jueves, 25 de agosto de 2011

Recuerdos: cap 18


-          ¿Ya saben que van a tomar? – dijo con un acento realmente italiano el joven camarero.

Nick asintió, cerrando la carta.

. – Yo quiero un Carpaccio di filetto. – A Miley le fascinó ese intento italiano. Era hermoso. - Y mi esposa... – se detuvo, sonriéndole a Miley. – Quiere un Provolone.
-          Tráiganos el mejor vino de la casa para acompañar en carne. – miró a Miley

-          De acuerdo. Ahora les traigo el vino mientras se hace la comida. – se inclino como modo de salutación y desapareció adentrándose en la cocina.

-          ¿Por qué? – preguntó Miley asombrada.

-          ¿Por qué, que? – dijo Nick, haciéndose el tonto.

-          ¿Por qué me llamaste lo de tu esposa?

-          Supongo que queda un poco mal decir ‘mi amante’ ‘mi novia’. Lo que sea, además, tu y yo ya parecemos una verdadera pareja. – dijo acariciando su brazo.

-          Eres demasiado.

-          Te amo. – dijo Nick en una sonrisa.

-          Y siempre me sorprendes cuando menos me lo espero. - Miley suspiró. – eres lo mejor que me ha pasado. – dijo mirándolo enamorada.

-          Y tú a mí. – Nick le guiñó el ojo, coqueta. Miley no lo pudo encontrar más adorable. Quería apartar las copas, los cubiertos y besarlo allí mismo, voraz. Cuando algo culminó su mente.

-          Tengo que contarte algo… - suspiró – más bien consultártelo.

-          Lo que sea, ya sabes. – terminó entrelazando sus dedos con la mano de Miley. - ¿Te he dicho que te has puesto muy guapa?

Miley se había puesto un minivestido gris, su campera aviadora corta de cuero y de color negro y unas botas mosqueteras del mismo color.

-          Tu también. – Nick iba con su chaqueta de cuero que le quedaba tan sexy… un jersey que se adornaba con dos botones al cuello, de color vino, y unos pantalones negros, terminando con unas bambas Adidas blancas. – tendré que ponerme a tu altura ¿no?

-          Siempre lo estás. – entrecerró los ojos. Precioso, pensó Miley. – Al contrario, soy yo quien tiene que estar a la tuya.

-          No seas tonto. – musitó ella.

-          ¿Qué tenias que decirme? – dijo Nick, jugueteando con su pulgar en la palma fría de la mano de ella, mientras que los otros dedos seguían entrelazados. Se dio cuenta de que llevaba las uñas pintadas de un granate oscuro que aún afeminaba más sus delicadas manos.

-          No te enfades, por favor. - ¿Pero por que se tenía que enfadar? Se preguntó por unos instantes. Oh, solo porque metes a su jodida ex novia en casa, durante Dios sabe cuánto tiempo. – Prométemelo. – le pidió.

-          No te puedo prometer nada. – la cara de Miley se tensó al escuchar eso
– Pero te aseguro que enfadarme contigo sería difícil.

-          No tanto.

Nick esbozó una sonrisa juguetona.

-          Venga, ¿Tan grave es?

Miley inclinó la cabeza.

-          Contéstame tu. – inspiró y expiro. Sentía el suave roce tranquilizador de la mano de Nick en la suya. - ¿Dejarías… que tu ex novia se quedara por unos días en casa?

-          ¿A cuál de mis ex novias te refieres? – dijo Nick alzando una ceja, gracioso. – Porque a la mayoría contestaría que no.

-          A Selena. – dijo Miley mirando la expresión de la cara de Nick.

-          Has ido a elegir la peor de todas. – Nick negó con la cabeza – No, definitivamente no la quiero en mi jodida casa.

-          Nick…

-          No, Miley. ¿Querías consultármelo? La respuesta es: no. No sabes cómo es ella, es el diablo en persona.

-          Ha cambiado. – dijo Miley. Nick apartó su mano, dejó de acariciarla para cruzarse de brazos, imponente. – Esta mañana he estado hablando con ella. – le explicó – es una buena chica, ha cambiado. Tiene sus problemas y me lo pidió. Dice que soy la única persona en la que puede confiar.

-          Es una grande mentirosa.

-          Se me puso a llorar.

Nick se pasó la mano por el pelo, despeinándose, de una forma muy sexy.

-          Solo te pido que la dejes quedar unos pocos días. No sé porque te pones tan negativo, entre tú y ella ya todo acabo ¿no es así?

-          ¿Te recuerdo la escena de hace unos meses en tu clínica? Porque fue ella la que se me lanzó.

-          Porque no sabía que tu y yo estábamos juntos. Ahora si lo sabe.

-          Es una cerda.

-          Nick, ella ya no está por ti, o eso parece. Y definitivamente, tu no sientes nada por ella. – lo miró fijamente. - ¿O si?

-          Claro que no. – dijo él decidido. – Solo tengo ojos para una persona, y esa…

-          Es la puta de PlayBoy. - Miley se había acostumbrado a llamarla así. Rió.

-          No. – dijo Nick enfadado. - ¿Me lo vas a remarcar de por vida?

-          Puede. - Miley negó. – sabes que no, mi niño… pero me hace gracia.

-          Sí, pero en tu momento cogiste el cabreo del siglo. – suspiró. - ¿Dónde estaba? La muñequita de mis ojos eres tú. – dijo sonriéndole. – todo lo demás quedó atrás. Solo son recuerdos inútiles.

-          Eso espero. – suspiró.

-          ¿Confías en mí?

-          Más que en nadie. – abajó la mirada. – por eso deberíamos dejar a Selena estar unos días en casa. Tengo la fe necesaria como para saber que no pasará nada.
Nick asintió.

-          Entonces… que se quede. Pero solo unos días. – volvió a alborotarse el pelo, nervioso. – A la mínima, se irá a la puta calle. - Miley asintió, conforme.

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