Miley sintió como unos brazos la rodeaban. No hizo falta que alzara la vista
para saber que era Nick. Tembló contra su piel. Sabía que él se estaba
mojando con ella,
hasta que paró el agua.
- ¿Estás bien?
Un silencioso ‘si’
salió de los dulces labios de Miley. Nick no pudo hacer más que
alzarle la cara y besarlos, tan tiernamente, como solo él sabía
hacerlo, para calmarla.
Nick se separó un poco de ella.
- Estás mojado. – murmuró, sonriendo un poco. Nick le devolvió la sonrisa.
¿Por qué ya no es aquella persona fría que yo conocía?¿por que al menos conmigo ya no?...
Miley fijó la vista en su cuerpo. Estaba manchado de sangre. Las lagrimas volvieron a sus ojos.
- No te preocupes, no hay nada mío, aquí. – mintió Nick, pues estaba claro que él había recibido también.
Miley suspiró. Cuando se escuchó un gemido prominente de la sala. Liam.
- Mier.da – Nick se levantó de golpe y fue hacia el salón. –
Miley enroscó una toalla en su cuerpo y salió pisándole los talones a Nick.
- Quédate en mi habitación, enciérrate allí, y no salgas. – le dio un beso en la frente – Ahora vuelvo, amor.
Frotó
sus brazos con una suave fricción y dio un pequeño empujón a Miley
para que se dirigiera hacia su cuarto. Aun que fuera imposible, Miley le hizo caso. Aun que la preocupación no se iba de su mente,
de su cuerpo. Se acurrucó, cogiéndose de las piernas, en la cama
matrimonial de Nick. Nunca había entrado a la habitación de Nick. Era
una habitación hermosa, las entonaciones blancas, negras y granates eran
las que predominaban.
Había un pequeño despacho, un armario grande. Las
paredes eran adornadas con papel de un color beige, mientras que el
suelo era cubierto por parquet de madera marrón, y una gran moqueta
granate. La mesita de noche, en frente de ella, le llamó la atención. La
curiosidad mató al gato, pero… había algo que la incomodaba mucho más.
Se levantó y se fue otra vez hacia el salón.
- Cuidado Nick… - masculló Liam tirado a un lado, cogiéndose del brazo. – Está por aquí… es… es peligroso.
-
Cállate, ahora me las arreglaré con este pedazo de cabrón. – ató el
cinturón alrededor del fuerte brazo de Liam para detener la
hemorragia. – No te muevas. –
Nick se levantó, des de detrás del sofá donde se encontraba Liam.
Parecía imposible, pero la casa no estaba hecha una mier.da, como pasaba casi siempre.
- Hostia ¡Nick! – exclamó Liam. - ¡Granada!
Cuando
se dio cuenta de que la bomba había caído a centímetros de sus pies, ya
fue demasiado tarde. Pequeña, pero no dejaba de ser una explosión. El
cuerpo de Nick cayó, contra una de las paredes laterales. Se quejó, no
podía levantarse.
En
un segundo lo habían dejado hecho polvo. Intentó coger la goncz hi tec
que le había prestado a Liam, la cual se encontraba ahora a unos
centímetros de donde él se encontraba. Pero le pisaron la mano. Dolor.
Mucho dolor, eso era lo único que sentía ahora mismo Nick.
Iba a dar la
vida por Miley si hacía falta. Pero sabía que Liam no podía hacer
nada con el brazo como un colador y una costilla rota, y el… estaba
hecho una mier.da. En ese momento el hombre que estaba a punto de
atravesar el propio cráneo de Nicholas, abrió los ojos, a través del
pasamontañas. Nick se extrañó.
¿Estaba
alucinando?. Ese hombre boló en mil pedazos. Nick cerró los ojos,
sintiendo como la sangre de ese hombre lo salpicaba.
Luego volvió a
abrirlos. Vio a Miley, a unos metros de él. Tenía los ojos, de nuevo,
inundados en lágrimas. Liam y Nick la miraban, estupefactos. Miley se tiró el pelo hacia atrás, la gran arma de explosivos yacía
a su lado y dejó que las lágrimas cayeran, en pequeñas gotas repartidas
por sus mejillas.
-
Eso pasa... por no hacerte caso... y por dejar... la puerta de tu
galería... abierta – murmuró mirando el arma que ella misma había usado,
aún sin saber como – no vuelvas a decirme que me quede en tu puta
habitación, cuando tú estás dando la vida por mí.
Liam se levantó a duras penas y se acercó hacía Miley.
- Eres la mujer más valiente que he visto en mi vida.
Miley lo miró, sintiéndose halagada.
-
Envuelta en una simple toalla de baño, descalza, medio mojada y con un
bazooka de explosivos en la mano. Estoy orgulloso de ti. – la abrazó y
besó su frente – gracias.
Ella
tiró los mocos hacia arriba e intentó hacer desaparecer las lágrimas.
Demasiadas cosas en tan solo un par de semanas. Demasiadas emociones en
poco tiempo. Pero el suficiente para que su corazón volviera a tener
esperanzas de amor. Miró el tocado brazo de Liam.
- Tenemos que hacerte mirar esto… - dijo pasando la yema de los dedos por los alrededores.
-
Luego Nick me dará unos puntos. – sonrió – si tu vieras… tengo
cicatrices por todo el cuerpo. Una más no hará daño. Y por lo de la
costilla…
- ¿También te has roto una costilla? - Miley parecía preocupada.
Nick
no podía moverse. Le dolía todo el cuerpo. Sonrió al ver que Miley
estaba bien. Aun que no se centraba en la conversación que mantenían
ellos dos. Ya habría tiempo para que él hablara con ella.
Sus ojos tuvieron un reflejo. Miró hacia el lado, donde había el tocador de la entrada.
Le hubiera sorprendido menos ver a Marilyn Monroe sentada allí. Se puso hasta pálido.
Ella
yacía, allí, inocente, sonriendo. Con su preciosa melena oscura que le
caía por encima de los hombros, con las pecas que Nick tantas veces
había besado salpicándole parte de la cara, del cuello y de los hombros
descubiertos. Y con esos… ojos oscuros que tantas veces había
quedado él mirándoselos, enamorado. O al menos eso creía… cuando Selena
se encontraba entre sus brazos. No dijo nada, y él tampoco. Simplemente,
desapareció por la puerta, tal y como había entrado, sin que nadie se
percatara de que ella… estaba allí.
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un Mini maraton dedicado a Eugenia Feliz cumple
Owwwwwwwwwwww Muchisimas gracias Jeny , no sabes como me encanta como escribes.
ResponderEliminarDiablos, amo tus novelas estan hermosisisimas. no se son perfectas.
Muchas gracias por la dedicatoria.
Espero que subas pronto , esta lindisiisisma !!!
Me fascina :3