lunes, 6 de febrero de 2012

Undress for me cap: 27


Había pasado la noche con Liam, lo que significa que tuve que cruzar la ciudad como una loca hasta mi apartamento para ducharme y cambiarme de ropa antes de ir a trabajar. Llegaba veinte minutos tarde, lo que era raro en mí. Entré en la galería y subí las escaleras que conducían a los despachos privados sin echar ni una sola mirada a mí alrededor. Como esperaba, Jane estaba en su escritorio. Me ofreció una tensa sonrisa mientras se levantaba, cogió varias carpetas y se preparó para seguirme a mi oficina.

Mi agenda para el día estaba llena; no esperaba poder descansar hasta después de que el contrato de Milton hubiera expirado. Aprovechaba cualquier oportunidad para fastidiar nuestro trabajo, y si la junta no lo había despedido aún era por la generosa cláusula de rescisión de su contrato. Podía ser un poco trol, pero también tenía sus momentos brillantes. Aun así, hasta que se fuera, tenía que hacer lo que la junta esperaba de mí, aunque sin quemar mis naves con Milton.

 Él tenía su círculo de amigos y, ya que algunos de ellos se gastaban obscenas cantidades de dinero en la galería, no podía permitirme distanciarme de él totalmente.
—¿Primero qué? —pregunté a Jane.
—Un desastre absoluto.
Miré a Jane, alarmada.
—Menuda afirmación antes del almuerzo, ¿qué pasa?
Se mordió el labio y se sentó en su silla favorita. Cruzó las piernas y me miró con el rostro muy serio.
—Lisa Millhouse hizo que arrestaran a Delta ayer por la tarde, por allanamiento.
Resoplé mientras intentaba mantenerme seria.
—¿La metieron en la cárcel?
Jane miró por la ventana y parecía estar mordiéndose el interior de la mejilla. Se aclaró la garganta.
—Sí. Lisa retiró los cargos, pero hay una orden de alejamiento.
—Oh, Dios mío —Miré el techo, y después la zona de trabajo. El escritorio de Delta estaba vacío y limpio. —¿Ha dimitido?
Jane suspiró.
—Sí. Montó un pifostio y recogió todas sus cosas.
—¿Un pifostio?—le pregunté, en voz baja.
—Sí, más que una rabieta pero menos que un episodio psicótico.
—Me encanta cuando usas esas expresiones.

Jane se rió y se encogió de hombros. Sabía que había pasado varios años aprendiendo a enmascarar su acento, y casi había eliminado todos sus rasgos de origen. Era una pena, pero yo sabía por qué. El mundo del arte ya es demasiado difícil para una mujer, sin tener que añadir "del sur" a la mezcla. Justo o no, hay mucha gente por ahí que piensa que la gente del sur es estúpida, o al menos, tan poco sofisticada que no serían capaces de trabajar en el mundo del arte.
—¿Dónde está Milton?
—Al teléfono con James Brooks, insistiendo en que la galería corte su relación con Lisa. Citándolo, "Es una bruja incivilizada".
Miré mi teléfono y, después de un momento, suspiré.
—¿Que más podría salir mal hoy?
—Te he guardado las peores noticias para el final.
La miré fijamente, consciente de que ahora hablaba en serio.
—Vale.
—Aún está aquí.
No tuve que preguntar a quién se refería.
—Entiendo.
—Tiene una reunión con el señor Storey a las diez, esta mañana. La secretaria de Storey me ha contado que va a ofrecerle un trabajo.
—¿De qué?
—Storey ha concertado una reunión con la junta. Va a sugerir que Jeff King ocupe su puesto. —Sabe que ese es mi trabajo.
—Storey le ha dicho a la junta que tú eres la responsable de la situación con Lisa Millhouse, y del arresto de Delta. Ha entregado un informe sugiriendo que le asignaste la cuenta de Lisa para librarte de ella, y que conspiraste con la artista para desacreditarle.
—Si yo le asigné a Delta la cuenta, ¿cómo podría desacreditarlo a él? —pregunté tranquilamente, aunque estaba a punto de ebullición.
—No tengo ni idea.

