Nick se
levantó de la cama. Aun no entendía como las patas no se habían roto
después de la cabalgata que Delta (zorra) le había dado. Por lo menos él se
había podido desahogar. Y ella se había corrido como mínimo seis veces.
Fue a buscar algo para beber, una cerveza, champagne frio… cuando vio
el portátil.
- Mier.da – se quejó. – me olvidé de vigilar a Miley.
Ya
eran las cinco de la tarde y el centro de masajes debería estar
abierto. En cambio, había policías por todos lados. La rubia secretaria
de la mañana lloraba desconsolada, hablando con un inspector.
-
¡Joder! – no veía a Miley por ningún sitio. Ella era la involucrada,
le había pasado algo. Y por una puta distracción, la había perdido. No
podía dejar que la policía se encargara de ese caso. Echó la cámara un
par de horas atrás. Vio que
Alexander
estaba allí de nuevo. – Te tengo. – murmuró sonriendo y dando un trago a
su bebida. – Se dónde vives Alexander, te vas a cag.ar. – dijo para sí
mismo.
Delta lo rodeó por atrás.
- Vuelve a la cama conmigo… - dijo dejándole un rastro de besos por el hombro. – Venga…
-
No, tengo trabajo. – Nick se puso los pantalones y el jersey. Volvió a
coger las botas y una ak 47 que guardaba en su almacén privado.
- Nick…
-
Te dije que no. Metete los dedos o busca a otro de la oficina. – ladró
Nick. – tengo faena. – Y si Miley muere, será por mi culpa… por
distraerme. – Así que me voy.
Salió dando un portazo y dejó a la excitante rubia en medio de su salón, desnuda.
- ¡Mier.da! – murmuró. Cogió su teléfono y marcó rápidamente a alguien –
Estate
al loro, va para allí, no lo he podido detener. – cerró el móvil,
sonriendo. – Hay… Nicky… que pena que no hayamos podido disfrutar más…
eres un amante demasiado bueno para terminar muriendo de esta manera tan
ordinaria. – fue hacia la habitación de Nick y empezó a vestirse,
dispuesta a marcharse, habiendo terminado su faena.
- ¿Dónde te escondes pedazo de hijo de pu.ta? – dijo tirando la puerta al suelo –
Alexander, sal si no quieres que te despelleje vivo, animal.
Se
escucharon unos tiros casi rozando su sien. Nick se agachó, rodando
hasta que estuvo cubierto por un sofá. Sus ojos se adaptaron a la poca
oscuridad.
- Sabes de lo que soy capaz, idio.ta. Dame a la chica y nadie saldrá herido. – Aun que eso no se lo creía ni Nicholas.
-
Deja que me lo piense. – dijo irónico Alex, aun que era lo único que
Nick quería: que hablara. Ya lo había localizado, y Miley no estaba
con él – No.
-
Demasiado tarde. – rac, rac… preciosa Ak 47 se preparó y empezó a
disparar sin cesar justo en el sitio en el que Alexander se escondía.
Después, silencio. Nick se levantó lentamente y fue donde estaba el cuerpo tendido de
Alex. Lo movió con el pie. Pero pronto sintió una punzada.
-
Muere como un buen hombre cabrón. – Nick le disparó a carne viva. – No
se vale hacerse el muerto. – rió, asegurándose de que Alex ahora si
estaba completamente muerto.
Se agachó para quitarse el cuchillo que le había clavado en el muslo.
- Ah… - lo lanzó junto a Alex. – hijo de per.ra, otra cicatriz más por tu culpa.
Encendió
una luz y observó la casa. Vio una escalera. Subió con cuidado de que
no hubiera más agentes de aquella mafia rusa, como Alexander. Tiró la
primera puerta al suelo. Nadie, nada.
- Mmmh… - un gemido.
Se dirigió hacia la habitación donde provenía. Abrió la puerta y se encontró con
Miley semidesnuda, atada en una silla y amordazada.
- Oh, no. – Nick sonrió, negando con la cabeza – Que chico más malo, no sabe que esto no se le hace a una mujer.
Desabrochó la mordaza de Miley.
-
¡Desátame, joder! – es lo primero que dijo. - ¿Quién eres? Espera… yo
te conozco. – Nick alzó una ceja, divertido – Esta mañana te he atenido…
¡Oh dios mío, estoy rodeada de locos!
- Muñeca, cállate si no quieres que te amordace de nuevo. Yo soy de los buenos.
-
Ya claro, ¿y cómo lo sé yo, eso? Pensaba que Alex… - no tuvo tiempo de
terminar, pues Nick la amordazó de nuevo. La desató de la silla pero no
le desató las manos ni los pies.
-
Mejor prevenir que curar. Estás más guapa quietecita y calladita. – la
cargó en su fuerte hombro hasta su Lamborgini negro.
