Pero tenía razón. Volvieron a
interrumpirlos al menos otras tres veces durante el curso de la cena.
Finalmente, Liam le ofreció la mano para ayudarla a levantarse. -Vamos
-dijo-, podemos ir a bailar. Al menos, mientras estemos bailando, la
gente no se atreverá a interrumpirnos.
La llevó de la mano a través
de las mesas hasta unas puertas cerradas que se abrieron al empujarlas
con la mano. En aquella sala había menos luz. Desde la entrada, apenas
se distinguía el otro lado, donde había una barra y un pequeño estrado
donde una orquesta tocaba una pieza de jazz muy tranquila.
Liam la
llevó hasta la pista de baile y la tomó entre sus brazos. Al
instante, Miley se vio asaltada por una extraña sensación de
incertidumbre, como si Liam fuera un extraño. Un extraño alto y moreno
que apelaba a sus sentidos y hacía que se sintiera como una mujer.
Pero
no era ningún extraño, sino Liam, pensaba mientras comenzaban a moverse
al ritmo de la música. Ningún extraño, sino el hombre con el que llevaba
casada siete años.
Sin embargo, aquel Liam era extraño para ella, y no sólo porque estuviera compartiendo con él una noche en su mundo. En realidad, era un extraño para ella desde hacía pocas semanas.
No pudo evitar un suspiro lleno de tristeza. Y Liam debió darse cuenta, porque apretó la mano que ella apoyaba sobre su pecho y la atrajo hacia sí con la mano que apoyaba en su cintura. Pero se detuvo al instante. Una repentina quietud los asaltó cuando la mano de Liam rozó la espalda desnuda de Miley.
Tuvo que cerrar los ojos, estremecida por una oleada de sensaciones. Trató de combatirla y movió la cabeza para respirar otro aire que no fuera el que impregnaba el olor del cuerpo de Liam.
Sin embargo, aquel Liam era extraño para ella, y no sólo porque estuviera compartiendo con él una noche en su mundo. En realidad, era un extraño para ella desde hacía pocas semanas.
No pudo evitar un suspiro lleno de tristeza. Y Liam debió darse cuenta, porque apretó la mano que ella apoyaba sobre su pecho y la atrajo hacia sí con la mano que apoyaba en su cintura. Pero se detuvo al instante. Una repentina quietud los asaltó cuando la mano de Liam rozó la espalda desnuda de Miley.
Tuvo que cerrar los ojos, estremecida por una oleada de sensaciones. Trató de combatirla y movió la cabeza para respirar otro aire que no fuera el que impregnaba el olor del cuerpo de Liam.
Pero él la detuvo apoyando en su nuca la mano que tenía la suya
agarrada.
-Déjate llevar -susurró. Miley dio un respingo. La primera vez que bailaron juntos ella llevaba una camiseta cortada por encima del ombligo y él metió la mano por debajo. Aquella vez llevaba una chaquetilla de terciopelo, algo mucho más sofisticado, pero tuvo la misma reacción ardiente y torrencial, que siseaba como el agua sobre el carbón ardiente. Le palpitaba el corazón y se estremeció al notar que Liam recorría su espalda.
«No», se dijo, «no dejes que te haga esto».
Pero todo el vello de su cuerpo se erizó en respuesta a las caricias de Liam. Cerró los ojos y arqueó un poco el cuerpo, de modo que rozó con los senos el pecho de Liam.
-Déjate llevar -susurró. Miley dio un respingo. La primera vez que bailaron juntos ella llevaba una camiseta cortada por encima del ombligo y él metió la mano por debajo. Aquella vez llevaba una chaquetilla de terciopelo, algo mucho más sofisticado, pero tuvo la misma reacción ardiente y torrencial, que siseaba como el agua sobre el carbón ardiente. Le palpitaba el corazón y se estremeció al notar que Liam recorría su espalda.
«No», se dijo, «no dejes que te haga esto».
Pero todo el vello de su cuerpo se erizó en respuesta a las caricias de Liam. Cerró los ojos y arqueó un poco el cuerpo, de modo que rozó con los senos el pecho de Liam.
Liam se puso rígido y luego se agitó, presa de una
necesidad tan vieja como el tiempo y dejó escapar un Suspiro.
-No ha cambiado ni un ápice, ¿verdad? -dijo-.
Seguimos teniendo el mismo efecto el uno sobre el otro.
Tenía razón, se dijo Miley. Y con un último suspiro, que provenía de lo más profundo de su interior, se dejó llevar e hizo lo que estaba deseando hacer tan desesperadamente y lo besó.
Fue la primera vez desde hacía semanas que se acercaba a él intencionadamente. Liam respiró profundamente y dejó escapar el aire poco a poco.
-Vámonos a casa -dijo con voz ronca- No es esto lo que quiero que hagamos.
-Yo ... -dijo Miley. Estaba a punto de ceder. Se sentía como si ya no tuviera nada que reprocharle. Pero entonces, otra persona les interrumpió, con una voz burlona y familiar, y aquella sensación se hizo añicos.
