-¿Una admiradora? -replicó Josh con humor- Dígame una cosa ... -añadió haciendo ademán de retirar una silla para sentarse.
-Josh, cariño, ¿no te olvidas de algo? -dijo una mujer interrumpiéndole. Con un gesto de fastidio, hecho para que Miley lo viera, se irguió y se dio la vuelta.
-Disculpa -dijo-, pero debes entender que tenía que saborear este momento. Este hombre ha sucumbido a los encantos del matrimonio -dijo con un suspiro y se volvió a Liam agarrando a su acompañante por la cintura- Claree, éste es Liam Hemsworth, de quien, sin duda habrás oído hablar.
-¿Y quién no? -añadió Claree con sequedad- Todos esperábamos con impaciencia el resultado de la venta de Habréis.
-Josh, cariño, ¿no te olvidas de algo? -dijo una mujer interrumpiéndole. Con un gesto de fastidio, hecho para que Miley lo viera, se irguió y se dio la vuelta.
-Disculpa -dijo-, pero debes entender que tenía que saborear este momento. Este hombre ha sucumbido a los encantos del matrimonio -dijo con un suspiro y se volvió a Liam agarrando a su acompañante por la cintura- Claree, éste es Liam Hemsworth, de quien, sin duda habrás oído hablar.
-¿Y quién no? -añadió Claree con sequedad- Todos esperábamos con impaciencia el resultado de la venta de Habréis.
Miley bajó
la vista, preguntándose si sería la única persona del mundo que no
sabía lo importante que había sido la venta de Habréis.
-Encantada de conocerte -dijo Claree.
-Encantada de conocerte -dijo Claree.
Liam se limitó a responder con una sonrisa. Tenía los ojos fijos en Josh, que miraba a Miley con un no disimulado interés.
-Nos gustaría que os sentarais con nosotros, pero ya hemos pedido la cena -mintió.
-No te preocupes -dijo Joshua con una sonrisa- No tenemos ningún deseo de interrumpir a unos recién casados.
-Nos gustaría que os sentarais con nosotros, pero ya hemos pedido la cena -mintió.
-No te preocupes -dijo Joshua con una sonrisa- No tenemos ningún deseo de interrumpir a unos recién casados.
Liam abrió
la boca para corregir el error, pero la mirada de Miley le obligó a
guardar silencio. «¡No!», le decían sus ojos, «¡No les digas la verdad!
Conoce a Selena, así que no me pongas en ridículo diciéndole que
llevamos casados siete años y que nuestros hijos tienen seis».
Liam apartó la mirada y apretó los labios con un gesto sombrío y lleno de frustración.Miley se sentía tan mal que le daban ganas de salir corriendo para no tener que hacer frente a su humillación.
Entonces, Liam hizo algo inesperado y extraño. La agarró por la barbilla, se inclinó y, allí mismo, ante la sociedad más refinada de Londres, la besó apasionadamente.
Cuando se separó, Miley vio en su mirada un dolor tan profundo que se le llenaron los ojos de lágrimas. -Ya veo que la luna de miel no ha terminado -dijo Joshua Browman-. Vamos, Claree, creo que debemos dejar solos a estos dos tortolitos.
-¿Qué quieres cenar? -preguntó Liam al cabo de un rato.
Absorta, desconcertada y excitada por el inesperado beso de Liam, y conmovida por la expresión de su mirada, Miley tuvo que hacer un gran esfuerzo para concentrarse en lo que había dicho.
-Pues ... -dijo mirando la carta sin poder leer una palabra- Pues ...
El corazón le palpitaba y en sus labios ardía el recuerdo de aquel beso apasionado.
-Pídeme lo que quieras -dijo por fin apartando la carta.
Entonces, Liam hizo algo inesperado y extraño. La agarró por la barbilla, se inclinó y, allí mismo, ante la sociedad más refinada de Londres, la besó apasionadamente.
Cuando se separó, Miley vio en su mirada un dolor tan profundo que se le llenaron los ojos de lágrimas. -Ya veo que la luna de miel no ha terminado -dijo Joshua Browman-. Vamos, Claree, creo que debemos dejar solos a estos dos tortolitos.