Cuando la miré, Jane estaba desplomada sobre la silla. Me aparté el cabello de los hombros y lo recogí con mis manos para mantenerlas ocupadas. Después de un momento, dejé caer el cabello y me llevé las manos al regazo.
—¿Jeff está todavía aquí?
—Sí, seguridad lo escoltó hasta la sala de reuniones —Sonrió mientras lo decía.

El placer que le provocaba fastidiar a Jeff me divertía, pero no tenía suficiente energía para reírme. El día anterior había sido duro, pero había podido soportarlo porque sabía que se iría pronto. Supongo que Milton se había dado cuenta de lo tensa que había estado con Jeff durante la reunión, y que por eso lo había invitado de nuevo.
—Milton es un bastardo.
—Sí.
—No voy a salir huyendo, de ninguno de esos dos canallas. ¿Cuándo llegará James?
—El señor Brooks me escribió un email en el que me pedía que me asegurara de que tú estabas presente en la reunión. Tienes media hora para prepararte.
Me incorporé.
—Vale, déjame sola un momento.

No miré atrás, pero escuché que la puerta se cerraba suavemente. Jane era una persona única, desenvuelta y audaz cuando menos se esperaba, y jodidamente atenta y dulce al minuto siguiente. La valoré como amiga mucho antes de haberme dado cuenta siquiera de que lo era de verdad.

Cuando me desperté aquella mañana, rodeada por los brazos de Liam, me había sentido segura y feliz. El drama de la situación a la que me enfrentaba era casi de risa. Mi jefe estaba intentando colocar al hombre que me había violado en una posición de autoridad sobre mí. Aun así, no podía reírme; ni una pequeña parte de mí tenía ganas de reírse. Saber que Jeff estaba en el mismo edificio que yo me quitaba la vida.

Me asusté cuando la puerta de mi despacho se abrió, y me giré. Pensé brevemente en hacer que engrasaran lasbisagras, otra vez, mientras Liam atravesaba decididamente la habitación hacia mí.
—Hola.
Echó un vistazo a la habitación.
—Miley, tienes una pared de cristal.
Me reí y me encogí de hombros.
—Es un infierno. Es romo trabajar en una pecera.
Liam suspiró y miró la zona da trabajo… Catorce pares de ojos nos observaban. Suspiró
—Adiós a mi plan de hacerte algo pecaminoso en este despacho.
—Podría despedirlos a todos, y cerrar la galería —Se rió y me dio un abrazo. Lo acepté y suspiré en la piel de su cuello. —¿Cómo sabías que necesitaba verte?
—No lo sabía —Acarició mi rostro con dulzura, y pasó la mano por mi cuello. —Era yo quien necesitaba verte. ¿Qué pasa?
—La situación con Milton ha llegado a una encrucijada. Tengo una reunión dentro de treinta minutos con él, con la junta, y con Jeff King.
—¿King está aquí?
—Sí —Miré su rostro pero no encontré la rabia que esperaba. Parecía tranquilo, y preparado para ser el centro de mi mundo. No sabía lo que había hecho en mi vida para merecérmelo.
—¿Por qué está aquí?
—Ese imbécil, Milton, va a sugerirlo como el nuevo director.
—¿Por qué?
—Para contrariarme —Eché un vistazo a Jane, que estaba intentando con todas sus fuerzas no unirse al resto de la audiencia. Me reí un poco. —Es un gilipo.llas, pero desafortunadamente, Jeff está cualificado para el puesto.
—James Brooks estará de acuerdo con esto solo para librarse de Storey, ¿verdad?
—No lo sé —Odiaba admitirlo, pero de repente el lugar que me había construido en la galería no parecía estable, lames Brooks podría hacer cualquier cosa, a aquellas alturas, para librarse de Milton, y yo no sabía si eso incluía joderme a mí.
—Si te besara ahora mismo seguramente estaría mal visto.
Mi mirada vagó hasta su boca, y asentí.
—Sí, supongo que sí.
—Qué lástima —Retrocedió un paso, y caminó hasta sentarse en una de las sillas frente a mi escritorio. —Quiero quedarme mientras estás en la reunión.

