jueves, 14 de julio de 2011

Protegeme: Cap 12


-          ¿Ah no? - Miley le acarició la entrepierna, tan sensualmente que hasta ella misma se sorprendió. Nick no pudo evitar gemir - ¿y esto que es?

-          Oye, no te eleves tanto, tengo a una cola de mujeres que se pelearían por una buena cardada conmigo.

Miley se rió a carcajadas.

-          ¿Tanto te crees? – le espetó – Pues venga, ve haciendo que entren… me da igual. A ver si encuentras a alguna que te sacie.

Se giró y se metió en su habitación, dejando a Nick con la palabra en la boca. Él bufó de nuevo. La última caricia de Miley no había ayudado nada. La hubiera cogido en ese mismo instante, le hubiera arrancado el albornoz  y se la hubiera metido hasta el fondo… hasta que se corriera, gritando su nombre, queriendo más. 

Lo había puesto muchísimo… enfadada. Aun que pareciera extraño, Nick había pensado que era un encanto, cuando Miley discutía. Sonrió poniéndose el jersey. ¿Qué no conseguiré meterme en la cama con ella? Eso ya lo veremos. Se sentó en el sofá y encendió la tele. En ese preciso instante, llamaron a la puerta.

Miley estuvo pensativa. Creyó que se había pasado, con Nicholas. Ella lo había provocado, había dejado que la masturbara… y luego ella no había hecho nada para calmar a Nick. Al contrario, había dado pie a una estúpida discusión. Nick hacía mucho por ella… la estaba protegiendo, le había comprado lo necesario… hasta caprichos que ni ella misma se podría permitir. Debía disculparse. Tragarse su propio orgullo, le costaría lo suyo. Pero sentirse mal… por aquel hombre, era mucho peor.

Delta entró en la casa de Nick. Unas botas de charol, de tacón de aguja que cubrían hasta medio muslo. Una minifalda del mismo color… y del mismo tacto: a plástico. Que se le pegaba en la carne del deslumbrante culo. Y un top, también negro. Dejaba ver el ombligo, adornado con un piercing. El pelo rubio le caía hasta por encima del pecho. Los ojos verdes se clavaron en Nick, mientras se sentaba en una silla. Tan natural, tan tranquila. Tan cabrona. ¿Por qué se había presentado así, tan simple? Si Nick ya sabía que ella lo quería matar.

Miley salió, aun enrollada en un albornoz. Se apoyó en el marco de la puerta que daba al salón. ¿Una mujer? Oh, Nick no ha tardado en buscarse una… ¿una puta? Eso parecía. Se los quedó mirando. Ahora si que no estaba dispuesta a disculparse… Nick era un ninfómano o algo por el estilo. No había pasado ni quince minutos en que ella se situaba debajo de ese –fornido y excitante – cuerpo y ya estaba con otra mujer en casa. ¿Pero qué digo? Nick y yo no somos nada, él puede hacer lo que le dé la gana…

-          ¿Qué quieres? – dijo Nick sentándose frente suyo.

-          Vaya recibimiento, chico… - sonrió ella, cruzando las piernas – Meesperaba almenos un hola cariño.

-          No te mereces tal bienvenida. – Nick arqueó la boca. – Snade habló con mi hermano.

-          Mmh… ¿Joe? Como me pone ese espía… no olvidare la noche que pasé con él… igual a la que pasé contigo. ¿Todos los Jonas tenéis que ser igual de buenos en ese aspecto? Y porque Paul Kevin está casado con esa… estúpida de la oficina… si no estoy segura…

-          Deja ya a mis hermanos, zo…


-          Ah, ah… - Delta negó con la cabeza – no te atrevas a insultarme. No serías al primero al que le corto los huevos por llamarme zorra.

Nick se aclaró la garganta.

-          Yo no soy tan vulnerable como los otros hombres a los que has matado. – Fue a buscar una cerveza y le dio un largo trago. Delta se rió – No te rías. Además, a lo que íbamos… Que basta ya de hacerte la mosquita muerta, Delta. Snade le dijo a
Joe que eres una infiltrada de la mafia rusa.

