martes, 12 de junio de 2012

En su Cama Cap: 13

Los siguientes días transcurrieron según un esquema similar con visitas matutinas a Ramón seguidas de salidas, acompañadas por Carlos, para el disfrute de Destiny. Pasaron horas y horas en el Parque de Atracciones.

Un momento mágico para una niña, reconocía Miley cuando cada noche Destiny se quedaba dormida antes de que acabara la primera página del cuento.

Y sobre las noches… Intentar dormir en su propia habitación para acabar despertándose en la cama de Nick se convirtió en un ejercicio inútil. Reconoció que no era rival para su insoportablemente fastidioso marido.

Finalmente, accedió a meterse entre las sábanas de la cama de Nick al final de otro agotador día sólo para demostrarse que podía mantenerse acostada a distancia y… al final dormirse.
Sólo esperaba que él sufriera… al menos tanto como ella cuando se acercaba, cuando una mano se apoyaba en uno de sus pechos o en una cadera y se quedaba ahí, quieta.

¿La estaba poniendo a prueba? A lo mejor ella podía hacer lo mismo y ponerlo a prueba. Pero algo así podía ser arriesgado, ¿qué pasaba si él lo interpretaba como una autorización para practicar sexo? Entonces no sólo habría perdido la batalla, habría perdido la guerra.
Y eso no podía suceder.

El fin de semana llegó con la asistencia obligatoria de Nick a una gala en homenaje a los hijos predilectos de la ciudad. Sólo por invitación y de etiqueta. Miley fue informada por Penélope, que había pasado a visitar aDestiny, de que tenía que ponerse algo impresionante.

El mensaje era muy claro y llevó a Miley al límite de sus nervios durante una expedición de compras de tienda en tienda hasta que compraron un vestido de Armani de seda color melocotón. Era extremadamente elegante y Miley tuvo que reconocer lo acertado de la elección de Penélope. Unas sandalias y un bolso a juego se añadieron a la bolsa que Carlos llevó al coche.
Penélope estaba en su elemento haciendo de gran dama con las vendedoras.
—Joyería mínima —dijo la tía de Nick—. El vestido requiere pocas mejoras. Tienes que llevar el pelo recogido. Un maquillaje que realce ojos y boca.
—Estoy de acuerdo.
—Pareces pálida —la miró con ojos penetrantes—. ¿No te deja dormir mi sobrino?
Un «sí» o un «no» serían ambas respuestas pésimas. La tía afiló la mirada.
—¿Estás embarazada?
—No —negó con contundencia.
—Deberías tener otro hijo —dijo Penélope sin tapujos—. Nick necesita un hijo para mantener el apellido Jonas.
—Ya tiene una hija —no pudo evitar decir.
—Un hijo —insistió Penélope— que se llame Ramón en honor a mi padre.
—¿Qué pasaría si estuviera pensando en pedir el divorcio? —decidió no decirle que ya había empezado con los trámites.
—Para un Jonas el divorcio no es una opción, Nick no aceptaría algo así —parecía realmente sorprendida—. No seas tonta. ¿En qué estás pensando? Puede darte todo lo que desees.
«Excepto lo único que quiero: su corazón», pensó. «Le entregué el mío sin condiciones, pero descubrí que él no lo valoraba».
—Creo que ya está —dijo Miley en voz alta y esbozó una sonrisa mientras Carlos añadía otra bolsa a la colección.

Carlos dejó a Penélope en casa de Ramón y después siguió hacia La Moraleja.
Destin
y estaba en la cama y Nick sentado en el borde con un cuento en la mano cuando Miley entró en la habitación. El llevaba unos vaqueros negros y una camisa blanca, y estaba totalmente relajado. Miley tuvo que reprimir la reacción emocional que su visión provocó en su interior.
Las feromonas… era pura atracción, y muy peligrosa. Y deseo, un deseo básico que latía en su cuerpo. Recordó cuando sólo tenían que mirarse para obtener todo lo que necesitaban el uno del otro… Hasta que aparecieron las dudas y todo cambió.
—¡Mamá! —se abrazaron y besaron antes de que Destiny volviera a la cama—. Papá y yo hemos nadado en la piscina y luego yo me he bañado y cenado —abrió mucho los ojos—. Y me he lavado los dientes.
—Muy bien —dijo Miley mirando a ambos de forma valorativa—. Muchas gracias —añadió.
—No hay de qué —notó en ella una sombra de dolor, las señales de una tarde con Penélope—. ¿Una tarde productiva?
—Creo que hemos fundido tu tarjeta de crédito.
—Lo dudo —dijo con una ligera sonrisa.
—Gracias. La ayuda de Penélope ha sido inestimable.
Pero habría sido insoportable, pensó él consciente de la incontinencia verbal de su tía, con opinión sobre cualquier asunto y formas intransigentes.
—¿Puedo ver lo que has comprado?
—Por la mañana, pequeña —dijo Nick besando la frente de la niña—. Ahora vamos a ver lo que pasa con Cenicienta.
—Va al baile y vuelve a casa en una calabaza —dijo Destiny con solemnidad y Nick sonrió.
—Creo que ya has oído este cuento antes.
—Es mi preferido.
Miley se sentó del otro lado de la cama mientras Nick terminaba de leer. La niña se quedó dormida y su madre apagó la luz y salió de la habitación antes que Nick.
—Voy a cambiarme y me reuniré abajo contigo.
No le apetecía mucho cenar, si hubiera podido elegir habría preferido merendar tarde conDestiny.
Se dio una ducha rápida y se puso unos vaqueros y una camiseta de punto, se recogió el pelo y se puso un poco de brillo de labios.
La cena consistió en una tortilla con ensalada seguida de fruta. Durante la cena hablaron de sus actividades vespertinas.
—¿Penélope ha estado comedida?
—¿Quieres que te diga la verdad?
—Ya conozco la inclinación de mi tía a hablar claro.
—Resumiendo: estoy paliducha… y la causa es o que me mantienes despierta por las noches o que estoy embarazada. Mejor lo segundo ya que es mi obligación darte otro hijo, un varón.
—Me muero de ganas de escuchar tu respuesta —se apoyó en el respaldo de la silla.
—Digamos que ella me recordó que un Jonas jamás contempla la posibilidad del divorcio.
—Puedes tener todo lo que quieras, Miley—la miró a los ojos—, menos el divorcio.
—No quiero regalos, alta costura ni vida social. Todo eso no significa nada para mí. Nunca lo ha significado.
—Pero compartimos el regalo de una hija.
—Lo único que no dejaré que me quites —le recordó Miley y algo pasó por el fondo de los ojos de Nick antes de que rápidamente lo ocultara.
—Nunca ha sido mi intención hacer algo así.
—Pero nos haces a los dos fingir un matrimonio de conveniencia sólo por la imagen pública —su mirada se oscureció—. ¿Con qué propósito, Nick? —su respiración se aceleró—. ¿La venganza… porque no te informé de la existencia deDestiny?
—¿Es eso lo que crees?
—Creo que estás jugando a algo —dijo mientras se ponía de pie.
Orgullo y dignidad. Ella tenía las dos cosas y se marchó sin importarle si él la seguía o no.


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