-¿Qué quieres cenar? -preguntó Liam al cabo de un rato.
Absorta, desconcertada y excitada por el inesperado beso de Liam, y conmovida por la expresión de su mirada, Miley tuvo que hacer un gran esfuerzo para concentrarse en lo que había dicho.
-Pues ... -dijo mirando la carta sin poder leer una palabra- Pues ...
El corazón le palpitaba y en sus labios ardía el recuerdo de aquel beso apasionado.
-Pídeme lo que quieras -dijo por fin apartando la carta.
Liam llamó
al camarero con un gesto. Luego le pidió la cena con tal sequedad que
el camarero se movió nerviosamente hasta el momento de desaparecer, como
si en aquella mesa hubiera demasiada tensión para poder soportarla.
Miley se
preguntó si el camarero habría visto cómo se besaron, si lo habría
visto toda aquella gente. Con un rubor en las mejillas, miró de reojo a
su alrededor, pero nadie parecía prestarles interés. Se retorció las
manos bajo la mesa y habló con normalidad
Liam se encogió de hombros.
-Heredó un par de pequeñas empresas de su padre -le respondió- No las quería, así que me las vendió.
-Me gusta su trabajo. A mí no se me daba mal dibujar, así que supongo que puedo apreciar mejor su talento.
-También has podido apreciar su encanto, ¿no? -dijo Liam, apretando la mandíbula.
Miley se sobresaltó. ¿Liam celoso? -¿Por eso me has besado así?
Una mirada cegadoramente amarga cruzó el semblante de Liam.
-Te miraba como si fueras un plato del menú -respondió-. No quería que tuviera ninguna duda de a quién perteneces.
¿Pertenecer? Sí, ella pertenecía a Liam, pero Liam no parecía pertenecerle a ella.
-¿Hay alguien, en este otro mundo en el que te mueves, que sepa de mi existencia o de la de los niños? -le preguntó con brusquedad.
-Mi vida privada no es asunto de nadie -respondióLiam-. Sólo me mezclo con ellos por interés, eso es todo. Ahora, ¿podemos dejar el tema? A no ser, por supuesto, que los encantos de Joshua Browman te parezcan más interesantes que mi compañía, en cuyo caso, puedo llamarlo para que os doréis la píldora mutuamente.
¡Vaya, estaba celoso! La idea complacía mucho a Miley.
-Bueno, al menos, no hace callar a su acompañante cada vez que abre la boca -replicó Miley con dulzura, observando con una sensación de triunfo el semblante cada vez más serio de Liam.
Gracias a Dios, llegó el primer plato, porque estar allí sentados sin más deseos que lanzarse pullas continuamente, convertía la comida en la mejor opción.
Miley pensó que no podría probar bocado, pero Liam había pedido para ella una mousse de salmón que estaba deliciosa. Iba por la mitad cuando Liam estiró el brazo y le acarició el dorso de la mano.
-Miley -murmuró con voz grave. Miley levantó la vista y le miró a los ojos- ¿Por qué no intentamos pasarlo bien al menos esta noche? No quiero pelear contigo, sólo quiero ...
-¡Liam, cuánto me alegro de verte!
Liam frunció el ceño con irritación y Miley se sintió decepcionada ante la nueva interrupción, porque, después de mucho tiempo, se había dejado sumergir en la hermosa mirada de sus ojos azules.
Aquella vez, Liam ni siquiera se levantó para saludar a quien los interrumpía, una pareja de mediana edad que se había detenido junto a él. Ni siquiera les presentó a Miley. Se limitó a cumplir con la más estricta cortesía, dejándoles claro que no quería ser interrumpido.
-Ahora ya sabes por qué no me gusta traerte a estos sitios -dijo-. Nos van a estar interrumpiendo durante toda la noche.
-¿Y qué tiene de malo? -preguntó Miley ofendida porque veía la irritación de Liam como un signo de su reticencia a presentarla como su esposa.
-Porque, cuando salimos, me gusta tenerte para mí solo -respondió Liam y volvió a mirarla como antes, con aquella mirada oscura y posesiva que le hacía un nudo en el estómago.
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