La situación había estallado. Llevaba
muchos días amenazando con hacerla, y finalmente, la intensidad de sus
sentimientos reprimidos empezaba a aflorar a la superficie.
-Se me acaba de ocurrir una cosa, Liam. Te propongo un cambio, si me cuentas cómo fue con Selena, te diré lo que ha pasado con Joshua.
-¡Dios, ya basta! -dijo Liam, cerrando los ojos y haciendo una mueca de verdadero dolor.
-Se me acaba de ocurrir una cosa, Liam. Te propongo un cambio, si me cuentas cómo fue con Selena, te diré lo que ha pasado con Joshua.
-¡Dios, ya basta! -dijo Liam, cerrando los ojos y haciendo una mueca de verdadero dolor.
A Miley se le llenaron los ojos de lágrimas, y, por segunda vez aquella noche, golpeó a un hombre. Liam la soltó.
-Me das asco, ¿sabes? -susurró Miley amargamente y se encerró en el cuarto de baño.
Cuando volvió a salir, más tranquila, aunque no del todo, vio a Liam sentado en la cama con la cabeza escondida entre las manos. Le dolía verlo así, pero, aquellos días, todo le dolía. Ya no podía recordar si alguna vez había llegado a reír en aquella casa.
-Quiero acostarme -le dijo, negándose a ceder a sus deseos de consolar a Liam.
-Me das asco, ¿sabes? -susurró Miley amargamente y se encerró en el cuarto de baño.
Cuando volvió a salir, más tranquila, aunque no del todo, vio a Liam sentado en la cama con la cabeza escondida entre las manos. Le dolía verlo así, pero, aquellos días, todo le dolía. Ya no podía recordar si alguna vez había llegado a reír en aquella casa.
-Quiero acostarme -le dijo, negándose a ceder a sus deseos de consolar a Liam.
Liam no
se movió. Miley permaneció allí de pie durante un interminable
minuto, debatiéndose entre el amargo deseo de volver a pegado y la tenue
necesidad de acercarse a él y estrecharlo entre sus brazos. Tan sólo
eso, estrecharlo entre sus brazos porque estaba sufriendo y ella lo
amaba. A pesar de lo que pudiera hacer o decir, lo amaba. Se estremeció
y, con un gemido, cayó de rodillas ante él, y le apartó las manos de la
cara.
-¿De verdad quieres saber lo que ha ocurrido esta noche? -le
dijo con voz temblorosa- Quiso besarme, pero yo le rechacé. Él se vengó
comparándome Con Selena -dijo- Con Selena, la brillante abogada que le
conviene a Liam Hemsworth mucho más que la pobre y patética Miley.
-Eso no es cierto -murmuró Liam.
-¿No? -dijo Miley con los ojos llenos de lágrimas- Pues yo creo que sí. Nos hemos alejado, Liam. Tú has avanzado mientras yo me he quedado estancada. Además, creo que las mujeres como Selena Gomez te van más que yo.
-Eso no es cierto -murmuró Liam.
-¿No? -dijo Miley con los ojos llenos de lágrimas- Pues yo creo que sí. Nos hemos alejado, Liam. Tú has avanzado mientras yo me he quedado estancada. Además, creo que las mujeres como Selena Gomez te van más que yo.
Liam se rió, sacudiendo la cabeza como si no pudiera creer lo que estaba oyendo.
-¿Te parece que me he alejado de ti? ¿Crees que quiero dejarte? ¿No crees que si quisiera dejarte, sería capaz de hacerlo?
En aquellos momentos, era Liam quien agarraba a Miley por las muñecas.
-Selena -murmuró Miley, cerrando los ojos-, es ...
-Al infierno con la maldita Selena -dijo Liam violentamente- No tiene nada que ver con esto. ¡Se trata sólo de nosotros y de si podemos seguir soportándonos el uno al otro!
-Entonces es tu conciencia -dijo Miley suspirando- Te quedas porque te sientes culpable,
-La verdad es que sí, sí que me siento culpable -asintió Liam con amargura- Pero no seas tan tonta como para pensar que soy un mártir. Si creyera que nuestro matrimonio es una pérdida de tiempo, me habría marchado hace mucho tiempo. Estamos en el siglo 21 -añadió cínicamente-, y hay muchos divorcios. Si me quedo, es por esto -dijo atrayéndola hacia sí para besarla- Te deseo. No me canso de ti. Llevamos siete años casados, y me excito sólo con verte. ¡Dios mío! ¡Ni siquiera puedo evitar hacerte el amor incluso sabiendo que no puedo satisfacerte!