Mi reacción refleja fue decirle que no, pero me detuve y me permití un momento para pensar. Liam Hemsworth era un gran, y atractivo, recordatorio de lo que podía hacer por la galería. Sin embargo, en lo único que podía pensar realmente era en que, cuando la reunión hubiera terminado, podría acurrucarme junto a Liam y olvidarme de todos ellos.
Me senté en mi silla mientras la puerta de mi despacho se abría bajo la mano de James Brooks. Era un hombre formidable. Cuando lo vi la primera vez, me sentí como si midiera medio metro de altura. Estar a su lado seguía haciendo que se me desinflara un poco el ego. No sabía qué haría que me sintiera así, yo, y casi toda la gente que conocía, pero asiera.
—James —dije su nombre como una especie de súplica, y eso me desequilibró.
—Miley —Miró a Liam y le ofreció la mano. —Liam, me alegro de verte. Me alegré mucho de que Liam firmara contigo.
Liam se levantó y tomó su mano.
—Yo también —Liam miró a la zona de trabajo. —Miley estaba contándome que Storey ha encontrado a alguien a quien apoyaría como reemplazo suyo.
—Sí, ese es el mensaje que he recibido —James se sentó, encorvado, casi del mismo modo en el que Liam lo haría, y me miró. —Dame una buena razón por la que Jeff King no pueda estar aquí.

Las palabras salieron de mi boca tan duras e implacables que ambos hombres se estremecieron.
—Es un desperdicio de carne y huesos. Si la junta acepta la recomendación de Milton, dimitiré y os demandaré por romper el contrato. Firmé mi contrato con la condición de que fuera directora.
James se aclaró la garganta, y miró un momento a Liam, que estaba mirando al suelo.
—Entiendo. Como siempre, Miley, has expresado tu punto de vista clara y precisamente.
—Lo he intentado.
Me miró y, para mi sorpresa, se rió. Se frotó la cara y dijo:
—Bueno, adelante entonces. Si voy a sufrir a ese capullo por segunda vez en la misma semana, no quiero hacerlo solo. ¿Quieres acompañarnos, Liam?
Sorprendida, miré a los dos hombres y me aclaré la garganta.
—Creo que el señor Hemsworth estaría más cómodo si esperara aquí.
James me miró brevemente, y después agitó la cabeza.
—Acompáñanos, Liam. Te divertirás observando a Storey acicalándose como un pavo real. Se le da bastante bien. Si estuviéramos cazando hombres, le dispararía y lo colgaría sobre la chimenea.

Seguí a ambos hombres y miré brevemente a Jane hasta que ella se levantó y me siguió. Si iba a estar involucrada en un festival de testosterona, quería refuerzos. Ya en la sala de reuniones, me senté en el extremo opuesto, lejos de todos los hombres de la habitación. Brooks era el único representante de la junta, y ya que era el dueño de la galería, era suficiente.

—No sabía que la señorita Cyrus iba a asistir a esta reunión —dijo Milton.
Jane abrió su cuaderno de notas e hizo sonar su bolígrafo elegantemente.
—¿Debo escribir eso?
—Sí —incliné la cabeza. —Fui invitada, Milton. Así que, ¿por qué no empiezas de una vez?
Se aclaró la garganta.
—Como sabéis, planeo retirarme en agosto.
Jane resopló, y la miré con lo que pretendía que fuera una mirada de censura. 

Era duro, porque yo misma había tenido que morderme la lengua para no reírme. Ambas volvimos a concentrar nuestra atención en Milton, que se había detenido para mirarnos. Me aclaré la garganta y levanté una ceja.
—He tenido una entrevista con el señor Jeff King, y creo que podría ser una gran baza para la galería. Su preparación académica es intachable, y tiene un buen ojo para la belleza —Milton miró a Brooks. —Me gustaría que Jeff asumiera mi papel en la galería, y entrenarlo para que se quede con mi puesto cuando me marche, en agosto.
James miró a Jeff un momento, y después se concentró en Milton.
—Como sabes, no dejaré la galería Holman en las manos de un individuo al que no conozco, o en el que no confío. Elegí a Miley Cyrus para asumir tu puesto, y lo hará en agosto.
Jeff se enderezó en su silla.
—Lo comprendo. Sin embargo, estoy interesado en un puesto de trabajo aquí. Ahora que la señorita Cyrus va a tomar la dirección de la galería, su puesto quedará disponible.
James me miró y agitó la cabeza.
—Miley elegirá a la persona que ocupe el puesto de subdirector. Está en la mejor condición para tomar tal decisión.
Otro gol para el equipo de casa. Me levanté y suavicé las arrugas de la falda.
—Creo que ya hemos terminado —dije.


