sábado, 3 de septiembre de 2011

Recuerdos: cap 24



Lo hemos perdido todo, el amor se ha ido…ha ganado ella…ahora esto no es divertido… lo hemos perdido todo, el amor se ha ido… Demi le trajo una taza de tila. Miley seguía llorando, sin calmarse, con unos sollozos ahogados, de puro dolor. Nunca hubiera creído que si Nick le ponía los cuernos… se sentiría tan mal.

-          Cariño… - la tranquilizó Demi. – tomate esta tila, te relajará un poco.

Miley cogió la taza. Dio un grito, se tenía que desahogar  
Demi suspiró. No se quejó, ni se opuso. Tampoco sabía lo que se sentía, pero Miley estaba muy mal. Sentimos la magia, y esto es trágico…No pudiste contener tus manos, para ti… Siento que nuestro mundo se ha infectado… y como de alguna manera me dejaste olvidada…
Hemos visto que nuestras vidas han cambiado, cariño… me perdiste.

-          No me lo puedo creer… - una pequeña gotita salpicó en el color amarillento de la tila. Las lágrimas no paraban de caer por el rostro de ella. – le dije… que confiaba en él… y aún así…

-          Shh… cálmate… no me tienes que dar explicaciones… ha sido un *******, eso es todo… tu no mereces estar de este modo…
Demi tenía razón. Y mientras intentaba que la tila pasara por su garganta – porque tenía el estómago bien cerrado… - seguía recordando aquella canción de Christina… Ahora sé que lo sientes, y éramos cariñosos… pero elegiste la lujuria… cuando me engañaste… y te arrepentirás…, pero es demasiado tarde; ¿Cómo voy a confiar a ti otra vez?


*****

Nick daba vueltas en la cama. No había comido, no le pasaba la comida por el cuello. La almohada estaba húmeda. Era la primera vez que lloraba por una mujer. Era la primera vez que lloraba. Aún así, se había emocionado cuando Miley perdió la virginidad con él. Pero nunca había llorado así. Y se sentía mal, muy mal. Aquella jodida almohada olía a ella, a su perfume, a su pelo. Y entonces Nick se dio cuenta de lo que había hecho. Había perdido a la persona más importante de su vida.

Pero la iba a recuperar, fuera como fuera. Se levantó, dejando en esa jodida cama los recuerdos que Selena le había hecho revivir. Y esta vez, iba a enterrarlos. Para siempre.

Debía pensar dónde podría estar Miley. La conocía perfectamente para saber que su mejor amiga era Demi. Nick se dio cuenta de que frente a su casa aún estaba el coche de Selena. Se acercó. ¿No se había ido aún? No vio a nadie. Solo algo de cargamento en el asiento del copiloto. Algunas balas y cintas de armas.

-          Mier.da. – masculló Nick. – ¡Mier.da!

Se fue a toda prisa hacía su garaje, cargó con su querido subfusil con silenciador y se montó en su MTT Turbine. Poniéndose el casco a toda prisa, cogiendo los doscientos quilómetros por hora en menos de un minuto.

Un frenazo quedó marcado en el asfalto de la carretera.  Cuando Miley no podía dormir se iba a su clínica a trabajar. Aún que fuera de noche… o quizás la madrugada. Eran ya tocadas la una de la mañana. Si no estaba allí, iría directo hacia a casa de Demi. Pero sabía cuáles eran las intenciones de Selena antes de irse a Rusia. Y para nada lo permitiría. Para nada. Protegería a Miley a muerte.

Se dio cuenta de que la puerta estaba abierta. Entró sin pensárselo dos veces. El pasillo estaba oscuro. A cualquier persona normal le hubiera dado un poco de miedo entrar allí. Pero no a Nick. Cargó su subfusil, preparándolo, mientras se dirigía hacia el despacho de Miley. El único sitio donde había luz. Entró sin pensárselo dos veces. Miley estaba sentada en su escritorio, pasando algunas cosas a ordenador. Él miró a su alrededor, intentando buscar algo. Si se hubiera equivocado… Miley lo odiaría aun más…

-          ¿Qué diablos haces aquí? – dijo ella, frunciendo el ceño.

-          No son horas de trabajar, cariño. – le dijo Nick, apoyando los brazos sobre la mesa. – vine porque Selena quiere…

-          ¿Algún problema conmigo?

La voz de ella sonaba a espaldas de Nick. Miley abrió los ojos al ver que ambos iban armados. ¡Y qué armas! Eran del tamaño de su pierna… Nick se giró.

-          Demasiados, querida. – le espetó Nick.

-          No decías lo mismo esta tarde cuando justo te situabas entre mis piernas…

Un suspiro desesperado se escapó de Miley. Se levantó.

-          Oye, si tenéis que arreglar algo, arreglarlo solos. Paso de oír más burradas. –
Cogió su carpeta y esquivó su mesa, con Nick apoyado. Un disparó la sobresaltó.
Demasiado cerca, demasiado cerca de sus pies.

-          Quieta ahí. – le dijo Selena acercándose a ella. – Nick me la suda, yo a la que quiero es a ti.

-          ¿Qué? - Miley alzó una ceja.


Selena se acercó más. Nick se avanzó y se interpuso en medio de ambos.

-          Guarda las distancias, zorra. – le espetó, apuntándola con su arma.

-          No te atreverás. – se burló Miley.

-          Ponme a prueba.

Miley se situaba detrás del gran cuerpo de Nick. Se sentía protegida... pero a la vez tenía los nervios a flor de piel. En cambio, ellos dos parecían estar tranquilos.
Solo la tensión del cuerpo de Nick la sacó de dudas. Quizás él también estaba preocupado. Pero preocupado… por ella.

-          Nick… - murmuró Miley, a punto de estallar a llorar de nuevo.

-          Sh… sé que estás… muy enfadada conmigo… pero permanece detrás de mí. – colocó su mano libre, apoyándola en un muslo de Miley. Ella no hizo más que agarrar la mano de Nick, sintiéndose más segura. Estaba con ella, estaba allí, con ella… Los dedos se entrelazaron. Nick esbozó una sonrisa. – que sepas que te amo… y nunca, nunca dejaré de hacerlo… pase lo que pase.

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