Cuando
estaba absorbiendo todavía las dulces resonancias de su voz suavemente
modulada, Liam le puso la mano bajo el top y ella se estremeció al sentir
su tacto sobre la piel desnuda de la espalda,
Liam la atrajo hacia
sí, pero no hizo ningún Intento de besarla, tampoco le dijo que saliera
del local con ella y dejara a sus amigas. Tan sólo le pidió el número de
teléfono y prometió llamarla muy pronto. Miley pasó la semana
siguiente pegada al teléfono, esperando con impaciencia su llamada.
En
su primera cita, la llevó en coche. Un Ford rojo.
-Es el coche de la
empresa -le dijo con una sonrisa que no llegó a comprender bien.
Amablemente, pero con una intensidad que le hacía contener el aliento, Liam le dio confianza para que le hablara de sí misma. De su familia, de sus amigos, de sus gustos.
Amablemente, pero con una intensidad que le hacía contener el aliento, Liam le dio confianza para que le hablara de sí misma. De su familia, de sus amigos, de sus gustos.
De su ambición de estudiar Arte para dedicarse a la
publicidad. Al decirle aquello, Liam frunció el ceño y le preguntó su
edad. Incapaz de mentir, Miley se sonrojó y le dijo la verdad. Liam
frunció el ceño todavía más y ella se mordió el labio porque sabía que
lo había echado todo a perder.
Liam la llevó de vuelta a casa y se
despidió con un escueto «Buenas noches».Miley se quedó destrozada.
Durante muchos días, apenas comió y no pudo dormir. Estaba a punto de
tener un problema serio de salud cuando Liam la llamó una semana más
tarde.
La invitó al cine. Miley se sentó a su lado en la
oscuridad y no dejó de mirar la pantalla, pero no vio nada, sólo podía
concentrar su atención en la proximidad de Liam, en el sutil aroma de su
colonia, en su rodilla a unos centímetros de la suya, en el tacto de sus
hombros, que se rozaban. Con la boca reseca, tensa y con temor a hacer
cualquier movimiento por no echarIo todo a perder una segunda vez, no
pudo evitar un gritito cuando él le agarró la mano. Con expresión seria
entrelazó sus dedos.
-Tranquila -murmuró-. No voy a morderte.
El
problema era que ella estaba deseando que la mordiera. Incluso entonces,
ingenua como era, sin saber cómo debía comportarse con un hombre, lo
deseaba con una desesperación que debía ser patente en su rostro. Liam
murmuró algo y apretó su mano entre la suya mientras volvía a
concentrarse en la película.
Aquella noche la besó con tal deseo
que Miley sintió cierto temor antes de que la dejara marchar.
En
su siguiente salida, la llevó a un restaurante muy tranquilo y no dejó
de mirarla durante la cena, mientras le contaba cosas acerca de sí
mismo. Acerca de su trabajo como vendedor en una gran empresa de
ordenadores que le obligaba a viajar por todo el país. Acerca de su
ambición de tener su propia empresa, de cómo ahorraba todas sus
comisiones para poder hacerlo algún día.
Hablaba con tal calma y
suavidad que Miley tenía que inclinarse hacia delante para no
perderse palabra de lo que decía. No dejaba de mirarla, no para
observarla, sino para absorberla. Cuando la llevó a casa, Miley
estaba en peligro de explotar por la tensión sexual acumulada. Sin
embargo, se limitaron a darse un beso. Lo mismo sucedió otra media
docena de veces, hasta que un día, inevitablemente, en vez de llevarla
al cine la llevó a su apartamento.
Después de aquel día, apenas iban a otros lugares.
Después de aquel día, apenas iban a otros lugares.
Estar
solos y hacer el amor se convirtió en lo más importante de sus
vidas. Liam se convirtió en lo más importante, por encima de sus notas,
de sus ambiciones, de la opinión de sus padres, que no paraban de
manifestarle su desaprobación sin menoscabar lo que sentía hacia Liam.
Tres meses más tarde, y después de que Liam estuviera fuera dos semanas, ella le estaba esperando en el apartamento.
-¿Qué haces aquí? -le preguntó Liam.
Sólo
en el momento de recordarlo, siete años más tarde, se daba cuenta de
que no le había gustado encontrarla allí. Tenía el rostro serio y
cansado, igual, pensaba Miley sentada en el cuarto de estar de su
casa, que en los últimos meses.
- Tenía que verte -le dijo,
agarrándolo de la mano y arrastrándolo al interior del apartamento.
