domingo, 10 de julio de 2011

Protegeme: Cap 9

-          ¿Te ha sangrado más? – le preguntó él, acercándose a ella. Miley se sintió realmente incomoda. Acababa de tener el sueño más potente de su vida, y el hombre con el que había fantaseado se estaba acercando peligrosamente a su cuerpo.

-          No, no… tranquilo, está bien. – sonrió y puso las manos en frente. Obligando a Nick a cesar su paso.

-          ¿Qué pasa? – dijo arqueando una ceja.

-          Oh, nada… acabo de tener una pesadilla y… estoy algo agitada. – dijo mientras su sonrisa temblaba un poco. Nick sonrió… el también estaba agitado, pero no precisamente por una pesadilla…

-          ¿Qué pesadilla? – preguntó curioso, sentándose en el pie de cama – si me la cuentas quizás te sientas mejor.

Miley se ruborizó.

-          Oh, no… es que es una tontería. – dijo ella pasándose los dedos de la mano por el pelo - ¿Por qué te preocupas tanto por mi de repente? Nos odiamos, ¿recuerdas? – dijo irónicamente.

Nick se echó a reír.

-          A veces los polos opuestos se atraen… - se levantó de nuevo – y a veces las personas que se odian se terminan amando.

-          No te queda nada para que tú y yo nos amemos. – dijo riéndose.

-          Yo no he dicho eso. – replicó Nick saliendo al pasillo de nuevo – además, nunca se sabe. – volvió a reír, haciendo broma.

Aun que Miley se quedó pensativa. Cerró la puerta y dejó que su espalda resbalara por la lisa madera. Se rió.

-          Que tontos. Parecemos niños pequeños. Nick nunca podría ser el hombre que busco. Nick nunca podría ser el hombre de mi vida. – Se frotó los ojos y volvió a la cama, intentando coger el sueño de nuevo. Intentando llegar hasta el final de esa fantástica ‘pesadilla’.

Alguien levantó la persiana bruscamente. La luz del sol le cayó directamente a los ojos.

-          Oh, mier.da… - murmuró Miley tapándose sus sensibles ojos con el cojín.

Eso se lo hacía su madre cuando tenía diez años. Pero ¿ahora? Ahora que estaba a punto de cumplir los veintidós no la molestaban de buena mañana de esa manera.
Cuando sus ojos se adaptaron, apartó la almohada.

-          Buenos días. – dijo Nicholas con entonación. – date una rápida ducha y arréglate un poco… el desayuno ya está hecho.

Miley lo miró interrogativa. ¿A qué venía tanto afecto por parte de ese hombre frio y arrogante?

-          Hoy vendrás conmigo al pueblo. Necesitas ropa de tu tamaño. – dijo observando cómo su jersey aun cubría el pequeño cuerpo de Miley. – Si no quieres, tendrás que pasar con jerséis que te vayan entre siete y diez tallas grandes.

-          Claro que quiero. – farfulló Miley destapándose y sentándose en la cama.
Nick observó las piernas perfectamente depiladas. Quería acercarse a ella, besárselas, lamerlas… hasta que Miley se estremeciera murmurando su nombre. El simple pensamiento lo ponía más duro que una piedra. 

–          Pero yo no tengo dinero… - se excusó Miley.

-          Te lo compro yo. – Dijo Nick dirigiéndose hacia a fuera.

-          No puedo aceptar que me compres la ropa…

-          Tómatelo como un regalo. Cuando esta misión termine ya no nos tendremos que ver más. Y al menos, un recuerdo de mi te quedará, cada vez que abras el armario. – él se rió. 

Pero a Miley no le hacía gracia, ¿Por qué?. Simplemente, porque al escuchar a Nick comentar el ‘ya no nos tendremos que ver más’, le puso la piel de gallina por angustia. ¿Y por que sentía eso? Aún no lo sabía. – Bueno ¿Qué?
¿Vas a arreglarte, o no?

