sábado, 3 de mayo de 2014

Tù eres mi Amor - Cap: 20



-Te equivocas-respondió el mirando su copa de champán vacía-¿Has comido algo esta noche?

-Si-contestó ella extrañada al verle tan atento.

Vió llegar a varios hombres que sin duda querian invitarla a bailar. Nicholas la siguió y se apoyó despreocupadamente en una columna.

El sabía que ella le pertenecía, estaba profundamente enamorado y su sola presencia le perturbaba. Pensó en su noche de bodas, en su cuerpo de porcelana bajo el suyo, en sus cabellos contra su pecho. La idea de que ella fuera virgen le gustaba, el la convertiría en una mujer.

Tres horas mas tarde, Miley habia bebido y bailado demasiado, se sentía muy alegre, nada hubiera podido ensombrecer su buen humor, ni siquiera el fruncimiento de cejas de Nicholas cuando la vió conceder un segundo baile a Easterbrook. De pronto, al mirar por encima de su hombro, vió a Nicholas bailando por primera vez con otra mujer. Se trataba de una espléndida rubia que le devoraba con los ojos. 
Miley se sintió invadida por los celos.

-Se llama Vanesa Standfield-dijo lord Easterbrook con un tono malicioso.

-Forman una bonita pareja-consiguió articular 
Miley.

-Esa es también la opinión de Vanesa.

-La señorita Stanfield es muy hermosa-dijo 
Miley acordándose de la conversación que había escuchado antes.

-Eso no es lo que ella decía de usted hace unos instantes. Esta convencida de que usted ha obligado de algún modo a Claymore ¿es cierto?
Miley se sorprendió tanto por una mentira tan grande que ni siquiera pudo encolerizarse.

-No consigo imaginar que se deje forzar por nadie-repuso con malicia.

-Vamos, no soy tan ingenuo como para creer que no ha comprendido mi pregunta.

-Y yo no soy tan ingenua como para creer que estoy obligada a contestarle.
Miley comenzaba a cansarse. Tenia muchas ganas de estar al lado de Nicholas y pidió a su acompañante que la llevara hacia el duque. Este estaba en medio de una conversación, pero la cogió por el brazo para introducirla en el circulo de invitados. Este gesto posesivo solo sirvió para aumentar la euforia de Miley.

-¿Qué pasa?-preguntó secamente Nicholas unos instantes más tarde-Pensaba que Easterbrook te pediría un tercer baile.

-Si, pero le he rechazado.

-¿Para evitar las murmuraciones?

-Le rechacé porque sabía que usted no quería que aceptara ese tercer baile-respondió ella con una sonrisa provocativa-Estoy segura que se habría vengado con la señorita Stanfield.

-Eres muy perspicaz.

-Y usted muy perverso.

Acababa de comprender que el habia actuado por celos.

-Querida-dijo Alexander detrás suyo-¿Has decidido conquistar Londres?

-¡Alexander! Estoy feliz de volver a verte, le he preguntado a lord Rutherford si estabas aquí pero me ha dicho que a lo mejor no podías venir.

-He llegado hace una hora.
Miley se volvió hacia Nicholas para presentarle a su amigo pero parecia evidente que los dos hombres ya se conocían.

-¿Claymore no?-preguntó Alexander dirigiendo una mirada critica al duque.

Este respondió friamente asintiendo con la cabeza y luego le dirigió una sonrisa destinada a intimidarle. 
Miley nunca habia asistido a una escena parecida.

-Concédeme este baile-dijo Alexander sin preguntar a Nicholas si tenia algún inconveniente.

La llevó a la pista mientras ella miraba al duque con impotencia.

-Excúsenos-dijo ella.

-Por supuesto-contestó Nicholas cortante.

Los rasgos de Alexander se endurecieron en cuanto tuvo a 
Miley entre sus brazos.

-¿Qué estas haciendo en compañía de Claymore querida? Ese hombre es un...un...

-¿Intentas decirme que es un verdadero Casanova?

Alexander asintió.

-También es un poco arrogante ¿no?-continuo ella-Y muy seductor. De hecho se parece bastante a ti Alexander.

-Hay una ligera diferencia-respondió el frunciendo el ceño-Yo estoy dispuesto a casarme contigo.

-¡No digas eso!-se horrorizó 
Miley-No aquí y no esta noche. No puedes imaginarte en el lio que estoy.

-No estoy bromeando-protestó secamente Alexander.

-Nadie lo sabe mejor que yo.

-Me voy a quedar en Londres. Tengo asuntos que arreglar y debo visitar a unos amigos. Me dijiste en tu carta que tenias varios compromisos para las próximas dos semanas. ¿Estarías dispuesta a hablar de matrimonio conmigo después?

Dividida entre las ganas de reir y de llorar, 
Miley no protestó y tomó un poco más de champán. Nicholas hizo llamar a su carruaje y cogió a Miley para un último baile.