****

Abrí la puerta de mi apartamento con la cadera y dejé dos bolsas de comida sobre la mesa obscenamente cara que había comprado para la entrada. Cerré la puerta y la aseguré con un giro de muñeca. Estaba preparada para pasar algún tiempo a solas. Había pasado una hora con Shamus mientras trabajaba y después, tras un largo beso, me había enviado a casa.

Era irritante que me conociera lo suficientemente bien para saber que necesitaba espacio. Sentía que apenas lo conocía. Llevé la comida a la cocina y comencé a colocarla, lo que, por supuesto, significaba que los perecederos iban al frigorífico y, el resto, se quedaba sobre la encimera.

Me serví una generosa copa de vino, fui al salón y pulsé el botón de mi contestador automático. Dos llamadas perdidas: una llamada automática de una empresa de encuestas telefónicas, y después silencio. Miré el contestador y me sobresalté cuando la voz de Jeff King llenó mi casa.
—Siempre te has interpuesto en mi camino, Miley. Primero en el museo, contoneándote por allí y coqueteando con cualquiera que pudiera llevarte más lejos en la vida. Allí subiste la escalera del poder follando, y estás haciendo lo mismo en Holman. Vi cómo te miraba Brooks. Sé lo que eres, y lo lejos que llegarás para conseguir lo que no te mereces.

Disgustada por su agresión verbal, apagué el contestador. Fui hasta la puerta, cerré las cuatro cerraduras y coloqué la cadena. De nuevo en el salón, me senté en el sofá. Había vaciado medio vaso de vino cuando el teléfono sonó. No iba a ser cobarde, así que lo cogí.
—Diga.
—Hola. Me he arrepentido de enviarte a casa.
Suspiré y me levanté.
—Liam —Me acerqué a la ventana, eché un vistazo a la noche, y supe que no iba a pasarla sola. —¿Por qué no vienes y pasas la noche en mi cama?
—Eso suena genial; estaré allí en unos treinta minutos.

Después de colgar, fui a la cocina y guardé el resto de la comida. Me permití pensar en Jeff, y en la situación que se había desarrollado durante el día. No podía haberme imaginado nada peor aunque lo hubiera intentado. Aparte del drama de todo aquello, me sentía como si hubiera caído en algún extraño y distorsionado universo donde todo lo bueno y lo malo pasaba a la vez.

Tenía, de nuevo, un hombre en mi vida, un hombre atractivo y comprensivo que me miraba como si fuera especial. Ser especial para él significaba mucho para mí, odiaba que mi pasado se hubiera entrometido entre nosotros, levanté el teléfono y marqué el número de Lisa Millhouse.  Había querido llamarla antes, pero Io había olvidado.
—Hola, ¿qué hay? Esperaba que me llamaras antes.
Me apoyé en la encimera y dejé mi copa.
—¿Por dónde empiezo?
—¡Esa mujer quería que hiciera una puta entrevista para la televisión! ¡Había invitado a un equipo a mi casa!
Suspiré.
—¿Les disparaste a todos con la pistola de pintura?
Lisa se rió.
—No, no quería que me grabaran con ese tipo de comportamiento. Lo único que hice fue llamar a la policía y denunciarlos por allanamiento —Se quedó en silencio un minuto, y después preguntó en voz baja. —¿Qué pasa, Miley?
—Aunque piense que voy por el buen camino, que he encontrado una buena racha, siempre me jode algo.
—Podría ponerme frívola y decirte que la vida es así—se detuvo y suspiró. —Pero eso no haría que te sintieras mejor. Se dice que una buena po,lla puede curar cualquier cosa.
Resoplé.
—Has estado hablando con Jane.
—Es una buena consejera —Lisa se rió. —Sin embargo, la pobre chica ni siquiera tiene un vibrador. No puedo creerme que la dejes continuar por la vida sin uno.
—Insiste en que no lo necesita.
—Sí, y yo no necesito oxígeno —contestó Lisa.
Cerré los ojos y asentí.
—Gracias.
—Estoy segura de que algún día me devolverás el favor. Cuando estés lista para contarme más sobre lo que ha pasado, estaré disponible.
—Lo sé. Liam viene hacia aquí.
—Bien por ti —Lisa bostezó —. Fóllatelo por mí.
Me reí y me pregunté por qué no me molestaba que hubiera tenido una relación con él.
—Podría hacerlo ¿Quieres que le pida que me llame por tu nombre?
Lisa soltó una carcajada.
—Qué tía tan rara eres, Miley. Pero no creo que Liam estuviera dispuesto. Diviértete.
Le di las buenas noches y colgué el teléfono. Lo dejé sobre la encimera y cogí mi copa de vino mientras el timbre de la puerta sonaba. Me acerqué a ella, concentrada en Shamus y en los cálidos y maravillosos sentimientos que provocaba en mí. Mientras abría los cerrojos, miré por la mirilla y me aparté de la puerta. Tragué saliva y dejé mi copa cuidadosamente sobre la mesa. Sólo quedaba puesta la cadena.

