jueves, 22 de mayo de 2014

Tù eres mi Amor - Cap: 25



Ese fue el comienzo de un mes en el que Miley, con determinación y coraje, 
Miley se esforzó por salir y no pensar. Alexander la acompañaba a menudo cuando salía, pero tambien frecuentaba a los jóvenes que habia conocido en la boda de Courtney, Emily hacia las veces de acompañante. Por donde quiera que fuese la gente se volvia a su paso con murmullos de admiración. Todos los hombres caian a sus pies. Sin embargo ella era desgraciada, nunca estaba sola, nunca tenia tranquilidad. Cuando, de vez en cuando, oia pronunciar el nombre de Nicholas, se sentia descompuesta.

Solo estuvo a punto de encontrárselo una vez, cuando un joven quiso llevarla a una fiesta ofrecida por Nicholas, pero ante su negativa, la llevó a la Opera. Sin embargo, al dia siguiente, ella le vió. Estaba en el teatro acompañada por Alexander, cuando sus ojos se toparon por casualidad con Nicholas y Vanesa Stanfield, el habia pasado el brazo alrededor de la cintura de la joven y 
Miley le vió reirse de algo que ella le habia dicho.

Temblando toda ella, vió entonces que los Rutherford se daban la vuelta para saber porque se reia el duque, este les explicó algo que hizo enrojecer a Vanesa. Alrededor de 
Miley, la gente empezó a percatarse de la presencia del duque y a murmurar su nombre.

-¿No te sientes bien querida?-preguntó Alexander al verla palidecer.
Miley se levantó y fue entonces cuando Nicholas se dio cuenta de su presencia. Sus ojos grises se endurecieron y puso una expresión de desprecio antes de retirar la vista. Como ella no queria que se notara su turbación, dejo su asiento en cuanto empezó el espectáculo, devorada por los celos.

Volvio a ver a la pareja dos dias mas tarde, se estaban montando en el carruaje de Nicholas.

-¿Dónde me lleva?-preguntaba Vanesa.

-La estoy secuestrando-respondia el duque con una sonrisa.

Al levantar los ojos vio a 
Miley, pero aparentó no haberla visto. Dos semanas mas tarde, una tarde de diciembre, Alexander le pidió que se casara con el.

-¿Quieres casarte conmigo mi amor?-dijo simplemente.

-Yo...No puedo-balbuceo 
Miley conteniendo las lágrimas-Quisiera de todo corazón estar enamorada de ti, pero no es asi y no puedo casarme contigo.

-Se perfectamente lo que sientes querida, pero te apuesto a que si te llevo a Francia conseguiras olvidarle.
Miley le acarició suavemente la mejilla, sabia que podia confiar en Alexander.

-Mi queridísimo amigo-murmuró-Siempre te querré, pero nunca seras para mi nada mas que un amigo-su voz se quebró-Estoy muy feliz por que quieras que sea tu esposa. Eres muy importante para mi. Gracias Alexander, gracias...

Se dio la vuelta y se fue corriendo esperando hasta estar en su habitación para estallas en llanto.

-Dios mio-dijo Emily a su marido-¿Qué le ha pasado ahora? Si Nicholas Westmoreland le ha vuelta a hacer daño, le estrangularé con mis propias manos.

Emily-dijo Michael cerrando la puerta de su habitación-Claymore se ha casado con Vanesa Stanfield hace cuatro dias en casa de ella. Todos los que les rodean lo comentan.

-¡Me niego a creerte! Desde que llegué a Londres solo he oido rumores respecto a el y todos eran falsos.

-Pude, pero esta vez creo que son ciertos. De todos modos ¿qué diferencia hay? 
Miley se ha olvidado de el en solo unas semanas.

-¡Michael! ¿Cómo puedes estar tan ciego?

Sin esperar respuesta, ella se dirigió hacia la habitación de invitados y entró sin llamar. 
Miley estaba acurrucada en la cama con los ojos cerrados.

-¿Por qué lloras?-preguntó Emily con firmeza.

Molesta, 
Miley se sentó y buscó su pañuelo.

-Es lo único que se hacer de un tiempo a esta parte.

-Nunca habia oido nada tan est/úpido. Nos conocemos desde que eramos niñas y nunca te he visto en este estado. Dime porque lloras.

-Alexander me ha pedido que me case con el-explicó 
Miley demasiado cansada para eludir la pregunta.

-¿Y eso te hace tan feliz que lloras de alegria?

-Se diria que me tomo muy mal las ofertas de matrimonio-dijo la joven con una debil sonrisa-Sin embargo tuve un buen entrenamiento en Francia y...

-¿Y tu último prometido?-cortó Emily.

-Nicholas ya no se quiere casar conmigo-confesó 
Miley después de un prolongado silencio.

-¡Bobadas! ¿Cómo puedes creer eso? Vi la forma en que te miraba.
Miley se levantó, fue a buscar la carta de Nicholas y se la dio a su amiga. Emily se hundió en un sofa mientras la leia. Su rostro expresó disgusto al ver el cheque y el mensaje de Nicholas.

-¡Es increíble! Debia estar completamente borracho cuando escribió esto. Pero no entiendo lo que esto tiene que ver con tu actitud hacia el en el banquete de boda de Courtney. Me di cuenta de que intentabas evitarle.

-Deberia haberle evitado desde que le vi en la Iglesia, pero entonces todavía no habia leido el correo.

-No me digas que estas asi porque el duque rompió el compromiso. No podia actuar de otra forma después de lo que te hizo. A mi modo de ver, quiso ahorrarte el horror de seguir viéndole cuando tu le detestabas.

-¿Cómo puedes ser tan crédula?-preguntó 
Miley-Me llevó a su cama, me robó mi virginidad, después me paga y rompe nuestro compromiso aconsejándome que me case con Paul.

-Comprendo lo que sientes, pero te ruego que olvides el dinero. Ha sido desafortunado por su parte pero tambien muy generoso.
Miley abrió la boca para protestar pero Emily la interrumpió.

-
Miley, le vi en la Iglesia, el ya te habia enviado entonces esos papeles. Te ama, eso salta a la vista.

-Vino porque habia sido invitado por Courtney. Si yo hubiera sabido...

-No fue Courtney quien le invitó-confesó Emily-Fui yo. Añadí unas palabras diciendo que tu estarias aquí. Vino para verte.

-¿Le dijiste eso?-preguntó 
Miley a punto de desfallecer-Debió creer que yo te lo habia pedido.

-Desde luego que no. 
Miley, te repito que vino por ti, incluso después de haber firmado esos papeles y haberte mandado ese dinero. Conocia la situación financiera de Paul y sabia que tu querias casarte con el. ¿No ves que solo queria lo mejor para ti creyendo que tu le odiabas? Dios mio, debe amarte más que a nada en el mundo para llegar a hacer algo asi.
Miley encogió los hombros y se apartó la vista. Emily se enfrentó a ella con las manos en las caderas.

-Eres una tonta-le dijo-Amas a ese hombre, me lo dijiste tu misma. El tambien te ama. Le pidió la mano a tu padre, le ayudó económicamente cuando nada le obligaba a hacerlo, ha soportado tu flirteo con Paul y tus incesantes provocaciones. ¿Qué le dijiste en el banquete?

-Me burlé de el porque me dijo que me amaba-confesó 
Miley con la voz rota.

-¿Te burlaste de el?¿Pero porque? Acababas de dejar que te abrazara delante de la Iglesia.

-¡Por favor! Ya te he explicado que acababa de leer los documentos.

-¿Y ahora crees que va a venir arrastrándose a tus pies?

-No, cuando me ve actua como si yo no existiera.

-Lo entiendo, creeme, ahora ya no se volverá a acercar a ti.
Miley escondió la cara entre las manos.

-¿Cómo puedo reconquistarle sin arrastrarme a sus pies?-preguntó por fin con voz rota.

-Creo que esa va a ser la única manera-respondió Emily con una sonrisa-Tu le has herido en su orgullo sin cesar, ahora te toca sufrir a ti.

-Lo...Lo pensaré.

-Tienes razón, piensa en lo que sentiras cuando se haya casado con Vanesa Stanfield. Según los rumores ya estan casados pero eso debe ser falso. Sin embargo debe estar a punto de hacerlo.

-¿Qué hago?-preguntó 
Miley levantándose de un salto-¿Por donde empiezo?

-Tienes que ir a buscarle para explicarle tu ridícula conducta en el banquete de boda.

-No. Le voy a enviar una nota pidiéndole que venga aquí.

-Intentalo pero no vendrá. Te sentirás peor cuando tengas que ir tu. Si para entonces todavía no se ha casado con Vanesa.
Miley se dirigió hacia su secreter para escribir una nota. Cuando Emily se fue, reflexiono unos minutos en como le podria atraer hacia ella. De pronto sus ojos se iluminaron. Después de todo, el le habia quitado la virginidad. Si el creia que estaba esperando un hijo, no podria negarse a venir a verla. Pero después, cuando se enterara de la mentira, no se lo perdonaria nunca.

Cogió la pluma y escribió simplemente: “Para desgracia mia estoy embarazada de tu hijo. Me gustaria que vinieras lo mas rapidamente posible.” Luego firmó.

Se ruborizó de vergüenza ante la bajeza de su acto. No se daba cuenta que era prácticamente imposible que estuviera encinta.

Llamó a Emily y le entregó la nota.

-No creo que se la pudiera enviar ni siquiera aunque fuera cierto.

-
Miley-dijo Emily con firmeza-Escribele simplemente que deseas verle en privado en su casa.

Con vergüenza, escondió la nota entremedias de su papel de cartas para que las criadas no la vieran.

-No es tan fácil. Incluso si aceptara verme, seguramente se limitará a oir mis disculpas y despedirme enseguida.

-Entonces renuncia. Se casara con Vanesa. Michael y yo estaremos invitados sin duda. Te lo contaré todo.

Ante esta amenaza, 
Miley lo hizo. El lacayo estaba de regreso una hora masa tarde. El duque estaba en casa de los Stanfield pero se le esperaba en Claymore House por la noche. El mayordomo le daria la nota en cuanto volviera.
Miley habia precisado que si no tenia noticias de el a las doce del dia siguiente, consideraria que consentia en verla a la hora del té. Ya solo le quedaba esperar.

Tù eres mi Amor - Cap: 24



Courtney Ashton esperaba al lado de su padre, al fondo de la Iglesia escondida de los ojos de los demas.

-Vas a robarme el protagonismo-le susurró a Miley que era su dama de honor-Pareces un junco con esas flores en el pelo y tu vestido amarillo.

-Y tu pareces un ángel. Pero me parece que estas muy tranquila, deberias estar nerviosa ¿No es asi Emily?

-En efecto-contestó esta distraida.

Le habia confesado a Michael que 
Miley y el duque tenian una disputa y que ella habia invitado a Nicholas esperando que se reconciliaran. Su marido le habia reprochado que se hubiera inmiscuido en lo que no le importaba e incluso habia añadido que los otros no se lo agradecerían.

Ante la insistencia de 
Miley, Courtney habia tenido que tachar al duque de la lista de invitados, pero se habia mostrado encantada ante la idea de Emily. Ni siquiera sospechaba que el señor Westland era en realidad el duque de Claymore.

En ese momento, Emily lamentaba amargamente su estratagema. Las damas de honor empezaron a andar por el pasillo central. Al contrario que sus compañeras, 
Miley no se sentia intimidada en absoluto.

-La proxima vez que hablemos-le sussurró a Courtney-tu seras una mujer casada.

