jueves, 30 de junio de 2011

The έναν εξαπατώντας σύζυγο: cap 3

Cuando estaba absorbiendo todavía las dulces resonancias de su voz suavemente modulada, Liam le puso la mano bajo el top y ella se estremeció al sentir su tacto sobre la piel desnuda de la espalda,
 
Liam la atrajo hacia sí, pero no hizo ningún Intento de besarla, tampoco le dijo que saliera del local con ella y dejara a sus amigas. Tan sólo le pidió el número de teléfono y prometió llamarla muy pronto. Miley pasó la semana siguiente pegada al teléfono, esperando con impaciencia su llamada.
 
En su primera cita, la llevó en coche. Un Ford rojo. 
-Es el coche de la empresa -le dijo con una sonrisa que no llegó a comprender bien.
Amablemente, pero con una intensidad que le hacía contener el aliento, Liam le dio confianza para que le hablara de sí misma. De su familia, de sus amigos, de sus gustos. 
De su ambición de estudiar Arte para dedicarse a la publicidad. Al decirle aquello, Liam frunció el ceño y le preguntó su edad. Incapaz de mentir, Miley se sonrojó y le dijo la verdad. Liam frunció el ceño todavía más y ella se mordió el labio porque sabía que lo había echado todo a perder. 
Liam la llevó de vuelta a casa y se despidió con un escueto «Buenas noches».Miley se quedó destrozada. Durante muchos días, apenas comió y no pudo dormir. Estaba a punto de tener un problema serio de salud cuando Liam la llamó una semana más tarde.
 
La invitó al cine. Miley se sentó a su lado en la oscuridad y no dejó de mirar la pantalla, pero no vio nada, sólo podía concentrar su atención en la proximidad de Liam, en el sutil aroma de su colonia, en su rodilla a unos centímetros de la suya, en el tacto de sus hombros, que se rozaban. Con la boca reseca, tensa y con temor a hacer cualquier movimiento por no echarIo todo a perder una segunda vez, no pudo evitar un gritito cuando él le agarró la mano. Con expresión seria entrelazó sus dedos.
 
-Tranquila -murmuró-. No voy a morderte.
 
El problema era que ella estaba deseando que la mordiera. Incluso entonces, ingenua como era, sin saber cómo debía comportarse con un hombre, lo deseaba con una desesperación que debía ser patente en su rostro. Liam murmuró algo y apretó su mano entre la suya mientras volvía a concentrarse en la película. 
Aquella noche la besó con tal deseo que Miley sintió cierto temor antes de que la dejara marchar.
 
En su siguiente salida, la llevó a un restaurante muy tranquilo y no dejó de mirarla durante la cena, mientras le contaba cosas acerca de sí mismo. Acerca de su trabajo como vendedor en una gran empresa de ordenadores que le obligaba a viajar por todo el país. Acerca de su ambición de tener su propia empresa, de cómo ahorraba todas sus comisiones para poder hacerlo algún día. 
Hablaba con tal calma y suavidad que Miley tenía que inclinarse hacia delante para no perderse palabra de lo que decía. No dejaba de mirarla, no para observarla, sino para absorberla. Cuando la llevó a casa, Miley estaba en peligro de explotar por la tensión sexual acumulada. Sin embargo, se limitaron a darse un beso. Lo mismo sucedió otra media docena de veces, hasta que un día, inevitablemente, en vez de llevarla al cine la llevó a su apartamento.
Después de aquel día, apenas iban a otros lugares.
 
Estar solos y hacer el amor se convirtió en lo más importante de sus vidas. Liam se convirtió en lo más importante, por encima de sus notas, de sus ambiciones, de la opinión de sus padres, que no paraban de manifestarle su desaprobación sin menoscabar lo que sentía hacia Liam.

Tres meses más tarde, y después de que Liam estuviera fuera dos semanas, ella le estaba esperando en el apartamento.
-¿Qué haces aquí? -le preguntó Liam.
 
Sólo en el momento de recordarlo, siete años más tarde, se daba cuenta de que no le había gustado encontrarla allí. Tenía el rostro serio y cansado, igual, pensaba Miley sentada en el cuarto de estar de su casa, que en los últimos meses.
 