-¿Qué es lo que te divierte tanto pequeña?-preguntó bajando los ojos hacia ella y apretándola mas contra el.

-¡Todo! Por ejemplo, cuando era pequeña estaba convencida de que nunca nadie querría casarse conmigo. Ahora sin embargo, Paul lo desea, Alexander también y por supuesto usted. Me gustaria poder casarme con los tres, todos son muy buenos. ¿No estará celoso?

-¿Debería estarlo?

-¡Por supuesto! Aunque solo fuera para hinchar mi vanidad, porque yo por mi parte si que lo estaba cuando le vi bailando con la señorita Stanfield.

Se calló un momento y luego dijo:

-Cuando era pequeña tenia pecas.

-¡Imposible!-dijo Nicholas fingiendo espanto.

-Si, miles de ellas. Aquí-dijo poniendo su dedo en la nariz a punto de dejarse tuerta.

Nicholas se rió y cogió su mano rápidamente.

-Además-prosiguió con un tono conspirador-me subía a los árboles. Me creía un mono mientras que todas las demás jugaban a ser princesas. He pasado realmente una noche maravillosa-dijo sin transición fascinada por la ternura que leía en la mirada de su caballero.

Una hora más tarde, 
Miley se acurrucó cómodamente en el asiento de terciopelo del coche ce Nicholas, escuchando el ruido monótono de los cascos de los caballos en el pavimento de las calles de Londres cubiertas por la niebla. Cerró los ojos y los abrió enseguida a causa del vértigo.

-Adoro el champán-murmuró.

-Hablaremos de eso mañana-dijo Nicholas pasándole un brazo alrededor de los hombros.

Aferrada a su brazo, 
Miley subió los escalones de la casa de los Archibald, después le miró a los ojos. Nicholas tenia una sonrisa en los labios.

-Cree que he bebido demasiado-dijo ella enderezándose con orgullo.

-En absoluto. Espero que tengas una llave, eso es todo.

-¿Una llave?

-Para abrir la puerta.

-Por supuesto.

-¿Podrías dármela?-pregunto el duque después de una pausa.

-¿Darle que? ¡Ah si, la llave!

Haciendo una mueca, rebuscó en su ridículo que llevaba una cadena de oro. En la penumbra del vestíbulo, 
Miley se dio la vuelta para desear las buenas noches a Nicholas y se chocó con torpeza contra el, los brazos del duque la enlazaron, ella hubiera podido liberarse pero no se movió, su corazón parecia que se le iba a salir del pecho cuando vió que los ojos grises de el se posaban en sus labios.

El se inclinó y su boca se apoderó la de ella, mientras sus audaces manos se paseaban por su espalda y después por sus caderas apretándola contra el. 
Miley se tensó al notar la intensidad de su deseo y después deslizó sus manos alrededor del cuello del duque y le devolvió el beso tan apasionadamente que su cuerpo fue recorrido por un escalofrió.

Aturdida, ella se apartó por fin y se sintió decepcionada al ver que el no hacia nada por retenerla, abrió los ojos y vió dos figuras que bailaban delante de ella.

-Es usted muy atrevido milord-dijo con un tono que quería ser severo.

-Se puede comprender, ya que esta noche no pareces encontrar desagradables mis atenciones.
Miley reflexionó con una sonrisa pensativa en los labios.

-Supongo que tiene razón-admitió por fin-Creo que besa usted casi tan bien como Paul.

Subió los primeros escalones y luego se detuvo.

-De hecho-continuó-besa usted igual de bien pero solo podré estar segura cuando el vuelva, entonces le pediré que me bese de esta forma y asi podré comparar. Será una experiencia increíble.

-Me extrañaría-gruñó Nicholas.

-Lo haré si me apetece.

El le propinó una familiar palmada en las nalgas, 
Miley se volvió rápidamente para abofetearle pero su mano solo encontró la pared haciendo caer un trozo de pintura.



Emily habia hecho preparar un copioso y refinado desayuno en honor del duque de Claymore, que estaba invitado a desayunar ya que tenia que acompañar a 
Miley hasta su casa. Solo esperaban a la joven. Mientras removía el te con la cucharilla, Emily observó a su invitado que conversaba con Michael.

-Parece que nuestra invitada tiene intenciones de dormir todo el dia-dijo el.

-Creo que se esta reponiendo de la fiesta-declaró Nicholas con una mirada elocuente.

-No sabia que se encontraba mal-exclamó Emily-Voy a verla.

-No-balbuceó 
Miley desde la puerta-Estoy aquí.

Los tres la miraron, ella se tambaleó y se agarró al quicio de la puerta, el duque se levantó.

-¿Cómo estas pequeña?-preguntó con voz de entendido.

-¿Cómo puedo estar según usted?-gruñó ella con una mirada acusadora.

-Te encontraras mejor después de haber desayunado-dijo el llevándola hasta la mesa.



-No...Creo que me voy a morir.

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