La mirada de Nicholas se detuvo en 
Miley en cuanto la vio y le dio la impresión de que su corazón se detenia. Nunca le habia parecido más radiante y serena.

Ella paso a pocos milímetros de el y todo el cuerpo de Nicholas se tensó con la tortura de esa cercania, pero por nada del mundo hubiera querido renunciar al dolor de sentirla tan cerca.

Cuando Courtney hubo pronunciado los votos, unas lágrimas de emoción cayeron por las mejillas de 
Miley. Echando una ojeada a la gente vió a su tia quien le hizo una señal con la cabeza. Estudió a los demás invitados,su padre, los padres de Margaret Merryton, lady Eubank llevando uno de sus horrorosos turbantes...y un hombre alto y moreno. El corazón de la joven se desbocó cuando el dirigió sus ojos grises hacia ella. Paralizada, leyó en ellos pena y ternura. Luego ella apartó los ojos.

Sin aliento, intento rehacerse. ¡Estaba alli! ¡Por fin habia venido a verla! Jamás la habia mirado asi como si quisiera ofrecerse a ella.

Le dieron ganas de gritar, de caer de rodillas y de llorar, de hacerle sufrir como ella habia sufrido. Al fin tenia ocasión de manifestarle su desprecio. Después no le volveria a ver nunca. El desapareceria de su vida.

De pronto recordo la voz de Nicholas y se dio cuenta de que le amaba y que le estaba pidiendo que la ayudara.

Cuando vió el movimiento de la joven, Nicholas supo que ella iba a mirarle y que el tendría su respuesta. Empezó a rogar a Dios. Ella levantó sus ojos hacia el y la dulzura que el vió en ellos estuvo a punto de hacerle caer al suelo. Hubiera querido ahogarse en su mirada, cogerla en sus brazos, llevársela lejos de esa Iglesia para oirla pronunciar en voz alta las tres palabras que acaba de decirle con los ojos.

La multitud se preparó detrás de los recien casados para dejar la Iglesia. Nicholas fue el último en salir. Se detuvo cerca de la puerta para ver a 
Miley que se estaba riendo. Dudó sabiendo que solo podrían intercambiar unas pocas palabras pero no podia esperar al banquete. Se metió pues entre la gente y se mantuvo muy cerca de Miley. Ella notó de inmediato su presencia y olio su perfume.

-Señorita Stone, te adoro-murmuró el con una voz ronca rota por la emoción.

El notó que a 
Miley la recorria un escalofrio de felicidad. La vio tensarse, luego dio un paso hacia atrás y se apoyo muy ligeramente en el. A el se le cortó el aliento al sentir el cuerpo de ella pegado al suyo. Le puso una mano en la cadera y la deslizó suavemente hasta su vientre para apretarla mas fuerte. Ella no se resistió y se quedó tranquilamente sujeta por el.

Emily se volvió hacia su amiga sin al parecer darse cuenta de que Nicholas la sujetaba asi.

-Quieren que avancemos un poco-dijo.
Miley bajó la cabeza pero Nicholas notó que ella no tenia ganas de dejarle. Por fin ella se alejó y partió sin darse la vuelta, acompañada de las otras damas de honor.

Antes de reunirse con 
Miley en el coche, Emily dudó un momento, miró entre la multitud y encontró la mirada gris del duque quien le dirigió una ancha sonrisa de gratitud mientras se inclinaba.

-¡Estaba ahí!-gritó 
Miley agitada-¿Le has visto?

-Ya lo creo. Estaba justo detrás de ti con un brazo en tu cintura.

-No hay que reprochárselo. No soportaria que le odiaras. ¡Le amo tanto!

-Lo se-respondió suavemente Emily.



Con el corazón a punto de explotar, Nicholas vió como se alejaba el coche. Sabia que 
Miley no se habia dado la vuelta por prudencia. Fue súbitamente consciente de la gente y bajo los escalones. A su paso las mujeres hicieron reverencias y los hombres le saludaron con respeto.

Entonces vió su carruaje mostrando su blasón. En su prisa por ver a 
Miley habia olvidado recomendar a su cochero que cogiera el coche normal que utilizaba delante de sus vecinos.

Nicholas se volvió hacia los que le llamaban simplemente señor Westland. Estaban boquiabiertos. Con una sonrisa de disculpa trepó al magnifico faetón azul oscuro con blasón de plata.
Miley habia previsto anunciar a su tia su ruptura con Nicholas antes del banquete en casa de los Archibald. Temia ese momento desde hacia semanas.

-¡Estas radiante!-dijo tia Anne abrazandola-se quitó los guantes y le pidió a su sobrina que se sentara a su lado-Querida, en la Iglesia me pregunte que es lo que impedia que os mirarais el duque y tu.

-¿No puedo ocultarte nada verdad?

-Querida no has ocultado nada a nadie hace un momento. Todos os miraban a la salida de la Iglesia.
Miley pareció tan horrorizada que su tia empezó a reir.

-Tambien te diré que muchos invitados le reconocieron. Empezaron a murmurar su nombre en cuanto le vieron. Me temo que el señor Westland ha sido desenmascarado.
Miley estaba tan orgullosa de el que hubiera querido decirle a todo el mundo que estaban comprometidos. Hablaban alegremente y después Miley pregunto por Edward.

-esta en España. Parece que le mandaron con urgencia. Prometió volver en seis semanas. Yo solo he venido para la ceremonia y para asegurarme de que todo iba bien entre tuotros ya que tu nunca hablas de Nicholas en tus cartas. Como todo parece ir muy bien voy a volver con mi prima en Lincolnshire. Cuando el duque y tu decidais anunciar vuestro compromiso vendre para ayudarte a preparar la boda. De hecho tu padre ha hecho llegar dos maletas con tu ropa. La he hecho subir a tu habitación y Clarissa esta desembalándolo todo. ¡Ah! Y tu padre dice que tienes correo.

Después abrazó cariñosamente a su sobrina y se fue.
Miley se fue corriendo a su habitación y se sento delante del tocador. Mientras Clarissa arreglaba las flores de su pelo la joven pensó con placer en su encuentro con Nicholas al dia siguiente. El llegaria pronto y... En ese momento se fijó en el paquete de cartas que estaba contra el espejo. Una de ellas contenia documentos oficiales. Notó que llevaba la firma del duque de Claymore. Despidió a la doncella y empezó a leerla.

Se enteró de que ya no estaba prometida al duque de Claymore y que todo lo que el le habia comprado debia conservarlo como regalo. Temblando de los pies a la cabeza, leyó el mensaje en el cual Nicholas le deseaba felicidad con Paul asi como una gran cantidad de dinero. Asi, después de haber abusado de ella, la pagaba como a una vulgar prostituta.

-¡Dios mio!-murmuró-¡Dios mio!

Emily llamó a la puerta para preguntarle si estaba preparada.

-Bajo en unos minutos-respondió con voz ronca-Emily ¿Sabes porque ha venido el duque a la boda? Quiero decir ¿Le invitó Courtney al final?

-Si-admitió Emily-¿No estas contenta?
Miley tuvo la impresión de que el mundo se hundía bajo sus pies. Creyó que se iba a desmayar.

Nicholas no habia venido a verla sino porque estaba invitado. Se suponia que ella habia leido los documentos con la ruptura del compromiso. ¡Como debia haberse reido al ve su sonrisa de adoración! No se habia contentado con sonreírle, se habia dejado abrazar. Debia pensar que le estaba invitando a poseerla de nuevo.
Miley se cogió la cabeza entre las manos pensando en el banquete. Tenia que enfrentarse a Nicholas. Con la cara pálida se reunió con sus amigos y consiguió disimular a pesar de su tristeza.

Al llegar a la casa de los abuelos de Courtney, sonrió a los jóvenes mas atractitu y se esforzó por aparecer favorecida entre los solteros. Al cabo de unos minutos, ya estaba rodeada de varios admiradores. No perdió el dominio de si misma hasta que Paul le besó la mano. Le miró con bastante frialdad pero el parecia tan arrepentido que ella decidió aceptar su compañía.

Ahora se sentia protegida de Nicholas. El duque llegó cuando el circulo alrededor de ella se dispersaba. Su elevada estatura vestida de oscuro llenó el hueco de la puerta y 
Miley vió que su mirada se posaba sobre ella. Ella noto que se sonrojaba.

-Nos estamos olvidando de la novia-dijo alegremente a sus admiradores.

Sin dirigir una mirada a Nicholas, ella llevó a sus amigos hacia Courtney. Nicholas sabia que ella le habia visto. Se sintió molesto al verla coquetear con todos esos hombres. Cogió una copa de champán devorándola con los ojos. Ella debia estar esperando el momento apropiado para ir hacia el. Se moria de ganas por tocarla, por oir su voz.

Anunciaron la cena, Puede que 
Miley pudiera liberarse un momento.

-¡Claymore, viejo amigo! Estoy contento de volverte a ver-dijo una voz masculina.

Reconoció a lord Anthony, un viejo amigo de su padre.

-¿Cómo esta tu encantadora madre?

-Esta muy bien-respondió distraídamente Nicholas viendo a 
Miley dirigirse al comedor sin acercarse a el-¿Y la tuya?

-Supongo que como siempre, dado que lleva muerta treinta años.

-Me alegro, estoy encantado de saberlo-dijo el duque dejando su copa de champán antes de sentarse en su sitio en la mesa.

Courtney le habia situado justo enfrente de 
Miley. El comió sin apetito demasiado absorto en la mujer que amaba pero que parecia rehuir su mirada. La vio charlar alegremente con los dos jóvenes sentados a su lado. Para colmo estaba rodeado de dos matronas que al descubrir su título quisieron presentarle a sus hijas solteras.

-Marie es una muy buena pianista-dijo una.

-Charlotte canta de maravilla-dijo la otra.

-No tengo oido para la música-declaró Nicholas sin dejar de mirar a 
Miley.

Después de la cena los invitados fueron al gran salón donde Peter y Courtney abrieron el baile. Después del primer vals, Nicholas espero que 
Miley viniera a el. En lugar de eso, ella bailó con varios jóvenes sin concederle la menor atención. Se dijo que quiza ella esperaba que el se acercara a ella y se acercó mientras ella bailaba con Paul.

-Estoy encantado de verle Sevarin-dijo educadamente cogiendo el brazo de 
Miley-Creo que este baile es para mi.

Se sorprendió por la sonrisa impersonal e indiferente que le dirigió 
Miley. Se dio cuenta de que ella habia adelgazado.

-¿Te diviertes?-preguntó el con voz cariñosa.
Miley asintió con la cabeza para que el no notara que la voz le temblaba. Desde su llegada, notaba su presencia en todo su cuerpo. Tenia la sensación de estarse quemando lentamente. A pesar de lo que el le habia hecho, solo su orgullo le impedia lanzarse a sus pies para pedirle que volviera con ella.

Por primera vez desde su reencuentro, Nicholas no supo que decirle por miedo a cometer un error. Bajo entonces la cabeza y le dijo la frase que nunca antes habia dicho a ninguna mujer:

-Te amo-murmuró suavemente.

Sintió como se tensaba en sus brazos, pero cuando ella le miró su expresión burlona le desconcertó

-No me extraña oirlo-dijo ella-Es una frase que esta de moda en este momento. Sobre todo en los hombres altos-ella reflexionó un momento-Puede que sea porque yo soy más bien alta. Debe ser muy pesado para un hombre el tener que inclinarse continuamente. O puede que sea porque tengo los dientes bonitos. Tengo mucho cuidado en...

-¡Basta!-ordenó el

-Prometo no volver a cepillarmelos-dijo ella fingiendo seriedad.

