Recuerdos: cap 17

El llanto de Miley aumentó. Empezó a sollozar. Nick empezó a preocuparse.

-          Mi vida… - dijo suspirando, y abrazándola fuerte. - ¿No estarás sensible por que tienes la regla? – Nick abajó la mirada, separando sus piernas con uno de sus muslos. Observó. – No, definitivamente no será eso.

Miley apretó sus manos contra su espalda.

-          Abrázame, no me sueltes. – susurró.

Él sonrió de nuevo y ella sintió, como ahora la cubría con sus fuertes brazos, como la protegía.

-          Pequeña… - musitó Nick – harás que llore yo también.

-          Tú no lloras. – sonrió Miley.

-          Te he hecho reír.

Ella sonrió más, intentando apartar las lagrimas, aun que se desvanecieron por si solas con la ducha que se estaban tomando.

-          Dime que me amas. – dijo Miley haciendo puchero.

-          Lo sabes y de sobras… - fue a besarla de nuevo – te amo, te amo,  te amo muchísimo. Infinito, para ser exactos, de aquí a Plutón. -
Miley rió de nuevo, aun que era una mezcla entre lloro y risa. - ¿Me contarás por que estas así? – dijo Nick con una voz graciosa, un rintintín adorable, confortable.

-          No sé… es que… dios, eres perfecto… lo que me dices, no te merezco.

-          Soy yo quien no te merece. Sabes que soy un cínico, que he matado a muchas personas, que trabajo en algo peligroso y que me he recorrido medio mundo con mis misiones. Y no sé como tuve la oportunidad de conocerte a ti.

-          El destino, quizás. No creo en las coincidencias.

-          Yo tampoco. – Nick se la quedó mirando. Amaba sus ojos.
Cuando lloraba se le aclaraba la vista, se le tornaban de un color entre verde y dorado, preciosos, grandes. – tu si eres perfecta. – musitó. -  Volim te, moj zivot.

-          ¿Nick? – se rió Miley. - ¿Qué dices?

-          ¿No que nos vamos a Croacia? Algo de croata si que se… - murmuró – lo justo para decirte que te amo en diferentes idiomas. – acarició el lateral de su cara, poniendo su pelo mojado detrás de la oreja. – no quiero que tengas dudas sobre mí. Te amo, te amo a morir…

Y Miley volvió a estallar en lágrimas. Puede que no, puede que no tuviera la regla, pero esa era una señal de que… definitivamente le estaba por venir


******

Nick miró a Miley, como descansaba, medio dormida. Desnuda. En su cama. Paseó su dedo índice por el cuerpo curvilíneo. Se detuvo en diferentes sitios. Era imposible no excitarse viéndola así. Empezó el recorrido de nuevo. Empezó acariciándole el pelo, bajando por el cuello, por el hombro. Por el pecho. Rodeó uno de los oscuros pezones.

Era bellísima. Siguió paseándolo por su plana tripa. Le entraron unas ganas inmensas de despertarla dándole besos allí, cerca del ombligo. Siguió paseando su dedo, en el paseo más erótico que podía experimentar. Por la curva que unía el pecho con la cadera. Deliciosa, como una montaña, definiendo su cuerpo de mujer. 

Ahora su dedo bajaba, y luego volvía a subir, por la anatomía de Miley. Su cadera, su muslo. Se detuvo allí, no llegaba más allá que de medio muslo. Así que se dispuso a subir de nuevo. Detuvo su dedo en su feminidad. Le entraron unas ganas terribles de comérsela. De que se despertara jadeando. Se movió y separó las piernas de Miley con cuidado. Se inclinó, deteniéndose en los rosados labios internos de Miley. 

Paseó su lengua, ahora, por allí. Un suspiro se escuchó más arriba.
Sonrió y metió más su lengua. Ella no estaba ni húmeda ni seca. Pero él haría que su co.ño empezara a mojarse. Para nada iba a comérsela seca…

-          Mi vida… - murmuró divertido. – despierta, te quedaste dormida…

Chasqueó la lengua, dándole un golpecito a su clítoris. Sabía exactamente donde le gustaba, como y cuanto. ¿Experto en el sexo con mujeres? No. Experto en Miley.  Ella abrió los ojos, arqueando las caderas en un envite. Nick abrió la boca para aceptar toda su vulva, mientras la repasaba con la lengua.