Miley intentaba dar patadas, pero Nick la tenia cogida por los muslos, encima de su hombro.
-
Estate quieta muñeca, no me gustaría tener que abusar de mi fuerza. –
pero ella no izo caso. Nick le dio un cachete en una de las nalgas,
cubiertas solo por aquellas excitantes braguitas negras. Ella abrió los
ojos y paró de patalear en el pecho de Nick – Veo que me entendiste. –
Sonrió y la dejó con cuidado en el copiloto.
Miley lo miraba con lágrimas en los ojos, de los nervios, de la rabia, de todo.
Nick se puso las gafas de sol y metió las llaves por el cerrojo del coche. Le echó un último vistazo a Miley.
- No me llores ¿eh? – dijo negando con la cabeza - ¿confío de que te puedo desenmordazar?
Ella
asintió rápidamente. Nick le quitó la mordaza. Miley respiró hondo
y profundamente. Nick arrancó el coche, sin una simple sonrisa, ni
siquiera una tierna mirada. Frio como él sabía ser. Miley lo
observó. La chupa de cuero le daba un aire supere rotico, arrapado a sus
musculosos brazos, igual que ese jersey negro en sus abdominales. Los
pantalones, ni estrechos ni anchos daban mucho a la imaginación, aun que
ella ya sabía el par de piernas que escondían. Y las botas a lo
militar, terminaban de rematar la virilidad de aquel personaje. Se
sonrojó sin saber por qué. Vio el pantalón rasgado, y como de él salía
sangre sin cesar.
- Te sangra la pierna. – dijo moviéndose en su asiento, como señal de que la desatara.
- Ya estoy acostumbrado. Esto es solo un rasguño.
-
¿Un rasguño? Quizás hacen falta puntos y todo… - Miley consiguió
desatarse las manos y se inclinó, ante la pierna de Nick.
- Eh, ¿Qué coño haces? Quieres que tengamos un accidente…
- Cállate. – le ordenó ella. Nick por primera vez se sintió dominado. ¿Por qué?
Él
era el que dominaba a las mujeres, nunca al revés. Y aquella mujer lo
había hecho callar. – Estudié algo de primeros auxilios.
Le
subió el pantalón a Nick, mientras apoyaba la frente a la rodilla
derecha de él. Se mojó un par de dedos con saliva y mojó la herida. A
Nick le escoció esa herida. Se tensó y en su cara se expresaba dolor.
Aun que no para todos pareció ser dolor… Un policía le mandó que parase.
- Bueno, pero que tenemos aquí. – dijo cuando Nick bajó la ventanilla y
Miley se volvió a incorporar en su asiento, habiendo cubierto la herida de Nick con un pañuelo – mamada en plena carretera.
- No, agente, no es lo que parece. – se intentó disculpar Miley.
-
Claro, nunca es lo que parece. – la miró, comiéndosela con los ojos, ya
que la chica solo iba cubierta por ropa interior. Nick se percató y le
lanzó su chupa de cuero a
Miley. Ella se tapó rápidamente.
- Agente…
- Nada de peros ni quejas. – sonrió – espero que haya disfrutado de la mamada, señor…
- Nicholas. Nicholas Jonas. – dijo Nick pasándose la mano por el pelo – aun que se equivoca.
-
Ya claro… - sonrió de nuevo – por esta vez solo serán doscientos
dólares, porque la señorita también iba desabrochada.
Nick
sacó su cartera y haciendo de la multa que le dio el policía, una bola
tirada en el maletero del Lamborgini, pagó de mala gana. Asegurándose de
que esta vez
Miley se abrochaba, arrancó de nuevo.
- Lo siento… - murmuró Miley, apenada por el gasto. – No debí moverme.
- No, no debiste. – dijo Nick gruñendo. – podríamos haber tenido un accidente.
Miley se sorprendió.
- Pero no me refiero a eso… a la multa…
- Por eso no te preocupes. No es nada.
- Si lo es...
-
¿Tienes que tener siempre la última palabra? – dijo Nick mirándola por
encima de las gafas de sol. Ella no dijo nada más, volvió la mirada
hacia la ventanilla. Nick se fijó en la deliciosa comisura de sus
rosados labios.
Awwwww me encanto xd,jaaja la ultima parte Y como desearía que el policía hubiera tenido la razón. xd,sube el 4 :DD
ResponderEliminaroooooooooooooooooooooh!! :O
ResponderEliminarcomo me encantooo!
ameee el cap!
jajajajaa!
k policia tan perver ¬¬! jajaja
kuidathe chik!
TKM
ooww me encaanthoo sis oow
ResponderEliminarcomo siemprre geneall
esperoo pronthoo el siguienthe
byye cuidathe muuxooo