Inevitablemente, hicieron el amor, luego ella hizo café y lo bebieron en
silencio. Liam, que sólo llevaba un albornoz, se sentó en su viejo
sillón de orejas y ella se hizo un ovillo a sus pies, y se abrazó a sus
rodillas.
Entonces, le dijo que estaba embarazada. Liam no se movió ni
dijo nada y ella no lo miró. Liam le acarició el pelo y ella apoyó la
cabeza en la pierna.
Al cabo de unos momentos, Liam dio un largo y
profundo suspiro. Agarró a Miley y la sentó en su regazo. Ella
encogió las piernas, como una niña, como Marie cuando se sentaba en
brazos de su padre para buscar consuelo.
-¿Estás segura?
-Completamente
-dijo MIley, asiéndose a él, asiéndose al eje sobre el que giraba su
vida- Me retrasé en el período y compré una de esas pruebas que venden
en la farmacia. Ha dado positiva. ¿Crees que puede ser incorrecta? ¿Voy
al médico antes de que decidamos algo?
-No -dijo Liam-. Así que estás embarazada. Me pregunto cómo ha ocurrido añadió pensativamente.
Miley se rió nerviosamente.
-Es culpa tuya -le dijo- Eres tú el que tiene que tomar precauciones.
-Es culpa tuya -le dijo- Eres tú el que tiene que tomar precauciones.
-Y
eso he hecho -replicó él- Bueno, al menos tenemos tiempo de casamos
antes de que toda la ciudad se entere de por qué lo hacemos.
Y
aquello fue todo. La decisión estaba tomada. Liam se ocupó de todo,
evitando que ella sufriera cualquier pregunta indiscreta, cualquier
inconveniente, ayudándola a soportar la decepción que suponía para sus
padres.
Una vez más, fue siete años más tarde, cuando se dio cuenta
del verdadero significado de sus palabras: «Al menos tenemos tiempo de
casamos antes de que toda la ciudad se entere de por qué lo hacemos». Y,
por primera vez, pensó que, tal vez, en otras circunstancias, Liam no se
habría casado.
Ella lo había atrapado. Con su juventud, su
inocencia, con su confianza infantil y su ciega adoración. Liam se había
casado con ella porque creía que era lo que tenía que hacer. El amor no
tenía nada que ver con el asunto.
El sonido de una llave en la puerta
principal la devolvió al presente. Se dio la vuelta. Sentía una extraña
calma, un extraño alivio. Miró al reloj de pared. Eran las ocho y
media. Liam no iba a volver a casa hasta varias horas después. Tenía una
cena de negocios, le había dicho. Qué burda le pareció aquella excusa,
se dijo sonriendo amargamente y acercándose a la puerta del cuarto de
estar.
Liam le daba
la espalda. Miley se dio cuenta de la tensión de los músculos del
cuello y de la rigidez de su espalda bajo la tela de su abrigo negro.
Se dio la vuelta lentamente y sonrió. Miley observó su rostro cansado, pálido. Liam miró al teléfono descolgado. Se acercó, dejó la cartera de cuero en el suelo, y levantó el auricular. La mano le temblaba ligeramente al dejarlo en su lugar.
Tay debía haberlo llamado. Debía haber sentido pánico al ver que ella se negaba a contestar al teléfono y lo había llamado para decirle lo que había hecho. Le habría gustado oír aquella conversación, pensaba Miley.
Se dio la vuelta lentamente y sonrió. Miley observó su rostro cansado, pálido. Liam miró al teléfono descolgado. Se acercó, dejó la cartera de cuero en el suelo, y levantó el auricular. La mano le temblaba ligeramente al dejarlo en su lugar.
Tay debía haberlo llamado. Debía haber sentido pánico al ver que ella se negaba a contestar al teléfono y lo había llamado para decirle lo que había hecho. Le habría gustado oír aquella conversación, pensaba Miley.
La acusación, la defensa, la
confesión y el veredicto.
Liam la miró, y ella dejó que la observara
durante unos instantes. Luego, sin decir nada, se dio la vuelta y volvio
al cuarto de estar.
Era culpable. Lo llevaba escrito en su aspecto. Culpable sin atenuantes.
Era culpable. Lo llevaba escrito en su aspecto. Culpable sin atenuantes.
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capitulo dedicado a ♥♫★Aracely★♫♥ y MRC' Love grasias por sus comentarios_________________________________________________________________________________
mañana subo de protejeme y les comento que es una saga son tres novelas Protegeme, Recuerdos Y Destiny