no existiera otro lugar en el mundo donde quisiera estar.

Después el retrocedió un poco y miró los ojos verdes de 
Miley.

-¿Aceptas casarte conmigo?
Miley asintió con la cabeza, incapaz de pronunciar una sola palabra.

-¿Por qué?-insistió el-¿Por qué quieres casarte conmigo?

Sabia que el esperaba a que ella se rindiera en cuerpo y alma. Al fin recuperó el habla a pesar de sus lágrimas de felicidad.

-Porque te amo-dijo suavemente.

-Mas vale que no me mientas-dijo el con voz amenazadora atrayéndola de nuevo hacia el-porque nunca dejaré que te vayas de nuevo.

-Sera un placer demostrarte que digo la verdad-dijo ella sin miedo a mostrarle su deseo.

Vió que su mirada ardia de pasión mientras se inclinaba sobre ella. Se puso de puntillas para besarle con todo el ardor que sentia por dentro y creyó que se desmayaria al ver que el le devolvia el beso. Pronto los dos cuerpos se fundieron en uno como si fueran una sola persona.

Nicholas tuvo que esforzarse para impedir que sus manos prosiguieran su exploración. Acariciar ese cuerpo tan amado con el cual habia soñado tanto, era una tortura para el.

-¿Por qué me has hecho esperar tanto?-susurró el.
Miley retrocedió y señaló con la cabeza el comedor donde se encontraba Vanesa.

-Y tu podrias haber esperado un poco más.

-Querida-dijo el riendo-eres la única mujer de la tierra que hablaria de Vanesa en un momento asi.
Miley se puso seria de pronto.

-Tengo que confesarte algo y es posible que influya en tu decisión.

-¿De que se trata?-preguntó Nicholas tensándose.

-No mentia cuando hable con tu madre sobre mi talento como pianista.

Con una sonrisa de alivio, Nicholas la volvió a coger en sus brazos.

-¿Y tampoco cantas?

-Me temo que no.

Aunque hablaba con un tono alegre, 
Miley notó el deseo en su voz ronca. Bajo la camisa, ella notaba contra su mejilla su pecho firme y caliente, Miley sonrió mientras deslizaba una mano bajo la ropa para sentir los rapidos latidos del corazón de Nicholas.

-La última vez que hablamos de ese tema, en esta casa, dijiste que no podias perder el tiempo con una niña inocente, pero creo que con un poco de paciencia conseguiras hacer de mi una alumna aventajada.

-Puede que primero tenga que enseñarte a responder de otra forma cuando te diga que te amo-dijo el después de un momento de silencio.

-Inténtalo y verás que ya he hecho grandes progresos-dijo ella con la voz rota por las lágrimas.

El le levantó la barbilla y la miró a los ojos.

-Te amo-dijo.

-Yo tambien te amo-respondió ella con voz temblorosa.

-Asi esta mucho mejor.

Ella quiso devolverle la sonrisa pero sus labios temblaban. El le cogió la cara entre las manos.

-¿Por qué lloras querida?

-Porque hasta este momento estaba convencida de que no me lo volverias a decir nunca.

-Pero te amo desde la noche que jugamos al ajedrez en mi casa y me llamaste de todo.

Stephen llamó suavemente a la puerta y luego entró cerrándola detrás suyo. Dirigió una sonrisa jubilosa a su hermano quien abrazó mas fuertemente a 
Miley con un gesto posesivo.

-Perdoname querido hermano, pero tu ausencia empieza a hacer el ambiente un poco tenso ahí al lado.

-¿Ha terminado la cena?

-hace tiempo. Y Vanesa muestra cada vez menos entusiasmo antes mis intentos de hablar de caballos.

-Nicholas, tu hermano esta en un aprieto-intervino 
Miley sonriendo.

-Yo tambien-dijo Nicholas pero tengo la intención de liberar a Vanesa mientras la acompaño hasta su casa esta noche.

-Yo tambien deberia irme-dijo 
Miley desprendiéndose a desgana de los brazos de Nicholas y alisándose el vestido-de lo contrario será demasiado tarde cuando vuelva a casa de Emily.

-Mi amor, no vas a dejar esta casa. Enviare a un criado a buscar tus cosas a casa de los Archibald y les avisará de que volverás dentro de una semana, no antes.
Miley comprendió perfectamente que Nicholas lo habia decidido asi por culpa de su brusco cambio de actitud entre la boda de Courtney y el banquete. Como preferia quedarse con el, le obedeció prudentemente.

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