Si el no hubiera estado tan conmocionado, hubiera notado las lágrimas que brillaban en los ojos de ella.

-Courtney es una novia encantadora-dijo el para llevar la conversación hacia el matrimonio.

-Todas las novias son encantadoras. Eso es asi desde hace siglos. Son hermosas y se ruborizan.

-¿Tu te ruborizas?-pregunto el con ternura.

-Desde luego que no-consiguió decir ella-Ya no tengo ninguna razón para ruborizarme. Pero eso no me molesta. Siempre he detestado a las mujeres que enrojecen a la menor provocación.

-¿Qué te pasa?-se extraño Nicholas-No te comportabas asi antes cuando estabas en mis brazos en la Iglesia-

-¿Eras tu?-preguntó 
Miley abriendo mucho los ojos.

-¿Quién diablos creias que era?-respondió Nicholas apretándola contra su pecho para asombro de los demás invitados.

-De hecho no estaba segura-señaló con la cabeza a todos sus compañeros de mesa-John Clifford o lord Gilmore. Dicen que me adoran. O Paul. El tambien me adora. O Alexander...

Con un rápido movimiento el la arrastró fuera de la pista de baile y la miró con desprecio.

-Creia que tenias un corazón-silbó furioso-pero solo eres una vulgar provocadora.

-No soy tan vulgar-contesto ella con altivez-He conseguido sacarte un buen montón de dinero. Además solo tengo que sonreírte para que vengas corriendo como esta noche. Ninguno de los dos es vulgar. Yo soy una provocadora confirmada y tu un magnifico idi/ota.

Por un momento ella pensó que el la iba a golpear. Pero se limito a darse la vuelta y a alejarse con rapidez bajo todas las miradas. Ella supo que el acababa de salir de su vida. Tragándose las lágrimas buscó a Emily con los ojos.

-Emily explicale a Courtney...que yo...me sentia cansada. Te...volveré a mandar a tu cochero en cuanto me haya acompañado.

-Voy contigo.

-No prefiero estar sola. Lo necesito.

Mas tarde, Emily y Michael se detuvieron delante de la puerta de 
Miley y la oyeron llorar con grandes sollozos.

-Dejala-dijo Michael-Despues se sentirá mejor.

A la mañana siguiente al ver que su amiga no bajaba, Emily la fue a buscar a su habitación. Seguia en la cama acurrucada sobre si misma.

-¿Cómo te sientes?

-Yo... estoy mucho mejor-respondió con una voz sin entonación.

-
Miley, lo que pasó...

-No. Por favor. He decidido aprovechar el tiempo que me queda por pasar en Londres. ¿Me permitirías recibir algunos invitados?

-Por supuesto. De hecho lord Gilmore y otros jóvenes te esperan en el salón. A Michael y a mi nos gustaria que te quedes tanto tiempo como quieras. Sabe que eres como una hermana para mi.



-Prefiero una amiga-dijo 
Miley abrazando a Emily-Las hermanas se pelean sin cesar.

Tù eres mi Amor - Cap: 23



Dos elegantes cabriolets esperaban delante de Claymore House.

Los visitantes que se paseaban por las habitaciones lujosamente amuebladas de la residencia ducal estaban sin aliento ante tanto esplendor. Al levantar los ojos podian admirar un techo pintado por Rubens quien habia trabajado en la decoración del castillo. Pero ahora Nicholas detestaba esta casa por lo que habia pasado en ella una semana antes. Instalado en su despacho con las paredes forradas de madrea, escuchaba a su abogado que resumia las instrucciones que acababa de darle.

-Si lo he entendido bien, Su Gracia, quereis revocar la petición de matrimonio que hicisteis a la señorita Stone pero sin reclamar la suma que se gastó.

-Exactamente-confirmó el duque-Me voy hoy mismo hacia Grand Oak donde me quedaré dos semanas. Me gustaria que los papeles estuvieran listos a mi regreso.

Después se levantó para teminar con esa penosa entrevista.



El coche del señor duque acaba de entrar en el paseo-anunció con visible placer el mayordomo a la duquesa viuda de Claymore.

Ella se acercó a la ventana de la mansión que su difunto marido le habia dejado como casa de campo. Menos prestigiosa que Claymore House, la mansión recibia sin embargo numerosos invitados a los que les gustaba su parque.

La duquesa comprobó su aspecto en el espejo, a los cincuenta y cinco años, Alicia todavía era delgada y elegante, su pelo negro estaban sembrados de mechas blancas que solo acentuaban su dignidad natural. Su hijo le habia hecho llegar una nota anunciándole su llegada para una estancia de dos semanas. Eso era algo muy poco habitual.

Lady Westmoreland extendió las manos para recibir a su hijo mayor. Nicholas la cogió cariñosamente en sus brazos y depositó un beso en su frente.

-Estas mas bella que nunca-dijo.

Su madre dio un paso atrás para mirar la expresión rigida de su hijo.

-¿Te duele algo querido? Tienes muy mal aspecto.

-Gracias por el recibimiento mamá-respondió el evitando la pregunta-Yo tambien estoy encantado de verte.

-Por supuesto que estoy contenta de verte. Lo que queria decir es que te he visto en mejor forma otras veces-le indicó que se sentara cerca de ella-Stephen esta loco de alegria ante la idea de pasar dos semanas enteras contigo. Ha planeado un montón de recepciones. A estas hora esta de camino con los invitados. Dudo que tengas tiempo de aburrirte. Si has venido buscando tranquilidad creo que te vas a decepcionar.

-No pasa nada-dijo Nicholas con voz cansada.

Fue a servirse un whisky.



-Aquí esta el canalla que hace de mi un pobre hijo pequeño sin un céntimo-dijo Stephen Westmoreland desde la entrada.

Guiñó un ojo a su madre y dio un golpe cariñoso a su hermano.

-Estaba cansado de disculparte ante todas las bellezas de Londres-dijo para explicarle el ruido de las conversaciones que llegaban desde el vestíbulo-Asi es que las he traido hasta aquí.

-Bien-dijo Nicholas sin entusiasmo.

Una expresión pensativa pasó por los ojos azules de Stephen haciendole parecerse a su hermano. Como el, era alto y moreno, pero no tenia ni la elegancia ni la autoridad de Nicholas. Tenia sin embargo reputación de ser más sociable que el. Tenia fortuna propia y se confesaba mas bien satisfecho de dejar el titulo de duque y sus responsabilidades a su hermano mayor.

-Tienes realmente mal aspecto Nicholas.

-Tienes razón-confirmó la duquesa-Yo le he dicho lo mismo.

-¿T tambien se lo has dicho?-bromeó Stephen depositando un beso en la mano de su madre.

-Debe ser una tradición familiar el olvidar los saludos normales para hacer observaciones maleducadas. Buenos dias Stephen.

Rápidamente Nicholas se excusó pretextando estar cansado y se retiró.

-Intenta averiguar que es lo que le atormenta-dijo la duquesa a su hijo pequeño en cuanto Nicholas se marchó.

-No tolerará que me mezcle en sus asuntos y lo sabes muy bien. Ademas puede que solo sea cansancio.

Sin embargo Stephen observó a su hermano durante todo el tiempo que estuvo alli. Este último se escapaba invariablemente para dar largo paseos a caballo mientras los demas se divertían.

Cada dia habia una lujosa fiesta durante la cual inevitablemente nacian idilios en el grupo formado por una quincena de jóvenes.

Nicholas cumplia con su papel de anfitrion con su elegante desenvoltura natural. Stephen veia divertido como flirteaban las jóvenes con el haciendo de todo para atraer su atención. El duque a veces sonreía pero su mirada seguía siendo triste.

Los dias pasaron y pronto llegó la víspera de la marcha de los invitados.

-Creo que tu hermano se aburre con nosotros-dijo Janet Cambridge a Stephen señalando a Nicholas.

Naturalmente, el habia oido sus proposiciones pero no se tomó la molestia de rechazarla con educación.

Hasta hacia poco, habia sido sensible a la belleza de Janet, pero ahora le faltaba algo mas. Sus ojos no eran de jade y no le miraban como...Miley.

Torturado por ese recuerdo, se preguntó que estaria haciendo ella en ese momento. ¿Estaria con Sevarin o con de la Ville?

Pensó en la manera en que ella le habia dicho que aceptaba casarse con el. El se habia reido de ella. Recordo la pasión de sus besos. Tendría que haberla retenido. Dejo el vaso con violencia y dejo la estancia furioso por haber hecho algo irreparable.

Cuando los invitados se fueron, los dos hermanos pasaron su última noche juntos bebiendo. Ligeramente bebido, evocaron sus recuerdos de infancia.

-¿Qué es lo que haces?-preguntó Stephen al ver que su hermano volvia a llenar el vaso-¿Quieres ahogarte?

-Intento beber mas que tu.

-Estoy seguro de que lo conseguiras, pero lo lamentaras después. No deberias jamás haber...

-Es verdad no deberia haberlo hecho jamas-cortó Nicholas-Lo siento, pero ella...ella me lo ha hecho pagar multiplicado por cien.

-¿Quién te ha hecho pagar?-preguntó su hermano alarmado por el dolor que leia en su mirada.

-Ella.

-¿Quién?-insistió el joven esforzándose en concentrarse.

-La de los ojos verdes. Me lo ha hecho pagar puedes creerme.

-¿Pero que es lo que te ha hecho pagar?

-Pedi su mano-explicó Nicholas-Pagué al imb/ecil de su padre. Pero 
Miley no queria saber nada de mi-bebió un trago de whisky-Ella se comprometió con otro. Todo el mundo hablaba de ello. Al final no, ella no estaba prometida pero yo crei que si... y yo...

-¿Tu que?

-No crei que todavía fuera virgen. Lo ignoraba hasta que la tomé...y...

Se hizo un pesado silencio. Stephen intentaba comprender lo que habia pasado. ¿Asi que los rumores de un compromiso estaban fundados? Pero esta historia...Su hermano siempre tenia a todas las mujeres a sus pies. Debia estar muy enamorado de esa 
Miley.

A la mañana siguiente Nicholas se fue.

-Parece deshecho-dijo la duquesa a Stephen.

-En efecto lo esta.

-Tenemos que irnos los dos. Ayer por la noche no conseguia dormir y entonces volvi a bajar, al pasar por delante de la biblioteca note que estabais borrachos. Estaba a punto de entrar cuando...

-¿Cuándo oiste lo que decia Nick?-completó Stephen con una sonrisa.

-¿Cómo pudo hacer algo asi?

-No lo sé. Evidentemente amaba a esa joven. Por otra parte es un hombre...

-No me tomes por imb/ecil Stephen. Soy adulta, tengo dos hijos, se muy bien que los hombre tienen ciertas...

-Exigencias-propuso Stephen al ver el apuro de su madre-Lo que queria decir es que parece haber encontrado por fin la mujer que buscaba. Debe ser pobre. En cualquier caso ella le rechazó.

-Debe estar loca para rechazar a tu hermano.

-No lo creas. A Nicholas no le gustan las mujeres est/úpidas.

-Debes tener razón-suspiró lady Westmoreland levantándose-A mi me parece que el la adora.



Nicholas releyó el documento que rompia su compromiso antes de firmarlo.

-Hay otra cosa-le dijo al abogado-Adjunte a este documento diez mil libras a la orden de la señorita Stone.

Abrió un cajón y cogió una hoja en blanco que miró un momento. No podia creer que todo iba a terminar asi.

“Te deseo la mayor felicidad con Paul y te ruego que aceptes este regalo” escribió sabiendo que ella estaria furiosa al recibir el dinero.

