jueves, 9 de mayo de 2013

Destiny - Cap: 11


Nick sonrió. –Se suponía que así lo hiciera. No podía simplemente admitir que salía con ella, en especial porque no quería que la molestaran.

-¿Qué fue lo más difícil de salir con ella? No era una persona famosa…

-Lo más difícil… Su padre.

-¿Por qué?

-Parece que estoy siendo entrevistado. –Se acomodó-. Ese señor me odiaba a muerte. ¡Dios, creo que todavía lo hace!

-Le quitaste a su niña.

Nick le acarició el cabello. –Reaccionaría igual si hicieran algo así contigo.

Destiny se tensó. -¿Le pediste matrimonio por mi?

-Sí… La amaba con locura, pero… Tenía 16, por Dios… El matrimonio no era algo que deseara.

-¿Las fans dejaron de “acosarte” cuando te casaste?

-Para nada. Creo que lo hicieron con más gusto luego de que tenía ese anillo en mi dedo.

Destiny hizo silencio por un instante. –Papá… Eres grande. –Lo abrazó con fuerza.

-Te amo.


Nick se despertó temprano, ahora era su responsabilidad llevar a Destiny todos los días a la escuela.

-Dess… -Entró a su habitación, ella estaba en la cama-. Son más de la siete, levántate.

Destiny se quitó las sabanas de la cara. –No me siento bien. –Apenas podía hablar.

-¿Qué sientes?

-Me duele la garganta… Creo que tengo fiebre…

Nick le palpó la frente. –Será mejor que te quedes en cama. Debo tener algo de medicina en el baño.
Le buscó unas medicinas, y le preparó una sopa de esas  de microondas, se las llevó a la habitación en una bandeja.

-¿En serio? –Destiny miró el contenedor de sopa, y luego a Nick.

Nick puso la bandeja sobre la mesa de luz y se cruzó de brazos. –Hago lo que puedo. No esperarás que me ponga a cocinar sopa.

-Eres muy buen músico, pero en otros ámbitos…

-No te permito que me critiques. –Dijo divertido-. Ahora tomate la sopa, le pediré a Karen que te prepare un real cuando venga.

Destiny se incorporó. -¿Quién es Karen?

-La señora del servicio. –Le sirvió una cucharada de algún jarabe para el resfriado-. Viene dos días por semana.

-Oh… -Abrió la boca, y tomó la medicina. Luego puso mala cara-. ¡Ew!

Nick comenzó a reír. –Te pareces a tu mamá.

-¿Vas a salir?

-Sí, tengo que ir al estudio. Pero, Karen cuidará de ti.

-Oye, papá… ¿Y tu novia?

Nick sonrió a medias. –Terminamos.

-¿Fue por mi?

Él se sentó al borde de la cama. –No quiero que vuelvas a pensar que todo lo malo pasa por tu culpa. –La besó en la frente-. Eres excelente, ¿de acuerdo?

Dejó a Destiny y fue a arreglarse, cuando regresó –alrededor de quince minutos más tarde- traía puesta una camiseta blanca, jeans grises, y una chaqueta a cuadros.

-Dess, voy a esperar a Karen y luego me voy. Debe estar por llegar. Por favor, no la hagas enojar, déjala hacer su trabajo, y llámame si necesitas algo.

Destiny se incorporó. -¿A qué hora regresas?

Nick miró su reloj. –Como a las doce, tal vez antes. Quédate en la cama.

-De acuerdo.

Le palpó la frente. -La fiebre debería ceder pronto.

-Voy a estar bien.

Nick asintió. –Recuerda llamarme, para lo que sea. –La besó en la frente-. Te amo.


A media mañana Miley estaba concentrada en su oficina, tratando de apartar su mente del rastro de sangre que había encontrado en el sofá. En realidad podría haber sido cualquier cosa, pero fuese lo que fuese, incluía a su hija.

-¿Café para comenzar el día? –Marcelle entró a la oficina, con dos vasos de papel de Starbucks.
Miley levantó la vista. –Son casi las diez.

Marcelle frunció el ceño. –No es mi culpa que no haya podido desocuparme antes para traerle café a mi amiga, cosa que en realidad no me corresponde.

Miley suspiró. –Lo siento.

Marcelle se sentó frente al escritorio. -¿Qué ocurre?

-Nada. Estoy ocupada. –Volvió a centrarse en lo que estaba haciendo.

-¿Quieres estar sola?

-Por favor.

-Ok. Te dejo el café, por favor, avísame si necesitas algo. –Y salió de la oficina.

Tan pronto la puerta se cerró, Miley sacó su celular del primer cajón del escritorio y le marcó a Nick.
-¿Si? –Le contestó del otro lado de la línea. Era increíble la confianza que aquel simple monosílabo podía darle.

