sábado, 14 de enero de 2012

Undress for me cap: 16


Se rió y asintió.
—Sí, supongo que podrías. No hay necesidad de exponerse a un rechazo, ni de admitir las necesidades propias, cuando tienes un aparato mecánico en casa a tu disposición.
Me crucé de brazos y resistí la necesidad de cruzarle la cara. Aquel bastardo arrogante estaba ganándose un puñetazo. Como si lo supiera, lo escuché suspirar, y me giré para mirarlo.
—Levántate y estira —Se apoyó sobre sus brazos y me miró. —Y después quítate el resto de la ropa.

Hice lo que me ordenó. El control que Liam tenía sobre la situación no hacía más que incrementar mi ira. Ambos sabíamos que no tenía modo de escapar de nuestro acuerdo, y aunque parecía tener algunos remordimientos sobre sus métodos, no tenía ninguna intención de librarme del trato que me había visto obligada a aceptar. Me quité las braguitas y me senté para quitarme las medias.
«Desnuda, una vez más», pensé. La ligera tela de mis braguitas, que había protegido la delicada piel de mi sexo, había desaparecido. Inmediatamente, me sentí excitada. Estar desnuda con aquel hombre hacía que mi mundo físico ardiera. Una suave humedad cubrió mi clítoris, y tragué saliva, ignorando la necesidad de acercar la mano a mi sexo para esconderlo.
Temblando un poco, lo miré.
—¿La misma postura?
—No —Inclinando la cabeza, me miró a la cara. —Ponte cómoda, Miley.

Me senté apoyando totalmente la espalda en el respaldo de la butaca, y recogí las piernas contra mi pecho. Me abracé las piernas y apoyé la mejilla sobre mis rodillas. Cuando por fin miré en su dirección, había vuelto a dibujar, aparentemente satisfecho con la postura.

Después de cuarenta minutos, cerró el cuaderno de dibujo y se levantó.
—Puedes vestirte.

Recogí mis ropas mientras se alejaba. Sin mirar adónde iba, me apresuré hasta el biombo. 
Cuando salí, estaba sentado en la butaca, con una copa de vino en la mano. La imagen era despreocupadamente elegante y natural.
—Pensaba que ese era mi espacio.
Me miró de arriba abajo distraídamente antes de mirarme a los ojos.
—Solo cuando estás desnuda.
—¿Estás consiguiendo lo que necesitas?
Asintió.
—Sí, exactamente lo que necesito. ¿Qué es lo que tú necesitas, Miley?
—Lo que necesita cualquier mujer.
—Me importa un rábano lo que necesita cualquier mujer. Quiero saber lo que  necesitas.
—Paz —susurré. —Lo único que he necesitado siempre ha sido paz, Liam.
—No es algo fácil de proporcionar. Se quedó en silencio un momento, y después asintió. —Y es difícil conseguirla solo.

Atravesé la habitación y cogí mi bolso. Saqué mis llaves, metí las medias y mis braguitas en el bolso, y lo cerré. Shame se levantó y me siguió mientras bajaba las escaleras. En la puerta delantera, sacó la llave de su bolsillo, y entonces se detuvo.
—He pasado la mayor parte de mi vida adulta en compañía de hermosas mujeres desnudas. 
Las mujeres vienen a Boston solo para posar para mí. —Me miró a los ojos, y se aclaró la garganta. —Siempre he tenido una regla en cuanto a mis modelos.
—Oh, ¿en serio?
—Sí —asintió, agarrando la llave con fuerza en su mano. —No me acuesto con ellas.
—¿Ni siquiera con la de antes?
Se rió, y negó con la cabeza.
—No, ni siquiera con ella. Aunque me dejó claro que estaba dispuesta.
—¿Alguna vez te has sentido tentado?
—Sí —Se acerco más. —De hecho, ahora mismo me encuentro en un dilema.
—¿Yo te tiento?
—Sí, pero estoy intentando mantener distancia profesional hasta que el proyecto haya terminado.
—Entiendo —Me miré los zapatos, y después miré su rostro. —Eso suena bien, Liam.
—Sí—asintió.
Dijo algo entre dientes, y entonces deslizó sus dedos por mi cabello hasta sujetar mi nuca. 