-          ¿Mosquita muerta? – se burló ella – Si, no niego que soy de la mafia de Alexander. ¿Pero sabes por qué?

-          Si, lo sé. Pero yo no tuve la culpa de la muerte de Selena.

-          Mi hermana no merecía morir.

-          Lo sé. Pero yo no la maté.

-          Que tú no la mataras, no quiere decir que no tuvieras nada que ver. Porque fue gracias a ti… que ahora ella, su cadáver, se encuentra quien sabe dónde, ya desintegrado.

A Miley le dieron ganas de vomitar no era una prostituta de Nick… era otra payasa de este rollo de la mafia y los espías. ¿Pero quién era esa Selena? Los ojos de Nick interpretaban tristeza, y a ella le sorprendió… verlo mal. Nick casi nunca expresaba sus sentimientos.

-          Yo la amaba, no le hubiera hecho daño.

¿Nick? ¿Amar? Sin saber por qué, a Miley le subió un calor muy incomodo por el cuerpo. Le entró dolor de cabeza.

-          ¡No mientas! – dijo Delta perdiendo el control, con lagrimas en los ojos - ¡Tu no amabas a mi hermana! Solo te la quisiste tirar, como a todas… luego descubriste que ella no era una víctima… y fue cuando quisiste quitarla de tu camino.

-          ¡No fue así! – Nick dio un puñetazo en la mesa que sobresaltó a las dos mujeres. Los ojos de Nick se llenaron de furia - ¡Yo amaba a Selena! ¡Snade y sus policías la mataron! Yo no tuve nada que ver…

-          Ella te quería. – dijo Delta – la decepcionaste.

-          ¡Joder, Delta! – Nick se frotó los ojos. ¿Está a punto de llorar? – Basta ya.
Hace dos años que pasó, y fue doloroso para los dos ¿Si? Yo… yo no sabía que tú eras su hermana. Y de nuevo, yo no la maté.
Delta negó con la cabeza. Sus ojos verdísimos se inundaron en lágrimas. Sacó su
Glock del 28 y la cargó.

-          ¿Preciosa, eh? – dijo acariciando la pistola – perfecta para una mujer.

Se la acercó a la cabeza.

-          Delta, no hagas ninguna locura. – Nick se acercó y le cogió la mano. Ella forzó.

-          Déjame. Ya no quiero seguir así. Mi hermana ya no está, mis padres están muertos. No me queda nada.

Si algo sabía Miley era de psicología. Además de ser fisioterapeuta, se había sacado la carrera social.

-          No… - murmuró. Ahora los dos prestaron atención a la mujer envuelta en un albornoz. Con una mirada triste. – siempre hay algún motivo por el que seguir viviendo.

-          Miley, haz el favor de meterte dentro de tu habitación. – dijo Nick, ordenando.

-          Déjame, se lo que hago.

Delta la miró, asombrada. Esos ojos húmedos y verdes se clavaron en la chica  que se acercó a ella. Le acarició la mano.

-          Se por todo lo que has pasado, yo he vivido y he tratado con situaciones semejantes. - Miley le dedicó una sonrisa. – Baja el arma… no hagas tonterías de las que luego puedes arrepentirte aún más.

Delta no entró en razón. Preparó el gatillo. Nick intentó quitarle la Glock del 28, pero solo consiguió que apretara el gatillo y que una lámpara cercana petara en mil pedazos.

-          ¿Quién eres? – murmuró la Rubia - ¿otra muñeca de Nick? Luego dicen que fue Alexander el loco que coleccionaba mujeres. Pero Nick las enamora, las hace sufrir. – le lanzó una mirada fulminante a él. –

-          No, no te equivoques… - la intentó calmar Miley - no conozco suficiente a

Nick como para juzgar, pero sé que él no haría tal cosa.