La arrogancia volvió en el tono de voz de Nicholas. Ella se levantó mirándolo mal.

-          Voy a ducharme… - dijo girando sobre sus talones descalzos y dirigiéndose hacia el baño.

-          Date prisa. – dijo Nick y adelantándola hacia el salón.

Miley bufó, frustrada. Si, estaba claro que ahora si quería que esta misión terminara ya… y olvidarse de Nick y toda esa mier.da para siempre.

Miley llevaba una sudadera de Nick. Le llegaba por las rodillas, pero le daba igual. Llevaba el único sostén y las únicas braguitas que tenía. Y no llevaba pantalón, ¿para qué? El pelo se lo había arreglado bastante bien, aun que sin espuma ni plancha era algo difícil. Ni maquillaje ni nada… en una casa donde solo vivían dos hombres, no había ni una gota de rímel. Nick la cogió de la mano. Miley sintió una punzada en el pecho.

-          Es mejor así. No quiero que suceda algo de nuevo. – le miró la pierna, apenado. Miley sintió alegría al saber que Nick se preocupaba más de lo normal por ella.

Tiró un poco, haciéndola caminar por la calle principal, donde había la mayoría de las tiendas. Entraron en una de tejanos. 

Pasaron a la gran sección femenina y Miley miró alrededor de ella. Nick cogió un par pantalones del estante de arriba. Unos azul oscuro, y otros mucho más claritos.

-          ¿Qué talla usas?

-          La treinta y seis.

-          Estás delgada.

-          No digas tonterías.

-          No las digo, Soy un hombre… y te recuerdo que te ví perfectamente en paños menores. Y estas estupendamente.

Miley se ruborizó. Nick le alcanzó sus tallas de esos dos pantalones.
Miley los desplegó y los observó. De cintura baja y ceñidos del muslo y pierna.

-          Esto es demasiado… para mí. No tengo suficiente…

-          Pruébatelos. Estoy seguro de que te quedaran perfectos. – le cogió de los hombros y la metió dentro del probador.

Eso no la había molestado. Al contrario… sonrió. Estoy comprando ropa para mi, con
Nick. Se probó los pantalones más oscuros. Se miró al espejo. Parecía tener las piernas más largas y un mejor culo. Eran lo suficiente bajos para que fuera enseñando algo del bajo vientre. 

Corrió la cortina de nuevo. Nick la miró, sentado en el banco de enfrente, donde había otros hombres esperando, seguramente, a sus mujeres a que salieran y se decidieran de una puñetera vez.

-          ¿Ves? – Nick sonrió, mirándole las piernas – gírate.

Ella cumplió y se giró ligeramente. Nick centró sus ojos en el trasero de Miley.

-          Mi madre… - suspiró – venga, perfectos…

Se levantó cogiendo los otros pantalones de dentro y se llevó a Miley hasta el mostrador.

-          ¿Nos cobras, guapa? – le dijo Nick a la dependienta.

-          Si, si… - ella se lo quedó embobada mirando. 

Miley la miró mal.

Primero de todo que se abroche otro botón de la camisa. Segundo, ¿tetas de silicona? Y al bobo de Nick se le cae la baba. Tercero… no hay tercero. Sí que lo había…
Miley estaba celosa, y no quería admitirlo. Pero ¿por qué ver a Nick mirando a otra mujer la ponía verde?

2 comentarios:

  1. OMJ!
    jajaja el amor esta en el aaaiiireee!
    jajajaja
    sono mejor cuando lo cante jajaa!
    xD chik
    me encanto el capi!!!
    ya kiiiero el siguiente no me dejes sufriendo!! :)
    te kiiiero
    kudiathe xP

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  2. sis hermoshaa me encaanthoo muxiximoooo el capii genealiisimoo
    ahh esperoo propntho el siguientheee sis me super encaantho y muchoooooo

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