-Vaya, pero si es el mismo Don Juan en persona. y con una nueva conquista ...
-No ha cambiado ni un ápice, ¿verdad? -dijo-.
Seguimos teniendo el mismo efecto el uno sobre el otro.
Tenía razón, se dijo Miley. Y con un último suspiro, que provenía de lo más profundo de su interior, se dejó llevar e hizo lo que estaba deseando hacer tan desesperadamente y lo besó.
Fue la primera vez desde hacía semanas que se acercaba a él intencionadamente. Liam respiró profundamente y dejó escapar el aire poco a poco.
-Vámonos a casa -dijo con voz ronca- No es esto lo que quiero que hagamos.
-Yo ... -dijo Miley. Estaba a punto de ceder. Se sentía como si ya no tuviera nada que reprocharle. Pero entonces, otra persona les interrumpió, con una voz burlona y familiar, y aquella sensación se hizo añicos.
-Vaya, pero si es el mismo Don Juan en persona. y con una nueva conquista ...
Miley cerró
los ojos. Al reconocer aquella voz, apoyó la cabeza sobre el hombro de Liam, que se había puesto rígido como una tabla. -Sabes que está casado,
¿verdad, querida?
Obviamente, Tay no había reconocido a Miley. -Lleva casado siete años, nada menos -prosiguió-.
Con una chica preciosa, aunque un poco sosa que, en estos momentos, estará sentada en casa cuidando de sus tres hijos mientras su querido marido seduce a todas las mujeres que se le ponen por delante.
-A todas no, Taylor -replicó Liam fríamente- A ti siempre me ha resultado muy fácil rechazarte.
¿Es que Tay había andado detrás de liam?
Levantó la cabeza y vio la expresión cínica de Liam y entonces, otro velo cayó de sus ojos confiados. Liam se dio cuenta y su mirada se ensombreció.
Siempre había aceptado que Liam y Tay no se llevaban bien, sin preguntarse por qué. Al saber la razón, se sintió muy mal.
-Los hombres siempre deben desconfiar de una mujer a la que han rechazado, Liam -dijo Tay-. Después de todo, es una de nuestras pequeñas armas. -y tú la has usado con sabiduría, ¿verdad? -repicó Liam-. Apuntando directamente al punto más débil. -A propósito, ¿cómo está Miley? ¿Tiene la pobre alguna idea de lo pronto que has sustituido a Selena?
Obviamente, Tay no había reconocido a Miley. -Lleva casado siete años, nada menos -prosiguió-.
Con una chica preciosa, aunque un poco sosa que, en estos momentos, estará sentada en casa cuidando de sus tres hijos mientras su querido marido seduce a todas las mujeres que se le ponen por delante.
-A todas no, Taylor -replicó Liam fríamente- A ti siempre me ha resultado muy fácil rechazarte.
¿Es que Tay había andado detrás de liam?
Levantó la cabeza y vio la expresión cínica de Liam y entonces, otro velo cayó de sus ojos confiados. Liam se dio cuenta y su mirada se ensombreció.
Siempre había aceptado que Liam y Tay no se llevaban bien, sin preguntarse por qué. Al saber la razón, se sintió muy mal.
-Los hombres siempre deben desconfiar de una mujer a la que han rechazado, Liam -dijo Tay-. Después de todo, es una de nuestras pequeñas armas. -y tú la has usado con sabiduría, ¿verdad? -repicó Liam-. Apuntando directamente al punto más débil. -A propósito, ¿cómo está Miley? ¿Tiene la pobre alguna idea de lo pronto que has sustituido a Selena?
Miley ya había oído bastante. Se separó un poco de Liam y se volvió para mirar ala que en otro tiempo fuera su mejor amiga.
A Taylor se le mudó el color de la cara y, sin decir una palabra, se dio la vuelta y se alejó.
Tampoco Liam y ella hablaron al salir de club y andar hasta el coche.
-¿Cuánto tiempo? -le preguntó una vez en el interior del coche.
-Años -respondió Liam, avanzando entre el tráfico londinense.
-¿Y alguna vez se te pasó por la cabeza acostarte con ella? -preguntó Miley y observó que Liam apretaba el volante con fuerza. Aquella pregunta ofendía su dignidad, pero Miley tenía derecho a hacerla.
-No, nunca -respondió.
-¿Por qué no?
-Me deja frío.
-Entonces, ¿por qué no me lo dijiste?
-Porque confiabas en ella -dijo Liam, cruzando con ella una mirada sombría- Nunca oculté el hecho de que no me gustaba -le dijo.
-Pero tampoco hiciste nada para abrirme los ojos
-dijo Miley-. Bastaba una palabra, Liam, una sola palabra. Con decirme que me estaba utilizando para conseguirte, habríamos evitado la pequeña escena de esta noche.
-¿Sabiendo lo mucho que te habría dolido la verdad?
Sólo un canalla habría hecho algo así.
A Taylor se le mudó el color de la cara y, sin decir una palabra, se dio la vuelta y se alejó.
Tampoco Liam y ella hablaron al salir de club y andar hasta el coche.
