Miley llegó a casa.
- Hola. – dijo, haciendo que sonara un eco en la casa. Nadie contestó.
Nick aun no habría llegado. Fantástico; tendría un tiempito para relajarse, ella sola.
Dejo
el maletín lleno de papeles de la clínica y la chaqueta en el colgador
de la entrada. Se fue hacia la cocina y cogió una cerveza. La abrió y
dio un trago largo, dejando que el brebaje bajara a toda velocidad,
impregnando su garganta de ese sabor agridulce. La volvió a dejar en la
encimera. Se sintió mareada. ¿Por qué mier.da le había hecho este favor a Selena? ¡Que se buscara un hotel! ¿Pero en su casa? En fin…
Miley se volvió a repetir las palabras de que ella estaría por la casa, y que
Nick y ella estaban enamorados, y que nada podía volver a surgir entre
él y Selena. Aun que tenía miedo. Ella era una amenaza. O no del todo
eso, si no… ¿Cómo lo diría? Sabía que tenía buen tipo, buena cara,
demasiado. Era… ¿Cómo una competencia?
Dios, no sabía que pensar.
Se metió al cuarto de baño y se desnudó, encendiendo la sauna junto con la ducha.
Pronto
un vapor caliente empañó el cristal. Encendió la estufa de la bañera y
se dispuso a entrar. Se relajó, dejando que los largos chorros de agua
la mojaran y le recorrieran el cuerpo. Aun que seguía estando tensa. De
veras, esas vacaciones que había preparado Nick le vendrían de
maravilla. Cielos… él era tan… atento. Quería que la pasaran bien
juntos, y para nada era aburrido. Era… perfecto.
De repente, algo que la rodeó por detrás. Ella gimió al sentir la suave caricia.
- Mmh… hola. – dijo, apoyando su cabeza en el torso de Nick.
- Hola nena… - él se inclinó para besarla - ¿pensabas darte una sauna sin mi? – se quejó.
- No estabas.
- Tuve que quedarme en la oficina de Snade, no sé qué quería decirme.
- ¿Y que fue lo que quería decirte?
- Ni idea, me fui. No me gusta esperar. – se inclinó más para besar el cuello de
Miley. – además, mira lo que me estaba a punto de perder…
Posó su mano en la barriga de Miley y la empujó hacia atrás, para estar mas unidos. Para que ella sintiera su erección.
- Mmh… Nick…
Sintió como la abrazaba por detrás, mientras proseguía con sus tiernos besos.
-
Estás tensa, mi vida… - susurró, apartando su húmedo pelo a un lado. –
Vamos a ver si puedo hacer algo para desestresarte.
Cogió la
alcachofa de la ducha y cambió el tipo de chorro de agua para que se
hiciera uno solo, más grueso y potente. La posición de ellos dos no
variaba, seguía siendo su espalda contra el pecho de él. Nick apoyó su
mentón en la cabeza de Miley para observar su reacción al pasar ese
chorro de agua por su piel. Ella tuvo un escalofrío cuando llegó a sus
sensibles pezones.
- ¿Te gusta? – dijo Nick.
Ella asintió. Alzó la cabeza para mirarlo.
- Bésame. – le pidió.
Nick
se incorporó para besar sus labios. Ella lo sintió, su tierna boca,
como se movía junto con la suya, como su lengua la recorría, y hacia que
doblara los dedos de los pies. Gimió contra su boca. Nick se separó
para coger aire, igual que ella. Ahora se dio la vuelta y lo miró.
- Tus besos son perfectos. – dijo Miley, mirando su boca, ahora con los labios hinchados.
-
Sigo preguntándome porque no te encontré antes… - rodeó su espalda y la
juntó más hacia su cuerpo. – Llevo ya un año contigo, pero debí haberte
conocido en otra vida… - besó su frente – eres todo lo que me faltaba.
Ella
apoyó su cabeza en su pecho. Sus ojos cristalinos, emocionados, se
camuflaban entre las gotas de agua que volvían a caer des de arriba por
qué Nick había vuelto a dejar la alcachofa tal y como estaba.
- Te amo. – murmuró ella. Y le plantó un besito en el pectoral superior.
- Yo más. – dijo él apretando el abrazo. - ¿Estás llorando?
Miley escondió su cara en el cuerpo de Nick. Pero él tenía más fuerza, mucha
más y se apartó un poco para mirarla. Miley abajó la mirada,
avergonzada. Nick volvió a besar sus labios, enternecidos. Era
indiscutible, él sabía cuando reía, cuando lloraba, cuando le mentía. La
conocía más que a él mismo. Pero surgió una duda.
- ¿Por qué? – murmuró, a un milímetro de sus labios.
Miley le contestó con otra pregunta.
- ¿Eres feliz? – se escapó de su boca.
Nick sonrió.
- Más que nunca.
Dios, en su vida había conocido un hombre más tierno que él. A cualquiera esto le parecerían cursilerías, pero él la aguantaba.
-
¿Por qué me preguntas esto, Miley? – dijo dándole pequeños
besitos, en la sien, en la mejilla húmeda por todo. - ¿A caso lo dudas?
Tú eres la que me ha hecho el hombre más feliz de este mundo.
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