Se levantó y despidió al abogado con un gesto. Por un momento tuvo ganas de llamarle para romper el sobre. Queria haber escrito a 
Miley que lo lamentaba, que la suplicaba que volviera, que queria tener una hija con ella, una hija que tuviera su sonrisa, sus ojos, su...

Juró violentamente y se metió de lleno en el trabajo para olvidar a 
Miley.

Se presento en cada fiesta con una mujer diferente, pero ninguna conseguia arrancar de su corazón a la mujer que amaba. Poco a poco empezó a decirse que si lo deseaba de verdad conseguiria sacársela de la cabeza.

Pasaron las semanas y empezó a sonreir de nuevo.

Los dias de 
Miley en Londres eran todos iguales, pasaba su tiempo paseando con Courtney y Emily por el parque. Alexander la iba a visitar a menudo, ella no le acompañaba cuando salia pero al menos el conseguia hacerla sonreir.Miley soportaba con dificultad la vision de la felicidad de Courtney cuyo matrimonio debia celebrarse cuatro dias mas tarde, se sentia dividida entre un pasado que queria olvidar y un futuro en el cual no se atrevia a pensar.

Cuando Courtney empezó a enumerar las incontables calidades de Peter, 
Miley cogió su capa y se fue corriendo al parque donde vagó sin rumbo. La tia Anne llegaría pronto para asistir a la boda. Insistiría en saber porque su nieta no podia casarse ya con el duque. Cuando lo supiera querría saber mas, encontrar una explicación a la actitud de Nicholas.Miley se sentó en un banco sumida en el mas completo abatimiento. En el transcurso de esas cuatro semanas no habia tenido el valor de pensar en lo que habia pasado aquella noche. Ahora no podia pensar en otra cosa. Pero lo que ella veia una y otra vez era el asombro de Nicholas al descubrir su virginidad y su dulzura mientras la consolaba.

Un doloroso sollozo le cerró la garganta, pero era por Nicholas por quien sufria, no por ella. Se odió y se levantó rapidamente. No iba a lamentarse por el hombre que la habia violado.

Sin embargo notaba que las lágrimas subian a sus ojos, luego se dejó llevar y lloró amargamente. Al llegar a la casa de los Archibald, se sentia mejor de lo que se habia sentido desde esa dramatica noche.

Lord Archibald estaba ausente. Las dos mujeres cenaron juntas y 
Miley se dio cuenta de que todavía podia divertirse.

-Pareces estar mejor-dijo Emily.

-En efecto.

-Mejor porque tengo que pedirte algo.

-Te escucho-dijo 
Miley bebiendo un poco de té.

-Mi madre me ha escrito diciéndome que estabas prometida a Paul Sevarin ¿es cierto?

-No. Estoy prometida a Nicholas.

La fina taza de porcelana se deslizó de las manos de Emily y se rompió en el suelo, abrió mucho los ojos y una sonrisa apareció en sus labios.

-¿No bromeas?
Miley sacudió la cabeza.

-¿Estas segura?

-Por completo.

-No se si creerte-dijo Emily.

-¿Estarias dispuesta a apostar?

-Espero que no mientas.

-No miento.

-Pero... ¿Cuándo ha sucedido?


Miley quiso contárselo pero se controlo. Necesitaba hablar con alguien pero no deseaba poner en peligro la paca serenidad que habia encontrado ese dia.

-No creo que sea necesario hablar Emily-dijo levantándose.

-¡Vamos!-dijo su amiga riendo-Vas a darme todos los detalles de esta historia de amor increíble aunque tenga que tirarte de la lengua.
Miley quiso negarse pero al final cedió ante el entusiasmo de su amigo.

-Hay que remontarse varios años atrás-empezó a decir.

Al terminar la historia, Emily no creia lo que estaba oyendo.

-¡Dios mio, es demasiado hermoso para ser cierto! Y muy romántico. Cuando pienso que Michael tenia miedo de que el duque te rompiera el corazón. Pero yo lo noté por la forma en que te miraba. Lo supe enseguida.

-¿Qué supiste?

-Que estaba enamorado de ti tonta. Hace semanas que no viene, sin embargo sé que está en Londres, le han visto en la Opera. ¿
Miley?-dijo al ver la cara súbitamente descompuesta de su amiga-¿Qué te pasa? Estas como el dia que pasaste la noche fuera. ¿Qué pasó esa noche?

-No quiero hablar de ello.

-Debes decírmelo-dijo Emily cogiendole las manos-Se que no dijiste la verdad al dia siguiente. Me di cuenta que te trajo el carruaje del duque.

-Si-confesó bajando la cabeza.

-Y sé que te fuiste con el. Carlisle me dijo que el duque te habia sacado a la fuerza. No le crei pero...¡Dios mio! ¿Era verdad?
Miley asintió.

-Siento haberme burlado de Carlisle, 
Miley ¿Dónde fuisteis? ¿Qué te hizo?

Ella levantó sus ojos de jade hacia Emily quien leyó la respuesta a su pregunta en ellos.

-¡Monstruo!-silbó levantándose de un salto-¡Miserable! ¡Deberían colgarle!

Se interrumpió al ver que su amiga necesitaba sobre todo de su ayuda.

-Hay que ver el lado bueno de las cosas.-continuó

-¿Cuál?

-Aunque tu no lo veas hay uno. Escucha, no conozco muy bien la ley pero se que tu padre no puede obligarte a casarte con el. Claymore debe saber que no quieres saber nada de el después de lo que te hizo. Lo único que puede hacer es renunciar al contrato sin exigir el reembolso de su dinero.
Miley levantó la cabeza. Era evidente que el iba a renunciar a su petición. Se sintio invadida por una sensación extraña.

-No renunciara, lo sé. ¿Emily crees que me dejara?

-Seguro-aseguró Emily-¿Qué podria..-Emily entrecerró los ojos-¿
Miley? No me digas..Dios mio, tu no quieres que te libere.

-Es que esa idea nunca se me habia pasado por la mente.

-¡No quieres!-insistió Emily-Lo veo en tu cara.
Miley se levantó retorciéndose las manos nerviosa.

-No se lo que quiero-confeso con tristeza.

-¿Te ha escrito?¿Ha intentado ponerse en contacto contigo después de esa noche?

-No.

-¿Y tu tienes intenciones de intentar verle?

-Desde luego que no-afirmó 
Miley.

-Si te ama, debe estar lleno de remordimientos y debe pensar que tu le odias.
Miley apoyó la cabeza en la pared.

-No me devolverá la libertad-dijo con más esperanza que tristeza-Creo que me ama...que me amaba.

-¡Pues tiene una extraña manera de demostrarlo!

-Yo tambien. Nunca deje de desafiarle. Hubiera podido humillarle delante de todos fugándome con Paul. No he dejado de mentirle. Perdoname pero me gustaria ir a acostarme ahora.

Incapaz de dormir, Emily se metió en el despacho y escribió una invitación a la boda de Courtney. Tenia que evitar que el duque pensara que actuaba a instancias de 
Miley. Lo más importante era provocar el encuentro de los dos. Debajo de la invitación añadio:

“Una persona que nos es muy querida estará al lado de la novia” y firmó Emily Archibald.



-Tengo que entregar una invitación a Su Gracia-dijo el lacayo entrando en la biblioteca de Nicholas.

-¿Le han pedido que espere mi respuesta?-preguntó el duque muy ocupado.

-No Vuestra Gracia.

-Entonces dejela ahí.

No se volvió a acordar del sobre hasta que se estaba vistiendo para la cena.. La abrió distraídamente mientras se ponia la chaqueta.

Su corazón se detuvo al leer el apellido Ashton.

-Diga a mi secretario que decline la invitación pero asegurese de que envia un regalo en mi nombre-le dijo al mayordomo.

Entonces se dio cuenta de la última linea manuscrita. ¿Qué intentaba decirle Emily? ¿Qué 
Miley deseaba verle? ¿O que ella deseaba que la viera? La releyó una y otra vez, buscando un detalle que indicara que Miley le habia perdonado, pero no encontró nada.

Esa noche Nicholas no concedió mas atención a la pelirroja que le acompañaba de la que prestó al espectáculo. Sus sentimientos oscilaban entre la esperanza y el abatimiento. Si 
Miley le odiaba, Emily no le hubiera invitado. Pero si le hubiera perdonado le habria invitado ella misma.



¿Y si ella no queria verle? ¿Se desmayaria si le viera? No, ella no se desmayaba, más bien le tiraria su ramo de flores a la cara.

sábado, 3 de mayo de 2014

Tù eres mi Amor - Cap: 22



Al llegar a la casa de los Archibald, Miley encontró a Emily con un pañuelo en la cabeza y llena de polvo.

-Pareces un deshollinador-dijo.

-Tu llegada es una bendición-respondió su amiga abrazándola-Necesito tus ideas para disponer los lugares en la mesa. Esta noche doy una recepción. La madre de Michael cree que ya es hora de que empiece a recibir gente. Eso es lo que se hacen las personas de su rango. Me ha prestado manuales de etiqueta, pero confieso que no consigo hacerlo bien.

-Gracias a las lecciones de mi tia, la etiqueta no tiene ningun secreto para mi, sea cual sea el pais en el que me encuentre-declaró 
Miley sentándose en el secreter para estudiar la disposición de la mesa.

-Es mi primera recepción y mi suegra mira mucho las formalidades. Quiero estar a su altura.

En los labios de 
Miley se dibujó una sonrisa, estaba buscando un pretexto y por fin lo tenia, anotó el nombre del duque en la lista de los invitados.

-Esto te convertirá en la anfitriona del año y pondrá a tu suegra verde de envidia.

-¡El duque de Claymore! No aceptará nunca.

-Vendrá-le aseguró 
Miley-Dame una invitación.

El lacayo al que le habia dado el mensaje volvió poco después diciendo que el duque estaba en casa de su hermano en el campo y que volveria el sábado por la mañana.

-Estara demasiado cansado para venir-dijo Emily con un suspiro.

-Vendrá-repitió 
Miley segura de si misma.

Después de la cena, Emily intentó llevar la conversación hacia Paul y Nicholas, pero 
Miley dijo que no deseaba hablar de eso.

-Courtney y Peter, asi como sus padres, Margaret y su madre estan en Londres para preparar el ajuar de novia-dijo 
Miley a su amiga después de contarle como habia les habia manipulado-Se casaran aquí.



Hasta el sábado por la tarde 
Miley no tuvo tiempo para pensar que iba a ver a Nicholas por la noche. Al volver de una mañana agotadora recorriendo tiendas, pidio al cochero que la dejara en un parque y se paseó entre los crisantemos. Se sentó en un banco y enrojeció al pensar en los labios del duque sobre los suyos. Revivió sus primeros encuentros, su complicidad. Incluso aunque no la amara, Nicholas la deseaba y estaba muy orgulloso de ella.

A pesar de sus defectos, debia admitir que experimentaba una cierta ternura por el, si no hubiera estado ciega por la idea de casarse con Paul, se habría dado cuenta antes. Iban a casarse, era inevitable. Este hombre tan seductor se iba a poner furioso esta noche al saber los rumores que circulaban sobre su compromiso con Paul.

Con un suspiro, pensó en la manera en que le iba a decir que estaba dispuesta a convertirse en su mujer. Al diablo con su orgullo. Decidió confesárselo después de hablarle de los rumores diciéndole que seria una buena forma de ponerles fin. Después el la besaria apasionadamente. Tembló solo de pensarlo.

Al volver a casa de Emily, 
Miley supo que su amiga estaba en el salon con unos invitados. No queriendo imponer su presencia, se fue a su habitación.