- Tenía que verte -le dijo, agarrándolo de la mano y arrastrándolo al interior del apartamento. Inevitablemente, hicieron el amor, luego ella hizo café y lo bebieron en silencio. Liam, que sólo llevaba un albornoz, se sentó en su viejo sillón de orejas y ella se hizo un ovillo a sus pies, y se abrazó a sus rodillas.
 
Entonces, le dijo que estaba embarazada. Liam no se movió ni dijo nada y ella no lo miró. Liam le acarició el pelo y ella apoyó la cabeza en la pierna.
 
Al cabo de unos momentos, Liam dio un largo y profundo suspiro. Agarró a Miley y la sentó en su regazo. Ella encogió las piernas, como una niña, como Marie cuando se sentaba en brazos de su padre para buscar consuelo.
 
-¿Estás segura?
 
-Completamente -dijo MIley, asiéndose a él, asiéndose al eje sobre el que giraba su vida- Me retrasé en el período y compré una de esas pruebas que venden en la farmacia. Ha dado positiva. ¿Crees que puede ser incorrecta? ¿Voy al médico antes de que decidamos algo?
 
-No -dijo Liam-. Así que estás embarazada. Me pregunto cómo ha ocurrido añadió pensativamente.

Miley se rió nerviosamente.
-Es culpa tuya -le dijo- Eres tú el que tiene que tomar precauciones.
 
-Y eso he hecho -replicó él- Bueno, al menos tenemos tiempo de casamos antes de que toda la ciudad se entere de por qué lo hacemos.
 
Y aquello fue todo. La decisión estaba tomada. Liam se ocupó de todo, evitando que ella sufriera cualquier pregunta indiscreta, cualquier inconveniente, ayudándola a soportar la decepción que suponía para sus padres.
 
Una vez más, fue siete años más tarde, cuando se dio cuenta del verdadero significado de sus palabras: «Al menos tenemos tiempo de casamos antes de que toda la ciudad se entere de por qué lo hacemos». Y, por primera vez, pensó que, tal vez, en otras circunstancias, Liam no se habría casado.
 
Ella lo había atrapado. Con su juventud, su inocencia, con su confianza infantil y su ciega adoración. Liam se había casado con ella porque creía que era lo que tenía que hacer. El amor no tenía nada que ver con el asunto.
 
El sonido de una llave en la puerta principal la devolvió al presente. Se dio la vuelta. Sentía una extraña calma, un extraño alivio. Miró al reloj de pared. Eran las ocho y media. Liam no iba a volver a casa hasta varias horas después. Tenía una cena de negocios, le había dicho. Qué burda le pareció aquella excusa, se dijo sonriendo amargamente y acercándose a la puerta del cuarto de estar.

Liam le daba la espalda. Miley se dio cuenta de la tensión de los músculos del cuello y de la rigidez de su espalda bajo la tela de su abrigo negro.
Se dio la vuelta lentamente y sonrió. Miley observó su rostro cansado, pálido. Liam miró al teléfono descolgado. Se acercó, dejó la cartera de cuero en el suelo, y levantó el auricular. La mano le temblaba ligeramente al dejarlo en su lugar.
Tay debía haberlo llamado. Debía haber sentido pánico al ver que ella se negaba a contestar al teléfono y lo había llamado para decirle lo que había hecho. Le habría gustado oír aquella conversación, pensaba Miley.
La acusación, la defensa, la confesión y el veredicto.
Liam la miró, y ella dejó que la observara durante unos instantes. Luego, sin decir nada, se dio la vuelta y volvio al cuarto de estar.
Era culpable. Lo llevaba escrito en su aspecto. Culpable sin atenuantes.
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 capitulo dedicado a ♥♫★Aracely★♫♥ y MRC' Love grasias por sus comentarios
mañana subo de protejeme y les comento que es una saga son tres novelas Protegeme, Recuerdos Y Destiny

2 comentarios:

  1. OMJ!!!
    me encantooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo!!! jajaja
    en serio k me dejaste o.O
    me fascinoooo!
    girl thanks por el capi! jaja
    ya kiiiero el siguiente jeje!
    kuidathe chik!
    te kiiiero girl!
    y te espero por el blog oki? jjeje :)

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  2. Esta fascinante ... sube pronto. Esta hermosa :)

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