-          Oh… - sintió que jadeaba ella más arriba. Y también sintió su mano, entrelazando sus dedos en su pelo. – Nick…

-          ¿Si? – dijo él, separándose un poco. El aliento fresco chocó contra su ya húmedo sexo, haciendo que palpitara de la necesidad.

-          Sigue… - le rogó, alzando las caderas. Nick vió como la mano de ella se deslizaba hacia su sexo. Y lo tocaba, abriéndolo para él.

-          Mmh… tócate. – dijo separándose un poco más. – Me gusta lo que haces.

Miley estaba ya en una burbuja de éxtasis. Así que lo hizo. Metió su fino dedo dentro y se empezó a tocar. Nick jadeó ante la visión.

-          Sigue nena, enséñame como te das placer.  – un segundo dedo fue a parar adentro, en su vagina. – Así… me pones duro… muy duro… - murmuró Nick.

Él no evitó poner su mano encima de la de ella, y acompañarla con uno de sus dedos.
La sentía, sentía su mano, sentía la suya, las sentía juntas. Y ella debería sentirlo más. El dedo índice de Nick era más grueso más largo, mientras que los de ella eran mas finos, más pequeños.

-          ¡Sí! – gimió, arqueando las caderas. - ¡Nick! – jadeó.

Él miró la expresión de su cara. Estaba tan guapa cuando se iba a correr. Entonces sacó su mano, junto con la de Miley y ella hizo una mueca de desaprobación.

          ¿Quieres algo mejor? – dijo meciendo su pene hacia su entrada. 

Mileylo miró, ya convertida en la mujer salvaje, la que lo quería todo, todo lo que Nicholas le diera. Nick gruñó, al frotar todo lo largo de su po.lla contra el sexo húmedo, caliente de ella. - ¿Lo quieres?

-          Si, si… - jadeó Miley desesperante. – Lo quiero, te quiero a ti.

Nick sonrió, envistiéndola de una santa vez. Ella gimió ante el contacto, lo grande, lo gruesa que la tenía, lo tanto que la llenaba.

-          ¡Ahh…! –agarró el trasero de Nick y lo apretó contra ella. – Más. – pidió.

-          Adoro cuando gritas… más si es mi nombre. – dijo Nick sin moverse, yaciendo quiero, aun que su pene palpitaba del deseo de follarla duro. – Solo te dare duro si lo gritas fuerte, alto, que te oigan los vecinos, que sepan que estas gozando con tu novio…

Ella se mordió el labio, asintiendo energéticamente. Nick la cogió de las piernas y se retiró de su interior, para volverse a meter en ella, de una manera potente. No hizo falta que Miley se propusiera gritar el nombre de él. Salía solo.

-          Ah… ah… ¡Nick! – jadeó a causa de cada dura y placentera envestida - ¡Sí! ¡NICK!

Nick había dejado de pensar. Captivado por sus gemidos, que lo invitaban a seguir. Su co.ño que no podía apretar más su rabo a cada envite. Apretó los dientes. ¿Cómo una mujer podía hacerle sentir todo eso? Era genial… Sintió como Miley se iba a correr. 

Adoraba sus orgasmos, dios, si… eso hacía que él se corriera de gusto también. Y terminaron por gritar los dos. Jadeante, se desplomó casi encima de Miley, intentando no chafarla. Aun que ella no sentía para nada dolor. Le complacía que la cubriera con su poderoso cuerpo. 

Aun que Nick estaba en el momento más lascivo en el que se podía encontrar. Solo Miley lo dejaba hecho polvo después de hacer el amor. De muñirlo hasta que derramara la última gota de su semen dentro de ella. Se repetía que ella había sido la primera mujer a la que había follado sin preservativo. Pero era mejor, carne con carne, sin barreras, sin nada. Precioso. Perfecto. La abrazó y plantó un beso, aun con sabor a ella, en sus labios.

-          Magnifico… - murmuró Miley sonriente. - ¿Dónde comemos hoy? ¿En casa o salimos?

Nick se quedó pensativo, mientras intentaba recuperar su lado coherente.

-          ¿Qué prefieres?

-          Vámonos al italiano que hay en el centro. – dijo haciendo puchero. – Me apetece pasta. – se mordió el labio. – a no ser que tú me prepares… canelones… - dijo con una voz sensual, con doble sentido, que hizo que el pene de Nick volviera a cobrar vida.

-          Vámonos al italiano… - dijo levantándose. – Y si te portas bien… - le dio una suave cachetada en el culo – ya veremos si esta noche te preparo canelones.