Aquella brillante y dorada cadena era lo único que se interponía entre Jeff King y yo. Con manos temblorosas, me acerqué a la puerta. Mis dedos rozaron el primer cerrojo mientras la puerta se abría bruscamente y golpeaba la cadena. Grité antes de poder evitarlo, y corrí hacia la cocina a por mi teléfono.
Pasé de largo el teléfono en un momento de locura que solo puedo describir como desesperado y estúpido. Escuché que la cadena cedía mientras abría el armario de mi dormitorio y sacaba un bate de béisbol. El bate de acero me hacía sentirme más segura, aunque deseaba haber tenido el valor de comprarme un arma. Girándome hacia la puerta, esperé hasta que Jeff entrara en el dormitorio.

Se acercó a la puerta de la habitación y su mano se movió por la pared, buscando el interruptor de la luz. La luz se encendió, y allí estaba. El miedo y el odio me hicieron sentir pequeña, y la herida hirvió en mi interior mientras él sólo se quedaba allí de pie, mirándome.
Tú y yo tenemos que hablar.
—No.
Miró brevemente el bate, y una sonrisa cruzó un instante sus labios.
—¿Creíste que mudarle aquí era una vía de escape? Siempre he sabido dónde estabas. No tienes que seguir fingiendo. No hay necesidad de indignarse cuando ambos sabemos que te gustó.
Me tragué la bilis y agarré el bate con más fuerza.
—Sal de mi vida de una puta vez.
—No tienes derecho a rechazarme. Tú no eres nada.
—Tus fantasías no harán que lo que me hiciste esté bien. Eres un bastardo enfermo que no puede correrse si no es con fantasías de dominación. No me destrozaste, no acabaste conmigo. Soy más fuerte que lo que me hiciste, no más débil. Nunca ganarás.
Se acercó a mí, y, honestamente, no creo que esperara que lo golpeara. Pero lo hice. Lo golpeé con todas mis fuerzas. Cayó sobre sus rodillas, y lo golpeé de nuevo en la espalda. Cayó en el suelo, y me quedé allí, como una boba, mirándolo. Si hubiera estado viendo aquello por televisión, hubiera estado gritando a la mujer que corriera mientras aún tenía la oportunidad.