-Courtney, Peter, Margaret y sus madres acaban de irse-dijo Emily entrando en la habitación-Acaban de invitarme a la boda. Les he invitado a la cena, no he podido hacer otra cosa.
Miley se quitó los guantes y estudió la expresión turbada de Emily.

-No te preocupes. No va a pasar nada.

-No estoy tan segura. Mientras hacian las compras se encontraron con Alexander de la Ville, tu amigo. Cuando supo que estabas aquí, se unió a ellos.
Miley tuvo la impresión de que el cielo le caia sobre la cabeza.

-Me vi obligada a invitarle a el también-añadió Emily-Sabia que eso crearía problemas de cara al duque pero esperaba que rechazaría la invitación.

-Y la aceptó-completó 
Miley derrumbándose en la cama.

-Hubiera querido estrangular a Margaret, es evidente que es en ti en quien esta interesado, pero ella se colgaba de su brazo como una sanguijuela rogándole que aceptara. Sus padres deberían casarla para que pudiéramos respirar tranquilas.

-No te preocupes por Margaret y Alexander-dijo 
Miley deseando no fastidiar la cena de Emily-No va a pasar nada.

Nicholas puso los informes que su hermano le habia pedido que estudiara y se acomodó en el asiento de su carruaje, se reprochaba por llegar al pueblo un dia antes de lo que habia dicho. Los cascos de los caballos resonaban en las calles pavimentadas, Nicholas miró por la ventana, espesas nubes ensombrecían el fin del dia. Se moria de ganas de ver a 
Miley, habia dejado el domicilio de su hermano al amanecer y habia viajado todo el dia, deteniéndose solo para cambiar de caballos. Se arrepentia de haberla dejado sola toda la semana.

Se le hizo un nudo en el estómago al pensar en sus besos después del baile de los Rutherford. El champán habia liberado sus inhibiciones y ella habia expresado su deseo. El solo deseaba una cosa, llenarla de felicidad hasta que ella le amara tanto como el la amaba. Porque estaba enamorado de ella, eso debia admitirlo. A los treinta y cuatro años, después de numerosas aventuras sin futuro, por fin habia encontrado a la mujer de su vida.

El cochero tuvo que detenerse delante de la farmacia por culpa de una carreta volcada que impedia el paso. No pudiendo soportar estar encerrado, Nicholas bajó y se unió al grupo de mirones.

-Por fin un poco de animación-comentó el señor Oldenberry-Pero se ha perdido usted el acontecimiento más importante. El compromiso.

-En efecto-dijo Nicholas con indiferencia mientras soltaban por fin la carreta accidentada.

-Desde luego-añadió el farmacéutico-Pero no podrá felicitar a las novias. Las dos están en Londres-bajó la voz-Personalmente yo pensaba que seria a usted a quien la señorita Stone elegiria, pero hace mucho tiempo que queria al señor Sevarin, y ahora ya están comprometidos. Además la señorita Ashton va a casarse con el señor Redfern. Es extraño ver como pasan cosas que uno no espera.

Nicholas miró a u interlocutor.

-¿Qué esta usted diciendo?-preguntó con voz inexpresiva.

-He dicho que las señoritas Stone y Ashton se habian comprometido den su ausencia.

-O se equivoca o miente.

El señor Oldenberry dio un paso atrás al ver la violencia que habia en la mirada de acero del duque.

-No, se lo aseguro. Pregunte a la gente del pueblo si quiere. Se fueron ayer por la mañana con una hora de diferencia para comprar el ajuar, me lo dijo la señorita Ashton. La señorita Stone está alojada en casa de lady Archibald y la señorita Ashton en casa de sus abuelos-añadió para probar su buena fe.

Sin decir una palabra, Nicholas giró los talones y se montó en su carruaje.

-A casa de los Stone-ordenó al cochero.

-¿Dónde esta la señorita Stone?-preguntó friamente el duque al lacayo que iba a su encuentro.

-En Londres señor.

Apenas llegó a su casa, Nicholas saltó fuera del coche y ordenó que cambiaran los caballos de inmediato.

-Este preparado para salir hacia Londres dentro de diez minutos-le dijo al cochero.

Hervía de rabia al pensar que ella estaba comprando su ajuar y además con su dinero.

-¡La zorra!-gruñó mientras se vestía.

En cuanto la viera la llevaría hasta el altar de los pelos si hacia falta. Se lamentó por no haberse aprovechado de su cuerpo antes de casarse, quiza ella hubiera terminado por amarle. En cualquier caso era el quien decidiría.

Durante el viaje, Nicholas osciló entre el abatimiento y la ira. A media noche, el carruaje se detuvo delante de la residencia iluminada de los Archibald. Evidentemente estaban dando una gran fiesta.

-Espereme, vuelvo enseguida-le dijo al cochero.

Subió los escalones con paso decidido.



El aire frio azotó la cara de 
Miley, acababa de salir a la terraza y dirigió una sonrisa artificial al joven que la habia seguido cuando ella hubiera querido estar sola unos instantes. Sus ojos habian buscado a Nicholas en vano. De todas formas sabia que era demasiado tarde para que llegara. Ahora se arrepentia de haberle dicho a su tia que podia salir de viaje según lo planeado. Tendría que haber esperado la respuesta del duque.

Sin duda habia ignorado su invitación, la joven se sentia profundamente herida. Sin embargo habia dejado que su larga cabellera cayera como una cascada sobre sus hombros ya que Nicholas le habia dicho que la preferia asi. Tambien habia optado por un vestido de saten color marfil muy sugerente, bordado de perlas.

Al borde de las lágrimas, 
Miley tuvo que admitir que le echaba de menos. Ardia de ganas de ver su sonrisa, por decirle que se rendia en la batalla que les enfrentaba. Después el la hubiera cogido en sus brazos y la habria besado.

Nicholas saludó brevemente a los pocos invitados que conocia mientras buscaba a su presa. Vió a Alexander de la Ville dirigiéndose a la terraza llevando dos copas de champán, con la mandíbula crispada por la rabia, le siguió con la mirada y descubrió a 
Miley rodeada por varios hombres. La mirada de Nicholas se llenó de desprecio cuando la vió bromear con ellos, estaba a punto de acercarse cuando una mano se posó en su brazo.

-¡Que maravillosa sorpresa!-dijo Margaret Merryton.

El quiso soltarse pero Margaret le sujetó más fuerte.

-Se comporta como una arrastrada. Es vergonzoso ¿verdad?

Nicholas miró a la mujer que se dirigia a el, cegado por la ira, no la reconoció de inmediato y ni siquiera intento ocultarlo. Vio los ojos de avellana de Margaret que pasaban de la adoración al odio. Después una carcajada resonó en la terraza y la mirada de Nicholas fue de nuevo en esa dirección.

Al ver a 
Miley, Margaret apretó la mano.

-Si tanto la desea vaya a buscarla. No se preocupe por Sevarin o por de la Ville, ninguno se casara con ella.

-¿Por qué?-preguntó Nicholas soltando su brazo.

-Porque el Paul acaba de descubrir lo que el señor de la Ville sabe desde hace años, ninguno de los dos será su primer amante-ella vio que el duque palidecía-Por si le interesa fue un mozo de establo quien la desfloró. Por eso la enviaron a Francia.

Nicholas perdió todo el control de sus emociones. En otras circunstancias hubiera podido distinguir que lo que motivaba a margaret eran los celos, pero acababa de enterarse de que 
Miley le habia traicionado. Esperó a que Alexander de la Ville se hubiera ido y luego se reunió con Miley en el momento en que un admirador borracho caia de rodillas a sus pies.

-Señorita Stone-empezó este, callándose al ver al duque.
Miley se dio la vuelta riendo, invadida por una súbita felicidad, sonrió pero la atención de Nicholas estaba dirigida al pobre Carlisle.



-¡Levántese! Si esta pensando en pedir la mano de la señorita Stone, deberia esperar a que se la deje otro.

Cogió a 
Miley por la muñeca y la metió a la fuerza en su carruaje.

-¡Pare! Me está haciendo daño-protestó ella jadeando.

Sus pies tropezaron con el borde del vestido y se tambaleó. El duque la levantó tan brutalmente que tuvo que reprimir un grito de dolor, después el la lanzó sin miramientos dentro del vehículo.

-¿Cómo se atreve?-exclamó la joven furiosa-¿Quién se cree que es?

-¿Quién me creo que soy?-gritó el-Tu propietario por supuesto. Son tus propias palabras.
Miley le miró fijamente, aturdida. Ella habia imaginado un encuentro mas cariñoso.

De todos modos, se alegraba de que el hubiera respondido a su invitación y no podia reprocharle que estuviera celoso.

-El señor Carlisle habia bebido un poco, el...

-¡Callate!

Ella vió la rabia brillando en sus ojos grises, sus mandíbulas estaban apretadas de ira. El volvió enseguida la cabeza como si no soportara seguir viéndola.

-¿Dónde me lleva?-preguntó ella con voz temblorosa.

El no respondió.

-Nicholas ¿dónde vamos?

El la miró de nuevo como si quisiera estrangularla, se la imaginaba en los brazos de otros hombres.¿Cómo podia llamarle por su nombre en ese preciso momento? Se concentró en el paisaje. Cada vez más inquieta, 
Miley se dio cuenta de que se dirigían hacia el norte.

-Iba a decirle que aceptaba casarme con usted, no es necesario llevarme a Escocia, yo...

-¿No es necesario?-cortó Nicholas con una risa sardónica-Eso es en efecto lo que acabo de saber, no tengo ninguna intención de ir alli, ya he recorrido bastantes kilómetros por hoy.

Mientras el coche giraba hacia el oeste, ella comprendió el sentido de sus palabras. El debia haber vuelto al pueblo y habia oido los rumores. Le puso una mano en el brazo.

-A propósito de Paul, puedo explicárselo. Verá...

Los dedos de Nicholas apretaron su mano hasta hacerle daño.

-Me encanta que quieras tocarme ya que dentro de poco vas ha poder hacerlo hasta la saciedad-aparto con disgusto la mano de 
Miley-Este no es el lugar para demostrar tu afecto, vas a tener que controlar tus impulsos.

-¿Controlar mis..?-repitió 
Miley-¿Ha bebido?

-No estoy borracho, no te preocupes, estoy en plena posesión de mis facultades. La noche sera larga y agotadora.
Miley meditó unos instantes, después comprendió lo que el queria decir. Solo podia saltar del coche con el riesgo de herirse y buscó desesperadamente una casa o un pueblo donde poder refugiarse. Sentia que algo se moria dentro de ella y cerró los ojos para contener las lágrimas. La velocidad del coche disminuyó delante de la verja de una taberna. Los dedos de Miley se cerraron en un puño.

-No seas tan impaciente querida, una vulgar taberna no es el sitio indicado para nuestra primera relacion carnal. A menos que tu prefieras las tabernas parar tus citas-la lanzó al asiento enfrente del suyo-¿Me equivoco?

Con el corazón latiendo con fuerza, 
Miley vió que la taberna se alejaba, habia perdido toda esperanza de poder escapar.

-Personalmente-continuó Nicholas-yo siempre he preferido la comodidad de mi modesta casa a la dudosa ropa de cama de estos lugares sórdidos.

-Usted...no es más que una basura.

-Si tu lo dices-admitió el-eso esta bien ya que voy a pasar la noche en los brazos de una ramera.
Miley cerró los ojos e intentó poner sus ideas en orden. Tenia que explicárselo bien.

-La que empezó con las mentiras que usted ha oido sobre Paul y yo, fue la señora Sevarin-dijo ella inquieta-Sin embargo le dije en cuanto llegó que no me casaria con el. Entonces me fui a Londres...