-          Cariño, temo que pases lo mismo que mi hermana… ¿eres la del caso de
Donovan, cierto? – Suspiró preparando la pistola de nuevo. Golpeó a Nick y giró sobre ellos, poniéndole un brazo en el cuello. Apretó la pistola contra la cabeza de él. – Nick se tira todo ser que respire. Luego las deja destrozadas. Ya me darás las gracias en otra vida. Antes de irme, voy a vengarme… - Apretó el gatillo, apunto de atravesar el cráneo de Nick con la bala de la Glock del 28.

-          ¡No! - Miley se puso tensa. – Delta, no lo mates, por favor.

Miley sintió como debajo de la mesa había algo pegado con cinta aislante. No se demoró en quitarlo. Perfecto. Una calibre del 45. No sabía manejar armas pero aquella estaba cargada y preparada. Se la escondió bajo el albornoz. Se levantó y se puso al lado de Delta. No pudo evitar llorar de los nervios. 

Si pasaba algo, si le pasaba algo a
Nick, le cogería un ataque de corazón. En esos 5 días habían pasado más cosas que en todos sus veintidós años de vida.

-          Por favor… - Delta la miró.

-          Debo hacerlo.

-          Lo que debes hacer… - dijo Miley aun con su tono pausado - ¡es meterte en un loquero! – sacó la pistola y apretó el gatillo, sin pensárselo, disparó a Delta.

El brazo que rodeaba el cuello de Nick se aflojó. Y el cuerpo de la hermosa mujer cayó, pesado al suelo.

A Miley le temblaron las piernas. Cayó de rodillas. Dejó resbalar la pistola por su mano, hasta el parqué del suelo. Nick la miró, sorprendido. Luego miró a Delta. Le tomó el pulso, que cada vez iba a menos. Estaba muerta.

-          Dios mío… - Miley empezó a llorar. – he matado a una mujer…
La voz le temblaba y la respiración se le empezó a entrecortar. A Nick parecía que ese estado no le sorprendía. Él había matado demasiado. Y parecía que, para Miley era la primera vez. Nick se arrodilló a su lado.

-          Shh… tranquila… - le frotó los brazos y la abrazó. – Eh, lo tenía merecido.

-          ¿Por… qué… no te… sol… taste… de su bra… zo? ¡Es u… na mu… jer! Eres… mu… cho más… fu… erte… - dijo sollozando. Casi no se le entendía, pero Nick sacó conclusiones de sus palabras sueltas.

-          No sabes lo entrenada que está Delta. Además, estaba desarmado, si me libraba de su brazo, me dispararía igualmente. - Miley lo abrazó fuerte.

-          Nunca… más… - murmuró contra su hombro.

-          ¿Nunca más qué? – dijo besándole la frente.

-          Nunca más me des este susto… - le cogió la mano y se la puso sobre un pecho. El corazón le iba a mil. Después de unas decimas de segundo más tarde, Nick se dio cuenta de lo que estaba tocando. Y no tardó en reaccionar. Le acarició la teta.

Su respiración se agitó. Aún en una situación así, a Nick hubiera gustado tranquilizar a
Miley a base de caricias, besos… y mucho más. Sintió como el pezón se le erectaba entre sus dedos. Miley se apartó. Aun con la respiración más parada.
Tenía las mejillas húmedas, los ojos color miel inundados en una capa de lágrimas y… y a pesar de ello, un precioso rubor le cubría la cara.

-          Nick… - murmuró. Quería levantarse pero sus piernas aún no le respondían. Él la miró apenado.

-          No te creas nada de lo que Delta ha dicho.

-          No lo he hecho… yo no pienso eso de ti.

El corazón de Nick se aceleró. ¿Por qué mier.da siento esto? Miley no era una de esas chicas malas… Miley no era una cualquiera. Miley era dulce. Pero… ¿y si volvía a suceder lo de Selena? Estaba claro que ella no pertenecía a una mafia rusa.
Pero… ¿y si se volvía a enamorar? No… no, joder. Nick Jonas nunca había estado enamorado. Nunca. Y Nunca lo estaría. Selena solo había profundizado algo más. Unos cuantos te amo sin sentido… que no significaban nada, ni para él, ni para ella. Miró a Miley. No se parecía nada a Selena… ella era diferente. Era… Especial.

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