Sacudió la cabeza.
-¿Te parece que me he alejado de ti? ¿Crees que quiero dejarte? ¿No crees que si quisiera dejarte, sería capaz de hacerlo?
En aquellos momentos, era Liam quien agarraba a Miley por las muñecas.
-Selena -murmuró Miley, cerrando los ojos-, es ...
-Al infierno con la maldita Selena -dijo Liam violentamente- No tiene nada que ver con esto. ¡Se trata sólo de nosotros y de si podemos seguir soportándonos el uno al otro!
-Entonces es tu conciencia -dijo Miley suspirando- Te quedas porque te sientes culpable,
-La verdad es que sí, sí que me siento culpable -asintió Liam con amargura- Pero no seas tan tonta como para pensar que soy un mártir. Si creyera que nuestro matrimonio es una pérdida de tiempo, me habría marchado hace mucho tiempo. Estamos en el siglo 21 -añadió cínicamente-, y hay muchos divorcios. Si me quedo, es por esto -dijo atrayéndola hacia sí para besarla- Te deseo. No me canso de ti. Llevamos siete años casados, y me excito sólo con verte. ¡Dios mío! ¡Ni siquiera puedo evitar hacerte el amor incluso sabiendo que no puedo satisfacerte!
Sacudió la cabeza.
-Yo ...
Miley se negó a proseguir, porque la respuesta era demasiado dolorosa para su alma humillada.
-¿Quieres que me vaya? -dijo Liam.
Miley sintió un escalofrío y una punzada de dolor recorrió su cuerpo.
-No -susurró, sintiendo que las lágrimas se agolpaban en su pecho.
-¿Por qué no? -insistió Liam-. ¿Cómo puedes soportar que viva en la misma- casa que tú, que duerma en la misma cama, que te toque, que te abrace? ¿Cómo puedes soportarlo, Miley? ¿Cómo? ¿Cómo? ¿Cómo?
«Porque te quiero, maldito bastardo», pensó Miley, y rompió a llorar entre sollozos.
Liam dio un suspiro, que provenía de lo más profundo de su ser. Luego, estrechó a Miley entre sus brazos y la tendió sobre la cama, echándose encima de ella. La abrazaba tan fuerte que Miley apenas podía respirar.
-¿De verdad te parece que cada vez estamos más separados? -le preguntó en voz baja.
-No -respondió Miley, que no deseaba estar en ningún otro lugar del mundo.
-Entonces, no vuelvas a decirlo -dijo Liam con voz ronca y la besó. Fue un beso largo e impulsivo. Miley sólo pudo dejarse llevar por sus demandas, hasta sumergirse en las cálidas aguas de su afecto.
-¿Has dejado que ese cerdo te toque? -preguntó Liam con voz grave. Miley recuperó sus sentidos, abrió los ojos y vio la mirada atormentada de Liam. Se negaba a creer que hubiera sido capaz de preguntarle algo así.
-Contesta -insistió él- ¡Quiero saberlo, necesito saberlo! ¡Dios, tengo que saberlo!
Miley lo miró durante un largo instante, luego apretó los dientes y dijo:
-¡Vete al infierno!
Liam fue directo al infierno, pero se aseguró de llevarla con él. Con furiosa pasión, Liam abrió la bata de Miley y se quitó la ropa. Le hizo el amor con tal crudeza que, cuando todo terminó, a Miley le dio la impresión de que había contenido el aliento hasta ese momento.
Rodó hacia su lado de la cama mientras Liam se encerraba en el baño.
Permaneció en él largo rato. El suficiente para encontrar dormida a Miley cuando salió.
La noche siguiente, el teléfono empezó a sonar cuando estaba quitando la mesa. Se dirigió al vestíbulo y levantó el auricular, frunciendo el ceño porque los niños tenían la televisión demasiado alta.
-Dígame -dijo distraídamente tirando del cable del teléfono para llevado hasta el salón.
Hubo una pausa, luego una voz femenina preguntó por Liam.
-Todavía no ha llegado -respondió Miley-. Si quiere, puedo darle un mensaje cuando venga o decide que la llame.
Hubo otra pausa. Miley miró el reloj. Tenía un guiso en el horno, si la mujer no se daba prisa ...
-Soy Selena Gomez -dijo por fin, y Miley se puso absolutamente rígida.
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