-Las mentiras te siguieron querida. Ahórrame las explicaciones.

-Pero...

-Cállate o no esperaré a que lleguemos y te poseeré de inmediato, aquí mismo.

Viajaron unas dos horas más hasta que el carruaje franqueó una verja, 
Miley salió de su sopor y descubrió a lo lejos una gran casa iluminada. Cuando llegaron a la entrada, el corazón de la joven latia enloquecido. Nicholas la hizo bajar sin contemplaciones.

-¡No entraré!-gritó 
Miley debatiéndose.

-Es un poco tarde para intentar preservar tu virtud-contestó el levantándola en brazos.

La llevó al primer piso. Una criada pelirroja apareció en el descansillo.

-¡Vaya a acostarse!-ordenó Nicholas mientras ella les miraba asombrada.

-Por favor detengase-suplicó 
Miley cuando el abrió de una patada la puerta de su habitación.

Apenas se fijó en el magnifico mobiliario y en el fuego que ardía en la chimenea, solo vio la enorme cama con dosel hacia el que Nicholas la llevaba. La soltó bruscamente encima del lecho y luego se dio la vuelta. 
Miley creyó que se iba, pero en vez de eso, el cerró la puerta y giró la llave.

Paralizada, la joven le vió dirigirse hacia la chimenea. El se instaló en un diván y la miró durante unos largos minutos como si fuera una criatura a la ves extraña y cautiva.

-Ven aquí-le ordenó por fin rompiendo el silencio.

Temblando de la cabeza a los pies, ella sacudió la cabeza y retrocedió. Sus ojos fueron desde las ventanas hasta la puerta pensando en como podria escapar.

-Intentalo-dijo Nicholas-pero te garantizo que no la conseguiras.

Ella se enderezó luchando con las ganas de gritar.

-Acerca de Paúl...

-Si vuelves a pronunciar ese nombre una vez más-cortó Nicholas con voz helada-te mato. Además no estoy seguro de que Sevarin siga interesado en ti, pero hablaremos de eso más tarde. Ahora mi amor, ven aquí ¿O quieres que vaya a buscarte?

La miró un momento con las cejas levantadas.

-¿Y?-continuó el haciendo ver que se levantaba.
Miley obedeció negándose a seguir suplicando. De esforzó por aparentar dignidad pero las piernas le temblaban. El atrapó su vestido y dio un tirón, Miley oyó como la tela se rompía, los botones se dispersaron por la alfombra, brillando a la luz de las llamas.

-Este vestido también me pertenece-dijo el con una sonrisa sardónica.

Se volvió a sentar y extendió sus largas piernas mientras observaba los esfuerzos de ella para retener el corpiño sobre su pecho.

-¡Dejalo caer!

Ella soltó el corpiño de saten. Impasible, el miró como caia el tejido sobre las caderas de ella.

-¡El reto también!

Tragándose su humillación, 
Miley dudó y luego se quitó la falda y las enaguas. Solo le quedaba una ligera camisola y sabia que el esperaba que se la quitara también. Era su manera de castigarla por las mentiras que circulaban sobre ella y Paul. Considerando que ya habia sido suficientemente castigada, dio un paso hacia atrás.

Nicholas se levantó de un salto, cogió el fino tejido por el escote, ella miro jadeante como la mano del duque se posaba en su pecho, esa mano que la habia acariciado antes con tanta suavidad. El le arrancó la prenda con fuerza.

-¡Metete en la cama!-le ordenó.
Miley obedeció de inmediato y levantó la sabana hasta la barbilla para esconder su desnudez. Vió a Nicholas quitarse la chaqueta y luego la camisa, descubriendo sus anchos y poderosos hombros. Cuando empezó a desartarse el cinturón, ella volvió la cabeza y cerró los ojos. Cuando los volvió a abrir, Nicholas estaba inclinado encima de ella con una mirada amenazadora.

-No te escondas-dijo cogiendo la sábana-quiero ver lo que he pagado tan caro.

Ella leyó el dolor en sus mirada cuando descubrió su cuerpo desnudo, después sus mandíbulas se crisparon. Temblando de terror, 
Miley observo unos instantes ese rostro implacable que ella habia visto anteriormente tan cariñoso. La tia Anne tenia razón, Nicholas la amaba. Era ese amor lo que le impulsaba a hacerle algo tan horrible. Ella le habia provocado al negar sus propios sentimientos durante tanto tiempo. El miedo dejo su lugar a los remordimientos. Con los ojos llenos de lágrimas extendió una mano temblorosa hasta su mejilla y le acarició.

-Lo...lo siento-murmuró.

El la miró apoyándose en un brazo y acarició el hombro de ella, después su mano se deslizó hasta uno de sus pechos.

-Demuéstralo-dijo el tocando el pezón-Enséñame hasta que punto lo sientes.



Sobreponiéndose al pudor, ella lo hizo, dejando que los dedos de Nicholas despertaran en ella mil sensaciones.

La boca de Nicholas se apoderó de la suya en un largo beso que 
Miley le devolvió con todo el amor que sentia.

-Eres maravillosa querida-susurró el mientras exploraba su cuerpo con manos expertas-pero supongo que ya te lo habran dicho antes.

Su boca dibujó un sendero ardiente desde su cuello hasta la punta de sus pechos de los cuales se apoderó. 
Miley gimió de placer con el contacto de su lengua, después el paseó sus manos a lo largo de sus piernas y mas tarde entre ellas, Miley hizo un movimiento instintivo de rechazo, el la ignoró y la exploró con sus dedos, haciendo brotar multitud de sensaciones en todo su cuerpo.

El prosiguió con sus caricias con tanta habilidad que hizo que ella se retorciera de deseo. 
Miley intentó resistir y luego se sintió invadida por una extraña sensación. De pronto notaba algo diferente en la forma en que el la tocaba y la besaba, ya no notaba ese ardor en sus caricias... Gimió a pesar suyo.

-Te gusta esto ¿verdad?-murmuró el con voz ronca dejando de acariciarla-No me gustaria tuvieras demasiado placer querida-dijo tumbándose sobre ella y metiendo una rodilla entre sus piernas.

La cogió por las caderas y el tono cínico de su voz saco a 
Miley de su ensueño. Ella abrió los ojos para ver la expresión implacable de Nicholas que la penetró brutalmente quitándole su virginidad. Ella gritó de dolor y escondio la cara entre las manos. Nicholas soltó un juramento y se retiro de inmediato.
Miley se tensó, pensando que iba a poseerla de nuevo, pero el no se movió.

A través de sus lágrimas, ella le vio encima de ella, con el rostro deformado por la angustia y no pudo retener el llanto por mas tiempo. Hubiera querido que la abrazara y que la consolara y buscó consuelo en los brazos de su agresor. Rodeando los hombros de Nicholas con su brazo, ella le atrajo nuevamente hacia si.

El la apretó con suavidad y se tumbó a su lado. Sin decir nada, 
Miley escondió la cara en el torso de Nicholas y lloró. El la acunaba mientras le acariciaba el pelo, el sonido de su llanto era su castigo.

-Le..le dije a Paul...que no...me casaria con el-balbuceó ella-yo...no soy...la culpable de los rumores.

-No es eso cariño-murmuró el duque con la voz rota por la emoción-Nunca te habria hecho algo así por esa razón.

-¿Entonces porque?

-Creia que te habias acostado con el y con otros hombres-confesó el
Miley dejó de llorar, tapándose el pecho con las manos se apartó de el y le fusiló con la mirada.

-¿Creiste eso?

Su miedo habia desaparecido, al igual que la impresión de que el la amaba. Comprendió que habia querido humillarla y ella habia cedido sin tan siquiera protestar. Le habia entregado su virginidad. Intentó esconderse debajo de las sábanas.

Con un gesto cariñoso, Nicholas la tapó y luego le puso una mano en los hombros.

-Por favor, dejame explicártelo-rogó el.

-Puedes intentarlo. Pero por carta porque si vuelves a acercarte a mi te mataré.

Se vió sacudida de nuevo por los sollozos y acabó por sumirse en un sueño reparador.

Nicholas Robert Westmoreland, duque de Claymore, descendiente de cinco siglos de nobleza, estaba tumbado al lado de la única mujer que habia amado en su vida y era incapaz de consolarla.

¿Cómo habia podido hacerle eso cuando solo queria mimarla y protegerla? Ahora ella le despreciaba.

Al amanecer, ella se dio la vuelta, con ternura, el aparto con un dedo un mechón de pelo color caoba de su cara y luego continuó mirándola mientras dormía. Sabia que era la última vez que ella dormía a su lado.



A la mañana siguiente 
Miley se despertó con un dolor entre las piernas, miró a su alrededor con la mente llena de confusión. Se encontraba en una inmensa cama con dosel y esta habitación lujosamente amueblada era mucho mas grande que la suya. Cerró los ojos diciéndose que reinaba en ella un ambiente masculino. Entonces lo recordó todo. Era la habitación de el, su cama.

La puerta se abrió y entró la pequeña doncella pelirroja llevando la ropa de 
Miley arreglada.

-Buenos dias señorita-dijo.

Miley le apenó constatar que no parecia en absoluto extrañada de encontrar una mujer desnuda en la cama de su señor.

-Me llamo Mary-dijo con un fuerte acento irlandes-¿Puedo ayudarla?

Roja de vergüenza, 
Miley cogió su mano y salió de la cama con paso titubeante.

-¡Dios mio!-gritó Mary al ver la sábana manchada de sangre-¿Qué le ha hecho a usted?

-Me ha aniquilado-explicó la joven con una risa nerviosa ante una pregunta tan tonta.

-Lo pagará el dia del Juicio Final. El Señor no se lo perdonara.

Condujo a 
Miley hasta una bañera de mármol situada en una pequeña habitación contigua.

-Espero que Dios no se lo perdone nunca-dijo 
Miley sumergiéndose en el agua caliente-¡Ojala se queme en el infierno!

Mary empezo a enjabonarle la espalda, pero 
Miley cogió la manopla y se froto ella misma enérgicamente. De pronto se detuvo. ¿Qué estaba haciendo en esa bañera cuando deberia estar ya lejos de alli?

-Debo irme cueste lo que cueste antes de que el vuelva-dijo implorando a Mary con la mirada-Ayudeme a salir de aquí por favor. No se puede imaginar el daño que me ha hecho. Si me quedo aquí me...me obligara a hacerlo otra vez.

-Su Gracia no tiene ninguna intención de dejarla prisionera-respondió la doncella llena de compasión-Me pidió que me ocupara de usted. Un coche la está esperando delante de la casa. Cuando esté lista debo acompañarla yo misma.

En el segundo piso de la casa, Nicholas estaba delante de la ventana, esperando para verla por última vez. Los árboles se doblaban con el viento como si quisieran saludarla cuando salió. El dia estaba tan triste como el duque.
Miley se detuvo en el último escalon y al duque le pareció que iba a levantar la vista hasta el. Sin ninguna esperanza, alargo la mano hacia ella, como si quisiera acariciarle la mejilla pero solo encontró un cristal helado. Como si ella hubiera notado su mirada sobre ella, Miley levantó con orgullo la cabeza y se montó en el carruaje sin volverse.

La copa de coñac de Nicholas se rompió entre sus dedos y el vió unas gotas de sangre en su piel.

Miley se acurrucó en el fondo del vehículo, sus sentimientos oscilaban entre la vergüenza y la tristeza. Eso solo era el principio de la pesadilla. Michael Archibald sin duda la echaria de su casa, no aceptaria que su esposa se relacionara con una mujer que habia perdido su virtud.