Me atrajo hacia él y cubrió mi boca con la suya. Caí en el beso sin vacilación. Era demasiado fácil perderse en sus labios, en su sabor. Dos años sin el roce íntimo de otro ser humano me habían afectado de un modo del que nunca había sido consciente. Su lengua acarició mis labios y el interior de mi boca. Acepté la invasión, y deseé con toda mi alma que no se detuviera nunca

Temblando, me abracé a él mientras me presionaba contra la puerta. Las persianas tintinearon al golpear el cristal, y se clavaron en mi espalda mientras su cuerpo ganaba terreno al mío. Estando tan cerca de él podía sentir el vacío acrecentándose en mi interior. Agarré sus hombros, y aparté mi boca de la suya con el poco autocontrol que me quedaba. Nos quedamos quietos, cuerpo contra cuerpo, jadeando.
—Cuando estabas en la butaca podía oler tu deseo —Su boca se movió por mi mandíbula. —Podría correrme sólo pensando en ello.
Tensé mis dedos sobre la tela de su camisa.
—Bésame.
Tomó mi boca sin necesidad de más estímulo. Comencé a gemir al tiempo que movía una pierna contra la suya. Cuando sentí que podría empezar a suplicarle, aparté mi boca de la suya, y desvié la mirada. Sus manos se deslizaron por mis caderas, y su respiración se entrecortó.
—No llevas bragas, Miley.
—Lo sé —Tomé aire profundamente. —Me siento bastante atrevida por ello.
—Deberías —Liam acarició mis labios con los suyos, y gemí un poco cuando profundizó el beso brevemente, antes de levantar la cabeza. —Sabes que creo que eres hermosa.
—Es agradable escucharlo —Se acercó más y presionó el duro saliente de su ***** firmemente contra mi cadera. —Y sentirlo.
—Es demasiado pronto —Sus labios se movieron desde un mandíbula basta mi cuello.
—Entonces deberíamos detenernos —Me moví, y las persianas resonaron contra el cristal.
—Dentro de un minuto —Liam deslizó su mano bajo mi falda, introduciéndose por la abertura donde el material se solapaba.
Jadeé y cerré los ojos mientras su mano se posaba sobre mi sexo. Un dedo firme se deslizó entre mis labios menores, y acarició mi clítoris.
—Oh, Dios.
Entonces movió su dedo, y probó la entrada de mi vagina. Apreté la mano con la que lo tenía agarrado mientras aceptaba la dulce invasión de sus dedos. La superficial penetración me debilitó, y apreté mi mano sobre su hombro.
—¿Estás mojada para mí?
La pregunta hizo que mi vientre se tensara. Había estado húmeda para él desde el momento en que lo vi.
—Liam.
—Lo sé —Apartó su mano, y me estremecí ante su abandono. —Tranquila.
—Quiero más —La admisión me hizo sentirme débil, y cerré los ojos.
—¿Me necesitas a mí, o te serviría cualquier hombre?
La pregunta, susurrada, fue como una bofetada en la cara. Me liberé de su abrazo y crucé los brazos sobre mis doloridos pechos.
—¿Qué mier.da de pregunta es esa?
—Tengo derecho a saber si tu atracción por mí es superficial.
Me sentía insultada, pero en mi interior estaba de acuerdo con que tenía derecho a saberlo. El hecho era que lo deseaba de un modo que era ajeno a mí.
—Dudo que haya existido alguna mujer que haya considerado fortuita una relación sexual contigo —lo miré brevemente. —Yo no tengo relaciones esporádicas. Soy lo suficiente mayor para saber qué es lo que quiero.
Abrió la puerta y me miró.
—Buenas noches, Miley.
—Buenas noches —Quería tocarlo, pero no lo hice. Pasé junto a él, y salí a la noche.
Una vez en el coche, con las puertas cerradas y la llave en el contacto, tardé varios minutos en recomponerme lo suficiente como para arrancar. Aún sentía sus labios sobre los míos, su lengua deslizándose en mi boca, sus manos moviéndose sobre mí, y por fin, esos dedos penetrándome. Deseaba —y temía—nuestro próximo encuentro.

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bueno espero que les guste 

5 comentarios:

  1. Acabo de empezar a leer tu blog, junto con otras mas y me eh quedado totalmente enganchada todavia no eh terminado toda la historia y me gusto mucho y te sigo, te espero por el mio para que me dias que tal :D

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  2. ok creo que te confundi en twitter lo siento yo tambien asi estoy hahahah y wooo parte hoot 0.o yoo quierooo hahahah enceiro em encantoo

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  3. hahaha porque Liam por q?? ya quiero el proximo

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  4. ME ENCANTARON LOS CAPISSSS !!!! COMO SIEMPRE, ESTUVIERON INCREIBLES , ESPERO EL SIGUIENTE , BESOTESSS

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  5. JENIIIIIIIIIIIIII, MUJER COMO LAS VAS A DEJAR ASI? Y XQ LIAM SE HACE EL DIFCIL? QUE FUE ESA PREGUNTA POR DIOS!! U.U OSEA ERA MILEY! NO UNA CUALQUIERA Y FEA, ERA MILEY, U.U DIOS ME EXTRESA ESTE HOMBRE Y SUS PREGUNTAS ESTUPIDAS JAJAJAJAAJ OKOK ME ALTERE :P BUENO ESPERO QUE LA SIGAS PRONTO, : BESITOS

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