El estomago
le gruñó. Domingo por la mañana. Echó en falta a algo. Nick no estaba a
su lado, sentía frio por el lado derecho de la cama. Se levantó. Sintió
como volvía a tener el pelo demasiado enredado. Cogió el albornoz y se
lo envolvió alrededor del cuerpo, la bata era demasiado fina para andar
por casa a medianos de invierno con tan solo eso.
- ¿Nick? – dijo, frotándose los ojos, mientras se ponía las zapatillas y se dirigía a la cocina. - ¿Nicholas?
Vio una nota pegada a la nevera.
‘Fui a por el desayuno, vengo dentro de media hora… no quise despertarte. Te quiero;
Nick.’
Sonrió
y dejó la nota encima de la encimera de la cocina. Buscó un vaso y
vertió un poco de zumo. Desayunaría con él, pero tenía que beber algo,
tenía la boca sequísima. Alguien llamó a la puerta. Nick tenía llaves,
así que no podía ser él.
-
Voooy. – dijo relamiéndose por el resto de zumo de melocotón que
quedaba en su labio superior y hiendo hacia la entrada. Bajó el peldaño y
abrió la puerta. Un chico joven esperaba en frente, con una gorra Nike,
una chupa de cuero negro, un casco de moto en un brazo y una caja en
las manos.
- Pedido para… - miró el papel - ¿Miley Cyrus?
Miley se acordó de lo que había pedido a la noche anterior. Nick era bueno,
muy bueno con ella… pero esta se la devolvería. Estaba cabreada, celosa,
enrabiada.
- Sí, soy yo… ¿Cuánto te debo, chico?
Él
la miró de arriba abajo. Sabía perfectamente lo que contenía el pedido,
y dios sabe lo que pasaba por su mente en esos instantes.
- Setenta y dos dólares con noventa y cinco centavos.
-
Joder, salió caro el conjunto de las narices… - Miley cogió la
cartera del mueble de la entrada y le dio ochenta dólares.
- Quédate con el cambio, habrás tenido que correr mucho para entregar eso en tan poco tiempo.
- Gracias, guapa. – le sonrió y se dio la vuelta para irse de la casa de Nick y Miley.
Nick entró con un par de bolsas.
- Ya estoy aquí. – dijo bajito por si Miley aun dormía.
Ella no contestó.
-
Aun estará durmiendo… - Nick sonrió y dejó las dos bolsas de comida en
la encimera, junto a la nota. Vió una caja abierta en la mesa del
comedor, pero no hizo mucho caso.
Pasó directamente a la habitación. Vio a Miley, aun dentro de la cama, tapada.
Levantó un poco la persiana.
- Venga dormilona. Son ya las doce. – dijo Nick, girándose hacia a ella. - Vaya…
Se
quedó mirando perplejo a una Miley despampanante. Con unos
buenos rizos bien definidos que enmarcaban su pequeño rostro, y lo
hacían más angelical, dentro de lo que cabía, un collar amarrado al
cuello con un cascabel en el medio… -
Nick
deseó lamer alrededor de la cinta azul eléctrico. – el cual hacía juego
con el azul… de ese fantástico conjunto de sujetador y tanga con
detalles negros que hacía que sus curvas fueran aún más despampanantes –
y que por desgracia, se le hacía jodidamente conocido - . Unas
sandalias de tacón que afeminaban aún más sus piernas… Un maquillaje
oscuro en sus ojos y algo más rojizo en sus labios. Nick tuvo una
erección instantánea.
- Dios… estás… - se abrió de brazos – me dejas sin palabras…
-
¿Entonces? ¿Ya tienes ganas hoy? - Miley se levantó y lo cogió del
cuello de la camisa, girando sobre ellos y tumbándolo en la cama. Ella
se colocó encima de él y sobó su erección por fuera del pantalón. – Esto
me lo confirma…
Besó
a Nick, tan ansiosamente, que hasta a él le sorprendió. Pero le
gustaba. Ella estaba enfadada, si, mucho, pero eso no quitaba el que
Nicholas siguiera siendo su hombre, su chico, al que tanto amaba y al
que tanto deseaba. Y las tres semanas de sexo fueron escasas tanto para
Nick como para ella. Estaban empate. Bueno, empate no. Ella no había
utilizado sus manos para saciarse.
Nick la cogió
de los muslos, apretándola contra su pene. Alzó las caderas, tan
territorial que la quería hacer sentir su máxima excitación. Intentó
girar sobre ambos, pero Miley no lo dejó.
- Ah, ah…. Hoy llevo yo el mando.
- Eso me gusta… - dijo Nick sonriendo pícaramente.
Miley le desabrochó los dos botones del jersey color vino y se lo quitó de
una revolada. Bajó hacia los pantalones. No tardó en deshacerse también
de la hebilla y de estos mismos. Besó la dura ver.ga de Nick por encima
del bóxer. Eso hizo que él gimiera… quería más. Metió la mano por dentro
del pantalón y jugueteó con él. Nick suspiró.
- ¿Me quieres ya? – dijo Miley mostrando una sonrisa cómplice. -
¿Ahora?
- Si… - sintió como la pequeña mano de Miley se ceñía con fuerza alrededor de su erección. – Oh, Jesús, ¡Sí!
Miley se apartó un poco el tanga para dejar paso al pene de Nick. Él sintió
de inmediato el calor del cuerpo de ella, la humedad y su propia
estrechez, que tanto adoraba, que tanto lo hacía gozar, a su manera. Miley se movió encima de él.
- ¿Te gusta? – le dijo al oído a Nick. - ¿Te gusta, mi amor?
- Si… dios… no pares…
Miley sonrió y aumentó su velocidad.
- ¿Y el conjunto? ¿Te gusta?
- Muchísimo… - dijo Nick, entreabriendo los ojos – Te queda de lujo…
-
¿A si? - Miley sacó algo de entre las sabanas. – Y… ¿A quién le
queda mejor? ¿A mí o a tu Kelly Brook? - Miley paró de moverse.
Nick abrió los ojos completamente. – Te pille, guarro. – se levantó de
golpe y le dio una bofetada a
Nick,
con la revista, aun que no muy fuerte. – Ahora, vamos a ver cómo te las
apañas para terminar, vuelve a usar las fotos de la puta de PlayBoy.
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