Invadida por las nauseas, intentó pensar en algo que explicara su ausencia. Cuando encontro una historia creible para contar a sus anfitriones, se sintió algo mejor, pero muy sola y vulnerable. Hubiera podido escribir a tia Anne pero esta se limitaria a exigir que Nicholas se casar con ella. Pero 
Miley no queria acabar su vida con un marido que la detestaba. Pero si ella se negaba a casarse con el, el escándalo saldria a la luz.

Intentó recobrarse, la proxima vez que viera a Nicholas, estaria preparada para enfrentarse a el. Preferia morir antes que dejar que se acercara a ella.

Cuando llegó a casa de los Archibald, 
Miley notó la mirada de reprobación de los criados. Cerró la puerta de su habitación y se apoyó en ella temblando. Clarissa la regañó mucho, hablando de la vergüenza para su familia y de su conducta intolerable.
Miley permaneció inmóvil y se quitó el vestido que ahora odiaba. Los ojos de Clarissa estudiaron su cuerpo.

-Su pobre madre debe estar revolviéndose en la tumba-declaró.

-No digas cosas tan tétricas-respondió 
Miley-Mi madre descansa en paz porque sabe que no tiene nada que reprocharme.

-Bueno, eso no es lo que parecen pensar los criados de esta casa. Solo hablan de usted.

La conversación de 
Miley con Emily todavía fue mas humillante. Esta escuchó sin decir nada cuando le contó que el duque la habia llevado a otra fiesta. Como era demasiado tarde para volver, la anfitriona habia insistido en que se quedaran. Emily asintió pero su mirada decia mucho mas.

Fue a repetir la historia a su marido.

-Como ves, no hay nada de escandaloso en todo esto ¿La crees verdad Michael?

-No-dijo Michael con calma sentándose en su sillón.

Estiró los brazos y cogió a su mujer por las rodillas.

-Pero te creo a ti-añadió-si me dices que ella es inocente, entonces lo creo.

-Te amo-dijo ella simplemente-
Miley nunca haria nada malo, lo sé.

La cena se dearrolló con normalidad a pesar del miedo de 
Miley. Michael incluso insistió para que se quedara hasta el matrimonio de Courtney el mes siguiente. Parecian tan sinceros que ella aceptó la invitación con alegria.

Por la noche en su cama, se hundió en una oleada de desesperación y se dijo que acabaria sus dias sola. Sin embargo no queria un marido. No podria soportar el contacto con otro hombre. Paul la habia decepcionado y Nicholas la habia destruido.

Los siguientes dias, 
Miley vivió con el miedo de que Nicholas hiciera una visita a los Archibald. Rara vez acompañaba a Emily cuando esta salia por miedo a encontrárselo, y la tensión subia cada dia más.



Sin embargo consiguió no llorar.

Tù eres mi Amor - Cap: 21



-¿Sabe?-le confesó Miley a Nicholas cuando se despidieron de los Archibald-nunca me ha gustado el campo.

-Eso me sorprende-respondió el duque con una carcajada atrayendo la dolorida cabeza de ella hasta su hombro.
Miley suspiró y luego se quedó dormida. Cuando despertó casi habian llegado a su destino y ella se sentia bastante mejor.

-Creo que no he sido una buena compañía-se disculpó con una sonrisa de disgusto-Espero que se quedara a cenar con nosotros, yo...

-Tengo que volver a Londres esta misma noche-cortó el duque.

-¿Esta noche?-repitió 
Miley enderezándose-¿Cuánto tiempo estara ausente?

-Una semana.
Miley apartó la cabeza para esconder su satisfacción. Asi Nicholas no podria lanzarse en su persecución cuando se fugara con Paul hacia Escocia. ¡Que suerte! No, eso era una catástrofe.

Se imaginó a Nicholas hablando de su compromiso cuando estuviera con sus amigos en Londres. Iba a hacer el ridículo cuando ella se fuera con Paul. Cerró los ojos con pesar. Por nada del mundo queria infligirle tal humillación, el no se lo merecia.

Era necesario evitar el escándalo, Paul tenia que llegar al dia siguiente, si se iban de inmediato, ella tendría tiempo de avisar a Nicholas en Londres. Al menos una vez que este estuviera al corriente podria negar el rumor de su compromiso sin perder su orgullo.

Pensó en Paul, en el escándalo que provocaria su fuga, en los hermosos proyectos que habia hecho para los dos.

Nicholas la cogió de la barbilla y ella se sobresaltó.

-Cuando vuelva Paul-dijo el con autoridad-quiero que le digas enseguida que no te vas a casar con el. No toleraré que digan por todas partes que mi futura esposa esta prometida a otro hombre. ¿Esta claro?

-Si-murmuró ella.

-Quiero que me des tu palabra.

-Yo...-balbuceó ella avergonzada por tener que mentirle traicionando su confianza-Le doy mi palabra.

La expresión del duque se suavizó.

-Ya se que no será fácil pequeña, pero te prometo que te compensaré algún día.
Miley notó que sus ojos se llenaban de lágrimas y que la garganta se le cerraba.

-¿Me perdonas?-preguntó Nicholas.

¿Perdonarle? La joven estaba tan apenada que por un momento estuvo a punto de confesárselo todo. Asintió con la cabeza y le miró directamente a los ojos, memorizando sus rasgos. Estaban llegando ya.

-¿Por qué vuelve tan rápidamente a Londres?-pregunto ella al ver que llegaba el momento de la despedida.

-Me he entrevistado con mi administrador esta mañana y tengo que tomar algunas decisiones. Tengo que invertir una importante suma-explicó el con una sonrisa tranquilizadora-En contra de lo que se dice no llevo una vida disoluta, poseo siete propiedades, tengo miles de empleados de los cuales debo ocuparme. Y últimamente toda mi atención estaba concentrada en ti querida.
Miley iba a entrar en su casa cuando la voz de Nicholas detrás de ella la detuvo

-Mis asuntos solo me retendrán una semana pero creo que necesitaras un tiempo después de que rompas con Sevarin. Me quedaré hasta el domingo salvo que me envies un mensaje antes.

Le indicó donde podria encontrarle, evidentemente esperaba que ella le pidiera que volviera antes. 
Miley le puso una mano temblorosa en el brazo.

-Nicholas yo...-su voz se rompió al ver su tierna expresión.-Le deseo que tenga buen viaje-consiguió decir.

Después se alejo sin darse la vuelta de nuevo.

Una vez en su habitación, envió un mensaje a casa de Paul pidiendo a los criados que se la entregaran en cuanto volviera sin importar la hora. El joven por su parte debía avisarla de su llegada y reunirse con ella en el pabellón de caza.

Al anochecer, todavía no tenia noticias de Paul. 
Miley estuvo a punto de pedirle a su tia que la ayudara a fugarse pero la razón le dijo que esta última no lo admitiría nunca, de modo que hizo su equipaje en silencio y se acostó. Se repetía mentalmente lo que iba a escribirle a Nicholas, este primero se sentiría feliz al recibir su mensaje pensando que ella queria que volviera, después su sonrisa se apagaría.
Miley se estremeció, ya no estaba ni siquiera segura de tener el valor ni la voluntad de fugarse. Las lagrimas cayeron sobre la almohada al imaginar la reacción de Nicholas cuando volviera de Escocia. No volverían a reir juntos, nunca volvería a tomarla entre sus brazos ni la llamaría pequeña con una voz llena de ternura.



El mensaje de Paúl llegó a la mañana siguiente a las once, abrigándose bien, 
Miley monto en Khan y salió al galope. Al llegar a la casa, ató al caballo cerca del de Paul y entró. Un miserable fuego iluminaba la lúgubre y vacía estancia. Miley se volvió con rapidez al oir un ruido detrás de ella.

-¡Paul!

-Me parece que me estabas esperando-dijo el abriendo los brazos.-Ven...
Miley se precipitó sobre el y levantó la cabeza a la espera de un beso.

-Te he hechado de menos-dijo el en su pelo-¿Me has hechado de menos tu tambien?

-Si-respondió ella distraida mientras se soltaba de su abrazo-Paul tengo que hablar contigo. Sin duda te vas a sorprender.

-Adoro las sorpresas.

-Bueno, esta no te va a gustar. ¿Conoces al señor Westland?

Paul asintió.

-Su verdadero nombre es Westmorwland.

-¿El famoso duque? ¿El que desapareció?-preguntó Paul con una expresión entre incrédula y divertida-¿El que posee cincuenta propiedades, los mejores caballos de Europa y que está comprometido con las jóvenes más hermosas?

-De hecho solo posee siete propiedades-corrigió 
Miley desorientada-Ignoro cuantos caballos tiene pero en cualquier caso, solo esta comprometido con una sola mujer. Paul, quizá te parecerá extraño pero es conmigo con quien se va a casar.

Paul empezó a reirse y fue hacia para cogerla en sus brazos.

-Si insiste tendré que confesarle que bebes coñac a escondidas-dijo acariciándole la mejilla.

-¿Crees que estoy borracha?

-Estas completamente bebida-dijo el antes de volver a ponerse serio-Deja de intentar ponerme celoso, si estas enfadada por mi prolongada ausencia, solo tienes que decirlo.

-No intento ponerte celoso-gritó ella temblando de ira-Intento hacerte comprender que estoy prometida a Nicholas Westmoreland desde el mes de junio.

-¿Cómo?

-En realidad debe ser desde julio-corrigió ella-y no fui yo quien aceptó, sino mi padre.

-Entonces dile a tu padre que se case el-dijo Paul-Tu me amas a mi, es asi de simple-la miró con intensidad-Me estas manipulando y eso no me gusta. Lo que dices no tiene sentido.

-No estoy haciendo nada-contestó 
Miley-Es la verdad.

-Entonces dime como puedes estar comprometida desde el mes de julio con un hombre que conociste en septiembre.

-Me lo presentaron en Francia-explicó ella impresionada por su aspecto severo-No presté atención al nombre y olvidé su cara. Después el me volvió a ver en un baile de máscaras y entonces decidió casarse conmigo, pero el sabia que yo queria casarme contigo, entonces ofreció dinero a mi padre.

-¿No esperaras que te crea?

-En realidad no, pero es la verdad-confesó 
Miley-Lo supe por casualidad el dia que te fuiste. Después las cosas empeoraron.

-No se como podrían ponerse peor-respondió Paul con ironía.

-Bueno, fui con Nicholas a una fiesta y el anunció a sus amigos que íbamos a casarnos.

-¿Entonces aceptaste casarte con el?

-No, por supuesto que no.

Paul le dio la espalda y miró el fuego de la chimenea, luego se volvió con la cara lívida.

-¿Quieres decir que pagó a tu padre para conseguir tu mano? En general son los padres quienes dan una dote a sus hijas y no al revés.
Miley entendió de inmediato a lo que el se refería y se sintió llena de piedad por los dos.

-No tengo ninguna dote Paul. Mi padre la perdió al igual que mi herencia.

Paul se apoyó en la pared y cerró los ojos. 
Miley tenia que seguir el camino que se habia trazado, su mente le decía que no lo hiciera pero ella no podía abandonarle asi, tan desamparado.

-Paul, mi padre me ha hablado de tu situación financiera, pero eso me da igual. Tienes que creerme, me casaré contigo pase lo que pase, pero tenemos que hacerlo rápidamente. Tendremos que fugarnos a Escocia y casarnos alli. Luego...

-¡Huir!-gritó Paul sacudiéndola-Estas loca. Mi madre y mi hermana no lo podrían soportar.

-Seré yo quien asuma toda la vergüenza-protestó 
Miley.