-Nick… -Dijo luego de un suspiro-. Soy yo.

-Sí…. –Escuchó un ruido-. Perdona, mi amor…-Y otro mas-. Estaba acomodando unas cosas.

-¿Estás ocupado? Te puedo llamar más tarde.

-No, nada de eso. Estoy en el estudio, voy a tomar un descanso de unos minutos. –Escuchó una puerta cerrarse.
-¿Estás solo?

-Con los chicos.

-¿Llevaste a Dess a la escuela?

-No, de hecho, iba  a llamarte…

-¿Por qué? –Lo interrumpió.

-Tenía algo de fiebre, y decidí que con lo que ha pasado últimamente, es mejor no presionarla. Ayer cuando la recogí, los paparazzi estaban hostigándola.

-¿Crees que sea algo grave?

-No, probablemente sea solo resfriado. Pero, llegando le llamo a Daniel para estar seguro.


-De acuerdo…

-Algo te preocupa. –Nick afirmó.

-¿Cómo sabes?

-Lo noto en tu tono de voz. ¿Qué es?

-Es solo que… Las ventas están bajando. –Mintió.

-Las ventas suben y bajan, Miley. No es nada del otro mundo. No te estreses por eso.

-Tienes razón. Lo que debo hacer es ponerme a trabajar para que esas ventas suban.

-¡Esa es la actitud!

-¿Hablamos más tarde?

-De acuerdo. Bye.


Decidió volver a enfocarse en su trabajo. Si bien había mentido acerca de la causa de su preocupación, lo cierto era que las ventas si habían estado bajando. Aunque eso nunca le había quitado el sueño.

Iban a ser las doce cuando tocaron la puerta de su oficina. Supuso que sería Marcelle.

-Adelante.

-Hola. –Una voz masculina la hizo levantar la vista.

-Josh… -Masculló-. ¿Qué estás haciendo aquí?

-Pensé que… Podría invitarte a comer. –Cerró la puerta.

Y había que estar ciega para no darse cuenta de que el tipo estaba buenísimo. A sus treinta y tantos años no tenía nada que envidiarle a uno de veinte. Esos encantadores ojos verdes, su piel bronceada. Toda una belleza.

Miley suspiró. –Josh, creí que había sido clara contigo.

Él se acercó al escritorio. -Miley, los problemas que tengas con tu hija no tienen porqué afectar tu vida de pareja.

Ella lo miró exasperada. -¡Los problemas que tenga mi hija, me afectan por completo!

-Prometo apoyarte en todo… De verdad me importas… -Dejó salir un estornudo. Estaba congestionado.

-De verdad no quiero tener una relación, entiende.

Su celular comenzó a sonar. –Dame un segundo… -¿Mamá? –Contestó-. ¿De qué estás hablando? –Se llevó una mano a la cabeza-. ¿Qué es exactamente lo que dijeron?... ¿Por qué me llamas hasta ahora?... ¿Quién está contigo?... Está bien… ¡Está bien!... Voy a llamarte en una hora, si algo pasa antes de que recibas mi llamada, por favor, mantenme informada… ¿Lo prometes?... De acuerdo… -Colgó el teléfono y miró a Josh-. Lo siento, pero en este momento no puedo tener una relación… Lo lamento.

-¿Es tu última palabra?

Ella asintió. El labio inferior comenzaba a temblarle, producto de la llamada que acababa de recibir.

Él se metió las manos a los bolsillos. –Como quieras, Miley. Tú eliges tu propio destino.


4 comentarios:

  1. Uhggggggggb!!!!!!!!!
    Maldito mentiroso, como tan cinico, ojalá se muera o le pase algo muy malo, o mejor ojalá que se enteren de la verdad y lo metan a la carcel y se lo viole un negro gigante a ver si así lo disfruta el maldito infeliz y marica!!!!!!
    Huyyy siento eso, pero te juro que lo odio, lo odio demaciado!!!!!!
    Sube pronto, cuídate, de verdad no te pierdas, besis, bye ♥

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  2. ifrpñgkyt{phjprt!!!!!
    me encanto me encanto me encanto!!!
    maldito bastardo infeliz desgraciado hijo de p*** cuando va a morir?!!!!!!
    quiero una muerte lenta y dolorosa para ese p*** de Josh espero que no le vuelva a hacer nada aunque por la descripcion que usaste en el ultimo dialo pareciera que josh trama algo contra miley por haberlo rechazado..va nose espero que no y que se vaya a la m*****
    siguela!!!!!!!

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  3. hola,me podrias decir porfavor cual es el nombre de la novela que adaptaste,yo ya la lei pero no recuerdo el nombre.Ojala puedas:)

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