-¿Cuánto tiempo? -le preguntó una vez en el interior del coche.
-Años -respondió Liam, avanzando entre el tráfico londinense.
-¿Y alguna vez se te pasó por la cabeza acostarte con ella? -preguntó Miley y observó que Liam apretaba el volante con fuerza. Aquella pregunta ofendía su dignidad, pero Miley tenía derecho a hacerla.
-No, nunca -respondió.
-¿Por qué no?
-Me deja frío.
-Entonces, ¿por qué no me lo dijiste?
-Porque confiabas en ella -dijo Liam, cruzando con ella una mirada sombría- Nunca oculté el hecho de que no me gustaba -le dijo.
-Pero tampoco hiciste nada para abrirme los ojos
-dijo Miley-. Bastaba una palabra, Liam, una sola palabra. Con decirme que me estaba utilizando para conseguirte, habríamos evitado la pequeña escena de esta noche.
-¿Sabiendo lo mucho que te habría dolido la verdad?
Sólo un canalla habría hecho algo así.
-Me duele la cabeza -le dijo a Liam, lo que no era mentira- Por favor, pídele disculpas a tu madre de mi parte.
Todavía no se había dormido cuando Liam entró en la habitación después de llevar a su madre a casa, pero fingió que lo estaba. Fue consciente de cada movimiento de Liam, que se metió en la cama desnudo, como de costumbre. Se acostó boca arriba, cruzó los brazos por detrás de la cabeza y se quedó mirando al techo, mientras ella yacía muy quieta a su lado. Deseaba con toda su alma que el destino los cubriera con un velo y borrara las últimas semanas de su existencia, como si nunca hubieran ocurrido.
Pero el destino no fue tan amable de responder a su súplica y siguieron allí acostados largo tiempo. La tensión era tan evidente que Miley empezó a sentirse sofocada. Entonces, Liam dejó escapar un suspiro y apoyó una mano sobre su cuerpo. Ella no pudo evitar volverse y echarse en sus brazos. Probablemente, necesitaba lo que iba a ofrecerle tan desesperadamente como él.
Se amaron con un frenesí casi tan insoportable como el silencio anterior.
Selena visitó a Miley una vez más, y justo cuando creía que, por fin, iba a liberar sus reprimidos deseos, se puso muy tensa, en el mismo punto que en las noches anteriores. Liam se dio cuenta y se quedó muy quieto viendo cómo luchaba contra los demonios que la amenazaban y luchaba con todas sus fuerzas. Cerró los ojos para contener las lágrimas, besó a Liam para detener el temblor de sus labios y apretó las manos sobre sus hombros para no estremecerse.
Cuando logró alejar a Selena de su mente, pensó que había superado otro obstáculo. Luego, con un suspiro, besó a Liam.
-Miley-susurró él al penetrarla.
Susurró su nombre una y otra vez, como si quisiera decirle que había compartido con ella la batalla que acababa de vencer y que sabía que lo había hecho por él. Sólo por él.
Sin embargo, cuando estaban a punto de llegar al clímax y, aunque sus cuerpos se movían al unísono, sólo Liam alcanzó el orgasmo y ella se quedó al borde, sin llegar, sintiéndose perdida y vacía. Fue un fracaso tan grande que ni siquiera se atrevió a pensar en él.
Liam volvió a estar muy ocupado con la compra de una nueva empresa y tuvo que pasar muchas noches fuera, porque las negociaciones tenían lugar en Liverpool. Miley aceptaba sus excusas sin hacer preguntas, lo que dejaba a Joe tenso y lleno de frustración. Ella se quedaba en casa sentada, atormentándose con sospechas que bien sabía que eran injustas. Liam, a cambio, no le comentaba ninguno de sus negocios porque había decidido que no tenía por qué justificar ante ella todo lo que hacía. En pocas palabras, le estaba pidiendo que confiara en él. Pero Miley no podía, lo que sólo servía para poner su matrimonio en la cuerda floja. Y la vida se hacía más insoportable a medida que iban pasando las semanas.
Entonces, una tarde, cuando estaba hojeando el periódico local, que le enviaban semanalmente por correo, vio algo que le aceleró el pulso.
Aquella misma noche, Joshua Browman daba una charla sobre su obra en una facultad de Arte que había cerca de allí. La entrada era libre.
Liam estaba fuera de la ciudad, pero, si su madre podía cuidar de los niños, ¿qué daño podría hacer a nadie si asistía a la charla?
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Mini Maraton dedicado a Katty me encanto el capitulo de La Ultima Prueba pero no pude comentar
el vierne subo maraton diga de cual novela quieren
Oye no vas a seguir con The touch of your hand says you´ll catch me?? es que me encanta esta novela
ResponderEliminarOowww myyyy sis hermooshhaaa me encaanthoo coraaaazooooon. Supeeer supeeer ahhhh siis jenyyy te supeer quieroo siis conectateee te quieroo demasiiadoo y que sean de todas las noves marattoon o si no niley j te quiero <3 iloveyou sister
ResponderEliminarAtt:tuu sariithaa