-Me da igual tu vergüenza. ¿No ves lo que me has hecho? Acabo de gastarme una pequeña fortuna en una diligencia y cinco caballos.

¿Cómo podia ella ser responsable de eso? De pronto comprendió y sintió una puñalada en el corazón.

-Te has gastado el dinero que pensabas obtener con mi dote cuando nos casaramos ¿es eso?

Paul no tuvo necesidad de responder, ella podia leer la verdad en sus ojos llenos de ira.

-Desde el momento en que acepté casarme contigo ya empezaste a pensar como gastar mi dinero-sus ojos brillaron de lagrimas-¿Qué clase de hombre eres?

-No seas est/úpida. Por supuesto que te amaba sino nunca te hubiera pedido que te casaras conmigo.

-¡Amarme! Ninguno de tuotros conoce el significado de esa palabra. Mi padre me ama y me vendió para salvarse. Al menos Nicholas no simula amarme.

-Encontraré una solución-suspiró Paul-pero esta fuera de toda discusión el fugarse a Escocia. ¿Westmoreland esta dispuesto a renunciar a ti?

-No-contestó orgullosamente 
Miley.

Giró los talones y se preparo para irse.

-Courtney Ashton sigue libre, estoy segura de que su dote podrá cubrir tus locos gastos. Deberías pensar en la manera de meter la mano en su dinero.

-¡Cállate! Si no lo haré yo.
Miley se fue dando un portazo. Espero sin embargo hasta llegar a su habitación para ponerse a llorar. Se odiaba a si misma por haber sido tan est/úpida.

Al llevarle la cena, Clarissa la encontró con los ojos hinchados. Comió sola presa de las emociones más contradictorias. Al dia siguiente ya no estaba enfadada con Paul, de hecho se sentia extrañamente culpable. Habia visto en el al Príncipe Encantado y habia hecho todo lo posible para obligarle a pedir su mano. Más tarde se paseó por la rosaleda reflexionando en su situación. Estaba segura de que Courtney amaba a Paul, tenia que encontrar un medio de acercarles.
Miley decidió actuar, entró en casa y envió un mensaje a Courtney preguntándose si esta respondería en vista de que eran rivales desde hacia años. Unas horas después se sobresaltó al oir la voz de la joven en la puerta.

-¿Me has pedido que viniera?-pregunto Courtney con aspecto asustado.

-Si, y estoy encantada de que hayas aceptado venir-respondió 
Miley con una gran sonrisa tranquilizadora-Permite que te coja la capa y los guantes.

-Prefiero dejármelos puestos.-dijo la otra.

-Te entiendo-suspiró 
Miley acordándose del dia que había escondido la capa de Courtney solo porque Paul le habia hecho algunos cumplidos.

Intentó aligerar el ambiente con una taza de té.

-Courtney-dijo por fin-Tengo que pedirte disculpas por mi conducta injusta y por mis tonterías de infancia por culpa de Paul. Debes odiarme, lo sé, pero me gustaria ayudarte.

-¿Ayudarme?

-A casarte con Paul.

-¡No!-gritó Courtney con los ojos desorbitados-¡No es posible!

-Si. Eres hermosa y Paul siempre...

-No-dijo con firmeza Courtney-Eres tu la que es hermosa, yo solo soy...digamos que bonita.

-Tienes muy buena educación, siempre hacer lo que hace falta cuando hace falta.

-Pero es muy monótono. En fin estoy feliz por Paul y por ti 
Miley.

Al ver la mirada apenada de esta, Courtney continuo:

-Se que vuestro compromiso debe ser un secreto, pero como todo el mundo habla de ello...

-¿Qué quieres decir? ¿Quién lo sabe?

-Bueno, el señor Oldenberry, el farmacéutico nos lo dijo a Margaret y a mi. Dice que la noticia se la dio lady Eubank, quien la supo por la madre de Paul.

-¡No es cierto!-gritó 
Miley

-No me digas que es falso-imploró Courtney con la cara destrozada-No ahora que Peter está a punto de pedir mi mano, no lo hará si cree que Paul está libre. Es demasiado tímido y cree que yo amo a Paul lo cual es absolutamente falso. Incluso si ese fuera el caso, mi padre no me dejaría nunca casarme con un manirroto cuyas tierras están hipotecadas.

-¿Peter Redfern es tímido?-repitió 
Miley incrédula.

-Lo es conmigo al menos.

-¿Quieres decir que estas enamorada de el desde hace tanto tiempo?

-Si-confesó Courtney. Pero si tu descubres que no te vas a casar con Paul, Peter no hara nada. Y yo..Yo...

Cogió su pañuelo de encaje y se secó los ojos.

-¿Cómo consigues llorar con tanta gracia?-preguntó 
Miley-Yo siempre tengo los ojos rojos, yo resopló y sollozo.

-Dices que quieres que te perdone, entonces hazme un favor: espera todavía unos dias antes de decir públicamente que no te vas a casar con Paul. Presiento que Peter está a punto de declararse.

-No te imaginas lo que me estás pidiendo. Si cierta persona llegara a conocer los rumores no doy nada por mi vida.

Al ver a Courtney al borde de la lágrimas, añadió a desgana:

-Te doy tres dias, después lo desmentiré.

A solas en su habitación, 
Miley pensó en la reacción de Nicholas. Solo Paul podia poner las cosas en su lugar pero no debia estar de humor para ayudarla. La única solución era ir a Londres para explicárselo todo al duque cara a cara. Entonces no podria odiarla. Fue a buscar a su tia y le contó toda la historia sin omitir ningun detalle.

-¿Qué vas a hacer ahora?-le preguntó Anne.

-Creo que voy a visitar de nuevo a Emily. Avisaré enseguida al duque de mi llegada y vendrá a verme, entonces le hablare de los cotilleos de los que soy victima en el pueblo. No se enfadará si sabe que no tengo nada que ver.



-Te acompaño.

-Me gustaria mucho pero hay una pequeña posibilidad de que el vuelva sin que yo le haya podido encontrar. Quiero que estes aquí por si viene a pedirte explicaciones.

-Eso es divertido-dijo lady Anne disgustada-Esta bien, me quedaré. Si consigues verle ¿Qué explicación le daras por tu visita?

-Le voy a contar la verdad. Es muy desagradable tener la impresión de ser una marioneta que puede manejar según sus deseos por temor a su ira. También le diré eso.

-Ya que estas-dijo Anne con un brillo en los ojos-¿por qué no decirle tambien que le aprecias y que piensas respetar el contrato? Eso realmente le gustaria.

-Eso esta fuera de discusión. Nunca se ha preocupado por mis sentimientos, no veo porque debería halagar su vanidad. Además todavía no estoy decidida a casarme con el.

-Desde luego que si querida. Y las cosas serian mas fáciles si reconocieras tus sentimientos. Me parece que ese hombre te ama con un amor sin límites y el seria el primero en extrañarse si lo admitiera, y tu te sentirías halagada.



Courtney Ashton visitó a su amiga todos los dias para darle cuenta de sus progresos, pero al tercer dia Peter todavía no se habia declarado.

-Las cosas no han avanzado mucho-declaró la joven a 
Miley que estaba haciendo el equipaje.

-¿Estas segura?-preguntó esta metiendo una brazada de ropa en la maleta.

-Segura. Le invité a cenar en mi casa esta noche sin mis padres ¿Sabes lo que respondió? Que le gustaba cenar en compañía de mis padres.

-¡Que imb/ecil! Tu puede que te des por vencida pero yo no. Sobre todo con Peter Redfern. Te adora desde que éramos niños. Tengo una idea-exclamó haciendo retroceder a Courtney en su sillón.

-Sea lo que sea, estoy de acuerdo.

-Si, vas a estarlo señorita Ashton. Te invito a acompañarme a Londres.

-Pero yo no quiero ir a Londres-gimió ella-Quiero a Peter.

-Lo sé y lo tendrás desde esta noche. Repite: Si, te acompaño a Londres.

La joven obedeció

-Pero no quiero ir.

-Mejor, porque no vas a ir. Acabas de aceptar, asi podrás decirle a Peter que vas a ir sin mentirle. Ahora escríbele una nota para invitarle a cenar con nosotras esta noche. Dile-
Miley pensó un momento-Dime que tenemos un proyecto de lo mas alocado. Eso le volverá loco.

-A Peter no le va a gustar.

-En efecto-confirmó 
Miley triunfante-Aunque yo haya madurado, Peter siempre espera verme cometer alguna estupidez.

-Si Peter desaprueba este viaje, no iré-insistió Courtney.

-¿No entiendes que al saber la noticia se verá desesperado? Intentará hacerte cambiar de idea. Entonces tu le diras que yo insisto, y yo lo confirmaré. Solo le quedará una solución.

-¿Cuál?

-Pedir tu mano tonta. Por favor-dijo cogiendo la mano de su amiga-Confia en mi. Cuando un hombre tiene miedo de perder a una mujer, la pide en matrimonio, lo sabe todo el mundo. Querrá protegerte de las malas compañías que podrías tener si vienes conmigo. Date prisa en escribir esa nota. Ya lo verás.

Courtney lo hizo a disgusto. Tres horas después, a pesar de sus protestas, Courtney estaba vestida con el vestido más atrevido de 
Miley y sus rubios rizos estaban peinados en un rodete.

-Mira lo hermosa que eres-dijo 
Miley llevándola hasta el espejo.

La joven se tensó al ver el gran escote.

-No puedo hacerlo-barbotó enrojeciendo.

-Si puedes.

-¿Crees que a Peter le gustará?

-Por supuesto que no porque le diré que en Londres voy a hacer que te compres más para las numerosas fiestas a las que iremos.

Peter se presentó a las ocho de la tarde. Dirigió un saludo con la cabeza a 
Miley y buscó a Courtney con los ojos. Esta le daba la espalda, cuando se dio la vuelta, la expresión de Peter se paralizó, la miró con la boca abierta.

-Mañana me voy a Londres con 
Miley. Ella cree que tendré mucho éxito en cuanto haya renovado mi guardarropa y cambiado mi peinado. Tambien me va a enseñar a flirtear. Por supuesto espero no cambiar tanto que no puedas reconocerme cuando vuelva.
Miley se mordió los labios.

-¿Qué estas haciendo?-le preguntó Peter fuera de si.

-Intento solamente cogerla bajo mis alas-respondió ella con inocencia.

-Estaria más segura debajo de la guillotina. No voy a permitir...

-Vamos Peter, sé razonable. Solo voy a presentar a Courtney a algunas personas encantadoras, todos de excelentes familias. Estoy segura de que Courtney no se va a enamorar de muchos a la vez. Esta en edad de casarse, lo sabes. Tiene un año más que yo.

-Sé los años que tiene-gritó el pasando con nerviosismo la mano por el pelo.

-Entonces también debes saber que lo que ella haga no te incumbe. No eres ni su padre, ni su marido, ni siquiera su prometido, asi que deja de gritar y vamos a cenar.

Ella pensaba que Peter pediria la mano de Courtney al acompañarla a su casa pero se equivocaba. Los encontro con las manos unidas al llegar al salón unos minutos después.

-Siento fastidiar tus planes-dijo el-pero Courtney no te acompañará a Londres.Ha aceptado ser mi esposa. ¿Y ahora que tienes que decir?

-¿Qué tengo que decir? Te noto muy caballeroso. Yo queria descubrirle la vida de Londres.



-Ya que te empeñas, solo tienes que llevarla alli para comprar el ajuar. Si su padre me concede su mano esta noche, ella podrá irse mañana. Además me ha dicho que queria que fueras su dama de honor.