Al comprender por qué no estaba corriendo, bajé el bate hasta que señaló el suelo. Quería golpearlo hasta matarlo.
Me sobresalté cuando escuché mi nombre. Entonces contesté a la llamada.
—¿Liam?
Apareció en la puerta varios segundos después, y nos miró a Jeff y a mí.
—Esto no es exactamente lo que tenía en mente.
Me encogí de hombros, y bajé el bate.
—Rompió la cadena de mi puerta.
—Lo he visto —Liam lo golpeó, y Jeff gimió. —Ey, *******, ¿podrías levantarte para que pueda matarte?
—Yo me ocupo de esto —Lo señalé con un dedo, y luego miré a Jeff.
—Sal de mi apartamento.
—¿No vas a llamar a la policía?
—No —Al ver la expresión aturdida de Liam, me di cuenta de que esperaba que llamara a la policía e hiciera que arrestaran a Jeff por entraren mi apartamento. Yo sabía que no lo haría. ¿Cómo era posible? Aquel hombre me había violado, y no había presentado cargos contra él… y explicar eso a otro policía no era algo que pudiera imaginarme haciendo.
Jeff se puso de rodillas y echó a Liam una mirada de recelo. La hostilidad que emanaban ambos prácticamente brillaba. Podía imaginarme que Jeff estaba muy enfadado porque lo había golpeado. Era uno de esos hombres que llevan su masculinidad en el corazón.
Ya de pie, se frotó la boca y siguió mirándonos a Liam y a mí.
—¿Te estás follando a este tipo?
—Jeff, deberías marcharte antes de que decida que le gustaría más hacerte daño a ti, que seguir viéndome a mí —Apreté el bate con fuerza, y contuve la necesidad de golpearlo de nuevo.

Jeff caminó hacia Liam, y, como no se apartó para dejarlo pasar, Jeff lo golpeó. Hay que decir que Liam dejó que el puñetazo lo golpeara antes de devolvérselo. Entonces Jeff acabó, una vez más, en el suelo entre nosotros, sangrando por la nariz y la boca. Observé cómo manaba la sangre a borbotones, sorprendida.
—Vete, Jeff, o te juro por Dios que llamaré a la policía y les contaré que golpeé a un intruso hasta la muerte.
Ambos hombres me miraron, sorprendidos.
Tragué saliva e intenté recordar que yo era la civilizada.

Pasando sobre Jeff, dejé el dormitorio y fui al cuarto de baño, cerré la puerta y corrí el pestillo. Agradecida por haber tenido tiempo para limpiar el baño, me dejé caer de rodillas. Estaba temblando por el miedo y la rabia. Odiaba el miedo, la debilidad que conllevaba. ¿No me había mantenido firme ante él? Empezaba a tener náuseas. Sentada en el suelo, evité la necesidad de balancearme. ¿Adónde se habían ido mi valentía y mi resolución?
Pasaron algunos minutos antes de escuchar un alboroto en el pasillo, y asumí que Shame estaba sacando a Jeff del edificio. Me levanté cuando alguien llamó con los nudillos a la puerta del baño.

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hola chicas espero que les guste ... 
a si les quería decir que encontré las dos mejores novelas de el mundo hahah ok no pero si son buenísimas :D tal vez la pueda subir al blog asi también ya falta poco para el final 
y perdón por no comentar es de ahora ya no puedo comentar ni con el otro ordenador 

4 comentarios:

  1. ME ENCANTARON LOS CAPIS!!! ESTUVIERON BUENISIMOS!!!! SEGUILAAAAA! JAJA , BESOTESS

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  2. O.O AAAAAAAAAAAAAAAA XQ MIERDA NO LO MATO?? EEE EEEEE? U.U necesito un calmante (? bueno me encantaron los caps, bueno como no gustarme si amo esta novela :D espero que la sigas pronto jeny :D y espero tbm las otras noves que dijiste :) besitos ♥

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  3. haha pr que no los denuncio?? grrr sabes a quien me imagino enn ves de Jeff?? a el mandrilon (me nacio decirle asi) jajjaja Jeny sube pronto, ya quiero ver el final

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  4. Jeny ! hasta que al fin pude ponerme al día al menos en esta novela, por Dios esta hermosa , espero que Liam lo haya golpeado duro al chico esteeee .. jijij que boni boni esta la novela !
    Espero que todin te este llendo bien . Sube pronto ya ?
    Me dejaste con ansias de saber que pasara D: !
    Cdtm ! y NO COMO CREEES QUE TENGO UN HIJO D: soy muy joven, mi ausencia se debe a que estoy en la pre a full, en marzo empieza ya mis clases en la Universidad como cachimba asi que me estoy esforzando un montón !
    Cuidtae un monton, hablamos apenas podamos !

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